Renacimiento

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Y el sobrenombre le viene de su padre, el famoso pintor El Tintoretto (1518-1539) a cuya obra ya hemos dedicado estudio en este espacio. A pesar de que era hija nacida fuera del matrimonio, Marietta Robusti llevaba el apellido de su progenitor y es con el que ha pasado a la historia del arte. 

Acercamiento a la vida de Marietta Robusti y la relación con su padre

Nació en Venecia en 1560 y allí murió en 1590. Era la primogénita e hija ilegítima del pintor El Tintoretto. A pesar de esta condición que, en la época, condenaba prácticamente a los pequeños, Marietta era la favorita de su padre y tuvieron un especial vínculo de por vida. Con tan solo siete años ya está la niña aprendiendo en el taller familiar y también recibe formación musical y en humanidades. Además, este se las ingenió, vistiéndola de chico, para que pudiera tener una instrucción reglada que, por entonces, estaba vetada a las mujeres. De hecho, buena parte de las pintoras, hasta prácticamente el siglo XX, o bien procedían de familias de artistas o de la élite intelectual. Es el caso de Artemisia Gentileschi, Catharina von Hemessen, Levina Teerlinc, Bárbara Longhi o Lavinia Fontana. A pesar del silencio sobre ellas y la dificultad para identificar sus obras (ya que, por imposición o por humildad, buena parte no están firmadas) han logrado un hueco en los libros de arte. 

Marietta pertenece a esta estirpe femenina y también a la de los pintores de renombre. Muy pronto se convirtió en la asistente y ayudante de su padre destacando en el arte del retrato, género con alta demanda en la época. Por su talento y por ser quien era, desde joven ya era conocida como La Tintoretta Se casó en 1586 con el joyero Jacopo d’Augusta. La relación con su progenitor era tan intensa que, a la muerte de Marietta en 1590 tras sufrir la pérdida de un bebé que no llegó al año de edad, el artista se sumió en una intensa depresión. Es más, a decir de biógrafos e investigadores, prácticamente no se recuperó en vida. Y con toda probabilidad este aspecto influyó en el sentido y cariz de su obra posterior. 

Retrato de Ottavio Strada

La obra de Marietta Robusti  

Fue conocida por la aristocracia de Venecia y alrededores por su pericia en el arte del retrato, muy demandado por la élite de la época. Marietta realizaba delicadas telas sobre un fondo negro en el que sus pinceles recogían la más mínima expresión de los que posaban para ella. Su fama traspasó las fronteras del Véneto y fue requerida por Maximiliano II de Austria y por Felipe II de España para que se incorporara como pintora de corte. Ambos son grandes honores ya que estamos hablando de dos de las monarquías más importantes del momento. Sin embargo, Marietta no quiso abandonar a su familia y se quedó ejerciendo en la rica Ciudad de los Canales sin más ambición que trabajar codo con codo su padre.  

Quizás por eso, es difícil identificar su obra. Una de las más aclamadas es el Retrato de Ottavio Strada que reproducimos, realizado siendo muy joven y donde despliega toda su pericia con los pinceles siguiendo las características de la pintura renacentista. Esto es, busca sobriedad, elegancia, sencillez, armonía y una novedosa perspectiva que consigue con una original disposición de las figuras. 

En Autorretrato con madrigal que abre este estudio, la artista se retrata, no con los pinceles, sino junto a un instrumento musical, que también maneja, tal como haría otra pintora casi contemporánea Lavinia Fontana. La crítica ve en este gesto un deseo de apartarse de la vanidad y la actitud narcisista de lo mejor que se sabe hacer. Sin embargo, ambas no renuncian a identificarse como mujeres cultas que saben tocar un instrumento o leer en distintas lenguas. En la obra de Marietta Robusti nos encontramos un delicado retrato en el que la artista ha utilizado una exquisita paleta de colores de la misma tonalidad (para el pelo y el vestido) y ha reproducido el ropaje con habilidad de miniaturista. A la par, la expresión y la reproducción del rostro está realizada con detalle y calidad casi fotográfica. Utiliza un pincelada muy pequeña, fluida y con una inteligente paleta de tonos de los mismos colores.  

Marietta Robusti y los artistas del Romanticismo

La figura de la pintora fue retomada posteriormente por los artistas del Romanticismo. Fueron varios los que crearon obras inspiradas en su quehacer artístico. Así, la escritora francesa George Sand (1804-1876) escogió su figura para uno de los protagonistas de su obra Los maestros trabajadores del mosaico (1837). Posteriormente, el pintor francés Léon Cogniet (1794-1880) la hizo también protagonista de su más famosa obra: Tintoretto retrata a su hija muerta (1843). En ella asistimos a todas las características de la pintura del Romanticismo: patetismo, fuerte claroscuro, temática extrema (la muerte) y el dolor como trasfondo. La obra, por responder al espíritu de los tiempos, fue aclamada en la época y, por tanto, la figura de padre e hija revitalizada para un creciente público amante del arte. Además, fue elogiada por Charles Baudelaire (1821-1867) en uno de sus múltiples escritos críticos. 

Marietta Robusti o La Tintoretta fue, en definitiva, una de esas artistas con talento sobresaliente que, a pesar de no poder formarse más allá de los muros de los talleres familiares, logró éxito en su día y fama perdurable. 

 

Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla 

 

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Y el sobrenombre le viene de su padre, el famoso pintor El Tintoretto (1518-1539) a cuya obra ya hemos dedicado estudio en este espacio. A pesar de que era hija nacida fuera del matrimonio, Marietta Robusti llevaba el apellido de su progenitor y es con el que ha pasado a la historia del arte. 

Acercamiento a la vida de Marietta Robusti y la relación con su padre

Nació en Venecia en 1560 y allí murió en 1590. Era la primogénita e hija ilegítima del pintor El Tintoretto. A pesar de esta condición que, en la época, condenaba prácticamente a los pequeños, Marietta era la favorita de su padre y tuvieron un especial vínculo de por vida. Con tan solo siete años ya está la niña aprendiendo en el taller familiar y también recibe formación musical y en humanidades. Además, este se las ingenió, vistiéndola de chico, para que pudiera tener una instrucción reglada que, por entonces, estaba vetada a las mujeres. De hecho, buena parte de las pintoras, hasta prácticamente el siglo XX, o bien procedían de familias de artistas o de la élite intelectual. Es el caso de Artemisia Gentileschi, Catharina von Hemessen, Levina Teerlinc, Bárbara Longhi o Lavinia Fontana. A pesar del silencio sobre ellas y la dificultad para identificar sus obras (ya que, por imposición o por humildad, buena parte no están firmadas) han logrado un hueco en los libros de arte. 

Marietta pertenece a esta estirpe femenina y también a la de los pintores de renombre. Muy pronto se convirtió en la asistente y ayudante de su padre destacando en el arte del retrato, género con alta demanda en la época. Por su talento y por ser quien era, desde joven ya era conocida como La Tintoretta Se casó en 1586 con el joyero Jacopo d’Augusta. La relación con su progenitor era tan intensa que, a la muerte de Marietta en 1590 tras sufrir la pérdida de un bebé que no llegó al año de edad, el artista se sumió en una intensa depresión. Es más, a decir de biógrafos e investigadores, prácticamente no se recuperó en vida. Y con toda probabilidad este aspecto influyó en el sentido y cariz de su obra posterior. 

Retrato de Ottavio Strada

La obra de Marietta Robusti  

Fue conocida por la aristocracia de Venecia y alrededores por su pericia en el arte del retrato, muy demandado por la élite de la época. Marietta realizaba delicadas telas sobre un fondo negro en el que sus pinceles recogían la más mínima expresión de los que posaban para ella. Su fama traspasó las fronteras del Véneto y fue requerida por Maximiliano II de Austria y por Felipe II de España para que se incorporara como pintora de corte. Ambos son grandes honores ya que estamos hablando de dos de las monarquías más importantes del momento. Sin embargo, Marietta no quiso abandonar a su familia y se quedó ejerciendo en la rica Ciudad de los Canales sin más ambición que trabajar codo con codo su padre.  

Quizás por eso, es difícil identificar su obra. Una de las más aclamadas es el Retrato de Ottavio Strada que reproducimos, realizado siendo muy joven y donde despliega toda su pericia con los pinceles siguiendo las características de la pintura renacentista. Esto es, busca sobriedad, elegancia, sencillez, armonía y una novedosa perspectiva que consigue con una original disposición de las figuras. 

En Autorretrato con madrigal que abre este estudio, la artista se retrata, no con los pinceles, sino junto a un instrumento musical, que también maneja, tal como haría otra pintora casi contemporánea Lavinia Fontana. La crítica ve en este gesto un deseo de apartarse de la vanidad y la actitud narcisista de lo mejor que se sabe hacer. Sin embargo, ambas no renuncian a identificarse como mujeres cultas que saben tocar un instrumento o leer en distintas lenguas. En la obra de Marietta Robusti nos encontramos un delicado retrato en el que la artista ha utilizado una exquisita paleta de colores de la misma tonalidad (para el pelo y el vestido) y ha reproducido el ropaje con habilidad de miniaturista. A la par, la expresión y la reproducción del rostro está realizada con detalle y calidad casi fotográfica. Utiliza un pincelada muy pequeña, fluida y con una inteligente paleta de tonos de los mismos colores.  

Marietta Robusti y los artistas del Romanticismo

La figura de la pintora fue retomada posteriormente por los artistas del Romanticismo. Fueron varios los que crearon obras inspiradas en su quehacer artístico. Así, la escritora francesa George Sand (1804-1876) escogió su figura para uno de los protagonistas de su obra Los maestros trabajadores del mosaico (1837). Posteriormente, el pintor francés Léon Cogniet (1794-1880) la hizo también protagonista de su más famosa obra: Tintoretto retrata a su hija muerta (1843). En ella asistimos a todas las características de la pintura del Romanticismo: patetismo, fuerte claroscuro, temática extrema (la muerte) y el dolor como trasfondo. La obra, por responder al espíritu de los tiempos, fue aclamada en la época y, por tanto, la figura de padre e hija revitalizada para un creciente público amante del arte. Además, fue elogiada por Charles Baudelaire (1821-1867) en uno de sus múltiples escritos críticos. 

Marietta Robusti o La Tintoretta fue, en definitiva, una de esas artistas con talento sobresaliente que, a pesar de no poder formarse más allá de los muros de los talleres familiares, logró éxito en su día y fama perdurable. 

 

Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla 

 

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Hija de un pintor, se formó en los rudimentos de los pinceles en el taller de su padre. Nació en Bolonia en 1552 y muy pronto viajó a Roma a la llamada del papa Gregorio XIII (1502-1585). Allí murió en 1614 tras ingresar en un convento por una crisis de misticismo. Aunque de entre las obras de Lavinia Fontana destacan las de tema religioso, fue conocida en la época (y para la posteridad) por sus retratos, especialmente los de ricas señoras de la alta sociedad ataviadas con elaborados trajes de brocado o encajes y representadas en poses cotidianas.

Unas breves pinceladas sobre las obras de Lavinia Fontana  

Encasillada en el arte barroco, sin embargo no muestra las características extremas de este modelo estilístico. Esto es, en su obra no aparecen temas monstruosos, sangrientos u oscuros, como sí haría, por poner un nombre, Artemisia Gentileschi (1593-1654) o Caravaggio (1593-1610). Su arte está, por tanto, más cercano a la estética y los modelos renacentistas. Demuestra preferencia por los temas clásicos tomados de los mitos paganos y por aquellas composiciones que denoten armonía, elegancia y serenidad. Todo ello está alejado de las pintores barrocos que mejor conocemos con ese gusto por lo chocante, extremo y hasta gore utilizando vocabulario moderno. 

Lavinia Fontana demostró desde muy pequeña amor por los pinceles y los rudimentos artísticos los aprendió en el taller de su padre, como tantas pintoras de la época o anteriores (la misma Gentileschi o Levina Teerlinc que han tenido protagonismo en este espacio). Pronto llegó su fama al Vaticano, por entonces empeñado en atraer a los mejores artistas para ensalzar así la gloria del Cristianismo. Aunque realizó cuadros de tema religioso, las obras de Lavinia Fontana eran demandadas especialmente por las mujeres aristócratas romanas. Destacó en el retrato femenino y sus protagonistas siempre aparecían magníficamente ataviadas con lujosos trajes de seda bordada y cuellos de encaje. Reproducía todos los detalles con gran habilidad y pericia de dibujante. A la par, reflejaba la expresión de los rostros de una forma serena y sus modelos eran captadas en poses cotidianas con instrumentos o con las mascotas de la casa.  

Se casó con un pintor, Paolo Zappi, que no ha alcanzado los laureles de la posteridad como Lavinia. Tuvieron once hijos, aunque ocho murieron tempranamente. Y, a pesar de esta carga familiar con embarazos y cuidados de bebés, fue capaz de levantar una obra amplia, profunda y de tanta calidad que ha sobrepasado las brumas del tiempo.  

Obras de Lavinia Fontana 

Fontana Autorretrato con espineta 1579

1.- Autorretrato con espineta (1579)

Es una de sus autorretratos más conocidos, quizás por ser chocante que una pintora se retrate con un instrumento musical. En él se aprecia los modos del arte del Renacimiento, sereno y elegante en su composición. Lavinia aparece en primer plano y detrás una criada cuya figura le sirve a la artista para dar profundidad a la composición. La luz entra por la ventana y la obra fue un regalo para su cuñado. 

Fontana Retrato de Antonietta Gonsalvus 1583 

2.- Retrato de Antonietta Gonsalvus (1583) 

Lavinia retrató a la pequeña Antonietta cuando esta tenía once años y en su obra, aunque está tratada con dulzura, aparece la enfermedad que padecía la niña y parte de su familia. Era su padre Petrus Gonsalvus, nacido en Tenerife e hijo de un rey guanche. Fue llevado a la corte francesa como un presente para el rey, ya que, por entonces, los palacios reales se llenaban de personajes considerados monstruosos, aunque todos ellos padecían graves enfermedades. El rey se empeñó en que recibiera una exquisita educación, la misma que Don Petrus dejó a sus descendientes. 

El pelo que recubre la cara de la pequeña Antonietta es debido a la hipertricosis o síndrome del hombre lobo. Es hereditaria y quienes la padecen tienen pelo incluso en las palmas de las manos y los pies. Es una enfermedad rara y los Gonsalvus fueron los primeros en ser documentados, aunque hay algunas referencias en los libros medievales que no han podido ser contrastadas. Antonietta era una niña cultivada, criada en la corte de Enrique II de Francia en Fontainebleau y luego en la de Margarita de Parma. Se desconoce la fecha y causa de su muerte. 

Fontana Retrato de dama con perro 1590 

3.- Retrato de dama con perro (1590)

Es un claro ejemplo de las obras de Lavinia Fontana más representativas y demandadas por la aristocracia romana. La señora aparece ricamente ataviada, sentada con sencillez y sobriedad. En su regazo la artista nos ha dejado un perrito entre las manos humanas. 

 Fontana Minerva vistiendose 1613

4.- Minerva vistiéndose (1613), una de las obras de Lavinia Fontana más famosas

Las mujeres (hasta prácticamente el siglo XX) tenían vetada la formación artística reglada y entre otras excusas se esgrimían los asuntos de los desnudos. Las academias ofrecían modelos tanto masculinos como femeninos para que los artistas progresaran con la técnica de representación del cuerpo humano. Pues bien, este ejercicio estaba prohibido para las féminas por considerarlo poco pudoroso al carácter de las mujeres. Además, cuando las artistas podían permitirse pagar una modelo, estas se negaban (alegando el mismo pundonor) o cobraban una tarifa más elevada. De resultas de esta política educativa hay muy pocos desnudos salidos de manos femeninas. El de Lavinia Fontana no solo es uno de ellos sino que está considerado el primero.  

Y escoge para su obra a la diosa Minerva, virgen protectora de la civilización, la sabiduría, las artes y el desarrollo de los oficios. Es la deidad de todo lo creado por la humanidad, de todo lo que hace que nos apartemos de las bestias para acercarnos a las luces del Olimpo o del Cielo. Minerva aparece en una delicada contorsión con los atributos simbólicos con los que suele representarse: el yelmo, la armadura y la lechuza símbolo de la inteligencia. 

 Fontana Retrato Blanca Maselli y sus hijos 1585 1614

5.- Retrato de Blanca Maselli y sus hijos (1585-1614)  

Es una obra abrumadoramente hermosa en la que se representa la madre y parte de sus vástagos todos ataviados con el mismo tejido a tono con el cabello pelirrojo del clan. También se ha colado en el cuadro el perrito mascota de la familia y un pájaro colorido. No esconde la artista el carácter un tanto altivo de la madre de familia en este retrato. Esos ramalazos de una personalidad que se nos antoja perturbadora hacen del retrato familiar uno de las más sublimes obras de Lavinia Fontana. 

Fontana Noli me tanger 1581jpg

6.- Noli me tangere (1581), una de las obras de Lavinia Fontana de temática religiosa 

Recoge el momento en el que Jesús le insta a María Magdalena a que no lo toque o, más bien, según las nuevas traducciones, a que “no me retengas”. Es un tema clásico desde el Renacimiento y muy querido para los artistas del estilo barroco. Jesús aparece como peregrino ataviado con un sombrero y María Magdalena de rodillas. Es la clásica composición que han utilizado otros pintores como Correggio o Tiziano.  

Las obras de Lavinia Fontana, para terminar, están desperdigadas por museos de todo el mundo ya que buena parte de ellas eran creadas para ser vendidas o directamente por encargo. Por eso, incluso, algunas se encuentran en afortunadas colecciones de particulares.  

Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla

 

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Hija de un pintor, se formó en los rudimentos de los pinceles en el taller de su padre. Nació en Bolonia en 1552 y muy pronto viajó a Roma a la llamada del papa Gregorio XIII (1502-1585). Allí murió en 1614 tras ingresar en un convento por una crisis de misticismo. Aunque de entre las obras de Lavinia Fontana destacan las de tema religioso, fue conocida en la época (y para la posteridad) por sus retratos, especialmente los de ricas señoras de la alta sociedad ataviadas con elaborados trajes de brocado o encajes y representadas en poses cotidianas.

Unas breves pinceladas sobre las obras de Lavinia Fontana  

Encasillada en el arte barroco, sin embargo no muestra las características extremas de este modelo estilístico. Esto es, en su obra no aparecen temas monstruosos, sangrientos u oscuros, como sí haría, por poner un nombre, Artemisia Gentileschi (1593-1654) o Caravaggio (1593-1610). Su arte está, por tanto, más cercano a la estética y los modelos renacentistas. Demuestra preferencia por los temas clásicos tomados de los mitos paganos y por aquellas composiciones que denoten armonía, elegancia y serenidad. Todo ello está alejado de las pintores barrocos que mejor conocemos con ese gusto por lo chocante, extremo y hasta gore utilizando vocabulario moderno. 

Lavinia Fontana demostró desde muy pequeña amor por los pinceles y los rudimentos artísticos los aprendió en el taller de su padre, como tantas pintoras de la época o anteriores (la misma Gentileschi o Levina Teerlinc que han tenido protagonismo en este espacio). Pronto llegó su fama al Vaticano, por entonces empeñado en atraer a los mejores artistas para ensalzar así la gloria del Cristianismo. Aunque realizó cuadros de tema religioso, las obras de Lavinia Fontana eran demandadas especialmente por las mujeres aristócratas romanas. Destacó en el retrato femenino y sus protagonistas siempre aparecían magníficamente ataviadas con lujosos trajes de seda bordada y cuellos de encaje. Reproducía todos los detalles con gran habilidad y pericia de dibujante. A la par, reflejaba la expresión de los rostros de una forma serena y sus modelos eran captadas en poses cotidianas con instrumentos o con las mascotas de la casa.  

Se casó con un pintor, Paolo Zappi, que no ha alcanzado los laureles de la posteridad como Lavinia. Tuvieron once hijos, aunque ocho murieron tempranamente. Y, a pesar de esta carga familiar con embarazos y cuidados de bebés, fue capaz de levantar una obra amplia, profunda y de tanta calidad que ha sobrepasado las brumas del tiempo.  

Obras de Lavinia Fontana 

Fontana Autorretrato con espineta 1579

1.- Autorretrato con espineta (1579)

Es una de sus autorretratos más conocidos, quizás por ser chocante que una pintora se retrate con un instrumento musical. En él se aprecia los modos del arte del Renacimiento, sereno y elegante en su composición. Lavinia aparece en primer plano y detrás una criada cuya figura le sirve a la artista para dar profundidad a la composición. La luz entra por la ventana y la obra fue un regalo para su cuñado. 

Fontana Retrato de Antonietta Gonsalvus 1583 

2.- Retrato de Antonietta Gonsalvus (1583) 

Lavinia retrató a la pequeña Antonietta cuando esta tenía once años y en su obra, aunque está tratada con dulzura, aparece la enfermedad que padecía la niña y parte de su familia. Era su padre Petrus Gonsalvus, nacido en Tenerife e hijo de un rey guanche. Fue llevado a la corte francesa como un presente para el rey, ya que, por entonces, los palacios reales se llenaban de personajes considerados monstruosos, aunque todos ellos padecían graves enfermedades. El rey se empeñó en que recibiera una exquisita educación, la misma que Don Petrus dejó a sus descendientes. 

El pelo que recubre la cara de la pequeña Antonietta es debido a la hipertricosis o síndrome del hombre lobo. Es hereditaria y quienes la padecen tienen pelo incluso en las palmas de las manos y los pies. Es una enfermedad rara y los Gonsalvus fueron los primeros en ser documentados, aunque hay algunas referencias en los libros medievales que no han podido ser contrastadas. Antonietta era una niña cultivada, criada en la corte de Enrique II de Francia en Fontainebleau y luego en la de Margarita de Parma. Se desconoce la fecha y causa de su muerte. 

Fontana Retrato de dama con perro 1590 

3.- Retrato de dama con perro (1590)

Es un claro ejemplo de las obras de Lavinia Fontana más representativas y demandadas por la aristocracia romana. La señora aparece ricamente ataviada, sentada con sencillez y sobriedad. En su regazo la artista nos ha dejado un perrito entre las manos humanas. 

 Fontana Minerva vistiendose 1613

4.- Minerva vistiéndose (1613), una de las obras de Lavinia Fontana más famosas

Las mujeres (hasta prácticamente el siglo XX) tenían vetada la formación artística reglada y entre otras excusas se esgrimían los asuntos de los desnudos. Las academias ofrecían modelos tanto masculinos como femeninos para que los artistas progresaran con la técnica de representación del cuerpo humano. Pues bien, este ejercicio estaba prohibido para las féminas por considerarlo poco pudoroso al carácter de las mujeres. Además, cuando las artistas podían permitirse pagar una modelo, estas se negaban (alegando el mismo pundonor) o cobraban una tarifa más elevada. De resultas de esta política educativa hay muy pocos desnudos salidos de manos femeninas. El de Lavinia Fontana no solo es uno de ellos sino que está considerado el primero.  

Y escoge para su obra a la diosa Minerva, virgen protectora de la civilización, la sabiduría, las artes y el desarrollo de los oficios. Es la deidad de todo lo creado por la humanidad, de todo lo que hace que nos apartemos de las bestias para acercarnos a las luces del Olimpo o del Cielo. Minerva aparece en una delicada contorsión con los atributos simbólicos con los que suele representarse: el yelmo, la armadura y la lechuza símbolo de la inteligencia. 

 Fontana Retrato Blanca Maselli y sus hijos 1585 1614

5.- Retrato de Blanca Maselli y sus hijos (1585-1614)  

Es una obra abrumadoramente hermosa en la que se representa la madre y parte de sus vástagos todos ataviados con el mismo tejido a tono con el cabello pelirrojo del clan. También se ha colado en el cuadro el perrito mascota de la familia y un pájaro colorido. No esconde la artista el carácter un tanto altivo de la madre de familia en este retrato. Esos ramalazos de una personalidad que se nos antoja perturbadora hacen del retrato familiar uno de las más sublimes obras de Lavinia Fontana. 

Fontana Noli me tanger 1581jpg

6.- Noli me tangere (1581), una de las obras de Lavinia Fontana de temática religiosa 

Recoge el momento en el que Jesús le insta a María Magdalena a que no lo toque o, más bien, según las nuevas traducciones, a que “no me retengas”. Es un tema clásico desde el Renacimiento y muy querido para los artistas del estilo barroco. Jesús aparece como peregrino ataviado con un sombrero y María Magdalena de rodillas. Es la clásica composición que han utilizado otros pintores como Correggio o Tiziano.  

Las obras de Lavinia Fontana, para terminar, están desperdigadas por museos de todo el mundo ya que buena parte de ellas eran creadas para ser vendidas o directamente por encargo. Por eso, incluso, algunas se encuentran en afortunadas colecciones de particulares.  

Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla

 

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Obras de Lavinia Fontana

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Sofonisba Anguissola (Cremona, 1535 - Palermo, 1625) puede considerarse una de las mujeres pintoras más importantes de la historia del arte. Así la trataron sus coetáneos y con esta calificación se ha estudiado su obra a lo largo de estos casi cinco siglos. Era hija de Almicare Anguisola (a quien retrató), un miembro de la nobleza genovesa que se abrió a las ideas aperturistas del Renacimiento. Por eso, la pequeña Sofonisba pudo estudiar y desarrollar con libertad su talento, a igual que sus cinco hermanas y su hermano, aunque éste no demostró la inclinación artística de la chicas.  

Biografía de Sofonisba Anguissola  

Educación y formación 

Citada en vida por Giorgio Vasari en Las vidas de los más excelentes arquitectos y escultores italianos (1550), desde niña demostró dotes pictóricas. Se formó con los mejores maestros del momento, como el pintor lombardo Bernardino Campi (1522-1591) en cuyo taller aprendió las técnicas necesarias para llevar su arte al cenit. Sin embargo, hay un punto de inflexión en su biografía que explica (en parte) la fama y éxito que disfrutó en vida, a pesar de que cualquier actividad artística y/o pública estaba, en principio, vetada a las mujeres.  

Antes de ser citada en la imprescindible obra de Vasari, recibió las alabanzas públicas, nada más y nada menos, que de Miguel Ángel Bounarroti (1475-1564). Eso fue en Roma a donde viajó en 1554 y, al parecer, recibió instrucción informal por parte del maestro. La obra que fue objeto de alabanzas de Miguel Ángel fue Niño mordido por un cangrejo que estudiaremos con un poco de detalle a continuación. Este reconocimiento de quien ya era considerado un genio, unido a su talento natural, a su exquisita formación y al hecho de que perteneciera a la nobleza, le abrió las puertas de una de las más importantes cortes de la época: la de Felipe II, rey de España y de más de la mitad de América. 

Llegada a la corte española de Felipe II  

Tenía veinticinco años cuando llegó a la corte española. Fue gracias a la intermediación del Duque de Alba (Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel, 1507-1582) a quién conoció en Milán donde la pintora se trasladó en 1558. Sofonisba retrató al aristócrata y éste, conocedor del interés del rey por las bellas artes, gestionó su incorporación al cuerpo de damas de honor de la nueva reina, Isabel de Valois (1545-1568), tercera esposa de Felipe II (1527-1598).  Aún no era Madrid la capital del reino que eso llegaría en 1561. Permaneció en la corte tras la muerte de la reina, ya que el rey, en reconocimiento a su talento, no solo la nombró pintora de cámara sino también instructora y maestra de sus hijas.  

Probablemente en Madrid terminara su conocido Autorretrato con caballete que debió estar listo hacia 1565, un retrato de la reina que se conserva en el Museo del Prado y el conocido Retrato de Felipe II (1559) que hasta hace poco se había asignado a Alonso Sánchez Coello (1531-1588). También realizó un retrato doble de las Infantas Isabel Clara Eugenia y Catalina Micaela, hijas del rey y de Isabel de Valois.  

Sofonisba Anguisola 5

El periodo italiano  

El rey le busca “partido” y se casa (con dote y bodas a cargo de la corona) con el noble italiano Fabrizio Moncada en 1573. Con él se muda a Palermo donde pintaría otra de sus obras más conocidas, el óleo Madonna dell´Itria. Su esposo fallece en un naufragio en 1578 dejando a Sofonisba en una complicada situación económica a pesar de que es una pintora reconocida y reputada. Un año después decide abandonar Sicilia y viaja hacia Liguria. Es en ese viaje donde conoce a quién sería su segundo esposo, mucho más joven que ella y capitán de navío. Su nombre era Orazio Lomellini y sobrevivió a la pintora. Se casan con la desaprobación del rey y se mudan a Génova donde siguió retratando a las familias nobles de la zona. Ya anciana regresa a sus posesiones de Palermo donde fallece en 1625 y está enterrada.  

Obras de Sofonisba Anguissola más importantes 

Sobresalió en el retrato, el formato que demandaba la pujante nobleza y aristocracia renacentista. Aunque trató algunos temas religiosos, las obras de Sofonisba Anguissola están en el lado profano de la vida, cotidiano casi. La narración es serena, sin recurrir a los mitos clásicos que tanto gustaban en la época y deteniéndose en las expresiones y en los ropajes de una forma sencilla. He realizado una selección de cinco de sus creaciones más conocidas. 

Sofonisba Anguisola 3 

Retrato de Felipe II  

Siguiendo la norma de la Edad Media, los artistas no firmaban todas sus obras, aunque esta tendencia se iría rompiendo poco a poco. Esto fue lo que sucedió con el Retrato de Felipe II que se ha adjudicado la autoría a la pintora únicamente tras la limpieza y restauración en época contemporánea. Tras estos trabajos salieron a la luz, de nuevo, las delicadas pinceladas de la artista, las mismas que otorga un elegante fondo al retrato sobrio y serio del monarca. 

Sofonisba Anguissola 2 

La partida de ajedrez  

Es una de sus obras más conocidas y fue pintado en 1555 antes de llegar a España. Refleja un momento cotidiano, fugaz y sin más importancia. Las retratadas son sus hermanas que juegan una partida de ajedrez con las piezas dispuestas para el mate final. Las poses son relajadas, sonrientes y en actitud de complicidad. Ha colocado un fondo en el que sobresale la naturaleza y todo el conjunto es de una fuerte armonía con respecto a los colores y a la disposición. En él vemos ya todas las características de la pintura renacentista: la naturaleza como escenario, el foco en la figura humana (olvidándose de los asuntos religiosos que habían sido una constante en la época anterior), el uso de la perspectiva y la serenidad de todas las protagonistas. 

 Sofonisba Agnuissola 4

Niño mordido por un cangrejo 

A su llegada a Roma en 1554, Miguel Ángel propuso a la pintora una suerte de ejercicio para evaluar sus cualidades. La temática fue dada por el maestro: la obra debía girar alrededor de un niño llorando. Sofonisba Anguissola aceptó el reto y creó este cuadro en el que es protagonista su hermano pequeño Asdrubale mordido por un cangrejo. La reacción del maestro fue la de admiración y, con esta respuesta, abrió más de una puerta a la artista. Sin embargo, la importancia del cuadro no acaba aquí, ya que la crítica ve en esta obra inspiración para la  aclamada obra Chico mordido por una lagartija (1595-1596) de Caravaggio, uno de los más importantes pintores barrocos y de todos los tiempos. Para ello no solo se basa en la temática y en la reacción de los personajes (exagerada en extremo en el caso del pintor italiano como corresponde al arte barroco) sino también en el tratamiento del fondo que aparece totalmente oscuro. 

Sofonisba Anguissola 5 

Maddonna dell´Iría

Es un óleo sobre tabla realizado en Sicilia entre 1578 y 1579. Es una de las pocas obras de temática religiosa de Sofonisba Anguisola y en ella se siguen la estructura y los cánones clásicos. La pintura puede dividirse en tres partes: en la inferior se detalla el mundo humano y mortal, la Virgen María se encuentra en el nivel intermedio, ya que es representada como la mediadora entre los creyentes y el mundo celestial, que se sitúa en el nivel superior. 

Sofonisba Anguissola 1 

Autorretrato con caballete 

Poco se sabe del lugar de ejecución de una de las obras más conocidas de la pintora. Su realización se sitúa entre 1556 y 1565. Es, a la vez, un autorretrato y un cuadro devocional en el que se representa a la Virgen besando a Jesús. La pintora aparece en primer plano mirando al espectador con los utensilios necesarios para la realización de su arte, tal cual hubiera sido sorprendida en plena tarea. La espontaneidad y la serenidad van parejos en calidad así como el uso magistral de la luz que se concentra en el rostro de la artista para dirigirse posteriormente hacia la obra que está pintando.  

Sin lugar a dudas, Sofonisba Anguissola y sus obras ocupan un lugar destacado en la historia del arte influyendo notablemente no solo en los artistas de su época sino también en los jóvenes que instruía en sus años de vejez en Palermo. Y todo ello a pesar de su condición femenina en una época en la que las mujeres tenían vetado la formación artística reglada e, incluso, las posibilidades de desarrollarse en cualquier profesión. Ella rompió esos moldes sin apenas rebeldía, simplemente imponiéndose con la calidad de su arte. Fue una persona inspiradora para las artistas que llegarían después, como la irrepetible Artemisia Gentileschi (1593-1654), Lavina Fontana (1552-1614), Josefa de Óbidos (1630-1684) o la escultora española conocida como La Roldana (1652-1706).  

Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla

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Sofonisba Anguissola (Cremona, 1535 - Palermo, 1625) puede considerarse una de las mujeres pintoras más importantes de la historia del arte. Así la trataron sus coetáneos y con esta calificación se ha estudiado su obra a lo largo de estos casi cinco siglos. Era hija de Almicare Anguisola (a quien retrató), un miembro de la nobleza genovesa que se abrió a las ideas aperturistas del Renacimiento. Por eso, la pequeña Sofonisba pudo estudiar y desarrollar con libertad su talento, a igual que sus cinco hermanas y su hermano, aunque éste no demostró la inclinación artística de la chicas.  

Biografía de Sofonisba Anguissola  

Educación y formación 

Citada en vida por Giorgio Vasari en Las vidas de los más excelentes arquitectos y escultores italianos (1550), desde niña demostró dotes pictóricas. Se formó con los mejores maestros del momento, como el pintor lombardo Bernardino Campi (1522-1591) en cuyo taller aprendió las técnicas necesarias para llevar su arte al cenit. Sin embargo, hay un punto de inflexión en su biografía que explica (en parte) la fama y éxito que disfrutó en vida, a pesar de que cualquier actividad artística y/o pública estaba, en principio, vetada a las mujeres.  

Antes de ser citada en la imprescindible obra de Vasari, recibió las alabanzas públicas, nada más y nada menos, que de Miguel Ángel Bounarroti (1475-1564). Eso fue en Roma a donde viajó en 1554 y, al parecer, recibió instrucción informal por parte del maestro. La obra que fue objeto de alabanzas de Miguel Ángel fue Niño mordido por un cangrejo que estudiaremos con un poco de detalle a continuación. Este reconocimiento de quien ya era considerado un genio, unido a su talento natural, a su exquisita formación y al hecho de que perteneciera a la nobleza, le abrió las puertas de una de las más importantes cortes de la época: la de Felipe II, rey de España y de más de la mitad de América. 

Llegada a la corte española de Felipe II  

Tenía veinticinco años cuando llegó a la corte española. Fue gracias a la intermediación del Duque de Alba (Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel, 1507-1582) a quién conoció en Milán donde la pintora se trasladó en 1558. Sofonisba retrató al aristócrata y éste, conocedor del interés del rey por las bellas artes, gestionó su incorporación al cuerpo de damas de honor de la nueva reina, Isabel de Valois (1545-1568), tercera esposa de Felipe II (1527-1598).  Aún no era Madrid la capital del reino que eso llegaría en 1561. Permaneció en la corte tras la muerte de la reina, ya que el rey, en reconocimiento a su talento, no solo la nombró pintora de cámara sino también instructora y maestra de sus hijas.  

Probablemente en Madrid terminara su conocido Autorretrato con caballete que debió estar listo hacia 1565, un retrato de la reina que se conserva en el Museo del Prado y el conocido Retrato de Felipe II (1559) que hasta hace poco se había asignado a Alonso Sánchez Coello (1531-1588). También realizó un retrato doble de las Infantas Isabel Clara Eugenia y Catalina Micaela, hijas del rey y de Isabel de Valois.  

Sofonisba Anguisola 5

El periodo italiano  

El rey le busca “partido” y se casa (con dote y bodas a cargo de la corona) con el noble italiano Fabrizio Moncada en 1573. Con él se muda a Palermo donde pintaría otra de sus obras más conocidas, el óleo Madonna dell´Itria. Su esposo fallece en un naufragio en 1578 dejando a Sofonisba en una complicada situación económica a pesar de que es una pintora reconocida y reputada. Un año después decide abandonar Sicilia y viaja hacia Liguria. Es en ese viaje donde conoce a quién sería su segundo esposo, mucho más joven que ella y capitán de navío. Su nombre era Orazio Lomellini y sobrevivió a la pintora. Se casan con la desaprobación del rey y se mudan a Génova donde siguió retratando a las familias nobles de la zona. Ya anciana regresa a sus posesiones de Palermo donde fallece en 1625 y está enterrada.  

Obras de Sofonisba Anguissola más importantes 

Sobresalió en el retrato, el formato que demandaba la pujante nobleza y aristocracia renacentista. Aunque trató algunos temas religiosos, las obras de Sofonisba Anguissola están en el lado profano de la vida, cotidiano casi. La narración es serena, sin recurrir a los mitos clásicos que tanto gustaban en la época y deteniéndose en las expresiones y en los ropajes de una forma sencilla. He realizado una selección de cinco de sus creaciones más conocidas. 

Sofonisba Anguisola 3 

Retrato de Felipe II  

Siguiendo la norma de la Edad Media, los artistas no firmaban todas sus obras, aunque esta tendencia se iría rompiendo poco a poco. Esto fue lo que sucedió con el Retrato de Felipe II que se ha adjudicado la autoría a la pintora únicamente tras la limpieza y restauración en época contemporánea. Tras estos trabajos salieron a la luz, de nuevo, las delicadas pinceladas de la artista, las mismas que otorga un elegante fondo al retrato sobrio y serio del monarca. 

Sofonisba Anguissola 2 

La partida de ajedrez  

Es una de sus obras más conocidas y fue pintado en 1555 antes de llegar a España. Refleja un momento cotidiano, fugaz y sin más importancia. Las retratadas son sus hermanas que juegan una partida de ajedrez con las piezas dispuestas para el mate final. Las poses son relajadas, sonrientes y en actitud de complicidad. Ha colocado un fondo en el que sobresale la naturaleza y todo el conjunto es de una fuerte armonía con respecto a los colores y a la disposición. En él vemos ya todas las características de la pintura renacentista: la naturaleza como escenario, el foco en la figura humana (olvidándose de los asuntos religiosos que habían sido una constante en la época anterior), el uso de la perspectiva y la serenidad de todas las protagonistas. 

 Sofonisba Agnuissola 4

Niño mordido por un cangrejo 

A su llegada a Roma en 1554, Miguel Ángel propuso a la pintora una suerte de ejercicio para evaluar sus cualidades. La temática fue dada por el maestro: la obra debía girar alrededor de un niño llorando. Sofonisba Anguissola aceptó el reto y creó este cuadro en el que es protagonista su hermano pequeño Asdrubale mordido por un cangrejo. La reacción del maestro fue la de admiración y, con esta respuesta, abrió más de una puerta a la artista. Sin embargo, la importancia del cuadro no acaba aquí, ya que la crítica ve en esta obra inspiración para la  aclamada obra Chico mordido por una lagartija (1595-1596) de Caravaggio, uno de los más importantes pintores barrocos y de todos los tiempos. Para ello no solo se basa en la temática y en la reacción de los personajes (exagerada en extremo en el caso del pintor italiano como corresponde al arte barroco) sino también en el tratamiento del fondo que aparece totalmente oscuro. 

Sofonisba Anguissola 5 

Maddonna dell´Iría

Es un óleo sobre tabla realizado en Sicilia entre 1578 y 1579. Es una de las pocas obras de temática religiosa de Sofonisba Anguisola y en ella se siguen la estructura y los cánones clásicos. La pintura puede dividirse en tres partes: en la inferior se detalla el mundo humano y mortal, la Virgen María se encuentra en el nivel intermedio, ya que es representada como la mediadora entre los creyentes y el mundo celestial, que se sitúa en el nivel superior. 

Sofonisba Anguissola 1 

Autorretrato con caballete 

Poco se sabe del lugar de ejecución de una de las obras más conocidas de la pintora. Su realización se sitúa entre 1556 y 1565. Es, a la vez, un autorretrato y un cuadro devocional en el que se representa a la Virgen besando a Jesús. La pintora aparece en primer plano mirando al espectador con los utensilios necesarios para la realización de su arte, tal cual hubiera sido sorprendida en plena tarea. La espontaneidad y la serenidad van parejos en calidad así como el uso magistral de la luz que se concentra en el rostro de la artista para dirigirse posteriormente hacia la obra que está pintando.  

Sin lugar a dudas, Sofonisba Anguissola y sus obras ocupan un lugar destacado en la historia del arte influyendo notablemente no solo en los artistas de su época sino también en los jóvenes que instruía en sus años de vejez en Palermo. Y todo ello a pesar de su condición femenina en una época en la que las mujeres tenían vetado la formación artística reglada e, incluso, las posibilidades de desarrollarse en cualquier profesión. Ella rompió esos moldes sin apenas rebeldía, simplemente imponiéndose con la calidad de su arte. Fue una persona inspiradora para las artistas que llegarían después, como la irrepetible Artemisia Gentileschi (1593-1654), Lavina Fontana (1552-1614), Josefa de Óbidos (1630-1684) o la escultora española conocida como La Roldana (1652-1706).  

Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla

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Nacida en Brujas en 1510 e hija del pintor Simon Benninck, Levina Teerlinc abandona los usos de la miniatura medieval en la que había sido instruida para convertirse en pintora real de una de las cortes más poderosas de la Europa de entonces, la de Enrique VIII. Comencemos por el principio. 

Orígenes y formación artística de Levina Teerlinc

A inicios del siglo XVI se abandonan definitivamente los modelos artísticos vigentes durante toda la Edad Media. Anotemos que, debido a la escasez económica y al aislamiento de los centros culturales, el arte y la literatura quedaron recluidos entre los muros de conventos y monasterios. En estos denominados scriptoria, pacientemente se copiaban los retazos que llegaban de la cultura y literatura griega o romana. Se estudiaba la Biblia y se ahondaba en la vida de los santos. Y únicamente aquellos temas y ejemplares que (por su interés para la salvación eterna del alma) se consideraban de importancia se ilustraban con bellas miniaturas. Estos libros medievales tan especiales (como los beatos hispánicos) estaban embellecidos con ilustraciones a todo color realizadas con materiales nobles como el oro, la plata, el lapislázuli o la chinchilla. A esta tradición pertenecen los pocos nombres de pintoras de la Edad Media que han llegado hasta nosotros, como la monja Ende (ilustradora del Beato de Gerona). Además, para complicar aún más los estudios, a la poca actividad artística se unía la obligación del anonimato como una forma de demostrar humildad ante la gran obra divina. 

A esta tradición, aunque ya estemos en pleno Renacimiento, pertenece Levina Teerlinc. Iniciada en el arte de la miniatura (probablemente con los Libros de Horas demandados por reyes y alta aristocracia), muy pronto evolucionó hacia el retrato. Y fue tal su pericia que su fama traspasó las fronteras de su Bélgica natal para llegar a oídos de la corte de Enrique VIII. Hasta allí se trasladó en 1547, acompañada de su esposo de quien adopta el apellido por el que ha pasado a la posteridad.  

Levina Teerlinc pintora de la corte inglesa de Enrique VIII y sus descendientes 

Aunque el anonimato en las obras seguía en uso, sí se tiene constancia (por un documento) que fue contratada para ser la retratista real. Le ofrecieron cuarenta libras esterlinas, una cantidad importante para la época e importe mayor que el que recibió su antecesor, Hans Holbein el Joven, fallecido en 1543. Esto demuestra la consideración y estima de su trabajo. En Inglaterra, Levina tenía por misión retratar los distintos miembros de la corte, tarea que llevó a cabo de una forma innovadora. 

Y lo es porque sus obras están realizadas sobre tabla utilizando la acuarela y las personas protagonistas de sus cuadros miran de frente de manera serena y con porte elegante. Destaca el detalle de los interiores que son retratados con profusión, el detenimiento en los ropajes y la reproducción de joyas y objetos lujosos. Todo ello lo hace con detenimiento y utilizando colores sólidos y brillantes, tal como se hacía en los libros medievales en los que Levina Teerlinc había sido instruida. Las obras de Levina Teerlinc que han llegado hasta nosotros se aparta de la temática religiosa imperante y en todas ellas hay una narración profana, aristocrática y de exaltación de la corte y la monarquía inglesa. Esto es nuevo en ese cronotopo concreto en la historia del arte. 

 Levina Teerlinc Isabel I y los embajadores holandeses

Isabel I y los embajadores holandeses, la obra más conocida de Levina Teerlinc 

A la muerte de Enrique VIII, la pintora siguió trabajando para los sucesores del monarca a pesar de todos los avatares históricos de esa convulsa época: Eduardo VI, María I e Isabel I. De hecho uno de los cuadros más famosos de la artista es el titulado Isabel I y los embajadores holandeses. La obra está realizada como acto de propaganda de la nueva reina. Isabel es retratada con el cabello rojizo por la que es conocida, de pie y está ataviada con un suntuoso traje bordado que, por las texturas, se nos antoja de terciopelo y/o brocado. Está simbólicamente situada a la derecha (el espacio de la razón y la verdad) y proporcionalmente representada de mayor tamaño que los embajadores que le rinden pleitesía. Estos están de rodillas y son de menor tamaño que la reina, siguiendo así los moldes de la pintura religiosa, aunque ésta no tenga esta temática. En la obra, aparecen distintos personajes de la corte con ropajes sobrios y el decorado se ha reproducido con la misma profusión usada en la miniatura libresca medieval. En este sentido, nada más tenemos que observar el enrejado de las ventanas, el enlosado y el alto trono rojo. 

Aunque ha sido difícil, por no estar firmadas, reconocer la autoría de las obras de Levina Teerlinc, a partir de la década de los ochenta, tras una amplia retrospectiva en el Victoria & Albert Museum de Londres, se realizó una investigación detallada de su opus artístico. Por la técnica y la época en la que trabajó por contrato para la corte inglesa, se ha logrado asignar un amplio número de retratos salidos de su mano. Murió en Londres en 1576. 

Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla

Levina Teerlinc 2

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Nacida en Brujas en 1510 e hija del pintor Simon Benninck, Levina Teerlinc abandona los usos de la miniatura medieval en la que había sido instruida para convertirse en pintora real de una de las cortes más poderosas de la Europa de entonces, la de Enrique VIII. Comencemos por el principio. 

Orígenes y formación artística de Levina Teerlinc

A inicios del siglo XVI se abandonan definitivamente los modelos artísticos vigentes durante toda la Edad Media. Anotemos que, debido a la escasez económica y al aislamiento de los centros culturales, el arte y la literatura quedaron recluidos entre los muros de conventos y monasterios. En estos denominados scriptoria, pacientemente se copiaban los retazos que llegaban de la cultura y literatura griega o romana. Se estudiaba la Biblia y se ahondaba en la vida de los santos. Y únicamente aquellos temas y ejemplares que (por su interés para la salvación eterna del alma) se consideraban de importancia se ilustraban con bellas miniaturas. Estos libros medievales tan especiales (como los beatos hispánicos) estaban embellecidos con ilustraciones a todo color realizadas con materiales nobles como el oro, la plata, el lapislázuli o la chinchilla. A esta tradición pertenecen los pocos nombres de pintoras de la Edad Media que han llegado hasta nosotros, como la monja Ende (ilustradora del Beato de Gerona). Además, para complicar aún más los estudios, a la poca actividad artística se unía la obligación del anonimato como una forma de demostrar humildad ante la gran obra divina. 

A esta tradición, aunque ya estemos en pleno Renacimiento, pertenece Levina Teerlinc. Iniciada en el arte de la miniatura (probablemente con los Libros de Horas demandados por reyes y alta aristocracia), muy pronto evolucionó hacia el retrato. Y fue tal su pericia que su fama traspasó las fronteras de su Bélgica natal para llegar a oídos de la corte de Enrique VIII. Hasta allí se trasladó en 1547, acompañada de su esposo de quien adopta el apellido por el que ha pasado a la posteridad.  

Levina Teerlinc pintora de la corte inglesa de Enrique VIII y sus descendientes 

Aunque el anonimato en las obras seguía en uso, sí se tiene constancia (por un documento) que fue contratada para ser la retratista real. Le ofrecieron cuarenta libras esterlinas, una cantidad importante para la época e importe mayor que el que recibió su antecesor, Hans Holbein el Joven, fallecido en 1543. Esto demuestra la consideración y estima de su trabajo. En Inglaterra, Levina tenía por misión retratar los distintos miembros de la corte, tarea que llevó a cabo de una forma innovadora. 

Y lo es porque sus obras están realizadas sobre tabla utilizando la acuarela y las personas protagonistas de sus cuadros miran de frente de manera serena y con porte elegante. Destaca el detalle de los interiores que son retratados con profusión, el detenimiento en los ropajes y la reproducción de joyas y objetos lujosos. Todo ello lo hace con detenimiento y utilizando colores sólidos y brillantes, tal como se hacía en los libros medievales en los que Levina Teerlinc había sido instruida. Las obras de Levina Teerlinc que han llegado hasta nosotros se aparta de la temática religiosa imperante y en todas ellas hay una narración profana, aristocrática y de exaltación de la corte y la monarquía inglesa. Esto es nuevo en ese cronotopo concreto en la historia del arte. 

 Levina Teerlinc Isabel I y los embajadores holandeses

Isabel I y los embajadores holandeses, la obra más conocida de Levina Teerlinc 

A la muerte de Enrique VIII, la pintora siguió trabajando para los sucesores del monarca a pesar de todos los avatares históricos de esa convulsa época: Eduardo VI, María I e Isabel I. De hecho uno de los cuadros más famosos de la artista es el titulado Isabel I y los embajadores holandeses. La obra está realizada como acto de propaganda de la nueva reina. Isabel es retratada con el cabello rojizo por la que es conocida, de pie y está ataviada con un suntuoso traje bordado que, por las texturas, se nos antoja de terciopelo y/o brocado. Está simbólicamente situada a la derecha (el espacio de la razón y la verdad) y proporcionalmente representada de mayor tamaño que los embajadores que le rinden pleitesía. Estos están de rodillas y son de menor tamaño que la reina, siguiendo así los moldes de la pintura religiosa, aunque ésta no tenga esta temática. En la obra, aparecen distintos personajes de la corte con ropajes sobrios y el decorado se ha reproducido con la misma profusión usada en la miniatura libresca medieval. En este sentido, nada más tenemos que observar el enrejado de las ventanas, el enlosado y el alto trono rojo. 

Aunque ha sido difícil, por no estar firmadas, reconocer la autoría de las obras de Levina Teerlinc, a partir de la década de los ochenta, tras una amplia retrospectiva en el Victoria & Albert Museum de Londres, se realizó una investigación detallada de su opus artístico. Por la técnica y la época en la que trabajó por contrato para la corte inglesa, se ha logrado asignar un amplio número de retratos salidos de su mano. Murió en Londres en 1576. 

Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla

Levina Teerlinc 2

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En el siglo XV, procedente de Italia, surge un nuevo movimiento espiritual que ocupa todos los órdenes vitales. Durante las décadas centrales de este siglo se van dando pasos para salir de la cultura medieval y abonar los cimientos del Renacimiento y humanismo. Progresivamente, se van abandonado los preceptos sociales, económicos y de pensamiento que habían caracterizado los siglos anteriores para instalarse en un nuevo orden radicalmente diferente. Este impulso se extiende por toda Europa dando un vuelco a la cosmovisión imperante. Lo vemos detalladamente a continuación. 

Transformaciones desde la Edad Media hasta el Renacimiento  

1.- Poco a poco y paso a paso, se abandona la vida del campo en torno a los señores feudales y sus castillos. Paralelamente, las ciudades van creciendo tanto en número de habitantes como en riqueza disponible. Una pujante burguesía se dedica a negocios mundanos (desligados de la visión cristiana agrícola-ganadera) generando nuevos oficios de artesanos o de incipientes artes liberales. La tierra deja de ser la principal fuente de riqueza y se abren nuevas vías comerciales.

2.- Estas transformaciones económicas son protagonizadas por una burguesía que demanda una formación espiritual distinta centrada en el aquí y el ahora, en un goce de vivir desconocido en la Edad Media. Este espíritu positivo (que se retoma, eso sí de otra forma, a finales del siglo XIX con el desarrollo capitalista) no ve ya pecado en la riqueza y en el disfrute de los bienes terrenales. Así, esta nueva burguesía va colonizando el pensamiento y Dios (sin abandonar el espíritu cristiano) deja de ser el centro de la actividad. Ahora se exalta todo lo humano y esta secularización trae también un gusto por lo mundano. Y en este cajón entran múltiples facetas vitales: desde el arte hasta la contemplación o el disfrute de la belleza de la naturaleza.  

3.- Todos los cambios (incluido el cisma religioso protestante que veremos a continuación) no hubieran sido posible sin la aparición y la propagación de la imprenta de Guttenberg (1400-1468). Efectivamente, a finales del siglo XV prácticamente todas las ciudades de importancia de Europa disponen de una con lo que supone de comunicación de nuevas ideas entre un público cada vez más instruido. A la par, proliferan los estudios que, al estilo de los realizados por Francesco Petrarca (1304-1374), recogen los textos de la literatura griega o latina que estaban escondidos en los monasterios y sus manuscritos libros medievales. Se hacen, además, estudios filológicos, y se traducen a las lenguas vernáculas obras de la cultura clásica pagana. Por último, se imprimen en ediciones manejables (como las exquisitas de Aldo Manuzio) que se distribuyen en las emergentes universidades que iban surgiendo por todo el territorio europeo. Todo ello va abonando un estado de opinión impensable un siglo antes cuando el conocimiento estaba recluido en los scriptoria de los monasterios. 

4.- Estos cambios económicos, sociales y culturales inciden, además, en la política en el Renacimiento. Los señores feudales van perdiendo un poder que acaba y se concentra en manos de reyes. Estos poderosos monarcas sustentan las nuevas naciones europeas que se reconocen por medio de las emergentes lenguas vernáculas. Además, la concentración de riquezas propician emprendimientos de ambición sin los que no se pueden entender los descubrimientos de nuevas tierras a ojos europeos (América en 1492 por poner el caso de mayor importancia) y los primeros avances científicos. En este sentido, hay que anotar que, por primera vez en la historia, se estudia el cuerpo humano. 

El humanismo y la espiritualidad renacentista 

1.- El centro del universo es la raza humana 

La vida deja de ser un mero paso y un valle de lágrimas. Hay felicidad en acercarse y dedicarse a actividades mundanas que crean riqueza y bienestar. Sin abandonar el cristianismo, la Iglesia va perdiendo progresivamente poder y es cada vez menor su implicación en la vida civil. Se acepta que la raza humana tiene dos naturalezas: una material y otra espiritual. No es necesario sofocar los goces del cuerpo para alcanzar la paz del alma. Dios inunda cada rincón de la naturaleza y la contemplación de estas maravillas es una manera de acercarse a lo sagrado. Paralelamente, van perdiendo fuerza los ritos y las amenazas con las penas del infierno por dedicarse al progreso material o económico. 

2.- Se produce un retorno de la cultura clásica

Con la publicación de una ingente cantidad de libros en un número antes desconocido para la humanidad, se vuelve la mirada hacia la cultura clásica olvidándose las alegorías medievales. Es más, el arte se transforma radicalmente llenándose de mitos paganos, de desnudos, de poemas que cantan al amor platónico y se sigue el gusto por el orden y la elegancia.  

3.- El humanismo entiende la vida como goce 

El Renacimiento supone el abandono de la oscuridad en la que había estado inmersa la Edad Media. Los nuevos descubrimientos geográficos y el avance del conocimiento cimientan los estudios de humanidades alrededor de las lenguas vernáculas y de las incipientes universidades. Un sentimiento de confianza inunda todas las actividades vitales y, por primera vez en muchos siglos, el orden racional se impone en la sociedad. El espíritu crítico alcanza, incluso, la hasta entonces todopoderosa Iglesia. El erasmismo, primero, y luego el cisma de Lutero hacen saltar por los aires el dogmatismo religioso. Estos amagos de libertad se unen a un incipiente hedonismo. 

4.- La belleza es la manifestación divina 

La búsqueda de lo bueno, por tanto, ya no se considera pecado. Lo bello es considerado como la manifestación de Dios en la tierra y esta llega de múltiples maneras. Se afianza un gusto por disfrutar de la naturaleza, de los jardines, del arte, de la música, de la literatura, de la moda…. Las nuevas riquezas, además, se invierten, en parte, en el mecenazgo artístico que propicia que los buenos se hagan mejores y/o universales. Buena prueba de ello son Leonardo da Vinci o Miguel Ángel. 

Renacimiento y humanismo frente a las reformas religiosas 

Resumiendo mucho, no podemos entender el espíritu humanista del Renacimiento sin las críticas a la ortodoxia de la Iglesia tradicional. Los estudios clásicos y las investigaciones filológicas propician la reforma de la anquilosada iglesia de Roma. Se le achaca por parte de los reformadores que su manera de afrontar la lectura de las Sagradas Escrituras se aparta del espíritu fresco e inicial del Cristianismo propiciando la ignorancia y las supersticiones. Se critica el recurso manido y medieval de las penas del infierno y se propone una reinterpretación del Nuevo Testamento desde la perspectiva del humanismo.  

Sin el avance de la imprenta los escritos de Martín Lutero (1483-1546)  y su reforma protestante no hubieran tenido cabida. El afán de progreso llega a los cimientos mismos del Cristianismo proponiendo una lectura individual y personal del mensaje de Cristo. Ni que decir tiene que estas ideas hicieron mella en la Iglesia que vio como se tambaleaba su poder sobra una población progresivamente alfabetizada a la que le llegaban noticias de nuevas tierras y gentes desconocidas.  

El luteranismo, como es sabido, opone a la autoridad espiritual de Roma una religiosidad individualista basada en el “libre examen”. Ello es consecuencia del espíritu de independencia y del sentido crítico antes mencionado; de tal modo, el protestantismo ha podido ser considerado como una espiritualidad de raíz burguesa.  

Max Weber 

Si bien el Renacimiento supuso centrarse en el humanismo, la curia eclesial apoyada por los sectores recalcitrantes de la aristocracia, convocó el Concilio de Trento (1545-1563) dando lugar a la llamada Contrarreforma que, en España, fue de tal importancia que es fundamental a la hora de entender el devenir de los acontecimientos históricos posteriores. 

Se relega el latín como lengua de cultura universal en favor de unas lenguas vernáculas que van copando lentamente todas las esferas de poder y la literatura. Se traduce la Biblia a las lenguas romances y, por tanto, la palabra sagrada llega directamente a un público más amplio al que se le permite una interpretación ajena a los dogmas estrictos de la Iglesia. Ese individualismo abona el hedonismo, el individualismo y la mentalidad burguesa centrada en el progreso. El humanismo, además, busca la virtud más allá del seguimiento de los preceptos bíblicos y considera los negocios humanos como algo loable y positivo. Entran, por tanto, en juego los afanes de libertad y de justicia. 

El neoplatonismo como fuente del humanismo renacentista

Paralelamente, en las artes se busca una idealización y una elegancia alrededor de las cosas humanas que bebe de la cultura pagana.  El orden, la claridad y la razón guían todas las actividades y se mira hacia la filosofía de Platón. Bajo el prisma del neoplatonismo se deja de lado el mundo como representación que encontramos en los múltiples ejemplos de alegorías medievales para adentrarse en otra concepción. Ahora, Dios es belleza y se accede a la esencia divina a través de la contemplación de las joyas del alma y de la naturaleza. Todo ello derivará, por poner un ejemplo, en las manifestaciones de la mística que tan buenos frutos cosechó el Renacimiento en España

Y, por último, la situación en la corona de Castilla (ya unida con Aragón y anexados los reinos de Granada) fue distinta a la europea. El hecho de que fuera protagonista del descubrimiento de nuevas tierras (Canarias, América…) y el erigirse en el eje de la Contrarreforma frenaron el avance material que proponía el humanismo. Todo esto se afianzó con la expulsión de los judíos, primero, y de los últimos moriscos, después ya en el reinado de Felipe II. Los trabajos que estos realizaban (artesanía o artes liberarles) eran considerados como mal vistos por una hidalguía más afanada en la pureza de sangre que en el progreso. Con estos prejuicios de casta, de raza y de religión se ponen las semillas para la decadencia que comienza en el Barroco español y que no acabará hasta prácticamente mediados del siglo XX. Mientras tanto, el Renacimiento y la huella del humanismo en el resto de Europa iría germinando y fomentando (en líneas generales que todo esto hay que matizarlo) sociedades más afines al gusto por la razón y el espíritu crítico.  

Por Candela Vizcaíno | Doctora por la Universidad de Sevilla

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En el siglo XV, procedente de Italia, surge un nuevo movimiento espiritual que ocupa todos los órdenes vitales. Durante las décadas centrales de este siglo se van dando pasos para salir de la cultura medieval y abonar los cimientos del Renacimiento y humanismo. Progresivamente, se van abandonado los preceptos sociales, económicos y de pensamiento que habían caracterizado los siglos anteriores para instalarse en un nuevo orden radicalmente diferente. Este impulso se extiende por toda Europa dando un vuelco a la cosmovisión imperante. Lo vemos detalladamente a continuación. 

Transformaciones desde la Edad Media hasta el Renacimiento  

1.- Poco a poco y paso a paso, se abandona la vida del campo en torno a los señores feudales y sus castillos. Paralelamente, las ciudades van creciendo tanto en número de habitantes como en riqueza disponible. Una pujante burguesía se dedica a negocios mundanos (desligados de la visión cristiana agrícola-ganadera) generando nuevos oficios de artesanos o de incipientes artes liberales. La tierra deja de ser la principal fuente de riqueza y se abren nuevas vías comerciales.

2.- Estas transformaciones económicas son protagonizadas por una burguesía que demanda una formación espiritual distinta centrada en el aquí y el ahora, en un goce de vivir desconocido en la Edad Media. Este espíritu positivo (que se retoma, eso sí de otra forma, a finales del siglo XIX con el desarrollo capitalista) no ve ya pecado en la riqueza y en el disfrute de los bienes terrenales. Así, esta nueva burguesía va colonizando el pensamiento y Dios (sin abandonar el espíritu cristiano) deja de ser el centro de la actividad. Ahora se exalta todo lo humano y esta secularización trae también un gusto por lo mundano. Y en este cajón entran múltiples facetas vitales: desde el arte hasta la contemplación o el disfrute de la belleza de la naturaleza.  

3.- Todos los cambios (incluido el cisma religioso protestante que veremos a continuación) no hubieran sido posible sin la aparición y la propagación de la imprenta de Guttenberg (1400-1468). Efectivamente, a finales del siglo XV prácticamente todas las ciudades de importancia de Europa disponen de una con lo que supone de comunicación de nuevas ideas entre un público cada vez más instruido. A la par, proliferan los estudios que, al estilo de los realizados por Francesco Petrarca (1304-1374), recogen los textos de la literatura griega o latina que estaban escondidos en los monasterios y sus manuscritos libros medievales. Se hacen, además, estudios filológicos, y se traducen a las lenguas vernáculas obras de la cultura clásica pagana. Por último, se imprimen en ediciones manejables (como las exquisitas de Aldo Manuzio) que se distribuyen en las emergentes universidades que iban surgiendo por todo el territorio europeo. Todo ello va abonando un estado de opinión impensable un siglo antes cuando el conocimiento estaba recluido en los scriptoria de los monasterios. 

4.- Estos cambios económicos, sociales y culturales inciden, además, en la política en el Renacimiento. Los señores feudales van perdiendo un poder que acaba y se concentra en manos de reyes. Estos poderosos monarcas sustentan las nuevas naciones europeas que se reconocen por medio de las emergentes lenguas vernáculas. Además, la concentración de riquezas propician emprendimientos de ambición sin los que no se pueden entender los descubrimientos de nuevas tierras a ojos europeos (América en 1492 por poner el caso de mayor importancia) y los primeros avances científicos. En este sentido, hay que anotar que, por primera vez en la historia, se estudia el cuerpo humano. 

El humanismo y la espiritualidad renacentista 

1.- El centro del universo es la raza humana 

La vida deja de ser un mero paso y un valle de lágrimas. Hay felicidad en acercarse y dedicarse a actividades mundanas que crean riqueza y bienestar. Sin abandonar el cristianismo, la Iglesia va perdiendo progresivamente poder y es cada vez menor su implicación en la vida civil. Se acepta que la raza humana tiene dos naturalezas: una material y otra espiritual. No es necesario sofocar los goces del cuerpo para alcanzar la paz del alma. Dios inunda cada rincón de la naturaleza y la contemplación de estas maravillas es una manera de acercarse a lo sagrado. Paralelamente, van perdiendo fuerza los ritos y las amenazas con las penas del infierno por dedicarse al progreso material o económico. 

2.- Se produce un retorno de la cultura clásica

Con la publicación de una ingente cantidad de libros en un número antes desconocido para la humanidad, se vuelve la mirada hacia la cultura clásica olvidándose las alegorías medievales. Es más, el arte se transforma radicalmente llenándose de mitos paganos, de desnudos, de poemas que cantan al amor platónico y se sigue el gusto por el orden y la elegancia.  

3.- El humanismo entiende la vida como goce 

El Renacimiento supone el abandono de la oscuridad en la que había estado inmersa la Edad Media. Los nuevos descubrimientos geográficos y el avance del conocimiento cimientan los estudios de humanidades alrededor de las lenguas vernáculas y de las incipientes universidades. Un sentimiento de confianza inunda todas las actividades vitales y, por primera vez en muchos siglos, el orden racional se impone en la sociedad. El espíritu crítico alcanza, incluso, la hasta entonces todopoderosa Iglesia. El erasmismo, primero, y luego el cisma de Lutero hacen saltar por los aires el dogmatismo religioso. Estos amagos de libertad se unen a un incipiente hedonismo. 

4.- La belleza es la manifestación divina 

La búsqueda de lo bueno, por tanto, ya no se considera pecado. Lo bello es considerado como la manifestación de Dios en la tierra y esta llega de múltiples maneras. Se afianza un gusto por disfrutar de la naturaleza, de los jardines, del arte, de la música, de la literatura, de la moda…. Las nuevas riquezas, además, se invierten, en parte, en el mecenazgo artístico que propicia que los buenos se hagan mejores y/o universales. Buena prueba de ello son Leonardo da Vinci o Miguel Ángel. 

Renacimiento y humanismo frente a las reformas religiosas 

Resumiendo mucho, no podemos entender el espíritu humanista del Renacimiento sin las críticas a la ortodoxia de la Iglesia tradicional. Los estudios clásicos y las investigaciones filológicas propician la reforma de la anquilosada iglesia de Roma. Se le achaca por parte de los reformadores que su manera de afrontar la lectura de las Sagradas Escrituras se aparta del espíritu fresco e inicial del Cristianismo propiciando la ignorancia y las supersticiones. Se critica el recurso manido y medieval de las penas del infierno y se propone una reinterpretación del Nuevo Testamento desde la perspectiva del humanismo.  

Sin el avance de la imprenta los escritos de Martín Lutero (1483-1546)  y su reforma protestante no hubieran tenido cabida. El afán de progreso llega a los cimientos mismos del Cristianismo proponiendo una lectura individual y personal del mensaje de Cristo. Ni que decir tiene que estas ideas hicieron mella en la Iglesia que vio como se tambaleaba su poder sobra una población progresivamente alfabetizada a la que le llegaban noticias de nuevas tierras y gentes desconocidas.  

El luteranismo, como es sabido, opone a la autoridad espiritual de Roma una religiosidad individualista basada en el “libre examen”. Ello es consecuencia del espíritu de independencia y del sentido crítico antes mencionado; de tal modo, el protestantismo ha podido ser considerado como una espiritualidad de raíz burguesa.  

Max Weber 

Si bien el Renacimiento supuso centrarse en el humanismo, la curia eclesial apoyada por los sectores recalcitrantes de la aristocracia, convocó el Concilio de Trento (1545-1563) dando lugar a la llamada Contrarreforma que, en España, fue de tal importancia que es fundamental a la hora de entender el devenir de los acontecimientos históricos posteriores. 

Se relega el latín como lengua de cultura universal en favor de unas lenguas vernáculas que van copando lentamente todas las esferas de poder y la literatura. Se traduce la Biblia a las lenguas romances y, por tanto, la palabra sagrada llega directamente a un público más amplio al que se le permite una interpretación ajena a los dogmas estrictos de la Iglesia. Ese individualismo abona el hedonismo, el individualismo y la mentalidad burguesa centrada en el progreso. El humanismo, además, busca la virtud más allá del seguimiento de los preceptos bíblicos y considera los negocios humanos como algo loable y positivo. Entran, por tanto, en juego los afanes de libertad y de justicia. 

El neoplatonismo como fuente del humanismo renacentista

Paralelamente, en las artes se busca una idealización y una elegancia alrededor de las cosas humanas que bebe de la cultura pagana.  El orden, la claridad y la razón guían todas las actividades y se mira hacia la filosofía de Platón. Bajo el prisma del neoplatonismo se deja de lado el mundo como representación que encontramos en los múltiples ejemplos de alegorías medievales para adentrarse en otra concepción. Ahora, Dios es belleza y se accede a la esencia divina a través de la contemplación de las joyas del alma y de la naturaleza. Todo ello derivará, por poner un ejemplo, en las manifestaciones de la mística que tan buenos frutos cosechó el Renacimiento en España

Y, por último, la situación en la corona de Castilla (ya unida con Aragón y anexados los reinos de Granada) fue distinta a la europea. El hecho de que fuera protagonista del descubrimiento de nuevas tierras (Canarias, América…) y el erigirse en el eje de la Contrarreforma frenaron el avance material que proponía el humanismo. Todo esto se afianzó con la expulsión de los judíos, primero, y de los últimos moriscos, después ya en el reinado de Felipe II. Los trabajos que estos realizaban (artesanía o artes liberarles) eran considerados como mal vistos por una hidalguía más afanada en la pureza de sangre que en el progreso. Con estos prejuicios de casta, de raza y de religión se ponen las semillas para la decadencia que comienza en el Barroco español y que no acabará hasta prácticamente mediados del siglo XX. Mientras tanto, el Renacimiento y la huella del humanismo en el resto de Europa iría germinando y fomentando (en líneas generales que todo esto hay que matizarlo) sociedades más afines al gusto por la razón y el espíritu crítico.  

Por Candela Vizcaíno | Doctora por la Universidad de Sevilla

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El proceso de desarrollo de la denominada commedia dell’arte italiana a partir del siglo XVI, llegando sus coletazos incluso en el siglo XIX, no puede entenderse sin conocer el estado del teatro europeo medieval y su desarrollo posterior siguiendo los nuevos gustos de la época.  

Antecedentes de la commedia dell’arte 

Aunque hay autores que apuntan, incluso, a los modelos del teatro cómico de la literatura griega y romana, bien es verdad que el empuje de este fenómeno surge con la evolución de las ciudades, el auge de las exquisitas cortes y el nuevo gusto por la cultura clásica. Poniendo un poco de orden tenemos que, durante la Edad Media, el teatro estuvo restringido a los autos sacramentales con motivo de festividades importantes. Eran representaciones muy sencillas que no se apartaban de los textos bíblicos. Los modelos populares se reducían a las buenas artes de los juglares que, con la recitación de sus cantares de gesta, introducían una pequeña coreografía en un intento por imprimir un sello teatral. El gran modelo clásico (el de un Plauto o de un Terencio o el de los dramas que llenaban los teatros romanos que aún hoy en día nos dice de su pasado esplendor) había quedado sepultado en los lodos del olvido. Si bien la cultura medieval con sus scriptoria en los monasterios, pudo rescatar parte de esta obra, sin embargo, no era accesible a público alguno. Estaban allí, en las bibliotecas, esperando una nueva mirada, extremo que sucedió, como con otros retazos de la cultura grecolatina, a partir del siglo XVI.  

En esta fecha, con el auge del Renacimiento literario, artístico y cultural se pone en valor los fundamentos de un pueblo pagano bajo el auspicio de las ricas cortes italianas y europeas de la época. El avance de la imprenta contribuyó a dar a conocer textos de todo tipo entre los que se encontraban los teatrales. Así, podemos dividir esta producción en tres apartados claramente diferenciados:  

1.- Teatro eclesiástico desarrollado en el interior de las iglesias con motivo de festividades importantes (Pasión, Navidad, Ascensión…) y se reducía a los autos sacramentales o misterios que poco se apartaban de las palabras bíblicas. 

2.- Teatro aristocrático o cortesano que se desarrollaba en los interiores suntuosos de los palacios de los nuevos señores. Hay un gusto por las recién rescatadas (de las bibliotecas medievales) obras de la literatura clásica. A menudo eran los mismos miembros de las familias pudientes los que levantaban estas puestas en escena como forma de ocio o dentro de un programa para agasajar invitados. Este modelo teatral tendrá mayor predicamento en Francia a partir de 1630. 

3.- Teatro popular en el que se basa tanto la commedia dell’arte (como el posterior y brillante teatro barroco en España). Este estaba organizado por cómicos profesionales e itinerantes que llevaban tramas de enredo allí donde se les demandaban. No había teatros como tal ya que las funciones se improvisaban en plazas o posadas y, posteriormente, en España en los famosos corrales de comedia. Recordemos que las primeras construcciones teatrales, los edificios diseñados y levantados con tal propósito, no proliferan en Europa (y después en toda América) hasta la cultura del Neoclasicismo. Y para eso hay que esperar a finales del siglo XVII e, incluso, el XVIII. Del teatro popular no solo se surte la commedia dell’arte sino también los grandes títulos de W. Shakespeare o todas las obras de Lope de Vega por poner los ejemplos más importantes.  

Características de la commedia dell’arte italiana 

1.- Tal como he anotado, la base es el teatro popular europeo, itinerante y llevado a cabo por cómicos profesionales. 

2.- Se desarrolla en las distintas ciudades-estado de Italia a partir del siglo XVI y llega incluso a las primeras décadas del siglo XIX. 

3.- Va a tener una enorme influencia en los grandes autores de la época desde el teatro de Lope de Vega hasta Shakespeare o Molière. 

4.- Convive con las sacre representazioni en las iglesias y el teatro humanístico. Este es de corte culto y con un claro sustrato de la literatura greco-romana. Los nombres fundamentales de este estilo son Ariosto (1474-1533) y Maquiavelo (1469-1527) con su obra La Mandrágola

5.- Aparece el enredo (embroglio en italiano) como eje temático de las representaciones. Este concepto, además, será fundamental en la commedia dell’arte. El enredo consiste en fundamentar la trama en malentendidos, personas que desaparecen, dobles que no se conocen, secuestros, falsas muertes y confusiones de todo tipo. Todo ello tiene un fin cómico inmediato. 

6.- Sin embargo, la comedia dell’arte, aunque se basa en el enredo como el teatro humanístico culto, es un modelo cien por cien popular. Al parecer retoma modelos basados en los juglares medievales e, incluso, en algunas fórmulas orales de la cultura clásica. 

7.- No hay texto como tal más allá de un guión conocido por todos los implicados. El resto se deja a la improvisación y al ingenio de los comediantes. 

8- Los personajes tenían unas características fijas y eran plenamente identificados por el público gracias al atuendo y a las máscaras que lucían. 

9.- Se podían dividir en los siguientes grupos: a) viejos antipáticos siempre anteponiendo la moral social al deseo del resto de los implicados (Pantalón y Doctor); b) criados y sirvientas muy simples encargados de las notas cómicas y sencillas (Arlequín, zanni, servetta); c) Capitán Sapavento siguiendo el modelo del Miles glorioso de Plauto, un narcisista fanfarrón que alardea de valentía pero es, simplemente, un charlatán cobarde: d) los enamorados que no pueden desarrollar su pasión por imposiciones sociales y conforman la nota grave de la trama. 

10.- Todo ello se completaba con una fuerte mímica, las bufonadas, las zancadillas, cabriolas o los efectos para sacar la risa fácil entre los espectadores. Como todo se dejaba al genio, ingenio y a la improvisación, la calidad de las compañías de cómicos era dispar demandándose las que más acierto conseguían a la hora de pasar ese rato de ocio. La commedia dell’arte puede compararse (con las debidas distancias) a los monólogos televisivos actuales, aunque estos están previamente ensayados y la commedia dell’arte tenía un fuerte componente de improvisación. 

Influencia de la commedia dell’arte en el teatro europeo posterior 

1.- Desde Italia, la fama de este modelo teatral se expandió por toda Europa a partir de mediados del siglo XVI. 

2.- El personaje más imitado (y presente en el teatro español hasta bien entrado el siglo XVIII) es el del gracioso, el criado chistoso y simple que solo busca satisfacer los instintos más básicos y no tiene ninguna altura moral o ética. 

3.- El modelo de enredo y de esta forma de hacer teatro se introdujo en España con Lope de Rueda que llegó a traducir algunos temas famosos en Italia. A partir de él, comenzaría a desarrollarse con la dramaturgia barroca llegando a su cenit con Lope de Vega pero tampoco podemos olvidar las obras de Calderón de la Barca. Esta fórmula literaria tenía un fuerte componente de evasión en una nación que iba decayendo por décadas. Por eso, se mantuvo (ya sin el frescor de estos grandes nombres) hasta bien entrado el siglo XVIII. Comedias se hacían en todos los lugares posibles: en las plazas de los pueblos o en los fastuosos jardines de la aristocracia. Los corrales de comedia se fueron conformando a partir de espacios más o menos cerrados para dar cabida a una demanda en aumento constante. 

4.- El gran Shakespeare (1564-1616) no tiene reparos en aceptar la base de la commedia dell’arte en sus grandes comedias. 

5.- Y, por último, hay que señalar el importante influjo que tuvo la commedia dell’arte en un creador de la talla de Molière (1622-1673). Actor y dramaturgo que murió prácticamente en escena, reformó de tal manera los fundamentos del teatro francés que puede decirse que hay un antes y un después. Creó las denominadas comédies-ballet (que pueden asemejarse a los musicales). Y de sus farsas elementales llegó a las denominadas altas comedias en las que desarrolló unos personajes con tal fondo ideológico que han entrado en el canon literario universal.   

En definitiva, aunque el teatro posterior logró cotas de calidad insuperables en la literatura europea de todos los tiempos, buena parte de sus fundamentos se encuentran en la commedia dell’arte italiana. Fue una fórmula popular, ingeniosa e itinerante que se apartaba de las representaciones llevadas a cabo en las cultivadas cortes del momento.  

Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla

 

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El proceso de desarrollo de la denominada commedia dell’arte italiana a partir del siglo XVI, llegando sus coletazos incluso en el siglo XIX, no puede entenderse sin conocer el estado del teatro europeo medieval y su desarrollo posterior siguiendo los nuevos gustos de la época.  

Antecedentes de la commedia dell’arte 

Aunque hay autores que apuntan, incluso, a los modelos del teatro cómico de la literatura griega y romana, bien es verdad que el empuje de este fenómeno surge con la evolución de las ciudades, el auge de las exquisitas cortes y el nuevo gusto por la cultura clásica. Poniendo un poco de orden tenemos que, durante la Edad Media, el teatro estuvo restringido a los autos sacramentales con motivo de festividades importantes. Eran representaciones muy sencillas que no se apartaban de los textos bíblicos. Los modelos populares se reducían a las buenas artes de los juglares que, con la recitación de sus cantares de gesta, introducían una pequeña coreografía en un intento por imprimir un sello teatral. El gran modelo clásico (el de un Plauto o de un Terencio o el de los dramas que llenaban los teatros romanos que aún hoy en día nos dice de su pasado esplendor) había quedado sepultado en los lodos del olvido. Si bien la cultura medieval con sus scriptoria en los monasterios, pudo rescatar parte de esta obra, sin embargo, no era accesible a público alguno. Estaban allí, en las bibliotecas, esperando una nueva mirada, extremo que sucedió, como con otros retazos de la cultura grecolatina, a partir del siglo XVI.  

En esta fecha, con el auge del Renacimiento literario, artístico y cultural se pone en valor los fundamentos de un pueblo pagano bajo el auspicio de las ricas cortes italianas y europeas de la época. El avance de la imprenta contribuyó a dar a conocer textos de todo tipo entre los que se encontraban los teatrales. Así, podemos dividir esta producción en tres apartados claramente diferenciados:  

1.- Teatro eclesiástico desarrollado en el interior de las iglesias con motivo de festividades importantes (Pasión, Navidad, Ascensión…) y se reducía a los autos sacramentales o misterios que poco se apartaban de las palabras bíblicas. 

2.- Teatro aristocrático o cortesano que se desarrollaba en los interiores suntuosos de los palacios de los nuevos señores. Hay un gusto por las recién rescatadas (de las bibliotecas medievales) obras de la literatura clásica. A menudo eran los mismos miembros de las familias pudientes los que levantaban estas puestas en escena como forma de ocio o dentro de un programa para agasajar invitados. Este modelo teatral tendrá mayor predicamento en Francia a partir de 1630. 

3.- Teatro popular en el que se basa tanto la commedia dell’arte (como el posterior y brillante teatro barroco en España). Este estaba organizado por cómicos profesionales e itinerantes que llevaban tramas de enredo allí donde se les demandaban. No había teatros como tal ya que las funciones se improvisaban en plazas o posadas y, posteriormente, en España en los famosos corrales de comedia. Recordemos que las primeras construcciones teatrales, los edificios diseñados y levantados con tal propósito, no proliferan en Europa (y después en toda América) hasta la cultura del Neoclasicismo. Y para eso hay que esperar a finales del siglo XVII e, incluso, el XVIII. Del teatro popular no solo se surte la commedia dell’arte sino también los grandes títulos de W. Shakespeare o todas las obras de Lope de Vega por poner los ejemplos más importantes.  

Características de la commedia dell’arte italiana 

1.- Tal como he anotado, la base es el teatro popular europeo, itinerante y llevado a cabo por cómicos profesionales. 

2.- Se desarrolla en las distintas ciudades-estado de Italia a partir del siglo XVI y llega incluso a las primeras décadas del siglo XIX. 

3.- Va a tener una enorme influencia en los grandes autores de la época desde el teatro de Lope de Vega hasta Shakespeare o Molière. 

4.- Convive con las sacre representazioni en las iglesias y el teatro humanístico. Este es de corte culto y con un claro sustrato de la literatura greco-romana. Los nombres fundamentales de este estilo son Ariosto (1474-1533) y Maquiavelo (1469-1527) con su obra La Mandrágola

5.- Aparece el enredo (embroglio en italiano) como eje temático de las representaciones. Este concepto, además, será fundamental en la commedia dell’arte. El enredo consiste en fundamentar la trama en malentendidos, personas que desaparecen, dobles que no se conocen, secuestros, falsas muertes y confusiones de todo tipo. Todo ello tiene un fin cómico inmediato. 

6.- Sin embargo, la comedia dell’arte, aunque se basa en el enredo como el teatro humanístico culto, es un modelo cien por cien popular. Al parecer retoma modelos basados en los juglares medievales e, incluso, en algunas fórmulas orales de la cultura clásica. 

7.- No hay texto como tal más allá de un guión conocido por todos los implicados. El resto se deja a la improvisación y al ingenio de los comediantes. 

8- Los personajes tenían unas características fijas y eran plenamente identificados por el público gracias al atuendo y a las máscaras que lucían. 

9.- Se podían dividir en los siguientes grupos: a) viejos antipáticos siempre anteponiendo la moral social al deseo del resto de los implicados (Pantalón y Doctor); b) criados y sirvientas muy simples encargados de las notas cómicas y sencillas (Arlequín, zanni, servetta); c) Capitán Sapavento siguiendo el modelo del Miles glorioso de Plauto, un narcisista fanfarrón que alardea de valentía pero es, simplemente, un charlatán cobarde: d) los enamorados que no pueden desarrollar su pasión por imposiciones sociales y conforman la nota grave de la trama. 

10.- Todo ello se completaba con una fuerte mímica, las bufonadas, las zancadillas, cabriolas o los efectos para sacar la risa fácil entre los espectadores. Como todo se dejaba al genio, ingenio y a la improvisación, la calidad de las compañías de cómicos era dispar demandándose las que más acierto conseguían a la hora de pasar ese rato de ocio. La commedia dell’arte puede compararse (con las debidas distancias) a los monólogos televisivos actuales, aunque estos están previamente ensayados y la commedia dell’arte tenía un fuerte componente de improvisación. 

Influencia de la commedia dell’arte en el teatro europeo posterior 

1.- Desde Italia, la fama de este modelo teatral se expandió por toda Europa a partir de mediados del siglo XVI. 

2.- El personaje más imitado (y presente en el teatro español hasta bien entrado el siglo XVIII) es el del gracioso, el criado chistoso y simple que solo busca satisfacer los instintos más básicos y no tiene ninguna altura moral o ética. 

3.- El modelo de enredo y de esta forma de hacer teatro se introdujo en España con Lope de Rueda que llegó a traducir algunos temas famosos en Italia. A partir de él, comenzaría a desarrollarse con la dramaturgia barroca llegando a su cenit con Lope de Vega pero tampoco podemos olvidar las obras de Calderón de la Barca. Esta fórmula literaria tenía un fuerte componente de evasión en una nación que iba decayendo por décadas. Por eso, se mantuvo (ya sin el frescor de estos grandes nombres) hasta bien entrado el siglo XVIII. Comedias se hacían en todos los lugares posibles: en las plazas de los pueblos o en los fastuosos jardines de la aristocracia. Los corrales de comedia se fueron conformando a partir de espacios más o menos cerrados para dar cabida a una demanda en aumento constante. 

4.- El gran Shakespeare (1564-1616) no tiene reparos en aceptar la base de la commedia dell’arte en sus grandes comedias. 

5.- Y, por último, hay que señalar el importante influjo que tuvo la commedia dell’arte en un creador de la talla de Molière (1622-1673). Actor y dramaturgo que murió prácticamente en escena, reformó de tal manera los fundamentos del teatro francés que puede decirse que hay un antes y un después. Creó las denominadas comédies-ballet (que pueden asemejarse a los musicales). Y de sus farsas elementales llegó a las denominadas altas comedias en las que desarrolló unos personajes con tal fondo ideológico que han entrado en el canon literario universal.   

En definitiva, aunque el teatro posterior logró cotas de calidad insuperables en la literatura europea de todos los tiempos, buena parte de sus fundamentos se encuentran en la commedia dell’arte italiana. Fue una fórmula popular, ingeniosa e itinerante que se apartaba de las representaciones llevadas a cabo en las cultivadas cortes del momento.  

Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla

 

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Hablar de los inicios de la imprenta es hablar de Aldo Manuzio. Este impresor-editor veneciano desde 1495 hasta 1515 no solo diseñó y dio cuerpo al libro tal como lo conocemos hoy en día, sino que elevó a cotas de calidad las ediciones críticas de los clásicos greco-latinos. Su logotipo editorial, el ancla y el delfín entrelazados bajo el lema Festina Lente, ese “apresúrate despacio” tomado de un adagio de Augusto, se convirtió muy pronto en símbolo de exquisitez, calidad e innovación.  

En apenas quince años, en el periodo que va desde 1494 hasta 1515, fecha de la muerte de Aldo Manuzio (con algunas interrupciones debido a problemas logísticos) de su imprenta salieron cerca de ciento cincuenta títulos. Sobresalen, especialmente, ediciones príncipes de Aristóteles, Platón, Ovidio, la comedia y la tragedia griega. Y no solo se centró en los clásicos, ya que también en su imprenta vieron la luz los poemas de Pietro Bembo o escritos de Erasmo de Rotterdam (propiciando la expansión del erasmismo). 

Biografía de Aldo Manuzio 

Nace en 1450 (aunque algunos autores señalan la fecha de 1449 y otros la de 1451) en Casiano di Sermnonneta, una pequeña población del Lazio romano. Poco se sabe de su infancia y juventud, pero parece que sus primeros estudios los realiza junto a Scipione Fortiguerra que, más tarde, formará parte de su selecto consejo editorial. En una edad bastante tardía, se traslada a Ferrara a completar sus estudios y es allí donde se encuentra con una de las lumbreras decisivas para su proyecto editorial: Giovanni Francesco Pico della Mirandola. Aldo tenía veinticinco años y el joven Pico era un adolescente de apenas doce años. Sin embargo, ya en él despuntaba, en forma de niño prodigio, la brillantez que le acompañaría de adulto. Por los datos que se tienen de Aldo, si bien fue un hombre afortunado en el plano intelectual, su hacienda era más bien escasa. 

En 1482 estalla la guerra entre Venecia y Ferrara, un conflicto que se prolongará en el tiempo de manera intermitente y casi interminable y que, a la postre, acabará condicionando tanto la futura empresa tipográfica como la vida cotidiana de Manuzio. Cuando las hostilidades se vuelven más duras el joven Pico della Mirandola (poseedor de una fortuna bastante notable) hospeda a su amigo en su castillo. Aquí es donde los dos hombres, llevados por su afán de perfeccionamiento intelectual, comienzan a fraguar la idea de la impresión de textos clásicos en modernas y claras ediciones. Mientras dura las hostilidades y confinados en el castillo, Aldo Manuzio se convierte en maestro de griego de los dos sobrinos della Mirandola. Aquí se organizan tertulias y hay tiempo libre para el estudio de los clásicos. Este contacto con la élite intelectual de la zona y de sus alrededores se ve enriquecido a partir de 1482 con la caída de Bizancio. Esto supone sucesivas oleadas de intelectuales exiliados que se afanaban desesperadamente en conseguir algún tipo de refugio o mecenazgo por parte de los ricos y cultivados príncipes de las cortes italianas. 

Los inicios de la imprenta de Aldo Manuzio 

A pesar de que su amigo della Mirándola le ofrece una parte del castillo para la imprenta y una cuantiosa suma de dinero, Aldo se empeña en mudarse a Venecia, por entonces un hervidero intelectual y eje libresco. Así tenemos que, en 1494, se encuentra en la Ciudad de los Canales buscando financiación para la impresión de sus libros. Fue Ermolao Barbarigo,  cuyo hijo había sido alumno de Manuzio y dueño de la fábrica de papel Fabriano, quien puso el dinero necesario a cambio de la mitad de las acciones. Barbarigo fue una bendición para el impresor ya que, con su fortuna, había conseguido atesorar una importante biblioteca compuesta de libros medievales manuscritos. Estos serán de utilidad para el gran impresor.  La imprenta se instala junto a la iglesia de San Agustín y encarga a Griffo (afamado orfebre) el diseño y la ejecución de los nuevos tipos.  

Su primer libro en latín salió de la imprenta en 1496: Sobre el Etna de Pietro Bembo. El éxito de las obras impresas por Manuzio alcanzó, muy pronto, fama internacional. Así editores e impresores de otras partes de Italia y de Europa no tardan en imitar sus innovaciones. A eso se debió la deslealtad de Griffo que no tuvo ningún reparo en inundar el mercado con fuentes piratas Por eso, lo despide y le sustituye Giacomo “el húngaro” para seguir con Giulio Campagnola hasta la muerte del impresor.  

La Neoccademia de Aldo Manuzio 

Con los beneficios de la imprenta crea en su casa la denominada Academia Aldina inspirada en la Academia Platónica de Florencia. Estaba formada por los treinta y dos sabios de su consejo editorial e intelectuales tanto venecianos como exiliados de Constantinopla. Allí se reunían el príncipe Alberto Pío de Carpi, el poeta Pietro Bembo, el helenista Girolano Aleandro da Motta, Demetrio Ducas (requerido por el Cardenal Cisneros para hacerse cargo de la parte griega de la Biblia Políglota), Thomas Linacre (médico de Enrique VIII de Inglaterra) e, incluso, Erasmo de Rotterdam. 

Estos intelectuales se encargaban de seleccionar los manuscritos que, tras el contraste de las distintas versiones, servirían para fijar el texto. Posteriormente se producía un elaborado proceso de impresión página a página, pliego a pliego. 

Los últimos años en la vida de Aldo Manuzio  

En 1505, en plena madurez, se casa con la joven María Torresani de apenas veinte años. Desafortunadamente dicha felicidad se ve empañada por una serie de desgraciados sucesos. Primero fallece Barbarigo, principal accionista de la imprenta. Luego se declara la bancarrota de las entidades financieras venecianas. Como debe parar, aprovecha la falta de recursos a la hora de seguir con su tarea impresora para hacerse conferenciante con una gira por toda Italia. Le acompaña su esposa y nace su primer hijo.  

Las máquinas vuelven a ponerse en marcha en 1507 cuando el padre de María aporta el capital que no quieren poner los herederos de Barbarigo. Es entonces cuando solo saca a la calle los clásicos con más demanda relegando proyectos de mayor envergadura, como una Biblia políglota o títulos de autores contemporáneos. Hacia 1509 la interminable guerra entre Venecia y Ferrara hace insostenible la situación. Aldo Manuzio debe huir con su familia y encuentra refugio en el castillo de Novi propiedad de su amigo el príncipe Alberto Pío de Carpi. Allí sitúa una imprenta que pretendía ser provisional. Sin embargo, en ella le alcanza la muerte en 1515. Su tarea editora continúo con su hijo primogénito y su nieto, ambos de nombre Aldo. 

  

Aldo Manuzio y sus aportes a la tipografía 

1.- De manera incansable y metódica, Aldo Manuzio puso en marcha y concluyó un plan de publicaciones exhaustivo y complejo. Así, cada edición era sometida a un consejo editorial de treinta y dos sabios de renombre entre los que se encontraban eruditos, filósofos, filólogos, calígrafos o poetas no solo de Italia sino también de Inglaterra, Grecia, Francia o la actual Turquía.  

2.- Para las ediciones de los clásicos de la antigua literatura griega o romana se imprimían los textos redactados en la lengua original, a ser posible sin glosas ni notas a pie de página. Así la nueva intelectualidad, compuesta por una clase emergente de laicos estudiosos, forjada en las ideas y principios del Renacimiento, podía conversar “libremente con tan gloriosos difuntos”. 

3.- Como complemento, anexo o ayuda a estas ediciones, el propio Aldo Manuzio publicó e, incluso, redactó él mismo gramáticas y diccionarios. Estos servían a modo de libros de texto para los cada día más numerosos estudiantes de las universidades. Estos iban cobrando fuerza e importancia en los estados que, por entonces, comenzaban a forjarse, a la par que ser propagaba la imprenta por toda Europa y, posteriormente, por todo el mundo conocido.  

4.- Trabaja con el papel de extrema calidad de la casa Fabriano, hoy un lujo reservado a los regalos.  También utiliza una cola especial que hace que los libros no se abran. Deja márgenes generosos con el objetivo de que en ellos se pudieran realizar notas por parte de los estudiantes.  

5.- Aligera las encuadernaciones haciéndolas minimalistas. Se utilizaba una piel muy fina que llega desde el norte de África y elimina las tablas de los libros medievales. Estas son sustituidas por cartón. Además adopta el lomo plano y se estampa las portadas a fuego. Todo ello aporta ligereza. 

6.- Para hacer más llevadero el proceso de encuadernación, se inventa una forma nueva de numerar los distintos cuadernillos. Esta nomenclatura es la que ha perdurado hasta hace poco cuando la tecnología informática ya no la ha necesitado.  

7.- A partir de 1496, los tipos encargados a Griffo se hacen más ligeros, se redondean y la lectura se hace más clara. Aún se sigue innovando en su afán por presentar hojas limpias. El cenit llega en 1499 primero con la Cornucopias de Perotti y después con la Hypnerotomachia Poliphili, considerado el libro más bello y, a la par, el más enigmático salido de una imprenta.  

8.- Aldo Manuzio no solo se contenta con ir diseñando y fundiendo matrices cada vez más bellas y más claras, sino que, además, en aras de una mejor comprensión lectora, inserta dos signos de puntuación inéditos hasta entonces: el punto y coma y el apóstrofo.  

9.- Fue el primer editor que se preocupa por ordenar sus colecciones y por publicar catálogos a disposición del público con sus características y precios. El primero es de 1498. 

10.- En el año 1500, buscando un formato que se adaptara a las formas de vida de su emergente clientela de eruditos y estudiantes, Aldo Manuzio reduce considerablemente el formato de los libros hasta las medidas de 100 x 150 mm. Nace así el formato octavo o libro de bolsillo. 

11.- Paralelamente, encarga a Griffo una fuente que ha pasado a la historia con los nombres de cursiva, inclinada, itálica o aldina inspirada en los manuscritos autógrafos del poeta Petrarca que Pietro Bombo conservaba en su biblioteca. 

12.- Fue tal su éxito que las tiradas llegan a los mil ejemplares y, además, salían a un precio competitivo.  

La importancia y la influencia de Aldo Manuzio en la historia de la imprenta

En distintos puntos de Europa se imitó, cuando no se copió descaradamente, las ediciones aldinas incluidas sus señas de identidad (el ancla y el delfín). Manuzio modificó no solo el formato códice heredado de la Edad Media (grandes y pesados infolios de difícil lectura) sino que, además se encargó y dirigió la afamada Neoccademmia. Allí los sabios renacentistas, al contrario de los monjes de la cultura medieval, se empeñaron en seleccionar y en fijar la mejor versión conocida de los textos antiguos. Como editor, puso al alcance de una inmensa minoría de interesados los grandes textos de la cultura clásica en ediciones filológicamente impecables.  

Como impresor realizó una serie de innovaciones tan fundamentales que han pervivido hasta la actualidad. Y todo ello sin renunciar a la calidad que se propuso desde el primer momento. La del papel es un claro ejemplo puesto que aún hoy en día permanece blanco, crujiente y tan espeso que ni siquiera la tinta de los escolares que han utilizado estos libros ha logrado deteriorarlo lo más mínimo. 

Como hombre de negocios, ideó modernas y desconocidas estrategias de marketing que posibilitó la movilidad de sus ejemplares por toda Europa. Incluso la influencia de la letra aldina se encuentra en un arte tan alejado como el de los luthiers del norte de Italia con Stradivarius a la cabeza. Se inspiraron en la f inclinada para la apertura de la caja de resonancia. Hasta ese punto llegó la influencia y los aportes a la imprenta de Aldo Manuzio.  

Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla

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Hablar de los inicios de la imprenta es hablar de Aldo Manuzio. Este impresor-editor veneciano desde 1495 hasta 1515 no solo diseñó y dio cuerpo al libro tal como lo conocemos hoy en día, sino que elevó a cotas de calidad las ediciones críticas de los clásicos greco-latinos. Su logotipo editorial, el ancla y el delfín entrelazados bajo el lema Festina Lente, ese “apresúrate despacio” tomado de un adagio de Augusto, se convirtió muy pronto en símbolo de exquisitez, calidad e innovación.  

En apenas quince años, en el periodo que va desde 1494 hasta 1515, fecha de la muerte de Aldo Manuzio (con algunas interrupciones debido a problemas logísticos) de su imprenta salieron cerca de ciento cincuenta títulos. Sobresalen, especialmente, ediciones príncipes de Aristóteles, Platón, Ovidio, la comedia y la tragedia griega. Y no solo se centró en los clásicos, ya que también en su imprenta vieron la luz los poemas de Pietro Bembo o escritos de Erasmo de Rotterdam (propiciando la expansión del erasmismo). 

Biografía de Aldo Manuzio 

Nace en 1450 (aunque algunos autores señalan la fecha de 1449 y otros la de 1451) en Casiano di Sermnonneta, una pequeña población del Lazio romano. Poco se sabe de su infancia y juventud, pero parece que sus primeros estudios los realiza junto a Scipione Fortiguerra que, más tarde, formará parte de su selecto consejo editorial. En una edad bastante tardía, se traslada a Ferrara a completar sus estudios y es allí donde se encuentra con una de las lumbreras decisivas para su proyecto editorial: Giovanni Francesco Pico della Mirandola. Aldo tenía veinticinco años y el joven Pico era un adolescente de apenas doce años. Sin embargo, ya en él despuntaba, en forma de niño prodigio, la brillantez que le acompañaría de adulto. Por los datos que se tienen de Aldo, si bien fue un hombre afortunado en el plano intelectual, su hacienda era más bien escasa. 

En 1482 estalla la guerra entre Venecia y Ferrara, un conflicto que se prolongará en el tiempo de manera intermitente y casi interminable y que, a la postre, acabará condicionando tanto la futura empresa tipográfica como la vida cotidiana de Manuzio. Cuando las hostilidades se vuelven más duras el joven Pico della Mirandola (poseedor de una fortuna bastante notable) hospeda a su amigo en su castillo. Aquí es donde los dos hombres, llevados por su afán de perfeccionamiento intelectual, comienzan a fraguar la idea de la impresión de textos clásicos en modernas y claras ediciones. Mientras dura las hostilidades y confinados en el castillo, Aldo Manuzio se convierte en maestro de griego de los dos sobrinos della Mirandola. Aquí se organizan tertulias y hay tiempo libre para el estudio de los clásicos. Este contacto con la élite intelectual de la zona y de sus alrededores se ve enriquecido a partir de 1482 con la caída de Bizancio. Esto supone sucesivas oleadas de intelectuales exiliados que se afanaban desesperadamente en conseguir algún tipo de refugio o mecenazgo por parte de los ricos y cultivados príncipes de las cortes italianas. 

Los inicios de la imprenta de Aldo Manuzio 

A pesar de que su amigo della Mirándola le ofrece una parte del castillo para la imprenta y una cuantiosa suma de dinero, Aldo se empeña en mudarse a Venecia, por entonces un hervidero intelectual y eje libresco. Así tenemos que, en 1494, se encuentra en la Ciudad de los Canales buscando financiación para la impresión de sus libros. Fue Ermolao Barbarigo,  cuyo hijo había sido alumno de Manuzio y dueño de la fábrica de papel Fabriano, quien puso el dinero necesario a cambio de la mitad de las acciones. Barbarigo fue una bendición para el impresor ya que, con su fortuna, había conseguido atesorar una importante biblioteca compuesta de libros medievales manuscritos. Estos serán de utilidad para el gran impresor.  La imprenta se instala junto a la iglesia de San Agustín y encarga a Griffo (afamado orfebre) el diseño y la ejecución de los nuevos tipos.  

Su primer libro en latín salió de la imprenta en 1496: Sobre el Etna de Pietro Bembo. El éxito de las obras impresas por Manuzio alcanzó, muy pronto, fama internacional. Así editores e impresores de otras partes de Italia y de Europa no tardan en imitar sus innovaciones. A eso se debió la deslealtad de Griffo que no tuvo ningún reparo en inundar el mercado con fuentes piratas Por eso, lo despide y le sustituye Giacomo “el húngaro” para seguir con Giulio Campagnola hasta la muerte del impresor.  

La Neoccademia de Aldo Manuzio 

Con los beneficios de la imprenta crea en su casa la denominada Academia Aldina inspirada en la Academia Platónica de Florencia. Estaba formada por los treinta y dos sabios de su consejo editorial e intelectuales tanto venecianos como exiliados de Constantinopla. Allí se reunían el príncipe Alberto Pío de Carpi, el poeta Pietro Bembo, el helenista Girolano Aleandro da Motta, Demetrio Ducas (requerido por el Cardenal Cisneros para hacerse cargo de la parte griega de la Biblia Políglota), Thomas Linacre (médico de Enrique VIII de Inglaterra) e, incluso, Erasmo de Rotterdam. 

Estos intelectuales se encargaban de seleccionar los manuscritos que, tras el contraste de las distintas versiones, servirían para fijar el texto. Posteriormente se producía un elaborado proceso de impresión página a página, pliego a pliego. 

Los últimos años en la vida de Aldo Manuzio  

En 1505, en plena madurez, se casa con la joven María Torresani de apenas veinte años. Desafortunadamente dicha felicidad se ve empañada por una serie de desgraciados sucesos. Primero fallece Barbarigo, principal accionista de la imprenta. Luego se declara la bancarrota de las entidades financieras venecianas. Como debe parar, aprovecha la falta de recursos a la hora de seguir con su tarea impresora para hacerse conferenciante con una gira por toda Italia. Le acompaña su esposa y nace su primer hijo.  

Las máquinas vuelven a ponerse en marcha en 1507 cuando el padre de María aporta el capital que no quieren poner los herederos de Barbarigo. Es entonces cuando solo saca a la calle los clásicos con más demanda relegando proyectos de mayor envergadura, como una Biblia políglota o títulos de autores contemporáneos. Hacia 1509 la interminable guerra entre Venecia y Ferrara hace insostenible la situación. Aldo Manuzio debe huir con su familia y encuentra refugio en el castillo de Novi propiedad de su amigo el príncipe Alberto Pío de Carpi. Allí sitúa una imprenta que pretendía ser provisional. Sin embargo, en ella le alcanza la muerte en 1515. Su tarea editora continúo con su hijo primogénito y su nieto, ambos de nombre Aldo. 

  

Aldo Manuzio y sus aportes a la tipografía 

1.- De manera incansable y metódica, Aldo Manuzio puso en marcha y concluyó un plan de publicaciones exhaustivo y complejo. Así, cada edición era sometida a un consejo editorial de treinta y dos sabios de renombre entre los que se encontraban eruditos, filósofos, filólogos, calígrafos o poetas no solo de Italia sino también de Inglaterra, Grecia, Francia o la actual Turquía.  

2.- Para las ediciones de los clásicos de la antigua literatura griega o romana se imprimían los textos redactados en la lengua original, a ser posible sin glosas ni notas a pie de página. Así la nueva intelectualidad, compuesta por una clase emergente de laicos estudiosos, forjada en las ideas y principios del Renacimiento, podía conversar “libremente con tan gloriosos difuntos”. 

3.- Como complemento, anexo o ayuda a estas ediciones, el propio Aldo Manuzio publicó e, incluso, redactó él mismo gramáticas y diccionarios. Estos servían a modo de libros de texto para los cada día más numerosos estudiantes de las universidades. Estos iban cobrando fuerza e importancia en los estados que, por entonces, comenzaban a forjarse, a la par que ser propagaba la imprenta por toda Europa y, posteriormente, por todo el mundo conocido.  

4.- Trabaja con el papel de extrema calidad de la casa Fabriano, hoy un lujo reservado a los regalos.  También utiliza una cola especial que hace que los libros no se abran. Deja márgenes generosos con el objetivo de que en ellos se pudieran realizar notas por parte de los estudiantes.  

5.- Aligera las encuadernaciones haciéndolas minimalistas. Se utilizaba una piel muy fina que llega desde el norte de África y elimina las tablas de los libros medievales. Estas son sustituidas por cartón. Además adopta el lomo plano y se estampa las portadas a fuego. Todo ello aporta ligereza. 

6.- Para hacer más llevadero el proceso de encuadernación, se inventa una forma nueva de numerar los distintos cuadernillos. Esta nomenclatura es la que ha perdurado hasta hace poco cuando la tecnología informática ya no la ha necesitado.  

7.- A partir de 1496, los tipos encargados a Griffo se hacen más ligeros, se redondean y la lectura se hace más clara. Aún se sigue innovando en su afán por presentar hojas limpias. El cenit llega en 1499 primero con la Cornucopias de Perotti y después con la Hypnerotomachia Poliphili, considerado el libro más bello y, a la par, el más enigmático salido de una imprenta.  

8.- Aldo Manuzio no solo se contenta con ir diseñando y fundiendo matrices cada vez más bellas y más claras, sino que, además, en aras de una mejor comprensión lectora, inserta dos signos de puntuación inéditos hasta entonces: el punto y coma y el apóstrofo.  

9.- Fue el primer editor que se preocupa por ordenar sus colecciones y por publicar catálogos a disposición del público con sus características y precios. El primero es de 1498. 

10.- En el año 1500, buscando un formato que se adaptara a las formas de vida de su emergente clientela de eruditos y estudiantes, Aldo Manuzio reduce considerablemente el formato de los libros hasta las medidas de 100 x 150 mm. Nace así el formato octavo o libro de bolsillo. 

11.- Paralelamente, encarga a Griffo una fuente que ha pasado a la historia con los nombres de cursiva, inclinada, itálica o aldina inspirada en los manuscritos autógrafos del poeta Petrarca que Pietro Bombo conservaba en su biblioteca. 

12.- Fue tal su éxito que las tiradas llegan a los mil ejemplares y, además, salían a un precio competitivo.  

La importancia y la influencia de Aldo Manuzio en la historia de la imprenta

En distintos puntos de Europa se imitó, cuando no se copió descaradamente, las ediciones aldinas incluidas sus señas de identidad (el ancla y el delfín). Manuzio modificó no solo el formato códice heredado de la Edad Media (grandes y pesados infolios de difícil lectura) sino que, además se encargó y dirigió la afamada Neoccademmia. Allí los sabios renacentistas, al contrario de los monjes de la cultura medieval, se empeñaron en seleccionar y en fijar la mejor versión conocida de los textos antiguos. Como editor, puso al alcance de una inmensa minoría de interesados los grandes textos de la cultura clásica en ediciones filológicamente impecables.  

Como impresor realizó una serie de innovaciones tan fundamentales que han pervivido hasta la actualidad. Y todo ello sin renunciar a la calidad que se propuso desde el primer momento. La del papel es un claro ejemplo puesto que aún hoy en día permanece blanco, crujiente y tan espeso que ni siquiera la tinta de los escolares que han utilizado estos libros ha logrado deteriorarlo lo más mínimo. 

Como hombre de negocios, ideó modernas y desconocidas estrategias de marketing que posibilitó la movilidad de sus ejemplares por toda Europa. Incluso la influencia de la letra aldina se encuentra en un arte tan alejado como el de los luthiers del norte de Italia con Stradivarius a la cabeza. Se inspiraron en la f inclinada para la apertura de la caja de resonancia. Hasta ese punto llegó la influencia y los aportes a la imprenta de Aldo Manuzio.  

Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla

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De todos los cambios que se produjeron a finales del siglo XV en Europa, hay uno que es vertebrador de todos los demás: la distinta concepción sobre el hombre en el Renacimiento a todos los niveles. Lo poco que nos ha llegado de los autores de la Edad Media nos muestra una sociedad teocéntrica, encerrada, guerrera y acosado por calamidades de todo tipo (desde la intransigencia, la inmovilidad hasta las luchas cruentas pasando por epidemias nefastas). Estas obras nos muestran una visión de la vida con las miras siempre puestas en el más allá. Este mundo, por tanto, se convierte en un valle de lágrimas, un paso hacia la gracia absoluta y únicamente importa la salvación del alma tras la muerte. Nada había en lo cotidiano que no invitara o poner los ojos en ese paraíso celestial e incorpóreo, ya que que lo de este plano ofrecía escasos alicientes. Todo eso cambia con la llegada del Renacimiento. Y el hombre se erige en la medida (literal) de todas las cosas a la par que se acepta el disfrute de la vida en la tierra como lo deseable. Vamos por partes para entender mejor este concepto. 

1.- Antropocentrismo, eje sobre el que gira el hombre en el Renacimiento 

Aún siendo Europa eminentemente cristiana, la cosmovisión religiosa cambia a finales del siglo XV e, incluso, un poco antes en lugares de Italia. El hombre comienza a ser la medida de todas las cosas de este mundo. La creación, por tanto, comienza a ser considerada como un regalo o don por parte de la divinidad para disfrutar de ella. A partir de aquí da comienzo el camino de la felicidad, concepto que empieza a tener auge después de los años oscuros, tristes y repletos de penalidades de la época anterior y que nos ha llegado a través de las crónicas y la literatura medieval

Paralelamente, la política en el Renacimiento va cambiando progresivamente mermando el poder de los señores feudales y, con ello, se posibilitan periodos más largos de paz. Las guerras son desplazadas por las intrigas cortesanas o los chismes de las cortes y palacios que se llenan de refinamiento y cultura. Con ello, la humanidad comienza a disfrutar de esos dones sin el sentimiento de culpa (o de pecado) que había caracterizado los siglos anteriores. En el mismo orden de cosas, la naturaleza se convierte en refugio de paz y de inspiración. Aparece, a continuación, el concepto del amor mundano (aunque platonizado). La mujer (ya que aún estamos en una sociedad androcéntrica) se concibe en su carnalidad más allá del canto meramente espiritual y anímico que había predominado en los siglos anteriores. Todo ello forma una combinación novedosa que desemboca en esa idea de antropocentrismo en el que Dios se va desplazando progresivamente para ir ocupando esas esferas por una humanidad deseosa de cambio.  

2.- El hombre en el Renacimiento descubre la antigüedad clásica 

Paralelamente, a esta concepción se van descubriendo los mitos y la literatura griega o latina. En las páginas de los libros medievales que empiezan a imprimirse aparece un mundo pagano de dioses que se mezclan con los hombres, que tienen hijos con los mortales y que están maldecidos con los mismo vicios que la humanidad. En estos textos se despliega una naturaleza que sea alinea con todo lo viviente y que está puesta para el disfrute de las criaturas vivas. Con todas estas ideas, el concepto de valle de lágrimas  va quedando aparcado. Y el disfrute terreno va cobrando fuerza (sin olvidar las ideas cristianas) hasta desembocar en un hedonismo sereno y elegante que no se había conocido en Europa. Por tanto, Ya no será Dios el que acapare cada centímetro de universo sino que hay un deseo de convertir todo lo creado a la medida pequeña de la criatura humana. En este sentido, por poner solo uno de los más famosos, se explican los dibujos con las proporciones y escalas del hombre de Leonardo da Vinci. 

3.- El hombre en el Renacimiento se apunta al avance del conocimiento

Y se hace en todos los aspectos y en todos los sentidos. El Renacimiento en España se inaugura casi con tres grandes hitos: la homogeneización que supone la toma de Granada, el descubrimiento de América y la carta de naturaleza del castellano como lengua de cultura con la Gramática de Antonio de Nebrija. Todo ello sucedió en 1492. Y sin riesgo a equivocarme mucho, se puede afirmar que en esta fecha comienza el Renacimiento en España. Algunos de estos logros no habrían tenido eco si detrás no estuvieran avances científicos. Si la ingeniería naval se desarrolla hasta el punto de permitir empresas antes inconcebibles, lo que supuso un antes y un después fue la invención de la imprenta a mediados del siglo XV que rápidamente se reprodujo por todos los rincones de Europa. Con ella se aumentaron exponencialmente el número de obras a disposición de un público que iba abandonando el analfabetismo crónico. Y, además, alimentó a las nuevas oleadas de estudiantes que se formaban en las incipientes universidades europeas. 

4.- Para el hombre en el Renacimiento la vida, por tanto, ya no es un valle de lágrima y aparece el hedonismo 

En este sentido, se da permiso para crear deliciosos jardines, cómodos palacios o festejar cualquier cosa. El antropocentrismo va dando paso progresivamente a un hedonismo vital que va empapando todas las esferas de las artes y la existencia. También es el acicate para el avance económico, ya que los recursos se concentran para bien del hombre y de la humanidad, aunque las luchas, guerras y enfrentamientos siguieron existiendo. Eso no quita para que los periodos de paz fueran más largos que los medievales. Por tanto, no solo no se destruía lo creado sino que daba tiempo a mejorar lo existente. Todo ello en aras de hacer un aquí y un ahora más vivible. 

5.- La belleza, la naturaleza y la mujer (androcentrismo) como forma de llegar a Dios

Aunque una de las principales características del Renacimiento literario o artístico es colocar al hombre en el centro del Universo, no debemos entender aún ese “hombre” como representante de la Humanidad. La mujer aún no ha adquirido un papel predominante a pesar de la visibilidad de algunas reinas (Isabel de Castilla) o artistas (Santa Teresa de Jesús, representante de la mística). Más bien, eran tenidos como puente que une el mundo profano cotidiano con el de la belleza que es también divina. En este sentido, actúa como la naturaleza en ese camino de la felicidad que permite ver los grandes dones de Dios. Es, por tanto, medio o puente, no fin último.  

6.- Las teorías de Erasmo en la concepción del hombre en el Renacimiento 

Las grandes ideas siempre están en el aire. Si Lutero rompe con la tradición católica negando la autoridad papel, Erasmo lleva esta revolución de otra manera. Entiende que los textos sagrados han sido corrompidos en su lectura y que esta ha sido sesgada para beneficiar a una curia y a un papado corrupto que, en la época, se entretenía con los goces terrenales más que con los divinos. Por eso defiende nuevas traducciones a las lenguas vulgares de los textos sagrados con el fin de acercarlo al origen. Todo ello no sería posible sin ese avance tecnológico y económico que propició el desarrollo de la imprenta y, con ella, los estudios del latín en las nuevas universidades.  

7.- Monarquía frente a señores feudales como cambio 

La política en el Renacimiento gira en torno a la concentración de poder de las cabezas coronadas con respecto a los señores feudales. Todo ello tiene implicación en el ámbito de la economía (al concentrar más riquezas) pero también en las esferas de las ideas. Se hace necesario homogeneizar en diferentes sentidos: políticos, sociales, legales, lingüísticos… Paralelamente, se ve a la humanidad como un todo semejante en su ámbito espiritual. Con ello se ponen las bases para una incipiente justicia social al considerarse que el alma del señor no vale más que la de un pobre ciudadano. Aunque bajo nuestra cosmovisión  esto parece evidente, no lo era para la de la época feudal gobernada, a veces, por crueles y caprichosos caciques.  

8.- El hombre en el Renacimiento está transformado por la incipiente burguesía 

Desde los campos y las murallas cerradas de los castillos se van abriendo nuevos burgos y pequeñas ciudades. Estas se llenan con profesionales de oficios distintos al de la ganadería o la agricultura. Nacen, a continuación, los gremios (que comienzan a agruparse para defender sus derechos o darse apoyo) y una nueva clase que enarbola la bandera de la libertad. Ya no sirven a un señor al cual encomiendan (en todos los sentidos) sus vidas, sino que en cada artesano, en cada artista, en cada profesional independiente (canteros, aparejadores, médicos, farmacéuticos o escribanos) hay una persona que se sabe única e independiente. A la par, este sistema social engendra mayor desarrollo económico, con lo cual la rueda de la libertad no para de retroalimentarse constantemente. Este nuevo orden social (acompañado del mayor poder real que gobierna de forma homogénea) va a influir de manera importante en la cosmovisión del hombre en el Renacimiento. 

9.- El número cinco en el hombre de Vitruvio

Simbolización perfecta del espíritu de la época y de lo que supuso el hombre en el Renacimiento es la medida representado por el hombre de Vitrubio de Leonardo da Vinci. El cinco es considerado, en simbología, el número del hombre, cinco son los dedos de la mano y cinco son los puntos (contando la cabeza) que se proponen en esa famosa ilustración. Con el cinco se dice del hacer, de la capacidad de transformación y de progreso. El cinco supone el cambio y la manera que el ser humano tiene de modificar la realidad dada. Ya no se deja todo a la providencia divina sino que tenemos entre nuestros dedos la posibilidad de crear un mundo distinto, aunque eso no signifique olvidar los principios del cristianismo. Por eso, esa ilustración se ha convertido en el símbolo perfecto de una época.  

10.- El hombre en el Renacimiento busca la perfección en las artes

Y en la naturaleza que pretende domeñar creando jardines ordenados donde el caos no existe. En el mismo sentido, se recupera de la tradición clásica el número áureo que se utiliza para crear edificios sobrios y elegantes a la par que se acometen algunas reformas urbanísticas en este sentido. A la proporción, se une la perspectiva que da ese aspecto tridimensional a las obras de la época. La belleza, por tanto, se convierte en fuente de felicidad y el arte va a ayudar a conseguir ambas cosas. 

En definitiva, el hombre en el Renacimiento es el artífice del cambio esencial que se da en la segunda mitad del siglo XV en Europa. Con esta cosmovisión se cierra la Edad Media tan enconsertada, pobre, inculta y acechada por tantas calamidades que solo puede poner los ojos en el más allá, tal es la cantidad de guerras, hambrunas y pestes alrededor. Con el nuevo orden que inaugura la Edad Moderna se desarrollan inventos que facilitan la vida generando ideas filosóficas transformadoras. La humanidad, avalada por estos avances, comienza a tomar las riendas tanto de su propio destino como del progreso material y se niega a abandonarse a deseos inescrutables de la divinidad.  

Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla 

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De todos los cambios que se produjeron a finales del siglo XV en Europa, hay uno que es vertebrador de todos los demás: la distinta concepción sobre el hombre en el Renacimiento a todos los niveles. Lo poco que nos ha llegado de los autores de la Edad Media nos muestra una sociedad teocéntrica, encerrada, guerrera y acosado por calamidades de todo tipo (desde la intransigencia, la inmovilidad hasta las luchas cruentas pasando por epidemias nefastas). Estas obras nos muestran una visión de la vida con las miras siempre puestas en el más allá. Este mundo, por tanto, se convierte en un valle de lágrimas, un paso hacia la gracia absoluta y únicamente importa la salvación del alma tras la muerte. Nada había en lo cotidiano que no invitara o poner los ojos en ese paraíso celestial e incorpóreo, ya que que lo de este plano ofrecía escasos alicientes. Todo eso cambia con la llegada del Renacimiento. Y el hombre se erige en la medida (literal) de todas las cosas a la par que se acepta el disfrute de la vida en la tierra como lo deseable. Vamos por partes para entender mejor este concepto. 

1.- Antropocentrismo, eje sobre el que gira el hombre en el Renacimiento 

Aún siendo Europa eminentemente cristiana, la cosmovisión religiosa cambia a finales del siglo XV e, incluso, un poco antes en lugares de Italia. El hombre comienza a ser la medida de todas las cosas de este mundo. La creación, por tanto, comienza a ser considerada como un regalo o don por parte de la divinidad para disfrutar de ella. A partir de aquí da comienzo el camino de la felicidad, concepto que empieza a tener auge después de los años oscuros, tristes y repletos de penalidades de la época anterior y que nos ha llegado a través de las crónicas y la literatura medieval

Paralelamente, la política en el Renacimiento va cambiando progresivamente mermando el poder de los señores feudales y, con ello, se posibilitan periodos más largos de paz. Las guerras son desplazadas por las intrigas cortesanas o los chismes de las cortes y palacios que se llenan de refinamiento y cultura. Con ello, la humanidad comienza a disfrutar de esos dones sin el sentimiento de culpa (o de pecado) que había caracterizado los siglos anteriores. En el mismo orden de cosas, la naturaleza se convierte en refugio de paz y de inspiración. Aparece, a continuación, el concepto del amor mundano (aunque platonizado). La mujer (ya que aún estamos en una sociedad androcéntrica) se concibe en su carnalidad más allá del canto meramente espiritual y anímico que había predominado en los siglos anteriores. Todo ello forma una combinación novedosa que desemboca en esa idea de antropocentrismo en el que Dios se va desplazando progresivamente para ir ocupando esas esferas por una humanidad deseosa de cambio.  

2.- El hombre en el Renacimiento descubre la antigüedad clásica 

Paralelamente, a esta concepción se van descubriendo los mitos y la literatura griega o latina. En las páginas de los libros medievales que empiezan a imprimirse aparece un mundo pagano de dioses que se mezclan con los hombres, que tienen hijos con los mortales y que están maldecidos con los mismo vicios que la humanidad. En estos textos se despliega una naturaleza que sea alinea con todo lo viviente y que está puesta para el disfrute de las criaturas vivas. Con todas estas ideas, el concepto de valle de lágrimas  va quedando aparcado. Y el disfrute terreno va cobrando fuerza (sin olvidar las ideas cristianas) hasta desembocar en un hedonismo sereno y elegante que no se había conocido en Europa. Por tanto, Ya no será Dios el que acapare cada centímetro de universo sino que hay un deseo de convertir todo lo creado a la medida pequeña de la criatura humana. En este sentido, por poner solo uno de los más famosos, se explican los dibujos con las proporciones y escalas del hombre de Leonardo da Vinci. 

3.- El hombre en el Renacimiento se apunta al avance del conocimiento

Y se hace en todos los aspectos y en todos los sentidos. El Renacimiento en España se inaugura casi con tres grandes hitos: la homogeneización que supone la toma de Granada, el descubrimiento de América y la carta de naturaleza del castellano como lengua de cultura con la Gramática de Antonio de Nebrija. Todo ello sucedió en 1492. Y sin riesgo a equivocarme mucho, se puede afirmar que en esta fecha comienza el Renacimiento en España. Algunos de estos logros no habrían tenido eco si detrás no estuvieran avances científicos. Si la ingeniería naval se desarrolla hasta el punto de permitir empresas antes inconcebibles, lo que supuso un antes y un después fue la invención de la imprenta a mediados del siglo XV que rápidamente se reprodujo por todos los rincones de Europa. Con ella se aumentaron exponencialmente el número de obras a disposición de un público que iba abandonando el analfabetismo crónico. Y, además, alimentó a las nuevas oleadas de estudiantes que se formaban en las incipientes universidades europeas. 

4.- Para el hombre en el Renacimiento la vida, por tanto, ya no es un valle de lágrima y aparece el hedonismo 

En este sentido, se da permiso para crear deliciosos jardines, cómodos palacios o festejar cualquier cosa. El antropocentrismo va dando paso progresivamente a un hedonismo vital que va empapando todas las esferas de las artes y la existencia. También es el acicate para el avance económico, ya que los recursos se concentran para bien del hombre y de la humanidad, aunque las luchas, guerras y enfrentamientos siguieron existiendo. Eso no quita para que los periodos de paz fueran más largos que los medievales. Por tanto, no solo no se destruía lo creado sino que daba tiempo a mejorar lo existente. Todo ello en aras de hacer un aquí y un ahora más vivible. 

5.- La belleza, la naturaleza y la mujer (androcentrismo) como forma de llegar a Dios

Aunque una de las principales características del Renacimiento literario o artístico es colocar al hombre en el centro del Universo, no debemos entender aún ese “hombre” como representante de la Humanidad. La mujer aún no ha adquirido un papel predominante a pesar de la visibilidad de algunas reinas (Isabel de Castilla) o artistas (Santa Teresa de Jesús, representante de la mística). Más bien, eran tenidos como puente que une el mundo profano cotidiano con el de la belleza que es también divina. En este sentido, actúa como la naturaleza en ese camino de la felicidad que permite ver los grandes dones de Dios. Es, por tanto, medio o puente, no fin último.  

6.- Las teorías de Erasmo en la concepción del hombre en el Renacimiento 

Las grandes ideas siempre están en el aire. Si Lutero rompe con la tradición católica negando la autoridad papel, Erasmo lleva esta revolución de otra manera. Entiende que los textos sagrados han sido corrompidos en su lectura y que esta ha sido sesgada para beneficiar a una curia y a un papado corrupto que, en la época, se entretenía con los goces terrenales más que con los divinos. Por eso defiende nuevas traducciones a las lenguas vulgares de los textos sagrados con el fin de acercarlo al origen. Todo ello no sería posible sin ese avance tecnológico y económico que propició el desarrollo de la imprenta y, con ella, los estudios del latín en las nuevas universidades.  

7.- Monarquía frente a señores feudales como cambio 

La política en el Renacimiento gira en torno a la concentración de poder de las cabezas coronadas con respecto a los señores feudales. Todo ello tiene implicación en el ámbito de la economía (al concentrar más riquezas) pero también en las esferas de las ideas. Se hace necesario homogeneizar en diferentes sentidos: políticos, sociales, legales, lingüísticos… Paralelamente, se ve a la humanidad como un todo semejante en su ámbito espiritual. Con ello se ponen las bases para una incipiente justicia social al considerarse que el alma del señor no vale más que la de un pobre ciudadano. Aunque bajo nuestra cosmovisión  esto parece evidente, no lo era para la de la época feudal gobernada, a veces, por crueles y caprichosos caciques.  

8.- El hombre en el Renacimiento está transformado por la incipiente burguesía 

Desde los campos y las murallas cerradas de los castillos se van abriendo nuevos burgos y pequeñas ciudades. Estas se llenan con profesionales de oficios distintos al de la ganadería o la agricultura. Nacen, a continuación, los gremios (que comienzan a agruparse para defender sus derechos o darse apoyo) y una nueva clase que enarbola la bandera de la libertad. Ya no sirven a un señor al cual encomiendan (en todos los sentidos) sus vidas, sino que en cada artesano, en cada artista, en cada profesional independiente (canteros, aparejadores, médicos, farmacéuticos o escribanos) hay una persona que se sabe única e independiente. A la par, este sistema social engendra mayor desarrollo económico, con lo cual la rueda de la libertad no para de retroalimentarse constantemente. Este nuevo orden social (acompañado del mayor poder real que gobierna de forma homogénea) va a influir de manera importante en la cosmovisión del hombre en el Renacimiento. 

9.- El número cinco en el hombre de Vitruvio

Simbolización perfecta del espíritu de la época y de lo que supuso el hombre en el Renacimiento es la medida representado por el hombre de Vitrubio de Leonardo da Vinci. El cinco es considerado, en simbología, el número del hombre, cinco son los dedos de la mano y cinco son los puntos (contando la cabeza) que se proponen en esa famosa ilustración. Con el cinco se dice del hacer, de la capacidad de transformación y de progreso. El cinco supone el cambio y la manera que el ser humano tiene de modificar la realidad dada. Ya no se deja todo a la providencia divina sino que tenemos entre nuestros dedos la posibilidad de crear un mundo distinto, aunque eso no signifique olvidar los principios del cristianismo. Por eso, esa ilustración se ha convertido en el símbolo perfecto de una época.  

10.- El hombre en el Renacimiento busca la perfección en las artes

Y en la naturaleza que pretende domeñar creando jardines ordenados donde el caos no existe. En el mismo sentido, se recupera de la tradición clásica el número áureo que se utiliza para crear edificios sobrios y elegantes a la par que se acometen algunas reformas urbanísticas en este sentido. A la proporción, se une la perspectiva que da ese aspecto tridimensional a las obras de la época. La belleza, por tanto, se convierte en fuente de felicidad y el arte va a ayudar a conseguir ambas cosas. 

En definitiva, el hombre en el Renacimiento es el artífice del cambio esencial que se da en la segunda mitad del siglo XV en Europa. Con esta cosmovisión se cierra la Edad Media tan enconsertada, pobre, inculta y acechada por tantas calamidades que solo puede poner los ojos en el más allá, tal es la cantidad de guerras, hambrunas y pestes alrededor. Con el nuevo orden que inaugura la Edad Moderna se desarrollan inventos que facilitan la vida generando ideas filosóficas transformadoras. La humanidad, avalada por estos avances, comienza a tomar las riendas tanto de su propio destino como del progreso material y se niega a abandonarse a deseos inescrutables de la divinidad.  

Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla 

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A finales del siglo XV, con los Reyes Católicos en el trono, la anexión de Granada para la causa cristiana, las expediciones marítimas y la expansión de la imprenta con todo lo que ello supone comienza el Renacimiento en España. Atrás quedan los condicionantes culturales medievales centrados en el latín como lengua de cultura y religiosa, el aislamiento en todos los sentidos o la escasez de obras escritas que suponían los libros medievales manuscritos. Si bien la política en el Renacimiento pone las bases para un orden nuevo, también se genera en toda Europa una avance incipiente de la ciencia y de todo tipo de estudios. Estos se ven favorecidos no solo por la implantación en casi todas las ciudades de importancia de la imprenta, la cual multiplica exponencialmente el número de obras en circulación, sino también por las nuevas universidades y por el aumento de las personas letradas y de la riqueza económica. Todo ello genera una explosión de ideas que reclaman más libertad de pensamiento y otra cosmovisión vital. Reconociendo que el resumen es siempre simplificador, el Renacimiento en España se caracteriza por lo siguiente. 

1.- El Renacimiento en España comienza con una monarquía absoluta y una administración centralizada  

Y las bases se comentan con los Reyes Católicos que anexan no solo el reino nazarí de Granada (el último musulmán de la península) sino que también ven la necesidad (desde la cosmovisión de la época) de una homogeneización cultural, lingüística y de fueros. Con la acumulación de poder en manos de los monarcas los nobles feudales paulatinamente dejan de entretenerse en todas aquellas guerras y luchas fratricidas (que reflejan los cantares de gesta) y el superávit económico lo invierten en cultura, en arquitectura o en otro tipo de empresas rentables, novedosas e, incluso, arriesgadas.  

2.- La primera consecuencia de todo ello es un aumento de liquidez que permite acometer emprendimientos más ambiciosos

Al centralizarse los tributos, diezmos e impuestos en una sola administración, se da el caso de que se dispone de más riqueza (o liquidez) que permiten iniciativas de más calado y envergadura. Estas pueden ser la construcción de una universidad, de un hospicio, o la promoción de aventuras que llevan a descubrir nuevas tierras a ojos europeos. 

Todo ello va a la par del desarrollo de una incipiente burguesía que comienza a agolparse en ciudades o burgos cada vez más poblados. La vida campesina medieval, con una economía de subsistencia, da paso a nuevos gremios de artesanos que posibilitan avances tecnológicos, construcciones más grandes y oficios hasta entonces desconocidos. En este orden social, se crean agrupaciones o hermandades que reclaman siempre más libertad y otra forma de entender la vida. El recorte de los niveles alarmantes de analfabetismo que había caracterizado la época medieval y una mayor disposición de libros en circulación completan el caldo de cultivo para un nuevo orden en toda Europa.  

3.- Se puede decir que el Renacimiento en España comienza con la llegada a las tierras americanas 

Cristobal Colón estudió los mapas creados por comerciantes y aventureros que se atrevieron a adentrarse en mares desconocidos. Estos ya dejaron de ser un secreto casi (aunque tampoco estaban a la vista del público general). El afán por desprenderse de la vida medieval está también en la búsqueda de nuevas rutas marítimas aunque los resultados no fueran los esperados al principio. Puede decirse que en el aire de la época se respiraba un deseo por saber, por entender, por ver qué había más allá y eso hace que se trastoquen otros órdenes vitales. Si en Italia ese afán se concentró en el estudio de la historia, filosofía o literatura griega y romana, en España (bajo el mecenazgo especialmente de Isabel de Castilla) tomó (literal) otros rumbos. 

4.- Como en Europa, el Renacimiento en España va vinculado a la creación de las nuevas universidades

Los monasterios medievales con sus scriptorias donde se copiaban libros antiguos en un proceso caro, lento y poco productivo dejan de tener sentido. Los nuevos tiempos requieren de estudios distintos y de otra forma de acercarse al conocimiento. El aumento de la riqueza y la centralización hacen el resto y es posible, por tanto, levantar nuevos templos del saber por todo el territorio español. Por eso, se van inaugurando nuevas universidades a un ritmo creciente. A las ya existentes de Salamanca, Valladolid o Alcalá de Henares se unen nuevos claustros en Barcelona (1450), Valencia (1499), Sevilla (1505), Granada (1531) y Zaragoza (1542). Prácticamente hay un centro en los distintos puntos de la nación. Todo ello hace posible que aumente el número de estudiantes, profesores o investigadores que se interesan por temas diversos que van desde la geografía, farmacopea o medicina hasta el estudio de las antiguas fórmulas artísticas que desembocan en la revolución cultural que anticipan los grandes Siglos de Oro. 

5.-En España hay una influencia del Renacimiento italiano  

Que se transparenta en las artes con su nuevas fórmulas alejadas del encasillamiento medieval. Además, a través de los intercambios políticos, llegan a distintos puntos del país personalidades penetrantes (al parecer, hasta el mismísimo Cristóbal Colón) con ideas rompedoras que trastocan todos los órdenes. También hay que anotar que las principales características del Renacimiento literario tienen un sustrato importante (por no decir copia) de lo que se hacía en las exquisitas cortes nobiliarias de Florencia, Roma, Siena o Padua. 

6.- El Erasmismo en España 

Las ideas humanistas comenzaron a calar entre las élites intelectuales con el reinado de Carlos I (y la creación de nuevas universidades recordemos). Erasmo de Rotterdam, como Lutero, proponía una vuelta a los principios básicos del Evangelio que, a su parecer, fueron corrompidos, tal como denunciaron, por las prácticas de la curia medieval y, especialmente, por el papado. Aunque Erasmo nunca llegó al cisma de Lutero sí pedía una “reforma” del cristianismo que pasaba por nuevas traducciones y lecturas de los textos sagrados. Ni que decir tiene que este acto suponía arrogarse una libertad individual (la misma que caracteriza la época) que chocaba con los intereses de la Inquisición. Aunque las ideas de Erasmo tuvieron cabida entre esta élite intelectual únicamente, los poderes eclesiásticos se encargaron de purgar a sus principales defensores, poniendo los cimientos para la Contrarreforma que tomó cuerpo con Felipe II y que cercenó estas ideas aperturistas.  

7.- El Renacimiento en España, el antropocentrismo y confianza en las propias posibilidades 

Paralelamente, a la revisión de los textos sagrados se dan a conocer todas las obras clásicas que  estaban ocultas en las alacenas de los monasterios medievales. Se traducen a las lenguas vulgares, se hacen ediciones filológicas, comentarios y estudios por parte de esa tropa de investigadores que se parapetaban en los nuevos claustros universitarios. La poesía, la historia o el teatro clásico entran a formar parte de los nuevos programas académicos y, con ellos, una nueva forma de entender el mundo y vivir en él. Así, a la idea religiosa que encontramos en la mayoría de los autores de la Edad Media basada en Dios como eje del mundo del que nada se puede hacer contra sus designios, se enfrenta el novedoso antropocentrismo.  

El ser humano, en definitiva, se vuelve la medida del universo. Todo lo creado, por tanto, está para el disfrute intelectual, espiritual, físico o sensual de las criaturas humanas y no se niega la felicidad en este plano. El hombre (sin obviar los principios cristianos) tiene en sus manos el progreso individual o social y se niega el abandono ante la Providencia que había caracterizado la Edad Media. Todo ello propicia un espíritu positivo basado en la certeza de progreso y en las posibilidades humanas. Símbolo de esta forma de afrontar la realidad son las nuevas fórmulas de proporciones arquitectónicas basadas en el número áureo.  

Vinculado con la anterior se da un culto a la inteligencia, a los estudios, a la formación que propiciará también un avance. Ya no estará todo en manos de Dios sino que en la humanidad recae la responsabilidad de su propia felicidad. Para ello, se encumbra la formación, la investigación y el estudio que, de una manera u otra, repercutirá, en pocas décadas, en una mejora de las condiciones de vida a todos los niveles. 

8.- El Renacimiento en España abandona, por tanto, las ideas medievales de la vida como un valle de lágrimas 

La felicidad está en el aquí y el ahora y el cielo o el infierno pueden esperar. No se entiende la existencia terrenal como un mero paso o trámite para alcanzar la gloria sino que la felicidad puede darse aquí y ahora. Esto no significa un desenfreno o un olvido de las costumbres cristianas más arraigadas sino otra visión que implica el agradecimiento por los dones divinos recibidos. La naturaleza se vuelve fuente de placer o refugio ante las tribulaciones cotidianas. Por su parte, el arte (de todos los géneros y disciplinas) se reviste de una nueva función: la de aportar felicidad a través de la belleza. En un mundo aún androcéntrico, la mujer va a tener el mismo papel y su figura se ensalza en pinturas o poemas. El amor profano y entre humanos, por tanto, se considera fuente de bienestar y es un don al que se aspira más allá de la religiosidad o veneración mariana (como los Milagros de Nuestra Señora por ejemplo) de la época medieval. 

9.- El Renacimiento en España tiene un fuerte carácter realista 

Y todo ello a pesar del idealismo que caracteriza la época y que se transparenta en todos los ámbitos desde el arte hasta esa creencia infinita en las posibilidades humanas. Unido a la perfección formal, a la proporción adecuada, a la búsqueda de una naturaleza amable que es reposo para el alma o encuentro de un amor nuevo en Occidente, el idealismo se materializa en la literatura renacentista. En poesía, por dar una pincelada en este sentido, se ensalza la felicidad y relaciones platónicas. También lo encontramos en la formalidad arquitectónica y en distintos ámbitos creativos. Por contra, en España este idealismo estará siempre barnizado o tamizado de un realismo que, a veces, muestra la cara más cruel. En este sentido y por seguir en literatura, tenemos el ejemplo de La Celestina o de la original novela picaresca. 

10.- Nos encontramos una vuelta a los mitos paganos y, a continuación, la Contrarreforma  

El avance de los estudios universitarios propicia un mayor conocimiento de la lengua y la cultura latina, tal como ya se ha apuntado. Y con ello, se despliega todo un mundo distinto al medieval en el que una legión de dioses paganos y criaturas híbridas interactúan con naturalidad casi con los seres humanos. Esa vida en la que  la naturaleza es amable, los deseos son aceptados y las costumbres desprendidas chocaba con la cosmovisión medieval y sedujo a los artistas renacentistas. Por contra, la Contrarreforma que se abrirá a continuación, se encarga de dar mayor poder a la Inquisición, la cual se afanó por perseguir cualquier pensamiento disidente que pudiera poner en peligro el orden imperante. 

11.- El Renacimiento en España se vertebra alrededor del castellano

Si bien el conocimiento del latín se afianza con nuevos estudios filológicos, la intelectualidad de la época es consciente de que el nuevo orden que se abre ante sus ojos tiene que girar alrededor de las lenguas vulgares. El castellano en el siglo XV ya está totalmente formado y diferenciado del latín. A la par, es el idioma de la administración centralizada, de la literatura que se va creando, de las cartas diplomáticas y de parte del comercio internacional. Consciente de la importancia del idioma como factor unificador de distintos pueblos, la misma reina amadrina la Gramática de Antonio de Nebrija, la primera en una lengua vulgar que intenta dejar sentadas las bases del “bien decir”. La misma servirá como estudio y manual para hacerse entender ante los nuevos pueblos que se descubrirán a partir del mismo año de su publicación (1492) allende los mares. 

12.- En el plano artístico el Renacimiento en España tiene sus peculiaridades

Y son tan diferentes entre sí que aún mantienen entretenidos a los estudiosos. Por un lado, ese realismo que es característico en la literatura en castellano toma sus cotas más altas con las crudas novelas picarescas que dan debida cuenta de la forma de vida de personajes que se encuentran en el límite de lo socialmente establecido. Por otro lado, el idealismo de la época no solo continúa con las novelas de caballería sino que desemboca en las más excelsas obras europeas de la mística con San Juan de la Cruz (en poesía) y Santa Teresa de Jesús (en prosa) a la cabeza. Aún así, eso será bien avanzado el siglo XVI cuando la nueva corriente se va diluyendo en otra cosmovisión distinta. 

En definitiva, el Renacimiento en España, a pesar de su influencia del italiano, por las peculiaridades de la política o de los eventos propios del país, tuvo unas características ligeramente distintas a las más comunes del resto de Europa. 

Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla

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A finales del siglo XV, con los Reyes Católicos en el trono, la anexión de Granada para la causa cristiana, las expediciones marítimas y la expansión de la imprenta con todo lo que ello supone comienza el Renacimiento en España. Atrás quedan los condicionantes culturales medievales centrados en el latín como lengua de cultura y religiosa, el aislamiento en todos los sentidos o la escasez de obras escritas que suponían los libros medievales manuscritos. Si bien la política en el Renacimiento pone las bases para un orden nuevo, también se genera en toda Europa una avance incipiente de la ciencia y de todo tipo de estudios. Estos se ven favorecidos no solo por la implantación en casi todas las ciudades de importancia de la imprenta, la cual multiplica exponencialmente el número de obras en circulación, sino también por las nuevas universidades y por el aumento de las personas letradas y de la riqueza económica. Todo ello genera una explosión de ideas que reclaman más libertad de pensamiento y otra cosmovisión vital. Reconociendo que el resumen es siempre simplificador, el Renacimiento en España se caracteriza por lo siguiente. 

1.- El Renacimiento en España comienza con una monarquía absoluta y una administración centralizada  

Y las bases se comentan con los Reyes Católicos que anexan no solo el reino nazarí de Granada (el último musulmán de la península) sino que también ven la necesidad (desde la cosmovisión de la época) de una homogeneización cultural, lingüística y de fueros. Con la acumulación de poder en manos de los monarcas los nobles feudales paulatinamente dejan de entretenerse en todas aquellas guerras y luchas fratricidas (que reflejan los cantares de gesta) y el superávit económico lo invierten en cultura, en arquitectura o en otro tipo de empresas rentables, novedosas e, incluso, arriesgadas.  

2.- La primera consecuencia de todo ello es un aumento de liquidez que permite acometer emprendimientos más ambiciosos

Al centralizarse los tributos, diezmos e impuestos en una sola administración, se da el caso de que se dispone de más riqueza (o liquidez) que permiten iniciativas de más calado y envergadura. Estas pueden ser la construcción de una universidad, de un hospicio, o la promoción de aventuras que llevan a descubrir nuevas tierras a ojos europeos. 

Todo ello va a la par del desarrollo de una incipiente burguesía que comienza a agolparse en ciudades o burgos cada vez más poblados. La vida campesina medieval, con una economía de subsistencia, da paso a nuevos gremios de artesanos que posibilitan avances tecnológicos, construcciones más grandes y oficios hasta entonces desconocidos. En este orden social, se crean agrupaciones o hermandades que reclaman siempre más libertad y otra forma de entender la vida. El recorte de los niveles alarmantes de analfabetismo que había caracterizado la época medieval y una mayor disposición de libros en circulación completan el caldo de cultivo para un nuevo orden en toda Europa.  

3.- Se puede decir que el Renacimiento en España comienza con la llegada a las tierras americanas 

Cristobal Colón estudió los mapas creados por comerciantes y aventureros que se atrevieron a adentrarse en mares desconocidos. Estos ya dejaron de ser un secreto casi (aunque tampoco estaban a la vista del público general). El afán por desprenderse de la vida medieval está también en la búsqueda de nuevas rutas marítimas aunque los resultados no fueran los esperados al principio. Puede decirse que en el aire de la época se respiraba un deseo por saber, por entender, por ver qué había más allá y eso hace que se trastoquen otros órdenes vitales. Si en Italia ese afán se concentró en el estudio de la historia, filosofía o literatura griega y romana, en España (bajo el mecenazgo especialmente de Isabel de Castilla) tomó (literal) otros rumbos. 

4.- Como en Europa, el Renacimiento en España va vinculado a la creación de las nuevas universidades

Los monasterios medievales con sus scriptorias donde se copiaban libros antiguos en un proceso caro, lento y poco productivo dejan de tener sentido. Los nuevos tiempos requieren de estudios distintos y de otra forma de acercarse al conocimiento. El aumento de la riqueza y la centralización hacen el resto y es posible, por tanto, levantar nuevos templos del saber por todo el territorio español. Por eso, se van inaugurando nuevas universidades a un ritmo creciente. A las ya existentes de Salamanca, Valladolid o Alcalá de Henares se unen nuevos claustros en Barcelona (1450), Valencia (1499), Sevilla (1505), Granada (1531) y Zaragoza (1542). Prácticamente hay un centro en los distintos puntos de la nación. Todo ello hace posible que aumente el número de estudiantes, profesores o investigadores que se interesan por temas diversos que van desde la geografía, farmacopea o medicina hasta el estudio de las antiguas fórmulas artísticas que desembocan en la revolución cultural que anticipan los grandes Siglos de Oro. 

5.-En España hay una influencia del Renacimiento italiano  

Que se transparenta en las artes con su nuevas fórmulas alejadas del encasillamiento medieval. Además, a través de los intercambios políticos, llegan a distintos puntos del país personalidades penetrantes (al parecer, hasta el mismísimo Cristóbal Colón) con ideas rompedoras que trastocan todos los órdenes. También hay que anotar que las principales características del Renacimiento literario tienen un sustrato importante (por no decir copia) de lo que se hacía en las exquisitas cortes nobiliarias de Florencia, Roma, Siena o Padua. 

6.- El Erasmismo en España 

Las ideas humanistas comenzaron a calar entre las élites intelectuales con el reinado de Carlos I (y la creación de nuevas universidades recordemos). Erasmo de Rotterdam, como Lutero, proponía una vuelta a los principios básicos del Evangelio que, a su parecer, fueron corrompidos, tal como denunciaron, por las prácticas de la curia medieval y, especialmente, por el papado. Aunque Erasmo nunca llegó al cisma de Lutero sí pedía una “reforma” del cristianismo que pasaba por nuevas traducciones y lecturas de los textos sagrados. Ni que decir tiene que este acto suponía arrogarse una libertad individual (la misma que caracteriza la época) que chocaba con los intereses de la Inquisición. Aunque las ideas de Erasmo tuvieron cabida entre esta élite intelectual únicamente, los poderes eclesiásticos se encargaron de purgar a sus principales defensores, poniendo los cimientos para la Contrarreforma que tomó cuerpo con Felipe II y que cercenó estas ideas aperturistas.  

7.- El Renacimiento en España, el antropocentrismo y confianza en las propias posibilidades 

Paralelamente, a la revisión de los textos sagrados se dan a conocer todas las obras clásicas que  estaban ocultas en las alacenas de los monasterios medievales. Se traducen a las lenguas vulgares, se hacen ediciones filológicas, comentarios y estudios por parte de esa tropa de investigadores que se parapetaban en los nuevos claustros universitarios. La poesía, la historia o el teatro clásico entran a formar parte de los nuevos programas académicos y, con ellos, una nueva forma de entender el mundo y vivir en él. Así, a la idea religiosa que encontramos en la mayoría de los autores de la Edad Media basada en Dios como eje del mundo del que nada se puede hacer contra sus designios, se enfrenta el novedoso antropocentrismo.  

El ser humano, en definitiva, se vuelve la medida del universo. Todo lo creado, por tanto, está para el disfrute intelectual, espiritual, físico o sensual de las criaturas humanas y no se niega la felicidad en este plano. El hombre (sin obviar los principios cristianos) tiene en sus manos el progreso individual o social y se niega el abandono ante la Providencia que había caracterizado la Edad Media. Todo ello propicia un espíritu positivo basado en la certeza de progreso y en las posibilidades humanas. Símbolo de esta forma de afrontar la realidad son las nuevas fórmulas de proporciones arquitectónicas basadas en el número áureo.  

Vinculado con la anterior se da un culto a la inteligencia, a los estudios, a la formación que propiciará también un avance. Ya no estará todo en manos de Dios sino que en la humanidad recae la responsabilidad de su propia felicidad. Para ello, se encumbra la formación, la investigación y el estudio que, de una manera u otra, repercutirá, en pocas décadas, en una mejora de las condiciones de vida a todos los niveles. 

8.- El Renacimiento en España abandona, por tanto, las ideas medievales de la vida como un valle de lágrimas 

La felicidad está en el aquí y el ahora y el cielo o el infierno pueden esperar. No se entiende la existencia terrenal como un mero paso o trámite para alcanzar la gloria sino que la felicidad puede darse aquí y ahora. Esto no significa un desenfreno o un olvido de las costumbres cristianas más arraigadas sino otra visión que implica el agradecimiento por los dones divinos recibidos. La naturaleza se vuelve fuente de placer o refugio ante las tribulaciones cotidianas. Por su parte, el arte (de todos los géneros y disciplinas) se reviste de una nueva función: la de aportar felicidad a través de la belleza. En un mundo aún androcéntrico, la mujer va a tener el mismo papel y su figura se ensalza en pinturas o poemas. El amor profano y entre humanos, por tanto, se considera fuente de bienestar y es un don al que se aspira más allá de la religiosidad o veneración mariana (como los Milagros de Nuestra Señora por ejemplo) de la época medieval. 

9.- El Renacimiento en España tiene un fuerte carácter realista 

Y todo ello a pesar del idealismo que caracteriza la época y que se transparenta en todos los ámbitos desde el arte hasta esa creencia infinita en las posibilidades humanas. Unido a la perfección formal, a la proporción adecuada, a la búsqueda de una naturaleza amable que es reposo para el alma o encuentro de un amor nuevo en Occidente, el idealismo se materializa en la literatura renacentista. En poesía, por dar una pincelada en este sentido, se ensalza la felicidad y relaciones platónicas. También lo encontramos en la formalidad arquitectónica y en distintos ámbitos creativos. Por contra, en España este idealismo estará siempre barnizado o tamizado de un realismo que, a veces, muestra la cara más cruel. En este sentido y por seguir en literatura, tenemos el ejemplo de La Celestina o de la original novela picaresca. 

10.- Nos encontramos una vuelta a los mitos paganos y, a continuación, la Contrarreforma  

El avance de los estudios universitarios propicia un mayor conocimiento de la lengua y la cultura latina, tal como ya se ha apuntado. Y con ello, se despliega todo un mundo distinto al medieval en el que una legión de dioses paganos y criaturas híbridas interactúan con naturalidad casi con los seres humanos. Esa vida en la que  la naturaleza es amable, los deseos son aceptados y las costumbres desprendidas chocaba con la cosmovisión medieval y sedujo a los artistas renacentistas. Por contra, la Contrarreforma que se abrirá a continuación, se encarga de dar mayor poder a la Inquisición, la cual se afanó por perseguir cualquier pensamiento disidente que pudiera poner en peligro el orden imperante. 

11.- El Renacimiento en España se vertebra alrededor del castellano

Si bien el conocimiento del latín se afianza con nuevos estudios filológicos, la intelectualidad de la época es consciente de que el nuevo orden que se abre ante sus ojos tiene que girar alrededor de las lenguas vulgares. El castellano en el siglo XV ya está totalmente formado y diferenciado del latín. A la par, es el idioma de la administración centralizada, de la literatura que se va creando, de las cartas diplomáticas y de parte del comercio internacional. Consciente de la importancia del idioma como factor unificador de distintos pueblos, la misma reina amadrina la Gramática de Antonio de Nebrija, la primera en una lengua vulgar que intenta dejar sentadas las bases del “bien decir”. La misma servirá como estudio y manual para hacerse entender ante los nuevos pueblos que se descubrirán a partir del mismo año de su publicación (1492) allende los mares. 

12.- En el plano artístico el Renacimiento en España tiene sus peculiaridades

Y son tan diferentes entre sí que aún mantienen entretenidos a los estudiosos. Por un lado, ese realismo que es característico en la literatura en castellano toma sus cotas más altas con las crudas novelas picarescas que dan debida cuenta de la forma de vida de personajes que se encuentran en el límite de lo socialmente establecido. Por otro lado, el idealismo de la época no solo continúa con las novelas de caballería sino que desemboca en las más excelsas obras europeas de la mística con San Juan de la Cruz (en poesía) y Santa Teresa de Jesús (en prosa) a la cabeza. Aún así, eso será bien avanzado el siglo XVI cuando la nueva corriente se va diluyendo en otra cosmovisión distinta. 

En definitiva, el Renacimiento en España, a pesar de su influencia del italiano, por las peculiaridades de la política o de los eventos propios del país, tuvo unas características ligeramente distintas a las más comunes del resto de Europa. 

Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla

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Ningún cambio en el orden social, económico o artístico es ajeno a los vaivenes de la política así de forma general. Si a eso unimos que una de las principales características del Renacimiento es, simple y llanamente, un trastoque de todos los órdenes que había regido durante la Edad Media, esta es la base de todos los movimientos que vendrían después. La política en el Renacimiento se sustenta sobre diez pilares básicos que resumo a continuación. 

1.- Imposición del centralismo administrativo unido al desarrollo de poder de la monarquía 

La política en el Renacimiento da así un giro importante al ir concentrando en manos de los reyes no solo las decisiones estratégicas sino también las económicas. Los señores feudales que impartían justicia (a su antojo) en sus territorios, imponían tributos y normas crueles van paulatinamente perdiendo su influencia. La administración se centraliza en la corte que aún es itinerante y las decisiones se toman teniendo en cuenta las distintas necesidades territoriales y de población. Paralelamente, los tributos también quedan bajo el paraguas de la monarquía que va acaparando poder en detrimento de los señores feudales entretenidos en sus guerras fraticidas. 

2.- Los modos de la política en el Renacimiento propicia la acumulación de la riqueza 

Al relegar la influencia de los distintos señores feudales a favor de la corona, todo ello posibilita disponer de más recursos económicos por el básico sistema de la acumulación. Este aumento de los recursos (centralizado recordemos) es la base para acometer empresas de calado en cualquier orden. Por tanto, desde esta perspectiva se comprende mejor las últimas guerras para anexar al cristianismo los últimos reinos musulmanes. Granada, el último bastión, deja de ser nazarí en 1492. En ese mismo año, Colón (con mecenazgo real) se embarca rumbo a Las Indias descubriendo un nuevo continente para los ojos europeos. Las empresas serán múltiples y no solo centradas en conquistas. Con estos recursos acumulados también se financian emprendimientos en el ámbito cultural o científico. Desde esta perspectiva también hay que comprender la proliferación de imprentas que hacen posible un aumento del conocimiento o la creación (avanzado el siglo XVI) de distintas universidades. A las de Salamanca, Valladolid o Alcalá de Henares le siguieron Barcelona, Valencia, Sevilla, Granada…. Todo ello supone un giro importante en los modos de generar y propagar el conocimiento respecto a los medievales.  

3.- La política en el Renacimiento no puede entenderse sin el avance de la burguesía  

De la economía feudal basada en la agricultura o la ganadería en torno a un señorío y un castillo se pasa a los nuevos modelos impuestos por la incipiente vida en la ciudades. Aunque estas aún son pequeñas y pocos son los habitantes, la forma de vida ya ha cambiado. Aparecen artesanos independientes que pagan los tributos al rey y que no deben pleitesía a ningún señor. Esta nueva libertad cambia la cosmovisión imperante con una confianza sin límites casi en el progreso. La vida ciudadana es el germen de los gremios, hermandades o agrupaciones de oficios. Con ello, se ponen las bases para, en unión, hacer valer derechos o libertades.  

4.- No podemos olvidar los avances técnicos de la época

Aunque no es nada comparable con los que se pueden disfrutar en el siglo XXI, al concentrarse la población en pequeñas ciudades que no están al capricho de un señor, se posibilita una incipiente ciencia. Con ella llegan mecanismos para aprovechar el agua, nuevos conocimientos en farmacopea, en la navegación, en la medicina… El analfabetismo retrocede aunque aún sigue siendo importante. Y es creciente el número de inventores o creadores de cualquier cosa. Eso hace cambiar no solo el día a día sino también la percepción que se tiene del alma humana y su afán de transformación constante.  

5.- La política en el Renacimiento está vertebrada en torno a un espíritu positivo  

Quedan atrás los años oscuros desde el punto de vista cultural de la Edad Media y todo se empapa de un espíritu penetrante que busca nuevos senderos y rumbos en todos los sentidos. Lo dado se queda pequeño y desde distintos órdenes se ensayan cosas novedosas que a ojos medievales pudieran parecer locuras o necedades. A cambio se llevan a cabo y ello hace saltar por los aires los viejos esquemas mentales. Los tiempos se aceleran en comparación con los de siglos pasados con un avance en las comunicaciones por mar o con la propagación de todas las ideas posibles. Esto unido al mayor número de estudiantes y a recursos económicos al alza explica, en parte, conquistas hazañas y descubrimientos geográficos.  

6.- Con los nuevos estudios se vuelve hacia la antigüedad clásica

Y no solo hacia la filosofía o la literatura griega o romana sino hacia una nueva forma de estar y sentir el mundo. Si la Edad Media estaba empapada de un cristianismo triste que recordaba constantemente las penas de este mundo centrándose únicamente en la salvación en el más allá, ahora todo es distinto. Y lo es por este nuevo conocimiento al alcance de cada vez más personas que llegan a él a través de libros impresos de fácil acceso. En estas obras se despliega un mundo pagano en el que se invita al goce de los sentidos, en el que sus protagonistas se regodean en los dones de la naturaleza y en el que Dios está presente en todas las criaturas terrenales. Ese mundo clásico enseña a los habitantes de la época que el aquí y el ahora está para vivirse con plenitud. El valle de lágrimas medieval que hay que pasar para llegar al goce del más allá queda, por tanto, aparcado. Ahora lo bueno y la salvación también se encuentra en la belleza y la armonía.  

7. La política en el Renacimiento y el antropocentrismo 

Todo ello confluye en un término: antropocentrismo. Dios deja de ser el centro gravitacional del universo y el hombre se convierte en la medida de todas las cosas. Esto no significa que en la recién nacida España o en Europa haya una conversión radical hacia al paganismo. ¡Ni mucho menos! El cristianismo sigue y seguirá siendo el espíritu religioso predominante pero este cambia de cariz. Lo bueno tiene que estar dirigido a hacer felices a la humanidad entrando de nuevo este concepto en la sociedad. Ni que decir tiene que todo ello condiciona la política ya que la población no acepta las imposiciones con la misma ingenuidad que antes. Los movimientos que buscan una parcela de libertad, ya sea personal como comunitaria, comienzan tímidamente a fraguarse. La política tiene que estar al servicio del aquí y el ahora, del desarrollo, del avance económico y material de la población. El cielo, para el hombre del Renacimiento, puede esperar.  

8.- La política del Renacimiento está vertebrada por un deseo de unidad

Y lo es en todos los sentidos, tanto que esta idea está en el germen de la expulsión musulmana y judía. Una monarquía que va acaparando poder y que aspira a reinar sobre una población más amplia comienza a interiorizar que la única manera de hacerlo con eficacia es a través de la uniformidad y la unidad. No puede haber varias lenguas ni distintas religiones porque ello dificulta la gestión. 

9.- Las lenguas vulgares serán el elemento unificador en la política del Renacimiento  

En España se hizo el primer movimiento en Europa en este sentido. El castellano se impone sobre las otras lenguas vernáculas, el hebreo y el árabe. Una vez más, esa Roma de la cual cada vez se conocen más datos e intimidades se convierte en inspiración y modelo. Si el antiguo Imperio había conseguido unificar media Europa a través del latín, el castellano tendría que ser la lengua del reino. En este sentido, en el mítico año 1492 que en estas tierras puede darse como fecha de entrada a la edad moderna, aparece la Gramática de Antonio de Nebrija. Presentada a la reina Isabel I, aspiraba a servir de modelo en todo el territorio español. Aunque en mente estaban los judíos o musulmanes que habitaban en la península, la misma sirvió como base para llevar el castellano allende los mares, a la recién descubierta América. 

10.- Todo ello confluye en mayores épocas de paz

Aunque las luchas por el poder, las conquistas, las batallas y las guerras continuaron, no tendrían el cariz de las medievales. Los años de paz se sucederán y la población civil quedará cada vez más alejada de las contiendas. Los derramamientos de sangre de los señores feudales (que se desplegaban en los cantares de gesta) no volverán a aparecer. Unido al desarrollo (elemental) de la ciencia, del conocimiento y a un progreso económico, la población podrá disfrutar de una vida un poco mejor que las que les tocó a los pueblos medievales. 

La política en el Renacimiento, por tanto, no queda desligada de todos los cambios en distintos órdenes que se sucedieron a lo largo del siglo XV. Si bien la población pudo transformar (a mejor) su forma de vida, ello también influyo en las artes y en las letras propiciando creadores sublimes en prácticamente todos los géneros.  

Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla

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Ningún cambio en el orden social, económico o artístico es ajeno a los vaivenes de la política así de forma general. Si a eso unimos que una de las principales características del Renacimiento es, simple y llanamente, un trastoque de todos los órdenes que había regido durante la Edad Media, esta es la base de todos los movimientos que vendrían después. La política en el Renacimiento se sustenta sobre diez pilares básicos que resumo a continuación. 

1.- Imposición del centralismo administrativo unido al desarrollo de poder de la monarquía 

La política en el Renacimiento da así un giro importante al ir concentrando en manos de los reyes no solo las decisiones estratégicas sino también las económicas. Los señores feudales que impartían justicia (a su antojo) en sus territorios, imponían tributos y normas crueles van paulatinamente perdiendo su influencia. La administración se centraliza en la corte que aún es itinerante y las decisiones se toman teniendo en cuenta las distintas necesidades territoriales y de población. Paralelamente, los tributos también quedan bajo el paraguas de la monarquía que va acaparando poder en detrimento de los señores feudales entretenidos en sus guerras fraticidas. 

2.- Los modos de la política en el Renacimiento propicia la acumulación de la riqueza 

Al relegar la influencia de los distintos señores feudales a favor de la corona, todo ello posibilita disponer de más recursos económicos por el básico sistema de la acumulación. Este aumento de los recursos (centralizado recordemos) es la base para acometer empresas de calado en cualquier orden. Por tanto, desde esta perspectiva se comprende mejor las últimas guerras para anexar al cristianismo los últimos reinos musulmanes. Granada, el último bastión, deja de ser nazarí en 1492. En ese mismo año, Colón (con mecenazgo real) se embarca rumbo a Las Indias descubriendo un nuevo continente para los ojos europeos. Las empresas serán múltiples y no solo centradas en conquistas. Con estos recursos acumulados también se financian emprendimientos en el ámbito cultural o científico. Desde esta perspectiva también hay que comprender la proliferación de imprentas que hacen posible un aumento del conocimiento o la creación (avanzado el siglo XVI) de distintas universidades. A las de Salamanca, Valladolid o Alcalá de Henares le siguieron Barcelona, Valencia, Sevilla, Granada…. Todo ello supone un giro importante en los modos de generar y propagar el conocimiento respecto a los medievales.  

3.- La política en el Renacimiento no puede entenderse sin el avance de la burguesía  

De la economía feudal basada en la agricultura o la ganadería en torno a un señorío y un castillo se pasa a los nuevos modelos impuestos por la incipiente vida en la ciudades. Aunque estas aún son pequeñas y pocos son los habitantes, la forma de vida ya ha cambiado. Aparecen artesanos independientes que pagan los tributos al rey y que no deben pleitesía a ningún señor. Esta nueva libertad cambia la cosmovisión imperante con una confianza sin límites casi en el progreso. La vida ciudadana es el germen de los gremios, hermandades o agrupaciones de oficios. Con ello, se ponen las bases para, en unión, hacer valer derechos o libertades.  

4.- No podemos olvidar los avances técnicos de la época

Aunque no es nada comparable con los que se pueden disfrutar en el siglo XXI, al concentrarse la población en pequeñas ciudades que no están al capricho de un señor, se posibilita una incipiente ciencia. Con ella llegan mecanismos para aprovechar el agua, nuevos conocimientos en farmacopea, en la navegación, en la medicina… El analfabetismo retrocede aunque aún sigue siendo importante. Y es creciente el número de inventores o creadores de cualquier cosa. Eso hace cambiar no solo el día a día sino también la percepción que se tiene del alma humana y su afán de transformación constante.  

5.- La política en el Renacimiento está vertebrada en torno a un espíritu positivo  

Quedan atrás los años oscuros desde el punto de vista cultural de la Edad Media y todo se empapa de un espíritu penetrante que busca nuevos senderos y rumbos en todos los sentidos. Lo dado se queda pequeño y desde distintos órdenes se ensayan cosas novedosas que a ojos medievales pudieran parecer locuras o necedades. A cambio se llevan a cabo y ello hace saltar por los aires los viejos esquemas mentales. Los tiempos se aceleran en comparación con los de siglos pasados con un avance en las comunicaciones por mar o con la propagación de todas las ideas posibles. Esto unido al mayor número de estudiantes y a recursos económicos al alza explica, en parte, conquistas hazañas y descubrimientos geográficos.  

6.- Con los nuevos estudios se vuelve hacia la antigüedad clásica

Y no solo hacia la filosofía o la literatura griega o romana sino hacia una nueva forma de estar y sentir el mundo. Si la Edad Media estaba empapada de un cristianismo triste que recordaba constantemente las penas de este mundo centrándose únicamente en la salvación en el más allá, ahora todo es distinto. Y lo es por este nuevo conocimiento al alcance de cada vez más personas que llegan a él a través de libros impresos de fácil acceso. En estas obras se despliega un mundo pagano en el que se invita al goce de los sentidos, en el que sus protagonistas se regodean en los dones de la naturaleza y en el que Dios está presente en todas las criaturas terrenales. Ese mundo clásico enseña a los habitantes de la época que el aquí y el ahora está para vivirse con plenitud. El valle de lágrimas medieval que hay que pasar para llegar al goce del más allá queda, por tanto, aparcado. Ahora lo bueno y la salvación también se encuentra en la belleza y la armonía.  

7. La política en el Renacimiento y el antropocentrismo 

Todo ello confluye en un término: antropocentrismo. Dios deja de ser el centro gravitacional del universo y el hombre se convierte en la medida de todas las cosas. Esto no significa que en la recién nacida España o en Europa haya una conversión radical hacia al paganismo. ¡Ni mucho menos! El cristianismo sigue y seguirá siendo el espíritu religioso predominante pero este cambia de cariz. Lo bueno tiene que estar dirigido a hacer felices a la humanidad entrando de nuevo este concepto en la sociedad. Ni que decir tiene que todo ello condiciona la política ya que la población no acepta las imposiciones con la misma ingenuidad que antes. Los movimientos que buscan una parcela de libertad, ya sea personal como comunitaria, comienzan tímidamente a fraguarse. La política tiene que estar al servicio del aquí y el ahora, del desarrollo, del avance económico y material de la población. El cielo, para el hombre del Renacimiento, puede esperar.  

8.- La política del Renacimiento está vertebrada por un deseo de unidad

Y lo es en todos los sentidos, tanto que esta idea está en el germen de la expulsión musulmana y judía. Una monarquía que va acaparando poder y que aspira a reinar sobre una población más amplia comienza a interiorizar que la única manera de hacerlo con eficacia es a través de la uniformidad y la unidad. No puede haber varias lenguas ni distintas religiones porque ello dificulta la gestión. 

9.- Las lenguas vulgares serán el elemento unificador en la política del Renacimiento  

En España se hizo el primer movimiento en Europa en este sentido. El castellano se impone sobre las otras lenguas vernáculas, el hebreo y el árabe. Una vez más, esa Roma de la cual cada vez se conocen más datos e intimidades se convierte en inspiración y modelo. Si el antiguo Imperio había conseguido unificar media Europa a través del latín, el castellano tendría que ser la lengua del reino. En este sentido, en el mítico año 1492 que en estas tierras puede darse como fecha de entrada a la edad moderna, aparece la Gramática de Antonio de Nebrija. Presentada a la reina Isabel I, aspiraba a servir de modelo en todo el territorio español. Aunque en mente estaban los judíos o musulmanes que habitaban en la península, la misma sirvió como base para llevar el castellano allende los mares, a la recién descubierta América. 

10.- Todo ello confluye en mayores épocas de paz

Aunque las luchas por el poder, las conquistas, las batallas y las guerras continuaron, no tendrían el cariz de las medievales. Los años de paz se sucederán y la población civil quedará cada vez más alejada de las contiendas. Los derramamientos de sangre de los señores feudales (que se desplegaban en los cantares de gesta) no volverán a aparecer. Unido al desarrollo (elemental) de la ciencia, del conocimiento y a un progreso económico, la población podrá disfrutar de una vida un poco mejor que las que les tocó a los pueblos medievales. 

La política en el Renacimiento, por tanto, no queda desligada de todos los cambios en distintos órdenes que se sucedieron a lo largo del siglo XV. Si bien la población pudo transformar (a mejor) su forma de vida, ello también influyo en las artes y en las letras propiciando creadores sublimes en prácticamente todos los géneros.  

Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla

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