• Portada
  • Arte
  • ¿Quién fue Pierre Renoir y cómo es su obra?

¿Quién fue Pierre Renoir y cómo es su obra?

El almuerzo de los remeros de Renoir

El almuerzo de los remeros de Renoir

Contenido libre

 

Una introducción a la vida y la obra de Pierre Renoir, uno de los máximos exponentes del impresionismo

¿Quién fue Pierre Renoir? A modo de introducción

Miembro de una familia humilde, inauguró todo un clan de artistas (en el mundo del cine especialmente) y su nombre ha quedado grabado como uno de los principales representantes del impresionismo. Sencillo, afable, con propensión a no meterse en líos, a ser amigos de todos, a no decir una palabra molesta, su obra es, en parte, una proyección de ese espíritu en calma que hizo gala durante todo su vida.

Pierre Renoir fue el pintor favorito de los nuevos millonarios de la década de los años veinte y no es de extrañar porque su arte no es que sea “amable” sino que representa la celebración de la vida sin ningún tipo de exaltación pasional. No hay grandes emociones en sus cuadros, ni elementos mitológicos ni históricos. La muerte no se intuye en ninguno de sus rincones. Todo es luz, cotidianidad, naturaleza en calma o mujeres sensuales con curvas no aptas para los gustos del siglo XXI.

  • La familia del artista de Renoir
    La familia del artista de Renoir
  • El almuerzo de los remeros de Renoir
    El almuerzo de los remeros de Renoir
  • Niños en la Playa de Guernsey de Renoir
    Niños en la Playa de Guernsey de Renoir
  • Baile en el Moulin de la Galette de Renoir
    Baile en el Moulin de la Galette de Renoir
  • Las bañistas de Renoir
    Las bañistas de Renoir
  • La Grenouillère de Renoir
    La Grenouillère de Renoir
  • El Palco de Renoir
    El Palco de Renoir
  • Los paraguas de Renoir
    Los paraguas de Renoir
  • El columpio de Renoir
    El columpio de Renoir
  • Las bañistas de Renoir
    Las bañistas de Renoir
  • La señora Charpenter y sus hijos de Renoir
    La señora Charpenter y sus hijos de Renoir
  • Autorretrato de Renoir
    Autorretrato de Renoir

En la obra de Renoir no hay ni un solo atisbo de dolor, amores truncados, existencias rotas o sentimientos tormentosos. Todo en ella transcurre con la naturalidad de las vidas corrientes. Los colores azules o dorados que tanto utilizaba junto con el uso tan personal y magistral de la luz (como corresponde a un impresionista) hizo, en su día, que su obra fuera del gusto de esos nuevos coleccionistas que querían relajarse con una obra de arte como el que lo hace con güisqui al caer la tarde.

Un poco de la vida de Pierre Renoir

Nada en los orígenes del pintor podría presagiar el gran artista que llegó a ser. Nacido en Limoges (la ciudad francesa de la afamada porcelana) bajo el signo de Piscis en 1841, era el hijo de un modesto sastre. Tan humilde que, con solo tres años, la familia numerosa en la que creció el pintor se muda a París en busca de mejores oportunidades para los nuevos retoños. Renoir muy pronto demostró tal talento artístico que, si hubiera nacido en el siglo XXI, seguro que hubiera participado en algún concurso televisivo de pequeños lumbreras. No solo demostró en el colegio dotes para el dibujo sino también para la canción. Afortunadamente para la historia del arte eligió el noble y bello oficio de la pintura.

En la elitista y diferenciada socialmente Francia del siglo XIX para poder ejercer cualquier carrera artística había que entrar en el taller de un maestro. Renoir estudió en la Escuela de Bellas Artes (comenzó en 1962) y luego eligió las clases de Charles Gleyre sencillamente porque eran más baratas. Ya sabemos que el talento ni se paga ni se compra con dinero. Y el discípulo, con creces, superó al maestro y a casi todos los de su promoción, dicho sea de paso.

Renoir 10 Baile Moulin de galette

Previamente había trabajado como pintor de porcelana, un puesto poco creativo que solo le permitía adiestrarse en el uso del pincel pero poco más. Fue aceptado por primera vez en El Gran Salón de París en 1964. Con este acto se le abrían las puertas del mercado del arte mundial (con mayúsculas casi) que dicha institución suponía. Renoir fue del gusto de sus contemporáneos, y con los altibajos propios de tan complicado mercado, pudo ir colocando su obra sin ningún tipo de problemas.  Aún así el pintor no disponía de la liquidez suficiente como para poder mantener casa propia. A veces, vivía de la generosidad de Monet, Sisley o Bazille con mejor fortuna en lo económico que Renoir.

En 1870 fue movilizado en la Guerra Franco-Prusiana durante un corto periodo de tiempo ya que regresó a París al caer enfermo. Pero más que la guerra (donde no estuvo en el campo de batalla) lo que conformó el carácter de Renoir (tanto en lo vital como en lo pictórico) fue Montmatre. Aquí viviría durante 11 años desde 1873 a 1984. Por entonces, el barrio no es como lo conocemos hoy, uno de los favoritos de las escapadas románticas, sino bien distinto. Montmatre era casi rural. Los viñedos estaban por todas partes, la naturaleza se confundía con el entorno urbano y Renoir tenía motivos de inspiración para sus cuadros con paisajes.

De todos modos, en esta época, el artista intentaba ganarse la vida con su arte con una línea en alza en la época: el retrato. Por eso, en cada una de las exposiciones de los impresionistas presentaba gran cantidad de ellos, a la manera de decimonónico escaparate que permitiera captar la atención de compradores pudientes.

Renoir 8 Madame Georges Charpentier et ses enfants

No tuvo mala suerte Renoir a pesar de que su situación no fue desahogada.  Paul Bérard, un diplomático con buen gusto y ganas de gastar en cosas bellas, se convirtió en su amigo y de, alguna manera u otra, en su mecenas. Si no le compraba, le adelantaba dinero o, mucho mejor, le presentó a ricas familias parisinas que encargaron obras a Renoir para vestir las paredes de sus suntuosos salones. Esto, en la época, era en cierta manera consolidarse porque una puerta abría otra y esa otra una aún más grande. En todas ellas había financiación y personal culto dispuesto a gastarlo como es debido.

En los primeros años de la década de los ochenta hace innumerables viajes: a Algeria, a Madrid (donde paró en el Museo del Prado para deleitarse con la obra de Velázquez), a Italia y también a las Tierras del Canal. Normandía y Bretaña están, sin duda, ligadas a los impresionistas y sus grandes paisajes salvajes parecen haberse descubierto por los artistas que conforman esta escuela.

Con cuarenta años (un solterón para la época y también para la era de Twitter) se topa con Aline Charigot, 19 años menor que el pintor. El amor no tardó en llegar. Los hijos después y más tarde la boda. La vida del artista cambia radicalmente y es ahora cuando se preocupa por conseguir muchos y buenos clientes para sus obras.

En 1892 es diagnosticado de artritis reumatoide. La enfermedad llegó a ser tan invalidante para el pintor que, en sus últimos años, se ataba el pincel a las manos con vendas para poder seguir trabajando. En 1907, con una economía más desahogada y para hacer frente al avance de la enfermedad se muda a Cagnes sur Mer donde fallece en diciembre de 1919.

Características principales de la pintura de Pierre Renoir

Renoir ha dejado una obra amplísima a pesar de que en los primeros años de la década de los ochenta, coincidiendo con una crisis creativa, destruyó gran parte de ella. Como es frecuente (y hasta necesario) en estos casos, consideraba que los postulados del impresionismo ya no le servían y, en una búsqueda de una nueva vía de expresión, se embarcó también en un proceso destructor. Admirador de Manet, Coubert, Delacroix, Velázquez, los artistas italianos del Renacimiento…  su obra es de una sencillez y de una candidez pasmosa. Me atrevo a resumir su estilo en estos 10 puntos.

1.- Priman los paisajes naturales pero nada de tormentas, lluvias o neblinas. Todo en los cuadros de Renoir es delicado, ligero y calmado. Parece que su espíritu estaba en paz y celebraba esa parte alegre y positiva de la existencia en sus obras.

2.- La figura humana siempre se inserta en ese paisaje de una manera natural sin agresión y sin pose. Todo parece fluir y hay un diálogo entre la muchacha que se baña y el río o entre la que está en el columpio y el jardín que lo circunda.

3.- A falta de paisajes naturales, las escenas son íntimas, cotidianas, sin presentar grandes problemáticas o desencuentros. Vemos una niña al piano o la rica señora Charpenter posando con sus retoños sin ningún resquicio de convulsión.

4.- Cuando se presentan interiores o exteriores públicos siempre son festivos, delicados, armoniosos y sin fisuras anímicas. No hay bailarinas bajando a los mismísimos infiernos, ni borrachos, ni mujeres que vienen de  vuelta de todo. Tampoco hombres. Todas las figuras humanas de Renoir parecen que no han tenido un problema en su vida y están retratadas con esa serenidad de quien pasa por este mundo como flotando.

5.- Los protagonistas de sus cuadros están captados realizando tareas sencillas y ajenos a cualquier espectador en actitud totalmente serena.

6.- Es en la pincelada de Renoir donde  disfrutamos con la maestría de uno de los grandes. Clásica en sus primeras obras, se ve con más fuerza en sus últimos trabajos, como el Autorretrato de 1910 que forma parte de esta galería.

7.- La captación del instante, de la luz, de la alegría, del movimiento de la forma en el cuadro fue una constante, como todos los miembros del Impresionismo, en la obra de Renoir.

8.- La unidad, la armonía, la serenidad está presente en todas sus obras. La gran mayoría de ellas tienen un eje central (una figura o un paisaje) y todo gira alrededor. Tampoco en lo formal hay contorsión.

9.- Renoir era un pintor “clásico” que aprendía de los grandes maestros (de los artistas del Museo Louvre que visitaba de niño) de los grandes maestros italianos… Sus innovaciones técnicas no pueden considerarse en ningún momento como rompedoras o innovadoras al máximo.

10.- La luz es protagonista indiscutible de la obra de Renoir ya sea en ambientes de interior o de exterior. Es aquí donde el pintor se hace grande haciendo de la luz reflejada en el lienzo el gran símbolo de lo que parece mutable, pero, en verdad, no lo es.

Renoir 9 Autorretrato

Obras más conocidas de Renoir

Sin ánimo de sentar cátedra, dejo aquí 12 de las obras de Renoir. ¿Cómo las he elegido? Pues, sencillamente, guiándome por el gusto personal más absoluto y radical. Deja tú las tuyas, si quieres, en la casilla comentarios.

1.- Lisa cosiendo (1866)

2.- La Grenouillère (1869)

3.- El palco (1874)

4.- Baile en el Moulin de la Galette (1876)

5.- El columpio (1876)

6.- La señora Charpentier y sus hijos  1878,

7.- El almuerzo de los remeros (1880)

8.- Los paraguas (1881)

9.- Niños en la Playa de Guernsey, 1883

10.- Las bañistas (serie completa) desde 1884 hasta 1887

11.- La familia del artista (1896)

12.- Autorretrato de 1910

Pierre Renoir es constante objeto de exposiciones temporales, talleres, encuentros y diálogos. Es natural. Es, sencillamente, uno de los grandes. 

Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla

 

  • No se han encontrado comentarios
Añadir comentarios
image.jpeg Filosofia Historia
 

Mi Último Libro

Cuento infantil
 
el bosque de las respuestas

Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar nuestros servicios y mostrar a los usuarios publicidad relacionada con sus preferencias mediante el análisis de sus hábitos de navegación. Si se continúa navegando, consideramos que se acepta su uso. Es posible cambiar la configuración u obtener más información aquí

Acepto