La política en el Renacimiento | Claves básicas

La política en el Renacimiento

La política en el Renacimiento

Candela Vizcaíno

 

Ningún cambio en el orden social, económico o artístico es ajeno a los vaivenes de la política así de forma general. Si a eso unimos que una de las principales características del Renacimiento es, simple y llanamente, un trastoque de todos los órdenes que había regido durante la Edad Media, esta es la base de todos los movimientos que vendrían después. La política en el Renacimiento se sustenta sobre diez pilares básicos que resumo a continuación. 

1.- Imposición del centralismo administrativo unido al desarrollo de poder de la monarquía 

La política en el Renacimiento da así un giro importante al ir concentrando en manos de los reyes no solo las decisiones estratégicas sino también las económicas. Los señores feudales que impartían justicia (a su antojo) en sus territorios, imponían tributos y normas crueles van paulatinamente perdiendo su influencia. La administración se centraliza en la corte que aún es itinerante y las decisiones se toman teniendo en cuenta las distintas necesidades territoriales y de población. Paralelamente, los tributos también quedan bajo el paraguas de la monarquía que va acaparando poder en detrimento de los señores feudales entretenidos en sus guerras fraticidas. 

2.- Los modos de la política en el Renacimiento propicia la acumulación de la riqueza 

Al relegar la influencia de los distintos señores feudales a favor de la corona, todo ello posibilita disponer de más recursos económicos por el básico sistema de la acumulación. Este aumento de los recursos (centralizado recordemos) es la base para acometer empresas de calado en cualquier orden. Por tanto, desde esta perspectiva se comprende mejor las últimas guerras para anexar al cristianismo los últimos reinos musulmanes. Granada, el último bastión, deja de ser nazarí en 1492. En ese mismo año, Colón (con mecenazgo real) se embarca rumbo a Las Indias descubriendo un nuevo continente para los ojos europeos. Las empresas serán múltiples y no solo centradas en conquistas. Con estos recursos acumulados también se financian emprendimientos en el ámbito cultural o científico. Desde esta perspectiva también hay que comprender la proliferación de imprentas que hacen posible un aumento del conocimiento o la creación (avanzado el siglo XVI) de distintas universidades. A las de Salamanca, Valladolid o Alcalá de Henares le siguieron Barcelona, Valencia, Sevilla, Granada…. Todo ello supone un giro importante en los modos de generar y propagar el conocimiento respecto a los medievales.  

3.- La política en el Renacimiento no puede entenderse sin el avance de la burguesía  

De la economía feudal basada en la agricultura o la ganadería en torno a un señorío y un castillo se pasa a los nuevos modelos impuestos por la incipiente vida en la ciudades. Aunque estas aún son pequeñas y pocos son los habitantes, la forma de vida ya ha cambiado. Aparecen artesanos independientes que pagan los tributos al rey y que no deben pleitesía a ningún señor. Esta nueva libertad cambia la cosmovisión imperante con una confianza sin límites casi en el progreso. La vida ciudadana es el germen de los gremios, hermandades o agrupaciones de oficios. Con ello, se ponen las bases para, en unión, hacer valer derechos o libertades.  

4.- No podemos olvidar los avances técnicos de la época

Aunque no es nada comparable con los que se pueden disfrutar en el siglo XXI, al concentrarse la población en pequeñas ciudades que no están al capricho de un señor, se posibilita una incipiente ciencia. Con ella llegan mecanismos para aprovechar el agua, nuevos conocimientos en farmacopea, en la navegación, en la medicina… El analfabetismo retrocede aunque aún sigue siendo importante. Y es creciente el número de inventores o creadores de cualquier cosa. Eso hace cambiar no solo el día a día sino también la percepción que se tiene del alma humana y su afán de transformación constante.  

5.- La política en el Renacimiento está vertebrada en torno a un espíritu positivo  

Quedan atrás los años oscuros desde el punto de vista cultural de la Edad Media y todo se empapa de un espíritu penetrante que busca nuevos senderos y rumbos en todos los sentidos. Lo dado se queda pequeño y desde distintos órdenes se ensayan cosas novedosas que a ojos medievales pudieran parecer locuras o necedades. A cambio se llevan a cabo y ello hace saltar por los aires los viejos esquemas mentales. Los tiempos se aceleran en comparación con los de siglos pasados con un avance en las comunicaciones por mar o con la propagación de todas las ideas posibles. Esto unido al mayor número de estudiantes y a recursos económicos al alza explica, en parte, conquistas hazañas y descubrimientos geográficos.  

6.- Con los nuevos estudios se vuelve hacia la antigüedad clásica

Y no solo hacia la filosofía o la literatura griega o romana sino hacia una nueva forma de estar y sentir el mundo. Si la Edad Media estaba empapada de un cristianismo triste que recordaba constantemente las penas de este mundo centrándose únicamente en la salvación en el más allá, ahora todo es distinto. Y lo es por este nuevo conocimiento al alcance de cada vez más personas que llegan a él a través de libros impresos de fácil acceso. En estas obras se despliega un mundo pagano en el que se invita al goce de los sentidos, en el que sus protagonistas se regodean en los dones de la naturaleza y en el que Dios está presente en todas las criaturas terrenales. Ese mundo clásico enseña a los habitantes de la época que el aquí y el ahora está para vivirse con plenitud. El valle de lágrimas medieval que hay que pasar para llegar al goce del más allá queda, por tanto, aparcado. Ahora lo bueno y la salvación también se encuentra en la belleza y la armonía.  

7. La política en el Renacimiento y el antropocentrismo 

Todo ello confluye en un término: antropocentrismo. Dios deja de ser el centro gravitacional del universo y el hombre se convierte en la medida de todas las cosas. Esto no significa que en la recién nacida España o en Europa haya una conversión radical hacia al paganismo. ¡Ni mucho menos! El cristianismo sigue y seguirá siendo el espíritu religioso predominante pero este cambia de cariz. Lo bueno tiene que estar dirigido a hacer felices a la humanidad entrando de nuevo este concepto en la sociedad. Ni que decir tiene que todo ello condiciona la política ya que la población no acepta las imposiciones con la misma ingenuidad que antes. Los movimientos que buscan una parcela de libertad, ya sea personal como comunitaria, comienzan tímidamente a fraguarse. La política tiene que estar al servicio del aquí y el ahora, del desarrollo, del avance económico y material de la población. El cielo, para el hombre del Renacimiento, puede esperar.  

8.- La política del Renacimiento está vertebrada por un deseo de unidad

Y lo es en todos los sentidos, tanto que esta idea está en el germen de la expulsión musulmana y judía. Una monarquía que va acaparando poder y que aspira a reinar sobre una población más amplia comienza a interiorizar que la única manera de hacerlo con eficacia es a través de la uniformidad y la unidad. No puede haber varias lenguas ni distintas religiones porque ello dificulta la gestión. 

9.- Las lenguas vulgares serán el elemento unificador en la política del Renacimiento  

En España se hizo el primer movimiento en Europa en este sentido. El castellano se impone sobre las otras lenguas vernáculas, el hebreo y el árabe. Una vez más, esa Roma de la cual cada vez se conocen más datos e intimidades se convierte en inspiración y modelo. Si el antiguo Imperio había conseguido unificar media Europa a través del latín, el castellano tendría que ser la lengua del reino. En este sentido, en el mítico año 1492 que en estas tierras puede darse como fecha de entrada a la edad moderna, aparece la Gramática de Antonio de Nebrija. Presentada a la reina Isabel I, aspiraba a servir de modelo en todo el territorio español. Aunque en mente estaban los judíos o musulmanes que habitaban en la península, la misma sirvió como base para llevar el castellano allende los mares, a la recién descubierta América. 

10.- Todo ello confluye en mayores épocas de paz

Aunque las luchas por el poder, las conquistas, las batallas y las guerras continuaron, no tendrían el cariz de las medievales. Los años de paz se sucederán y la población civil quedará cada vez más alejada de las contiendas. Los derramamientos de sangre de los señores feudales (que se desplegaban en los cantares de gesta) no volverán a aparecer. Unido al desarrollo (elemental) de la ciencia, del conocimiento y a un progreso económico, la población podrá disfrutar de una vida un poco mejor que las que les tocó a los pueblos medievales. 

La política en el Renacimiento, por tanto, no queda desligada de todos los cambios en distintos órdenes que se sucedieron a lo largo del siglo XV. Si bien la población pudo transformar (a mejor) su forma de vida, ello también influyo en las artes y en las letras propiciando creadores sublimes en prácticamente todos los géneros.  

Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla

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