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Milagros de Nuestra Señora de Gonzalo de Berceo, análisis literario

Milagros de Nuestra Señora

Milagros de Nuestra Señora

Candela Vizcaíno

 

En el único códice manuscrito que nos ha llegado del Cantar del Mío Cid aparece la fecha de 1207 y un nombre. La crítica no se pone de acuerdo en considerar a ese Pere Abat un mero copista o, por el contrario, un auténtico poeta. De los Milagros de Nuestra Señora no conocemos la fecha de composición pero sí su autor, Gonzalo de Berceo. Aunque tampoco hemos encontrado ni la partida de nacimiento ni la de muerte del considerado primer poeta en lengua castellana, podemos inferir, con estos datos, que la obra fue escrita en la segunda mitad del siglo XII. Por tanto, tenemos la primera característica de esta obra castellana (escrita en dialecto riojano) y es una negación: que no es la primera en nuestra lengua y tampoco podemos afirmar a ciencia cierta que lo sea incluso de las pertenecientes al mester de clerecía, la corriente culta en poesía que convivió con la popular mester de juglaría durante toda la Edad Media. Analizamos, a continuación, lo que sí sabemos de esta obra.

1.- Gonzalo de Berceo es el autor de los Milagros de Nuestra Señora

Aunque los autores de la Edad Media no solían firmar sus obras como una forma de entrega (de trabajo y talento) a Dios, Gonzalo de Berceo no hizo lo mismo con las suyas. Conocemos estas y algunas vidas de santos más, todas ejecutadas siguiendo los preceptos del mester de clerecía. Aunque no sabemos las fechas exactas de su paso por este mundo, la crítica señala que pudo nacer a finales del siglo XII y estaría con vida más allá de 1264. Esto es, vivió más de 66 años (un logro de supervivencia para la época) vinculado al Monasterio de San Millán de la Cogolla en La Rioja, hoy declarado Patrimonio de la Humanidad por su valor lingüístico, artístico e histórico.

Aunque en tiempos fue una sede benedictina importante, cuando vivió Gonzalo de Berceo se encontraba en franca decadencia. Allí estudio y ejerció sin salir apenas de sus muros. Allí escribió, rezó y realizó vidas de santos asociados al monasterio en un intento por recabar los tributos con más generosidad. Hombre culto, cursó estudios generales (una suerte de universidad) en Palencia. Conocedor del latín, de la historia clásica, de la oratoria y de los recovecos de la teología, escribió toda su obra en castellano. Descontando a ese Pere Abat que se nos escapa como poeta, Gonzalo de Berceo ha sido considerado el primer escritor en lengua castellana.

2.- Los Milagros de Nuestra Señora pertenecen al mester de clerecía

Y este primer poeta, con estudios semejantes a los universitarios actuales, clérigo en un monasterio y comprometido con su orden escribió una de las primeras obras literarias en lengua castellana. Sus Milagros de Nuestra Señora responden punto por punto a las características del  mester de clerecía, contrapuesto durante toda la Edad Media al del juglaría. Por tanto, es una obra de un autor culto que conoce la Biblia, la historia antigua o la literatura griega y romana. La finalidad de estas obras, al contrario de los cantares de gesta populares, no era el entretenimiento sino que tenía un objetivo edificante, moralizante o educativo. Eso, por supuesto, no quita para que fueran amenas, sencillas y entendibles para un público amplio mayoritariamente analfabeto.

Como uno de los mejores ejemplos del mester de clerecía, está escrita en castellano y teniendo siempre en mente su propagación oral, ya que los libros medievales eran escasos y un objeto de lujo solo al alcance de unos pocos. Está escrita siguiendo los preceptos de la cuaderna vía. Esta es una estrofa de cuatro versos alejandrinos (14 sílabas) que lleva una única rima en consonante con un ritmo muy marcado. Este se rompe (para tomar aliento en la recitación) con un hemistiquio central.

3.- Los Milagros de Nuestra Señora es una copia de una colección en latín

La literatura medieval en las lenguas romances es muy poco original en cuanto a los temas y esta novedad es inversamente proporcional a la cultura de su autor. Esto es, si los ejemplos de cantares de gesta que nos han llegado nos muestran que los componedores de romances creaban o recreaban historias nuevas, el mester de clerecía se centraba en el principio de autoridad. Por tanto, una obra es mejor cuanto más autores (de renombre) la hayan nombrado o escrito sobre ella. Los Milagros de Nuestra Señora no es una excepción y prácticamente es una traducción de una colección de cuentos medievales que circularon por toda Europa. Gonzalo de Berceo traduce desde el latín en la nueva lengua castellana que conoce el pueblo.

“Pero esta falta de originalidad temática no rebaja, sin embargo, la personalidad de Berceo como poeta. El autor modifica, amplifica y enriquece sus modelos, vistiéndolos con rasgos de las costumbres cotidianas de su región. Sabe escoger con hábil tacto los matices precisos, los motivos populares, las expresiones pintorescas para hacerse comprender mejor del vulgo sencillo que le escucha. Merced a lo cual va humanizando y dando plasticidad y calor a las heladas arideces del texto latino.”

Dejo aquí las acertadas palabras de Juan Luis Alborg sobre los Milagros de Nuestra Señora ya que a través de ellas intuimos las razones por las que Berceo es considerado uno de nuestros mejores poetas.

 

4.- Estructura y temática de los Milagros de Nuestra Señora

La obra está compuesta por una alegoría inicial que tanto gustaba en la Edad Media y por veinticinco narraciones en verso. En todas ellas, una persona en apuros pide la mediación de la Virgen María para que lo saque del trance en el que se encuentra. Siguen las líneas moralizantes de los sermones tan conocidos en la Edad Media y una estructura muy marcada en la que el autor interpela al público; continúa con la narración para dar una final cerrado siempre. La crítica ha dividido en tres los temas de los Milagros de Nuestra Señora:

1.- En los que hay castigos (por las malas obras) y premios (por las buenas).

2.- Narraciones en las que la Virgen intercede para salvar las almas de aquellos que buscan su amparo.

3.- Los que cuentan una pequeña crisis espiritual que se logra enmendar con la intermediación de María.

5.- Lenguaje y estilo de los Milagros de Nuestra Señora

Es aquí donde reside la originalidad (aunque nunca la podemos entender en el sentido contemporáneo) y la grandeza como poeta de Gonzalo de Berceo. Resumiendo mucho, tenemos que tener en cuenta siempre estas notas:

1.- El poeta está presente en la narración e interpela al público como si estuviera llana y sencillamente hablando personalmente con ellos en la misma habitación. Esto genera una cercanía y un calor que invita a seguir el curso de las palabras.

Sennores, si quisiérades atender un poquillo…

Sennores e amigos, por Dios e caridat

Oíd otro miraclo fermoso por verdat…

2.- A pesar de estar ante una obra literaria, el poeta quiere imprimir un marchamo de veracidad negando incluso cualquier interpretación propia de aquello que no está escrito en el original latino.

3.- En todo momento se da proximidad a la narración bien nombrando objetos comunes que acercan la historia al oyente o bien con un lenguaje sencillo  en extremo.

4.- Las descripciones y la narración de la historia es tremendamente plástica, gráfica, familiar y cercana. A pesar de los rigores de la cuaderna vía y del deseo culto del mester de clerecía, el poeta no quiere que el oyente o el lector se pierda con un lenguaje rebuscado. Todo es fluido, cercano, directo y tranquilo.

5.- Todas estas características confirman que estos poemas estaban diseñados para su recitación de forma pública y su recepción de manera oral. Nada en ellos invita a pensar que estuvieran compuestos para la lectura privada.

6.- Críticos hay que tildan los Milagros de Nuestra Señora con el calificativo de prosaica. Se basan en ello en los múltiples alusiones al lenguaje vulgar, coloquial y de las gentes sencillas. Otros en cambio, ven en este realismo y sencillez familiar el gran encanto de la obra.

7.- En los Milagros de Nuestra Señora no encontramos ni tropos, ni giros lingüísticos ni metáforas más allá de las alegorías que formaban parte del pensamiento común en la Edad Media.

8.- En la obra nos damos de bruces, por el contrario, con una visión optimista de la vida. Los Milagros de Nuestra Señora no son una colección de relatos donde se advierte sobre las penas del infierno debido a faltas más o menos graves. Muy al contrario, en ellas siempre triunfa el bien sobre el mal y las puertas del cielo están abiertas para todos los pecadores que hayan tenido la oportunidad de arrepentirse o enmendarse. 

9.- Por último, en algunos versos se encuentran notas de humor e, incluso, una fina ironía velada contra los poderosos de su tiempo. A pesar de ser un clérigo comprometido con su orden, la vasta cultura e inteligencia de Gonzalo de Berceo le impedía comulgar con ruedas de molino. Y este sentir, de alguna manera u otra, se transparenta en su obra.

En definitiva, los Milagros de Nuestra Señora de Gonzalo de Berceo es una de las obras fundamentales de literatura medieval castellana a pesar de su falta de originalidad temática. Contribuye a ello la delicada expresión y narración de estas aventuras edificantes diseñadas para un público oyente y creyente que se regocijaba con los dones de la creación artística.

Por Candela Vizcaíno | Doctora por la Universidad de Sevilla

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