Paranoia | síntomas, tipos, ejemplos y tratamiento

Paranoia | síntomas, tipos, ejemplos y tratamiento

 

Clasificado como trastorno de la personalidad paranoide (TPP), la persona que sufre de paranoia se mueve por un miedo injustificado a que otro u otros le hagan daño de diferentes maneras. Convencido de que los demás conspiran o traman males contra él o ella, son individuos suspicaces en extremo, de comportamiento antisocial y con incapacidad para desarrollar vínculos de ningún tipo. Todo ello acaban aislándole de tal manera que esto le causa un gran sufrimiento. La paranoia, en la actualidad, se clasifica como un trastorno delirante y este debe ser sostenido en el tiempo. Esto es, no se considera paranoia un delirio puntual por las razones que sean (shock traumático, consumo de drogas, dolor psíquico agudo…) Esta tiene que formar parte de la personalidad y la manera de estar del mundo de la personalidad paranoide o con trastorno delirante. 

Definiendo la paranoia

Se considera que hasta el 5% de la población general (el 10% de los pacientes clínicos) sufren de paranoia. El individuo está convencido de que los demás están constantemente tramando males contra él, que el universo entero conspira para que no salga adelante, que está constantemente siendo objeto de burla o engaño o que los seres cercanos planean su muerte o algún daño. 

Este convencimiento no puede ser desmontado con razonamientos lógicos e inclusos demostrables por parte de los que están alrededor. Ni que decir tiene que la paranoia necesita de intervención multiprofesional larga en el tiempo para poder controlarla. La persona que sufre de paranoia gestiona toda su vida y su mundo acorde a este convencimiento. Esto va minando cualquier tipo de relación personal, desde las sociales básicas (amigos, vecinos), de pareja (con celos especialmente), laborales (viendo enemigos donde “solo” hay los competidores normales) y familiares. Para huir de tal dolor, la persona que sufre de paranoia va aislándose constantemente perdiendo aún más el contacto con la realidad. 

Ejemplos en los que actúa la paranoia

Ni que decir tiene que estamos ante una dolencia de gravedad que, a veces, incluso, se confunde con la esquizofrenia. A diferencia, en la paranoia no se producen alucinaciones ni visuales ni acústicas. El convencimiento en el trastorno delirante viene de una actitud puramente mental. “Yo lo sé”. “A mí no me engaña”. “Lo he descubierto”… son palabras comunes en este trastorno. Es difícil que una persona con paranoia acuda a terapia. Siempre lo hace instado  (obligado más bien) por personas muy cercanas. El paranoico nunca aceptará que tiene un problema. El o ella nunca está equivocado. Son los demás los que conspiran y planean. Nada malo sucede en su cabeza y lo único que hace es defenderse de una verdad que ha descubierto. Lo vemos con algunos ejemplos.  

1.- En el trabajo, si dos compañeros charlan en un aparte sobre cualquier cosa (de temas laborales o de la última serie de televisión), en la visión de la paranoia están conspirando para dejarlo mal ante sus superiores. El ridículo que planean es de tal envergadura que será imposible escapar a tal bochorno. Ante eso, el paranoico intentará descubrir las intenciones ocultas de los compañeros dejando atrás sus obligaciones laborales. Si hay un despido por la delación de sus funciones, este siempre (bajo la visión de la paranoia) es debido a una conspiración de su entorno. 

2.- La paranoia despliega todo su potencial destructor dentro del hogar y la pareja. El paranoico puede afirmar con convencimiento que su pareja deja la puerta del balcón abierta para que entre un amante cuando está en el baño. Las ideas delirantes suelen ser tan extravagantes a veces que el que está enfrente no sabe cómo posicionarse ante ello para desmontar el relato falso que el paranoico se ha montado en su cabeza. 

3.- Las ideas de persecución o de conspiraciones por parte del otro puede llevarle a afirmar con rotundidad que la pareja intenta asfixiarlo con la almohada solo cuando ha movido el edredón o que esta ha dejado una nota a un asesino en serie en un simple papel que ha tirado a la papelera. 

4.- Los vecinos están preparando en la cocina una bomba para hacer estallar el patio cuando llegue el cartero a entregar las cartas del banco. Nadie podrá convencer al paranoico que el ruido es el de los muebles a hacer limpieza general. 

El universo de delirio de la paranoia es tan amplio que escapa al análisis y a la comprensión de las personas que tienen que lidiar (por su cercanía) con los que sufren este mal. Por eso, el paciente aquejado de trastorno delirante, una vez ha verbalizado esa idea de paranoia ante los demás, estos acaban por alejarse (aunque en un principio quieran ayudar) completando un círculo en el que la paranoia se va alimentando a sí misma. “Me quieren hacer mal y cuando lo he descubierto se alejan.” En su mundo no cabe que el alejamiento se produce ante la difícil convivencia con un paranoico. 

Síntomas de paranoia  

1.- En el plano personal es imposible una convivencia a nivel de pareja. Las relaciones se destruyen al poco tiempo (el suficiente para que el otro se de cuenta del mal y de la incapacidad de ayudar). Es normal que la misma paranoia alimente estos fracasos con frases como “mi ex-pareja me mentía y me era infiel con alguien que casualmente pasaba por allí”, “cuando salía de casa montaba fiestas en las que se me difamaba”, “tenía uno, dos o tres amantes y la única finalidad era burlarse de mí a mis espaldas”. Las historias en torno a estas relaciones a veces superan lo aceptado normalmente con delirios muy difíciles de encajar desde el punto de la razón.  

2.- Casi nunca hay una prueba de que algo tan terrible haya sucedido realmente, que bien es verdad que la maldad humana no tiene límites y hay personas que verdaderamente sufren atrocidades. Pero en la paranoia el relato de los hechos nunca concuerda con un hilo conductor racional. El o ella sabe lo que pasó, lo descubrió pero no tiene ni una sola prueba. 

3.- Son personas suspicaces, con un miedo atroz a ser heridos que se llevan todo el día en estado de vigilancia permanente. Eso no les permite afrontar un trabajo o una vida familiar con cierta normalidad. 

4.- A veces la paranoia se asocia al consumo de drogas diversas: de diseño, alcohol, cocaína y marihuana. Los síntomas, en estas situaciones, se magnifican de tal manera que se puede necesitar incluso internamiento psiquiátrico. 

5.- La persona que sufre paranoia no suele cuidar su aspecto físico más allá de lo necesario.

6.- La reclusión en un entorno seguro es frecuente, ya sea una habitación o en la casa. Cualquier persona del exterior es entendido como un intruso que va a hacer daño sí o sí. Y esta premisa vale para el cartero, el barrendero o alguien que ha llamado al timbre por equivocación.  

7.- Las personas con paranoia tienen tan baja tolerancia a la frustración que la resilencia es mínima. Son incapaces de adaptarse a entornos que impliquen cualquier novedad. Por eso, prefieren la rutina, lo conocido, lo seguro… 

8.- Acaban desarrollando fobia social y su círculo se reduce a un par de personas cuando no terminan literalmente en soledad. 

9.- La paranoia se alimenta con la edad. Esto es, si no se ha logrado conseguir un trabajo esto es porque hay instancias que eliminan las solicitudes o que hablan mal a posta. Conforme se va fracasando en sucesivos intentos, estos se convierten en la “prueba del nueve” de la verdad del paranoico. Lo mismo sucede con amigos, parejas o vecinos.  

10.- La persona con trastorno delirante es un ser triste incapaz de disfrutar de los placeres sencillos de la vida. En todo ve algo terrible contra él o ella. 

11.- La ansiedad es una constante y por eso es frecuente el consumo desordenado de ansiolíticos o, aún peor, de drogas legales o ilegales.  

12.- Los círculos sociales de la persona con paranoia acaban por reducirse drásticamente.  

13.- La persona con paranoia puede reaccionar con violencia (y es frecuente que lo haga) si siente que está siendo atacado. 

14.- También hay un porcentaje elevado de autolesiones. 

15.- Todo ello no significa que estos individuos tengan mermadas su capacidad de decisión o de raciocinio como sucede en la esquizofrenia. Distinguen perfectamente el bien del mal y están lúcidos para saber qué es la voluntad y la libertad. Por la naturaleza de la dolencia tiene una clara delimitación entre el yo y el otro. 

Causas de la paranoia

Aunque hay estudios recientes que han visto modificaciones cerebrales en personas con paranoia, aún no se saben cómo actúan estas o cómo se han producido. Tampoco se conoce ningún mecanismo de reversión. Eso, al menos, por ahora, aunque las investigaciones son, a veces ambiciosas. Sí se ha descubierto un patrón.  

1.- Es más frecuente la paranoia en individuos criados en entornos negligentes, con una madre narcisista que crea familias tóxicas o simplemente progenitores ausentes. 

2.- También es más frecuente en familias con antecedentes de la misma enfermedad o de esquizofrenia. Esto es, habría un factor genético desencadenante aunque aún no se ha descubierto el proceso. 

3.- La paranoia es uno de los desencadenantes  del consumo de drogas alucinógenas, de diseño o marihuana. También ha patrones en adictos a la cocaína e, incluso, al alcohol en estados graves. 

4.- La paranoia se alimenta de una infancia en la que haya habido abusos de cualquier tipo (sexual, psicológico, físico…) o abandono de los progenitores. 

5.- También es más frecuente en colectivos que han sufrido delitos de odio, acciones racistas o persecuciones por cualquier motivo. 

6.- En la edad adulta puede aparecer por dolor psíquico grave y continuado por un estrés traumático, intenso o continuado. 

7.- Hay autores que ven detrás de la paranoia una personalidad narcisista en extremo que no ha sido capaz de dar respuesta adecuada a algún hecho traumático en su vida. 

8.- En el trastorno delirante siempre hay una ínfima autoestima con una proyección compensatoria muy fuerte. 

9.- La persona con paranoia no ha podido, no ha querido o no ha sabido trabajar la resilencia y no tiene las más mínimas herramientas para introducirse en el autoconocimiento necesario para iniciar el camino del desarrollo personal. 

10.- Por las razones que sean, son personas que se han acostumbrado a vivir (y a crear) conflictos de todo tipo. En esta categoría entran también los agresivos o violentos.  

Tipos de paranoia o del trastorno delirante

Aunque la paranoia admite cualquier situación a la que llegue la fantasía humana, en la práctica clínica se distinguen 4 tipos fundamentales 

1.- Paranoia persecutoria o de persecución 

En ella el individuo se cree víctima de una conspiración general que no le permite salir del emplazamiento anímico en el que se encuentra. De este tipo se han realizado hasta memorables películas en las que los protagonistas creen ser víctimas de un complot del gobierno. No hace falta llegar a estas teorías para tener una paranoia persecutoria, ya que aquí también se engloban esos delirios en los que el individuo cree que la familia, compañeros de trabajo o, incluso, pareja lo siguen para hacerle algo malo. 

2.- Paranoia de grandiosidad 

La persona se cree alguien superior o con unos dones especiales y, por tanto, merecedor de un trato especial. A veces se confunde con el complejo de superioridad o con el narcisismo extremo. Para considerarse paranoia, la persona tiene que presentar un comportamiento disfuncional al máximo. 

3.- Paranoia por erotomanía 

Cuando el individuo se cree el centro del amor, el deseo o la pasión de todos los que están a su alrededor, de un personaje famoso o de alguien totalmente ajeno a su círculo de amistades o relacionales.  

4.- Paranoia por celos o celotipia

En este caso son los celos y afirmaciones infundadas de infidelidad mezclado con un miedo atroz el centro del trastorno delirante. Estos extremos deben ser vigilados por personal médico (y de otro tipo si fuera necesario) cuando se producen en individuos con tendencias violentas. 

Tratamiento de los síntomas de la paranoia o del trastorno delirante

Aunque, como expuse al principio, la persona que sufre de paranoia no es el perfil del que suele pedir ayuda. Sucede lo mismo con el manipulador o el psicópata (aunque sean por motivos distintos). A consulta llegan individuos aquejados de depresión, con duelos complicados o no resueltos, víctimas de acoso e, incluso, esquizofrenia. Sin embargo, en la paranoia hay un concepto de verdad, de estar seguros de las cosas, de afirmar que el delirio es totalmente cierto que se hace muy difícil pedir ayuda de manera personal. Suelen ser los familiares más cercanos los que, de alguna manera u otra, cada uno con las herramientas a su disposición, piden el apoyo profesional e, incluso, el internamiento en unidades psiquiátricas. 

El tratamiento de la paranoia siempre será personalizado pero, en todo caso, intervendrán especialistas en psiquiatría, psicólogos e, incluso agentes sociales que posibiliten la re-integración social. La ayuda psicológica tiene que ser continuada en el tiempo y efectiva a todos los niveles para evitar las recaídas. Los profesionales, en este campo, tienen que estar especializados y/o entrenados. En un primer momento, siempre será necesario ayuda farmacológica. Es importante entrenamientos que posibiliten llevar una vida serena y con la dignidad que, a veces, la paranoia impide. Para que la terapia sea efectiva, en la medida de lo posible, hay que facilitar el ingreso en la vida laboral y un mínimo círculo social.   

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Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla 

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