Cantares de gesta | ejemplos, definición y características

Cantares de gesta

Cantares de gesta

Candela Vizcaíno

 

La crítica literaria considera que los cantares de gesta, con el Poema de Mío Cid a la cabeza,  son las primeras manifestaciones artísticas en lengua castellana. Esto es, hasta la aparición de estos versos que, en general, cantan las hazañas de héroes conocidos, la producción literaria  era exclusivamente en latín. Dicho esto, pongo la primera aclaración ya que también esta misma crítica no se pone de acuerdo si los cantares de gesta coincidieron en el tiempo con las jarchas mozárabes las cuales también merecen estudio aparte.  Para rizar el rizo de estos breves poemas escritos,  pertenecientes a la tradición árabe o judía, apenas quedan fragmentos escritos. Y parte de ellos, como ha sucedido con la poesía épica, se ha perdido en las nieblas del tiempo.

Definición de los cantares de gesta

Bajo esta denominación encontramos poemas en lengua romance (las que surgen por evolución natural del latín) originados a partir del siglo XI para ser recitados por un juglar que recorría caminos, pueblos e incipientes ciudades. Perduraron hasta la irrupción de los burgos con su nueva forma de entender el mundo bajo lo que se ha denominado Renacimiento. 

Los cantares de gesta se memorizaban para ser recitados entre un público mayoritariamente analfabeto, pobre y aislado que se deleitaba con las “noticias” de héroes diversos. Eran estos personajes reales cuya vida merecía, para los parámetros de la época, ser cantada, recitada y conocida. La literatura medieval era, como norma general, sencilla en extremo con un alto contenido oral ya que los libros (manuscritos caros y difíciles de producir) eran un bien escaso. Y más escaso era aún el porcentaje de un público medianamente alfabetizado.  

Características de los cantares de gesta

La única manera de definir y de delimitar esta poesía, única de un tiempo aún por conocer,  es desgranando sus particularidades y características generales. Con ellas se llega a la esencia de estos poemas que fueron el único acercamiento a la literatura en lengua romance por parte del pueblo. 

1.- Los cantares de gesta están escrito en lengua romance 

Los hay franceses y en otras lenguas pero en castellano alcanzaron una calidad insuperable a igual que siglos después sucedería con la mística en la literatura española. Nos encontramos ante un público hambriento de todo tipo de bienes (incluso los culturales), analfabeto y que desconoce el poco conocimiento que se guardan en los libros. No solo han olvidado el latín (la lengua de la enseñanza y la educación) sino que el analfabetismo roza el 90% de la población, atrapando incluso a algunas capas o miembros de la nobleza.  La fuente de información, por tanto, solo le llega por los símbolos presentes en la poca arquitectura común que se levanta y por unos personajes muy particulares: los juglares.  

2.- No se puede entender el cantar de gesta sin el mester de juglaría

Y el otro sería el de clerecía que merece estudio aparte. El mester de juglaría es el que llevan a cabo unos particulares poetas a medio camino entre comediantes, rapsodas, poetas y aventureros. Recorren caminos (peligrosísimos en la época), se enfrentan a incomodidades y van de pueblo en pueblo llevando a sus gentes estas historias que recitan de manera oral durante varios días y hay quienes afirman que apoyándose en algún instrumento musical elemental. Viven de la caridad casi o de los pequeños mecenazgos que se encuentran a su paso. 

3.- Los cantares de gesta no han perdurado de manera escrita 

Al juglar se le pedía talento para el arte y también una buena memoria porque los versos de las historias de la poesía épica no aparecían escritos ante él. ¡Ni mucho menos! El papel o la tinta eran bienes escasos. Por eso, solo se ponía por escrito aquellos textos que se consideraban de importancia tales como los heredados de la literatura griega o romana y los religiosos. Esto explica que apenas nos hayan llegado libros de la época cuya ejecución era harto laboriosa. Sí es verdad que tenemos bellos ejemplares miniados de estos siglos, como los impresionantes Beatos por poner un caso. Pero estos se explican por el miedo milenarista (a que se acabara el mundo) alrededor del siglo X, hecho colectivo que está detrás de la proliferación de estas preciosas obras. 

4.- Como los cantares de gesta eran orales no encontramos textos “limpios”

Esto es, no podemos ver en estos poemas medievales obras acabadas, terminadas o pulidas desde el punto de vista estilístico. En ellos nos encontramos repeticiones, resúmenes, “errores”, cambios y contradicciones. Eso, por supuesto, no quita un ápice de la calidad literaria de estos versos. Todo lo contrario, ya que aportan frescura a raudales a la par que nos introducen en una época emocional que se nos antoja lejana. 

5.- El juglar era un auténtico showman 

No podemos desvincular el desarrollo de los cantares de gesta de estos personajes tan peculiares mezcla de titiriteros, poetas, rapsodas, malabaristas y músicos. Sus espectáculos eran esperados por los habitantes de los pueblos y, a veces, nos encontramos con auténticas compañías tal cual circos ambulantes. Durante varios días, una población que apenas salía a diez kilómetros a la redonda (literal) se entretenía con malabares, pantomimas, danzas y literatura. Música y espectáculo en el que participaban, según los últimos estudios, artistas de ambos géneros sin miedo a viajar y vivir en libertad (cuando nadie lo hacía recordemos). 

Los cantares de gesta se encuadran dentro de estos espectáculos variados que, en ocasiones, nada tenían que ver con la literatura al incorporar, por ejemplo, algún número con animales. Además, estos no se hacían solo por libre sino que también formaban parte de los fastos de algún acontecimiento gozoso (bodas, bautizos, batallas ganadas…) a costa del señor del lugar.  

6.- Un juglar no es un trovador

Estos últimos aparecerían más tarde y son poetas-músicos tal como lo podemos concebir hoy en día. La mayoría pertenecían a la clase alta (como el creador de Coplas a la muerte de su padre que vivió en la transición al Renacimiento) o estaban al amparo de un noble. Los artistas del mester de juglaría, que consiguieron dejar para la posteridad los cantares de gesta eran personajes más cercanos a los aventureros. Independientes de la sociedad vivían, en ocasiones, a su aire fuera de toda normal moral que tanto escandalizaba en la época. 

7.- Los cantares de gesta alaban las hazañas de un héroe 

Y estos personajes llevaban de pueblo en pueblo las historias verdaderas (aunque en algunos puntos a todas luces exageradas o magnificadas) de los guerreros medievales más conocidos. Se narra, pues, cosas “hechas”, “sucedidas”, “verídicas”, “reales” y maravillosas para deleite y conocimiento del pueblo. Las aventuras se toman de la historia contemporánea repleta de guerras entre hermanos, deslealtades, conquistas, asedios y, también, grandes hazañas. Se hacía, por supuesto, en verso y no en prosa. Así podía ser cantado, recitado y memorizado con mayor facilidad, cuando no acompañados musicalmente. Y estas obras juglarescas querían ser distintas de la de los trovadores, nobles ociosos que no escribían por dinero y que se inventaban sus historias, la mayoría alrededor de la temática del amor platónico (o no tanto que de todo había).  

8.- Los cantares de gesta tenían como destinatario el pueblo

El más llano, el más sencillo, el que no sabía leer ni escribir. Tampoco tenía conocimiento de lo poco o mucho que sucedía a su alrededor. Eran historias cantadas (orales), sencillas y cuyo protagonista era un héroe. Por eso, perduraban o eran objeto de uno o más poemas aquellos hechos, acontecimientos o narrativas preferidas de las gentes sencillas. Historiadores hay quienes afirman que los juglares llevaban varias obras en repertorio y que se cantaban aquellas preferidas del público. Por eso, las que no tenían este favor eran desechadas muy pronto. Y, por tanto, olvidadas o perdidas a no existir constancia escrita. 

9.- Los cantares de gesta eran los periódicos de la época 

Porque en estas obras se narran sucesos contemporáneos o de la historia muy reciente. El público exigía conocer con detalle a través de la belleza de la literatura un relato del que previamente tenía constancia y no le importaba volver una y otra vez a la misma historia. Si a eso unimos que la originalidad artística tal como hoy la conocemos no se fragua con fuerza hasta más tarde, entendemos mejor este extremo. 

10.- La mayoría de los cantares de gesta se han perdido 

Con todos estos datos no es de extrañar que la mayoría (si no todos) de estos poemas épicos hayan sucumbido a las nieblas del tiempo. Solo los favoritos del público llegaban a escribirse para que sirvieran de estudio a los juglares. El resto quedaron olvidados entre los recovecos de las plazas y los caminos. 

11.- Los cantares de gesta son anónimos 

Y es más ni siquiera se sabe si estas grandes obras, como la Chanson de Roland en Francia o el Cantar del Mío Cid en España, son de única mano. Hay críticos, como el galo Bédier, quien afirma que fueron creadas por un único autor en época tardía (siglo XII) aprovechando la ola de éxito de otros poemas que se han perdido. Serían obras escritas décadas después de los hechos y siempre con una finalidad artística de un creador concreto. Esta es la teoría individualista.  

Por contra, la tradicionalista sostiene que estos poemas han llegado hasta nosotros como el resultado de una amalgama del trabajo de distintos artistas. Sin embargo, a pesar del carácter nómada, ecléctico y desordenado del mester de juglaría, esta teoría es difícil de sostener y máxime cuando no tenemos fragmentos que lo avalen. Dejo aquí las palabras de Menéndez Pidal, máximo estudioso de esta forma literaria. 

“ Sería un milagro literario absolutamente incomprensible; tuvieron que precederles muchos siglos de trabajo para que la vulgaridad de uno y otro idioma naciente, y la de sus habitantes, fuese elevada a la necesaria dignidad artística. En los textos conservados el genio épico aparece constituido con caracteres formales e ideológicos totalmente extraños a las obras latinas antiguas y alto-medievales que se pretende hayan sido inspiradoras únicas”.  

12.- Los cantares de gestas son realistas

La épica castellana se ciñe a hechos de la historia incluso a la toponimia o los nombres de los personajes. Aquí no aparecen episodios fantásticos en los que fuerzas sobrenaturales ayudan al héroe. Sin obviar su vertiente poética (que es de gran calidad),  se rige por parámetro de verosimilitud de  los acontecimientos históricos que son objeto. Bien es verdad que hay algunos críticos que señalan el mundo de los sueños o realizaciones grandiosas (consideradas milagros) tras un ruego a la divinidad. En este sentido, no podemos analizar estas obras con la mirada descreída del europeo tecnificado del siglo XXI. En aquella época el cien por cien de la población tenía como cierto estas manifestaciones divinas a través del mundo onírico. Es más, hasta la llegada del Realismo literario en el siglo XIX, no encontramos una fuente literaria que, en sus raíces, haga gala de ese intento, a todas luces, de verosimilitud. 

13.- Metros y rimas de los cantares de gesta

Caracterizado por una rima en asonante, no encontramos uniformidad en el número de versos. Sí es una constante la existencia de un hemistiquio o pausa  que divide el verso en dos partes. El número de sílabas más corriente es de 7, aunque también pueden llegar a 6 u 8. En palabras de Menéndez Pidal 

“Este apego a la rima asonante y a la irregularidad métrica demuestra el carácter extremadamente arcaico y tradicionalista de la epopeya española”. 

Ejemplos de cantares de gesta 

Hay que empezar por la más importante manifestación de la épica castellana que es el Cantar del Mío Cid el cual se ha conservado escrito casi íntegro en una versión de máxima belleza. Se guarda en una caja de máxima seguridad en la Biblioteca Nacional de Madrid. En ella se narra las aventuras de Rodrigo Díaz de Vivar en su lucha tanto con reinos musulmanes como cristianos así como con las traiciones y deslealtades que sufrió.  

De la lista que pongo aquí apenas han llegado obras en verso. Se sabe que fueron temáticas populares porque, o bien tenemos fragmentos (a veces insertos en otra obra) o bien están recogidos en la historiografía en prosa. Esto es, si los cantares de gesta constituían la manifestación literaria poética oral de los hechos que interesaban al pueblo, los estudiosos entienden que tuvieron que existir creaciones sobre los siguientes ciclos:  

1.- Cantar del rey Rodrigo y la pérdida de España. 

2.- El Conde Fernán González. 

3.- Cantar de la condesa traidora y del conde Sancho García. 

4.- Romance del Infante García. 

5.- Cantar de los Siete Infantes de Lara. 

6.- Cantar de la Jura de Santa Gadea

7.- Gesta de Ramiro y García, hijos de Sancho el Mayor. 

8.- Cantar de la Jura de Santa Gadea.

9.- Cantar de la muerte del rey don Fernando. 

10.- Cantar de Sancho II de Castilla y el cerco de Zamora. 

11.- Cantar de las mocedades de Rodrigo. 

12.- Cantar de Roncesvalles

13.- Cantar de la mora Zaida. 

14.- Poema de Bernardo del Carpio. 

15.- Gesta del Abad don Juan de Montemayor.  

Los cantares de gesta, por tanto, fueron las piezas centrales del trabajo poético de lo que la crítica ha denominado mester de juglaría. Difíciles de estudiar por su carácter oral, anónimo y por quedar poco o nada escrito. Si hay algo que explique el que no fuera recogido en una obra fue la consideración que de estas obras se tenían en la época: literatura sencilla para el entretenimiento del pueblo que no podía tener la importancia o consideración, no ya de las grandes obras del mester de clerecía, sino de la literatura en las llamadas lenguas cultas (latín o griego). Afortunadamente, solo con el Poema del Mío Cid hoy podemos disfrutar de la radical belleza de estas obras poéticas. 

 

Por Candela Vizcaíno | Doctora por la Universidad de Sevilla

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