10 Características del postimpresionismo

Características del postimpresionismo

Características del postimpresionismo

Candela Vizcaíno

10 Características comunes a los artistas del postimpresionismo activos en la segunda mitad del siglo XIX.

A mediados del siglo XIX y hasta el final de la centuria una serie de pintores (entre los que destacan especialmente tres: Vicent van Gogh, Paul Gauguin y Paul Cézanne) evolucionan desde las primeras características del impresionismo hacia un orden artístico nuevo. Esto es, aunque todos ellos se iniciaron en la pintura con este estilo artístico muy pronto generan uno tan personal que ya no pueden estudiarse junto a Renoir, Pissarro o Degas. Son artistas que escogen una trayectoria individual y, a veces, tan irrepetible que, al día de hoy, son tremendamente difíciles de encasillar. Aún así, encontramos características del postimpresionismo comunes a todos ellos. Resumiendo mucho anoto:  

1.- Una de las principales características del postimpresionismo es que sus artistas no forman escuela

Esto es, la trayectoria de cada uno de ellos (a pesar de tener nexos en común) se realiza de forma individual e, incluso, en el ámbito de la más absoluta soledad. En este sentido tenemos que recordar, por poner un caso, las obras de Paul Gauguin en las que toma como protagonistas los habitantes de Tahití y de los territorios franceses de los mares del sur. Ningún artista europeo con anterioridad elige este camino vital y creativo. Como resultado de este devenir personal, su opus creativo es totalmente original. Y todo ello sucede a pesar de que se inicia en el impresionismo o mantiene relación con algunos pintores del movimiento. Un tanto de lo mismo puede decirse de las obras de Vicent van Gogh. En el postimpresionismo no hay reuniones de amigos que charlan sobre arte o comparten sus inquietudes ni tampoco agrupaciones para publicar manifiestos tan de gusto de las vanguardias históricas que llegarán tan solo unas décadas más tarde. Lo que caracteriza a estos creadores es la individualidad (a veces hasta el egocentrismo e, incluso, de tendencia narcisista), la soledad y la búsqueda de opciones vitales divergentes en extremo. 

2.- Búsqueda de las luces y las sombras a través del color

Aunque los pintores puntillistas del siglo XIX también pueden encasillarse en este movimiento artístico, lo común es que se huya de la impresión del momento que había caracterizado la pintura inmediatamente anterior. Ya no se intenta plasmar los cambios de las luces y las sombras con pinceladas cortas y, a veces, tremendamente contrastadas. El claroscuro se hace con el color emplastado, matizado y saturado. Todo ello imprime a estas obras una fuerza expresiva única en la historia del arte. 

Postimpresionismo Gauguin. Mujeres en la playa.1891 

3.- Otra de las características del postimpresionismo es la apoteosis del color 

Y quizás sea una de las más llamativas, ya que estos artistas buscan, especialmente, esos contrastes, esas fuerzas emocionales y, a veces, simbólicas con las que crean las formas y los contornos. En ocasiones, como ocurre con algunas obras de Vicent van Gogh, los distintos colores son perfilados abruptamente para destacarlo aún más. En el caso de Gauguin, el artista recurre a los tonos básicos que coloca en contraste para potenciar aún más el significado simbólico de cada uno de ellos. La grandeza apoteósica del color en la pintura llega con las últimas obras de Paul Cézanne y sus azules verdosos en varios tonos que son insertados en la obra no de forma degradada sino enfrentados. Todo ello potencia la belleza inherente de estas pinturas que alcanzan la categoría de sublimes. 

4.- Paralelamente, se recurre a los trazos gruesos y formas saturadas

Se deja atrás la pincelada suelta impresionista e, incluso, las formas difuminadas de la pintura del Romanticismo. La fuerza expresiva se consigue con trazos gruesos, con la pintura colocada con saturación incluso. A veces se abandona el pincel y se toma la paleta o bien el trabajo sobre el lienzo se asemeja a esta técnica. No se utilizan materiales extraños. Todo se consigue con el óleo y la tela.  

Obras de Cezanne naturaleza muerta con botella de jarabe de menta 1893 1895

5.- Se ensalzan los objetos sencillos y los tipos populares

Desde principios de siglo se va abandonando progresivamente los temas recurrentes de la tradición pictórica. No interesa ni los grandes asuntos bíblicos ni mitológicos ni los que ensalzan las virtudes cívicas. Y, cuando se abordan, se hacen desde una forma totalmente heterodoxa (tal cual el Cristo amarillo de Paul Gauguin). Del Romanticismo se toma el gusto por la naturaleza, no como paisaje o decorado, sino como protagonista. Tal cual hacían los impresionistas, se intenta retratar la vida cotidiana. Pero ahora, París (por entonces el ombligo del mundo) queda, a veces, a un lado y se mira hacia los campos de la Provenza.

Cualquier objeto o ambiente por muy humilde o sencillo que sea puede ser protagonista de un cuadro. Y esta es una de las características del postimpresionismo más evidente y recurrente. Los bodegones no sirven como estudio para composiciones de mayor calado intelectual o anímico sino que se convierten en finalidad por sí mismos. Van Gogh retrata unas botas, una silla o su humilde habitación en Arlés. Otro tanto de lo mismo sucede con los tipos populares, con personajes anónimos o anodinos que pueblan estas pinturas. Desde las bailarinas del cancán de Toulouse-Lautrec hasta los Jugadores de cartas de Cézanne o las mujeres de piel oscura de Gauguin se convierten en el eje central de cuadros de belleza inimitable. Además, todos ellos están tratados no como personajes secundarios sino como protagonistas.  

Obras de Van Gogh 8 Punte Langlois con lavanderas

6.- Otra de las características del postimpresionismo es su gusto por los paisajes 

La naturaleza toma carta de naturaleza y se convierte en elementos de fuerza simbólica (como el último cuadro de Vicent van Gogh: Campo de trigo con cuervos). Esta está retratada en todo su esplendor, luminosidad y grandiosidad. No hay (como ocurre con la pintura romántica) dramatismo en ella. El reflejo casi siempre es de quietud, serenidad y belleza incluso cuando se retrata nocturnos o momentos cercanos al ocaso. La figura humana desaparece con bastante recurrencia y es el mundo natural el que ocupa el eje central del cuadro. Por otro lado, otros artistas (como el mencionado Toulouse-Lautrec) se recrean en los ambientes marginales y sus personajes que rozan la adición (cuando no han sucumbido a ella) y la soledad más absoluta.  

Obras de Van Gogh 1 Autorretrato

7.- Se busca la realidad más personal e íntima retratándose sin pudor

Aún faltarían algunas décadas para que el concepto de inconsciente según Freud transformara el pensamiento, la psicología y el arte de una manera radical y revolucionaria. Sin embargo, estos artistas, de algún modo u otro, se adelantan a su tiempo reflejando una realidad interior atormentada que chocaba con la sociedad positivista de la época. El mejor ejemplo de estas características del postimpresionismo es Vicent van Gogh y sus múltiples autorretratos en el que vemos al artista de todos los modos posibles: desde el situado con los fondos en espiral que algún crítico ha querido ver un reflejo de puntos de paranoia hasta la autolesión con la oreja cortada. Estos creadores, en definitiva, buscan una realidad interior, un contraste, una fuerza oscura que les da información (el inconsciente) aunque aún no atinan a acertar qué es. Otros, tal cual es el caso de Gauguin, no dudan en alejarse del mundo civilizado para ir en búsqueda de una libertad que no encuentra en la sociedad occidental. Este sentir, además, encuentra su modelo parejo en la literatura,  en los poetas agrupados alrededor del simbolismo.  

8.- Otra de las características del postimpresionismo es el gusto por el exotismo 

La tradición cultural occidental se queda, a veces, corta para expresar el movimiento anímico de estos creadores. Y, aunque alguno hubo que llevó una existencial radical, se estudia otras fuentes. Se ponen de moda las estampas japonesas llenas de color y de elementos naturales en todo su esplendor estacional. Estas sirven como modelo o como sustrato o fondo para algunas obras. También hay un gusto por las máscaras africanas que comienzan a conocerse por los movimientos comerciales o de colonialismo puro y duro. En ellas se ven los símbolos de la esencia sagrada humana (tal cual, por cierto, es entendido por estos pueblos). Previamente, los viajeros románticos y del Grand Tour habían dado a conocer con sus publicaciones la ruinas perdidas de Egipto, Constantinopla e, incluso, el sur de Europa. Todo ello se convierte en eje central de algunas obras que buscan este exotismo oriental o costumbrista. 

9.- Los artistas del postimpresionismo se adelantan el expresionismo e incluso la abstracción

Aunque las vanguardias históricas que llegarían inmediatamente después reniegan de toda tradición, esto es imposible en cualquier hacer por parte de la raza humana. Siempre hay una continuidad, aunque esta se manifieste con rupturas más o menos evidentes o de calado. En este sentido, Cézanne, uno de los artistas del postimpresionismo más influyentes, se adelanta a las características del expresionismo, aunque la obra del artista francés emana una serenidad imposible de encontrar en el siglo XX. Este también coloca los modelos para los inicios del fauvismo e, incluuso, del arte abstracto y es uno de los pocos creadores aceptado por los representantes del cubismo

10.- El postimpresionismo quedó concentrado en el eje Provenza-París

Y si algún artista se sale de este circuito (por procedencia o nacimiento) siempre visitó la capital francesa para empaparse de los modelos que allí había. París era por entonces (y siguió siéndolo hasta finales de la Segunda Guerra Mundial) el centro literal del mundo. Allí se concentraban los salones, las galerías, los primeros grandes museos, los cafés literarios, los ejes teatrales de vanguardia y los primeros poetas que eligieron la libertad (aunque fuera a costa de pasar hambre) antes que el mecenazgo.  

En París se arremolinaban artistas dando cuenta de los cambios sociales, ya fuera mediante las obras del realismo literario, primero, o del naturalismo después. En las artes plásticas, desde finales del siglo XVIII hasta la fecha señalada de la década de los cincuenta del siglo XX, logró asistir a la creación de un movimiento artístico tras otro sin interrupción siquiera. Y ese mundo es el que se retrata y el que forma parte de las características del postimpresionismo. Eso sin contar que algunos creadores (agobiados a veces por el bullicio de la capital) se instalaron en la Provenza o procedían de esta tierra mágica. Esos campos y rincones han quedado inmortalizados, gracias a ellos, en obras sublimes y fundamentales para la historia del arte.  

Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla

 

 

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