Biografía muy reducida de Marc Chagall
El que el artista (como el individuo corriente) es un fruto, más o menos logrado, de su tiempo bien podemos aplicarlo a los avatares vitales de este bielorruso aldeano, judío e hijo primogénito de una familia numerosa imposible hoy en día (eran nueve hermanos). El jovencísimo Marc Chagall (1887-1986) recibe formación pictórica en San Petersburgo y, al estallar la Revolución Rusa, se implica tan activamente en el nuevo modelo político que, incluso, llegar a ostentar un cargo medio en su aldea natal.
Desgraciadamente, los procesos revolucionarios castigan a aquellos que, andando el tiempo, se atreven a cuestionar los crueles métodos de la ortodoxia dominante y Marc Chagall, por diferencias con la oligarquía, se ve obligado a abandonar su país en 1923. Tras pasar por Berlín, se instala en París, centro de ebullición intelectual, artística y filosófica del momento. Se mueve entre Montmartre y Montparnasse donde entra en contacto con las vanguardias históricas y con pintores de difícil adscripción, tal es el caso de Amadeo Modigliani.
Fruto de ese roce cultural son sus primeros cuadros en los que se aprecian referencias al cubismo, fauvismo, sobre todo, al surrealismo, fuente de la que no se apartará jamás, aunque, como corresponde a un artista único, imprimiéndole su particular interpretación. La tranquilidad para el maduro Marc Chagall se verá interrumpida con el avance de las tropas nazis sobre territorio francés. De familia judía y de profundas convicciones religiosas, se ve obligado, de nuevo, a otro exilio: en esta ocasión a Estados Unidos. La paz facilita el trabajo y el ahondamiento en su particular universo pictórico, esta vez instalado cómodamente en la Provenza donde muere con más de noventa y ocho años.
El particular estilo pictórico de Marc Chagall
La pintura de Marc Chagall, por su fuerte impronta onírica y simbólica (recordamos que el mundo de los sueños habla el lenguaje perdido de los símbolos universales), ha sido estudiada ampliamente por la escuela analítica de C.G. Jung (sobre todo por Aniela Jaffé). En ella se repiten los motivos de la luna, el sol, el pez, el río o los caballos (simbolización de las fuerzas inconscientes descontroladas) que forman parte del acervo simbólico colectivo.
La pintura de Marc Chagall
El joven Marc Chagall se inició en las letras y en las artes con la Biblia. De profundas convenciones religiosas, los temas del Gran Libro están presentes en su obra, a la par que se deja influenciar por otros artistas de renombre internacional. Así, sus primeras obras, las que realiza en Rusia antes del año 1910, tienen una marcada impronta, tanto en los colores como en la forma, del arte del rebelde Gauguin. Y nada más tenemos que echar un vistazo al Retrato de los padres.
A pesar de su característico estilo, en el que priman los símbolos y mitos universales, como no podía de ser otra manera, su paso por París, dejó una huella en el emotivo Marc Chagall. Su encuentro con Picasso, Breton o los Fauvistas hizo que la pincelada del pintor ruso tomara, en ocasiones, un aire cubista. Así son sus cuadros más famosos, los que realizó entre 1910 y 1920-1924.
Antes de la Segunda Guerra Mundial fue crucial en el arte de Marc Chagall el encuentro con el super editor del momento: Ambroise Vollard. Inicia, entonces, una serie de ilustraciones para libros de alta bibliofilia y ahonda aún más en el conocimiento de la Biblia ilustrando la gran mayoría de los pasajes conocidos a nivel popular.
Una Francia ocupada por el régimen nazi decidió que Marc Chagall entraba dentro de la clasificación de arte degenerado. Comienza así el mito, el cual continúa durante su periplo americano. Aquí no solo hace obras “convencionales” (litografías, ilustraciones u óleos) sino que también se adentra en la escenografía de ballet.
Durante sus últimos años, Marc Chagall trabajó incasablemente en hermosas vidrieras eclesiásticas donde despliega no solo una potente imaginería simbólica sino también un particular colorido (que también significa, como todo en arte) que hacen de estas obras ejemplos únicos en el mundo. Los amantes de las cosas bellas no pueden perderse una visita a su intervención en la Catedral de Reims, la propuesta de la Iglesia de la Madre de Dios en Zurich, Suiza y, especialmente, las vidrieras de la Iglesia de San Esteban en Meinz, Alemania.
Obras de Marc Chagall
Ni que decir tiene que no podemos hacer un catálogo de una obra tan intensa, ya que abarca intervenciones en iglesias, ilustraciones de libros, pintura, cerámica o escultura. Eso no quita para que pongamos una lista con un puñado de nombres. Nos centraremos en las obras aquí reproducidas.
- Tres horas y media (El poeta) 1911
- Yo y el pueblo, 1911
- El violinista, 1913
- Bestiario, 1968
- Retrato de los padres
- Vidrieras de la Iglesia de San Esteban de Meinz
Por Candela Vizcaíno