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10 pinturas postimpresionistas para amar el arte del siglo XIX

Pinturas postimpresionistas

Pinturas postimpresionistas

Candela Vizcaíno

 

El postimpresionismo, ese movimiento de artistas solitarios y enrocados en sí mismos, dio a la historia del arte algunas de las obras más sublimes jamás creadas. En este cajón estilístico podemos meter la producción del atormentado Vicent van Gogh, los coloridos retratos de las muchachas de los mares del sur de Paul Gauguin, la apoteosis de color de Paul Cézanne y los ambientes marginales de Toulouse-Lautrec. Esta selección de las 10 pinturas postimpresionistas desplegadas a continuación están entre las más hermosas jamás creadas por la humanidad. 

El postimpresionismo no es, en esencia, un movimiento estilístico, ya que todos sus creadores (aunque se conocían y tenían contacto entre ellos) trabajaron de forma individual y ajenos a los grupos. Aún así, hay líneas generales comunes. Resumiendo mucho, todas ellas miran hacia la naturaleza como protagonista. Las luces y las sombras se hacen con saturación de color. La pincelada se alarga y se espesa. Encontramos otras características del postimpresionismo en el mundo representado, que es el sencillo, el cotidiano, el de los interiores de los cafés, el de París y de los campos de la Provenza. Todo ello se conjuga para disfrutar con obras que están en lo más granado del arte desde la pintura renacentista y no ha vuelto a ser superado por ningún otro movimiento posterior. Aquí va la lista y adelanto que es tremendamente personal y subjetiva.  

Obras de Van Gogh 7 La habitacion de Arles

1.- La habitación de Arlés de Vicent Van Gogh, una de las pinturas postimpresionistas más conocidas

El atormentado Vicent van Gogh (1853-1890) realiza esta obra (de la que hay varias versiones) en 1888. Es un interior sencillo, sobrio, recogido e íntimo y actúa casi como un autorretrato, ya que nos dice del sentir del artista. Hay que hacer notar que hasta este momento (mediados del siglo XIX) el arte se había concentrado en los grandes temas religiosos, mitológicos, históricos o cívicos. Únicamente con la pintura del Romanticismo, la naturaleza se torna protagonista y no mero paisaje o decorado. Todo este testigo se encuentra en las principales características del impresionismo que lo recoge para evolucionar en su tratamiento de la naturaleza. Sin embargo, ahora se da una vuelta de tuerca más y los protagonistas son los objetos humildes, los campos de labranza, los jarrones, las botas o las sillas. En este sentido hay que admirar las obras de Vicent van Gogh, ya que elevan para el arte la humildad de la cotidianidad. Y es así como tenemos que entender La habitación de Arlés, la pintura más buscada en Internet para ser copiada e iniciarse en los rudimentos de los pinceles. ¡Por algo será!

 Postimpresionismo PaulGauguin. Cristo amarillo. 1889

2.- Cristo amarillo de Paul Gauguin de 1889 

Del paso por la Provenza del aventurero Paul Gauguin (1848-1903) tenemos este heterodoxo Cristo amarillo. Ya he anotado anteriormente que no interesan los temas religiosos, históricos o filosóficos, sin embargo Gauguin realiza varias obras sobre este hilo conductor. Además, el tratamiento que se hace de la figura de Cristo es totalmente heterodoxo. En primer lugar sitúa a Jesús en trance de muerte sobre un paisaje de Provenza y, a su alrededor, se despliegan mujeres ataviadas con los típicos trajes bretones haciendo caso omiso a los acompañantes reseñados en la Biblia. Por si fuera poco, el color de la carnalidad es ajena a la realidad. Y esto será una constante no solo en las obras de Paul Gauguin sino en la producción del resto de artistas postimpresionistas. 

 La senora Cezanne en un sillon rojo 1877

3.- Retrato de Hortense sobre sillón rojo por Paul Cézanne de 1877

Paul Cézanne (1839-1906) se introduce en la pintura instigado por Émile Zola, el gran representante del naturalismo. En un principio tiene que conjugar su vocación artística con las imposiciones paternas, ya que se esperaba del pintor que gestionara los negocios familiares. Quizás debido a estos choques emocionales, las primeras obras de Paul Cézanne son oscuras, tristes y dramáticas. Sin embargo, esta tendencia comienza a cambiar a partir de los últimos años de la década de los setenta, cuando su producción empieza a tener aceptación entre algunos coleccionistas y recibe el beneplácito paterno para dedicarse a los pinceles. El retrato de quien fuera su esposa de por vida es un claro ejemplo de ello y en la obra podemos admirar los fuertes contrastes de color que serán una constante en toda su producción. Además las luces y las sombras ya no se realizan por degradación o con pequeñas pinceladas sino por contraposición. 

Puntillismo Seurat Tarde de domingo en la isla de Grande Jatte 1884 

4.- Un domingo de verano en la Grande Jatte (1884) de Seurat, una de las obras postimpresionistas perteneciente al puntillismo más conocida 

Georges Seurat (1859-1891) es el más conocido de los pintores puntillistas. Sigue manteniendo el gusto por reflejar los exteriores o la vida de ocio parisina pero, a diferencia de los impresionistas, realiza la mayoría del trabajo en el estudio. La pintura del natural solo sirve para realizar bocetos. Es una obra de gran tamaño creada para ser admirada desde lejos. Así, los pequeños puntos (en la retina) se unen para ir conformando no solo las formas sino las sombras y los claroscuros. 

Puntillismo Signac El Puerto de Saint Tropez 1907 

5.- El puerto de Saint Tropez (1907) de Paul Signac, una de las pinturas postimpresionistas realizadas cuando las vanguardias se encuentran vigentes

Paul Signac (1863-1935) crea obras puntillistas con una clara preferencia por los puertos, los barcos o las marinas. Sigue la estela de la pintura al aire libre iniciada en el siglo XIX. Y con ese estilo continuaría cuando ya estaban en pleno desarrollo los primeros movimientos de las vanguardias históricas (fauvismo, futurismo e, incluso, cubismo) que priorizan parámetros totalmente contrarios a los aquí expuestos. 

Toulouse Lautrec Baile en el Molino Rojo 

6.- Baile en el Moulin Rogue (1890) de Toulouse-Lautrec 

El artista francés es uno de los más originales del panorama estilístico de finales del siglo XIX ya que hace de la vida de los cabarets, las bailarinas y los personajes marginales el centro de su obra. Toulouse-Lautrec (1864-1901) nació en el seno de una familia aristocrática y con una enfermedad degenerativa que condicionó su vida. Quizás por ello, se refugia en este mundo a partes iguales entre la diversión y la marginalidad retratando a sus protagonistas. También fue creador de carteles aunque estos siguen la estética del modernismo. En esta obra sorprende el uso del color y el contraste del tono rojo donde se focaliza la atención. El movimiento es extremo y se consigue utilizando técnicas diversas. Es una de las obras postimpresionistas que mejor retrata una época, cuando París era (literal) el centro del mundo cultural y filosófico. 

Obras de Van Gogh 4Campo de trigo con vuelo de cuervos 

7.- Campo de trigo de Vicent Van Gogh pintada en 1890  

Con toda probabilidad, Campo de trigo con cuervos es una de las obras de Vicent van Gogh que mejor retrata su despedida de este mundo. La representación es completamente simbólica con una división clara entre el espacio terrenal conformado por el amarillo y el cielo azul que denota tanto espiritualidad como libertad. Los cuervos que emprenden el vuelo inciden en este sentido a igual que el camino que se encuentra en el eje central de la obra. La pintura está realizada, además, con una fuerza expresiva sublime en el que las pinceladas toman textura y la composición de la obra se acerca al minimalismo y casi a la abstracción. Por su importancia merece un estudio aparte que haré en breve. 

 Postimpresionismo Gauguin. Mujeres en la playa.1891

8.- Mujeres en la playa (1891) de Paul Gauguin, una de las obras del postimpresionismo que mejor representan el exotismo 

Y, además, este no es impostado ya que el artista viajó, vivió y murió en los territorios franceses de ultramar, por entonces (e, incluso, ahora) en los confines del mundo conocido por la cultura europea. Las últimas obras de Paul Gauguin reflejan la realidad de las Islas Marquesas, de Tahití… utilizando colores brillantes, saturados y contrastados. La pintura está realizada con una composición exquisita en la que los ejes centrales están estructurados en torno a las miradas y al personaje que nos da la espalda ajeno al espectador. Es otra de las características del postimpresionismo: las figuras se encuentran en su mundo y la obra parece captar un instante que no tiene nada que ver con un posado diseñado. Hay que anotar también que, en sus últimos años, Gauguin evoluciona hacia obras con un claro sentido simbólico y espiritual. 

Postimpresionismo Cezanne Los jugadores de cartas 1892 1895 

9.- Los jugadores de cartas (1894) de Paul Cézanne 

Disfruta de un capítulo especial en los anales de la historia del arte por su tratamiento sublime de una situación cotidiana y anodina. El eje central lo ocupan las cartas representadas con un punto blanco el cual contrasta con los colores complejos del resto de la composición. Las últimas obras de Paul Cézanne van evolucionando hacia unos tonos de una belleza inconmensurable (especialmente en la gama de los verdes y los azules) que las hacen reconocible hasta para los amantes del arte poco entendidos. La escena, como es frecuente en el postimpresionismo, carece de dramatismo y es, incluso, anodina. Su importancia radica en el tratamiento de las figuras, del color, del choque de las luces y las sombras plasmadas por acumulación. Hay que anotar, además, que la pincelada se ha hecho larga, espesa y elaborada. 

 El Circo Fernando de Toulouse Lautrec 1888

10.- El Circo Fernando de Toulouse-Lautrec de 1888, nuestra última obra postimpresionista

Y terminamos con este ejemplo de la vida parisina con su movimiento extremo y su uso radical del color. A igual que el otro ejemplo del mismo artista reseñado un poco más arriba, se ha contrastado los colores claros con los rojos o anaranjados colocados en elementos estratégicos de la composición. Así, obliga al espectador a realizar un movimiento circular con la visión a igual que si estuviéramos en el escenario circular del circo. 

La mayoría de las pinturas postimpresionistas más conocidas se encuentran en el podio de la apoteosis del arte. Son de una serena belleza sin dramatismos y sin preguntas filosóficas complicadas. Todas ellas reflejan la alegría de vivir en todas sus facetas posibles. Además, se ha desplegado todas las posibilidades del color, de la vida sencilla o cotidiana. Las últimas se solapan con los primeros movimientos de las vanguardias históricas, los mismos que se regodeaban con manifiestos y con proclamar la inutilidad del arte. En esa primera década del siglo XX, la raza humana se encargaría de escribir la palabra tragedia con mayúsculas en forma de guerras, persecuciones y exterminios sistemáticos. Conforme iban avanzando las décadas, el arte se hace eco de ese dolor y evoluciona por unos derroteros de expresión dramática de la que carecen las pinturas postimpresionistas. En su amabilidad está su belleza.  

Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla

 

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