Obras de Paul Cézanne

Obras de Paul Cézanne

Obras de Paul Cézanne

Candela Vizcaíno

 

Paul Cézanne nace en Aix-en-Provence en 1839 y, siendo un adolescente, su padre comienza a amasar una inmensa fortuna gracias a negocios financieros. Si este hecho iría a influir (en sentidos divergentes) en su quehacer artístico, sería determinante el encuentro y la amistad con Émile Zola, quizás el principal representante del naturalismo literario. Aunque intenta amoldarse a los deseos paternos, tanto en los estudios académicos a elegir (derecho y finanzas) como en el derrotero profesional (la gerencia de los negocios), muy pronto desobedece esos mandatos familiares y comienza su carrera como pintor. Sus primeros trabajos se insertan en las características del impresionismo más tardías aunque, quizás debido a ese choque emocional entre la vocación y las imposiciones paternas, en ellos se vislumbra un trabajo oscuro y dramático. Son estas primeras obras de Paul Cézanne las que nos introducen en naturalezas en tonos ocres con sus reconocibles pincelas fuertes. 

A pesar de que suspendió el examen para el ingreso en la Escuela de Bellas Artes y que no lograba exponer en los salones parisinos, en la década de los setenta entra en contacto con Tanguy y Duret que le abre las puertas a otro tipo de coleccionistas. A partir de estas fechas va evolucionando hacia su particular estilo, puente con las vanguardias históricas, especialmente con el cubismo. La financiación paterna (que afortunadamente se aviene a consentir su vocación de pintor) le permite indagar en un particular universo pictórico que se materializa en grandes obras en las que el color (especialmente la gama de los azules) toma protagonismo propio junto con un trazo fuerte y enérgico. Además, las obras de Cézanne dan carta de naturaleza a los objetos sencillos, a los paisajes anodinos y a las gentes cercanas abriendo nuevas puertas en la historia del arte. Ni que decir tiene, los títulos a continuación son solo una selección personal que muestra su particular evolución artística. 

Paul Alexis leyendo a Emile Zola 1869 1970 

Paul Alexis Leyendo a Zola (1869-1870), una de las primeras obras de Cézanne 

Es uno de los primeros cuadros de juventud en el que el protagonista es el escritor Emile Zola, amigo personal de Cézanne y determinante en los inicios de su carrera como pintor, ya que fue él quien lo instó a seguir su vocación en contra del criterio paterno. La característica principal de la obra son los fuertes contrastes de colores oscuros en los que predominan el negro y el ocre. En la misma se refleja las fuerzas contradictorias vitales que el artista estaba sufriendo en ese momento, cuando su vocación aún no estaba asentada y debía a hacer frente a todo tipo de rechazos y contratiempos.

Obras de Cezanne Paisaje con molino de agua 1871 

Paisaje con molino de agua (1871) 

En este mismo contexto situamos esta nueva obra de Cézanne realizada un año más tarde. En ella es protagonista uno de sus motivos favoritos: los paisajes cercanos. Al contrario que los impresionistas, la pincelada no es pequeña y ligera y ya se manifiesta el trazo fuerte y enérgico que será característico de todo su opus artístico. Además, la luz está reflejada de una manera distinta, renunciando a los claroscuros y al uso del blanco casi. A inicios de la década de los setenta Cézanne debe hacer frente a numerosos contratiempos, desde las exigencias familiares para que se dedicara al negocio familiar hasta el suspenso en el examen de acceso a Bellas Artes. Cézanne muestra en estas obras sus choques emocionales con una visión triste, dramática y oscura. 

 La senora Cezanne en un sillon rojo 1877

La señora Cézanne en un sillón rojo (1877)

De distinto tenor son ya las obras de Cézanne que se realizan en los últimos años de la década de los setenta cuando comienza a abrirse camino como pintor y puede desplegar todo su potencial. El artista era minucioso con su trabajo que retocaba constantemente. Quizás por eso le resultaba difícil encontrar modelos. Sea como fuere, son múltiples los retratos de Hortensia, quien fuera su única esposa. En esta obra, el color toma protagonismo y no solo por el rojo del sillón sino por el tratamiento del rostro que ha sido realizado con tonos ajenos a los encontrados en la naturaleza. El artista comienza a investigar sobre las posibilidades expresivas de las máscaras y del arte africano que tanto influjo tuvo en las artes plásticas de la época.

 Obras de Cezanne naturaleza muerta con botella de jarabe de menta 1893 1895

Naturaleza muerta con botella de menta (1893), una de las obras de Cézanne basada en un bodegón 

Hasta los últimos años del siglo XIX los bodegones, naturalezas muertas o representaciones de interiores eran considerados géneros menores. Se hacía hincapié especialmente en los grandes temas religiosos, mitológicos o cívicos y en los retratos de personajes ilustres. Todo ello cambió con la pintura del Romanticismo que introdujo el gusto por la naturaleza como protagonista y, especialmente, con el impresionismo que se recreaba con la vida sencilla. Otra vuelta de tuerca se produce con las obras de Paul Gauguin que retratan el mundo y las mujeres de los mares del sur y con las obras de Van Gogh alrededor de elementos de la vida cotidiana. Cézanne sigue esta línea e investiga todas las posibilidades del color y de las formas en sus composiciones. En ellas, como en esta que tratamos, niega la tercera dimensión cuyos efectos seguirían siendo explorados por los representantes del cubismo, apenas una década más tarde. 

Postimpresionismo Cezanne Los jugadores de cartas 1892 1895 

Los jugadores de cartas (1894), una de las obras de Paul Cézanne más conocidas 

En la década de los noventa ya tiene un estilo propio con colores personales como los azules verdosos y obras que giran alrededor de motivos sencillos como los bodegones. Paralelamente, comienza a interesarse por los personajes y los tipos populares en los que retrata en obras que retoca incansablemente. En esta, el eje central se encuentra en las cartas cuyo blanco contrasta con los colores oscuros de las figuras humanas enfrentadas entre sí. 

Postimpresisonistas Cezanne Bodegon 1894 

Bodegón de 1894

En sus bodegones investiga las formas, el color y los volúmenes desgajados de la representación realista. El trazo se hace cada vez más potente y los objetos se crean a través de un juego enérgico con la paleta, ya que ni siquiera se adivina el pincel. Conforme se va acercando al final de su producción va mostrando sus tonos favoritos como el impresionante azul Cézanne que, más tarde, ha sido retomado incluso por el diseño de moda. 

Postimpresionismo Cezanne. Las banistas 1998 1905 

Las bañistas de 1905, obras de Paul Cézanne pertenecientes a sus grandes ciclos 

Conforme se va acercando el final de su vida, trabaja incansablemente en grandes temas que representa desde distintas perspectivas. El ciclo de "Las bañistas" supone el cenit de su arte adelantando los modelos abstractos y las características del expresionismo. Los volúmenes se desligan de la realidad. Y el mismo efecto se crea con el color azul característico de su última época. Muy resumidamente, crea obras modernas al máximo sobre temas clásicos. 

 Postimpresionistas Cezanne Monte Santa Victoria y Castillo Negro 1904 1905

Monte Santa Victoria y Castillo Negro de 1905 

En los últimos paisajes trata de captar la luz que existe en los nocturnos con una pincelada gruesa y original. Aquí el tratamiento del color alcanza su apoteosis expresiva. Las manchas de color se superponen de tal manera que la figura se adivina cuando se ve desde lejos imprimiendo una fuerte pasión a la par que deja ver la penumbra de las últimas horas del día. Pocos artistas en la historia del arte han tratado de tal manera (con una mezcla de originalidad y de genialidad insuperables) este momento de la naturaleza. 

Las últimas obras de Paul Cézanne no pueden encajarse en movimiento artístico pictórico alguno por su fuerte personalidad. Los últimos años se dedica también al trabajo de acuarelas y se recluye prácticamente en su estudio a pesar de que venía cosechando éxitos en París desde hacía más de una década. Muere de una pulmonía el 23 de octubre de 1906. Para entonces, el futurismo, el dadaísmo y los primeros movimientos de vanguardia promulgaban no solo la inutilidad del arte sino la ruptura con cualquier modelo procedente de la tradición. Cézanne sería una excepción. 

 

Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla

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