El Cantar del Mío Cid | Crítica y guía de lectura

El Cantar del Mío Cid

El Cantar del Mío Cid

Candela Vizcaíno

 

Compuesto con toda probabilidad entre lo siglos XII y XIII, El Cantar del Mío Cid es una de las obras cumbres de literatura española y uno de los primeros poemas que nos han llegado de forma escrita. De una belleza apabullante, pertenece al género épico y, con total seguridad, fue realizado para ser cantado y/o recitado por los juglares de la época. Es esta una de las características de la literatura medieval, la cual es mayoritariamente anónima y diseñada para transmitirse de forma oral entre un público mayoritariamente analfabeto, extremadamente pobre y  sin acceso a los productos culturales tal como los conocemos hoy.

Si la obra que nos ha llegado, a la que le faltan los primeros versos, fue primorosamente escrita (esto es, manuscrita para que se conservara), es lógico pensar que tuvo un gran éxito de público. ¿Por qué anoto esto? Porque un libro en la Edad Media era un producto de lujo casi y eran poquísimas las obras profanas (literatura en este caso) que pasaban a ser escritas. Las labores de los copistas se ajustaban a las obras sacras y a aquellas que se conservaron de la literatura griega y/o romana. Por eso, se han perdido casi todos los poemas (a excepción de algunas jarchas mozárabes y cantigas gallegas) de la época. Otros títulos, como los Beatos, tuvieron más suerte al convertirse en auténticos best seller y fueron objeto de copias y más copias además de ser engalanados con bellas miniaturas.  

Las características de El Cantar del Mío Cid con respecto al género épico medieval

Antes de adentrarnos en la singularidad de esta gran obra de la literatura castellana, recuerdo algunos aspectos generales de la obra. 

 

1.- Pertenece al género épico. Esto es, se trata de las andanzas de un caballero (en este caso un personaje histórico) en busca de reparación del honor perdido injustamente. 

2.- En Castilla (germen de la actual España) tuvo bastante éxito esta fórmula literaria a la que pertenece El Cantar del Mío Cid a juzgar por los fragmentos que nos han llegado. 

3.- La literatura épica ensalza la figura de un héroe fuerte que ha sufrido una agresión importante, la cual cambia su vida de una manera radical. Sale en busca de reparación para restaurar su honor y buen nombre. Y esas aventuras se convierten en hazañas que son dignas de imitar, cantar y propagar. De aquí que sean objeto de los más bellos poemas medievales.  

4.- Algunos críticos señalan que el auge de este género en Castilla (en detrimento de otros) se debe a las peculiaridades de la historia patria en constante lucha no solo con otros reinos cristianos sino también con los musulmanes que, en aquel momento, se replegaban en el sur. 

5.- El Cantar del Mío Cid responde a los avatares de un personaje histórico: Rodrigo Díaz de Vivar. 

Biografía del Cid Campeador

Su verdadero nombre era Rodrigo Díaz de Vivar, ya que nació en esa localidad burgalesa alrededor de 1040 en una familia perteneciente a la baja nobleza. Tuvo una educación de calidad para los parámetros de la época, ya que compartió instrucción con el príncipe don Sancho, heredero al trono de Castilla. Este luce la corona en 1065 y recompensa a su amigo de la infancia con la jefatura del ejercito (sería una especie de general actual). El rey Sancho gustaba de la guerra y peleó contra sus propios hermanos: Urraca, señora de Zamora, Alfonso de León y García de Galicia. Eran épocas oscuras en las que las guerras eran el pan de cada de día. En estas peleas fratricidas y crueles resulta asesinado Sancho. Rodrigo se queda en una posición vulnerable y debe jurar ante el nuevo rey, a la sazón uno de los hermanos del difunto: Alfonso. Como era un estratega eficaz, aunque en desgracia, es tenido en cuenta por el nuevo rey.  

Se casa con doña Jimena, de estirpe real, y se le encomienda una tarea delicada para los parámetros de la época: el cobro de los impuestos al rey de Sevilla. Era, por entonces, el musulmán Motámid. Todo iba bien hasta que fue atacado por el rey de Granada y por el conde García Ordóñez. Era este enemigo acérrimo de nuestro protagonista. Posiblemente, tenía celos de su arrojo y hazañas de éxito. Como no pudo derrotarlo en la refriega, utiliza tácticas de auténtico psicópata (que la política ha sido la misma desde tiempos remotos) y lo difama acusándolo de haberse quedado con el dinero recaudado.  

La importancia del destierro en la biografía del Cid Campeador 

Todo esta refriega y el enredo consiguiente le llevan al destierro en 1081. El Cantar del Mio Cid comienza precisamente en este punto con estos hermosos versos: 

De los sus ojos tan fuertemente llorando,

Tornaba la cabeza y estábamos catando.

Vio puertas abiertas y postigos sin candados, 

Alcántaras vacías, sin pieles y sin mantos,

Y sin halcones y sin azores mudados. 

Suspiró mío Cid pues tenía muy grandes cuidados.

Habló mío Cid, bien y tan mesurado:

-¡Gracias a ti señor padre, que estás en lo alto!

-¡Esto me han vuelto mis enemigos malos! 

A pesar del destierro de Castilla, su tierra, Rodrigo Díaz de Vivar era un estratega tan conocido y codiciado que pronto encontró el favor de otro rey. Esta vez el musulmán de Zaragoza lo llamó a su lado. Allí se instaló con familia, criados y los soldados que le seguían siendo fieles. Con la bandera de este nuevo reino combatió en Aragón y Cataluña. Todo en esta época fueron éxitos para el Cid.  

La importancia de Valencia en la Biografía del Cid

Ante tanto buen hacer, Alfonso, el rey de Castilla, el mismo que lo había desterrado, lo llama para que le ayude con el avance de los almorávides. Así que todo olvidado y vuelta a enarbolar la bandera de Castilla esta vez con dirección a Valencia con la promesa de tierras y posesiones. Mientras tanto, el rey pelea en Aledo (Murcia) y el Cid no llega a tiempo para socorrerle. El monarca parece no comprender las razones y lo destierra de nuevo. El Cid, sobreponiéndose a tanto desplante, logra hacerse con Valencia, por entonces una plaza codiciada. ¿Y qué hace el rey? Pues que intenta conquistar la ciudad por mar. A todo ello Rodrigo Díaz le recuerda al monarca la promesa hecha y allí se queda la cosa.  

Muy codiciada fue Valencia y no solo por el rey castellano sino también por los musulmanes. El Cid la defiende y en 1094 instala su familia y es allí donde murió en 1099. Tuvo que ser un gran estratega y militar, ya que en 1101 la plaza vuelve a manos almorávides y su viuda, Jimena, tiene que salir huyendo. No se va con lo puesto, ya que incluso se lleva el cadáver de su esposo que reposa, en la actualidad, en la Catedral de Burgos. Aparte de ser un militar de éxito también supo negociar las bodas de sus hijas con miembros de la realeza de Navarra y Cataluña. El Cid, con la perspectiva actual, fue un freelance triunfador que se repuso de todos los contratiempos que le venían fortaleciéndose en cada crisis. Con estos ojos quizás se le vio en la época, ya que el personaje fue tan popular que nos han llegado varios poemas sobre su persona. 

Sustrato histórico de El Cantar del Mio Cid

Toda esta vida de aventuras de alguien que, al parecer, se conduce con nobleza y con cierta lealtad sedujo a la población de la época medieval. Por eso, los juglares y trovadores, haciéndose eco del éxito del personaje, no dudaron en ejecutar cantares de todo tipo en torno a esta figura. Los críticos aceptan que fueron muchos y que el que ha llegado hasta nosotros fue el más hermoso por su calidad literaria. Por eso, se pasó a escrito y tenemos la suerte de disfrutarlo al día de hoy.  

Dicho esto, a pesar de que Rodrigo Díaz de Vivar fue un personaje histórico cuyas hazañas, hechos y éxitos se encuentran refrendados por otras fuentes, El Cantar del Mío Cid es una obra de literatura. Es poesía y como tal la debemos estudiar con su sustrato histórico o real, pero también con su parte de fantasía, de creación y de emoción. 

Fecha y autor de El Cantar del Mio Cid 

Los autores de la literatura medieval no se comportaban como los actuales que ponemos la firma, rúbrica y nombre antes incluso de terminar la obra. La época, y especialmente en el germen de lo que hoy conocemos como España, era tremendamente religiosa. Lo sagrado empapaba cualquier aspecto de la vida. En este sentido, todos los creadores (pintores, arquitectos, músicos o poetas) encomendaban su obra a Dios considerando la firma como un acto de vanidad casi. No obstante, en el manuscrito de El Cantar del Mío Cid custodiado actualmente en la Biblioteca Nacional de Madrid aparece un nombre: Per Abbat o Pedro Abad.  

A pesar de esa firma al final del manuscrito, uno de los mayores estudiosos de la obra, Ramón Menéndez Pidal, supuso que había dos autores. Según esta teoría, el primero y más antiguo compuso el texto nada más morir el Cid histórico y otro posterior, llamado de Medinaceli,  añadió los puntos más fantasiosos, artísticos, inventados o novelescos. Esto es, consideraba que hubo una primera versión y, sobre esa, se reescribió de una forma literaria en época posterior. 

Sin embargo, esa hipótesis queda hoy anulada debido a la solidez, coherencia y unidad de la obra. Por tanto, hoy se considera que hubo un solo autor que bien pudiera ser ese Per Abbat con el que se firma el manuscrito y se acepta la fecha que aparece en el libro que nos ha llegado: 1207.  

¿Fue Per Abbat el creador de El Cantar del Mío Cid o un mero copista? Esos extremos no lo podemos conocer con los datos y las características de la literatura medieval. Los que lo defienden se apoyan en la fecha del manuscrito que nos ha llegado: mediados del siglo XIV. Esto es, ese ejemplar, aunque se escribió más de un siglo después, y allí se reseña la autoría. Hay que hacer notar que en la época los copistas o amanuenses eran totalmente anónimos. Se consideraba un trabajo de artesanía, no creativo. Por tanto, casi nunca aparecía los nombres de los que intervenían en esa labor. Si el manuscrito de El Cantar del Mío Cid lleva esa firma como la de su creador, bien pudiera ser ese el nombre del poeta.  

Cómo es El Cantar del Mío Cid  

1.- Métrica de El Cantar del Mío Cid

Al manuscrito conservado en la Biblioteca Nacional de Madrid le faltan tres hojas: la primera y dos interiores. En total tenemos 3730 versos.  Estos se dividen en tiradas monorrimas variables asonantes. Esto es, las rimas pueden estar unidas por tan solo dos versos hasta la friolera de 190.  

Los versos son irregulares como corresponde al cantar de juglaría (en contraposición al cantar del clerecía que siempre se componía en cuaderna vía con versos alejandrinos). Los versos son muy irregulares y se hacen interpretaciones de lectura según los críticos que estudian la obra. En la actualidad, existen versiones modernizadas del castellano antiguo para que su lectura sea más amena a los estudiantes. 

2.- Partes de El Cantar del Mío Cid 

El Cantar del Mío Cid está dividido en tres partes y dos de ellas no tienen fundamento histórico. Sin embargo, son los mas hermosos y dramáticos. Recordamos una vez más que estamos ante un texto literario compuesto para entretener y emocionar basado, eso sí, sobre un personaje exitoso de la época. La tres parte son: 

1.-  Cantar del destierro con la trama sobre la calumnia acerca del robo de los aranceles del rey de Sevilla. 

2.- Cantar de las bodas de las hijas del Cid con los infantes de Carrión, aunque se sabe que contrajeron matrimonio con otras personas. 

3.- Cantar de la afrenta de Corpes donde las dos hijas de Rodrigo Díaz de Vivar son maltratadas y vejadas en venganza por los actos de su padre.  

3.- Estilo de El Cantar del Mío Cid

El verdadero protagonista siempre es el Mío Cid el cual se muestra de una forma realista como una persona ambivalente: fiero en la batalla pero humano con los suyos y hasta cariñoso con la familia. Esa capacidad de introspección de un personaje histórico es un hito en la literatura de la época. En cuanto al estilo, hay que destacar: 

1.-La lengua es sencilla, ágil (aunque al día de hoy nos pueda parecer lo contrario), dotada de un dramatismo que lo acerca a un público no entendido en literatura. 

2.- La obra fue compuesta para ser recitada y su carácter oral se vislumbra en las llamadas de atención a los oyentes. 

3.-  Se encuentran arcaísmos, palabras que ya no se usaban en la época normalmente, pero que, a la vez, constituían un recurso literario común. 

4.- Algún crítico ha anotado que el autor pudiera tener formación en derecho debido al alto número de términos jurídicos que hay en la obra. 

5.- Destacan las repeticiones, también una norma en este tipo de obras que tenían que ser memorizadas y recitadas una y otra vez. 

6.- En la obra se pueden estudiar algunas modificaciones del castellano antiguo que daba paso a la lengua renacentista. 

Resumiendo muchísimo El Cantar del Mío Cid es una de las obras cumbres de la literatura castellana, cenit del canon español dotada de una belleza trágica que abunda en su originalidad. Y todo ello a pesar de pertenecer a uno de los géneros más tratados en la época: la poesía épica, la misma que ensalzaba las hazañas de grandes caballeros en lucha por nobles ideales. 

Por Candela Vizcaíno 

Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla

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