Félix María de Samaniego y sus fábulas

Félix María de Samaniego

Félix María de Samaniego

Candela Vizcaíno

Acercamiento a la figura y obra del fabulista del siglo XVIII Félix María de Samaniego.

El Neoclasicismo español supuso un intento por dotar todos los órdenes vitales de un espíritu ilustrado. Así, un grupo de intelectuales y de escritores se enfrascaron (con suerte desigual) en una especie de cruzada cultural con el objetivo último de acabar con la superstición que empapaba la vida social y el atraso económico que embargaba la población. Aunque no es el lugar para desgranar una por una las características de la literatura neoclásica, sí hay que tener en mente a la hora de abordar la figura de Félix María de Samaniego y sus fábulas, que la época demandaba escritos con un fin didáctico. Desde mediados del siglo XVIII y parte del XIX, hasta la irrupción del Romanticismo en España, se abjura de los modelos exagerados del arte barroco (especialmente del teatro de evasión) y se busca la mesura. Eso supone una vuelta a la prosa y, cuando se recurre al verso, este ha sido despojado de todo artificio. La poesía del Neoclasicismo, siguiendo los modelos de la Poética de Luzán, pierde parte de su brillo en un afán por buscar la serenidad en unos moldes preestablecidos. Esto es, la huida del caos barroco coarta, de alguna manera u otra, las delicias de la creatividad. Dentro de este panorama algunos escritores, como el que nos ocupa, logran crear una obra con espíritu y sabor propio.  

Biografía de Félix María de Samaniego  

Nació en La Guardia, en la Rioja, el 12 de octubre de 1745. Llega a ser señor de las cinco villas del  valle de Arraya y, por tanto, disfruta de un amplio patrimonio así como de libertad para dedicarse a las tareas de la escritura o del intelecto. Además, era sobrino nieto del conde de Peñaflorida quien puso parte de sus conocimientos y patrimonio al servicio del desarrollo cultural de la época. Al parecer se educó en Francia donde recibió clases de latín, humanidades y ciencias. Y luego se traslada a Valladolid a estudiar leyes aunque no llegó a completar los estudios universitarios. Con veintipocos años se sitúa en Vergara bajo la protección de Peñaflorida y forma parte de la asociación que había creado este último: Sociedad Vascongada de Amigos del País. De hecho, su primera colección de fabulas nacieron al amparo de esta actividad cultural e instigado por su pariente.  

A pesar de que todos sus biógrafos lo describen como una persona de espíritu libre, sin preocupaciones y dedicado al buen vivir en todos los sentidos, llevó a cabo algunas gestiones en el ámbito político. Así fue nombrado comisionado por Álava en 1782 para pedir al gobierno de Madrid una especie de estatus comercial independiente que permitiera a los de su región comerciar libremente con América. En la villa y corte, su carácter jovial, campechano, alegre y culto le abrió las puertas de las tertulias en las que se trataban los problemas y temas de la cultura neoclásica. En Madrid fue recibido por el conde de Floridablanca, quien ejercía su poder político también en estos cenáculos. 

Félix María de Samaniego no quiso quedarse en el mundo cortesano de la capital y volvió a su tierra. Fue allí donde compuso sus fábulas y algunos cuentos de carácter escabroso que chocó con los requerimientos de la censura. A pesar de llevar una vida sencilla alrededor del buen vivir y el epicureísmo, no fue ajeno a las polémicas que de tanto en tanto sacuden la literatura española. Aunque no llegó a los extremos de Góngora versus Quevedo o Cervantes frente a Lope de Vega, sí tuvo sus más y sus menos (con folletos provocadores de uno y otro lado) con Masson de Morvilliers. Este achacaba al fabulista su falta de originalidad. Los encontronazos (aunque no llegó a mayores) también se produjeron con Tomás de Iriarte quién se arrogaba ser el primero en publicar una colección de fábulas cuando Félix María de Samaniego ya había dado a la imprenta un volumen de las suyas. 

En su intento por publicar una colección de cuentos de temática libertina fue procesado por la Inquisición quien le impuso confinamiento de varios meses en un convento próximo a Portugalete. Murió el 11 de agosto de 1801 en Laguardia sin más hechos notables en su biografía más allá de su quehacer literario.  

Las fábulas de Félix María de Samaniego  

La primera colección (compuesta por cinco libros) de estas obras fue publicada en Valencia en 1781. Las correspondientes al libro tercero iban dedicadas a Tomás de Iriarte con estos versos elogiosos:  

En mi versos, Iriarte, 

Ya no quiero más arte

Que poner a los tuyos por modelo. 

Sin embargo, la amistad entre ambos se resentiría en apenas unos cuantos meses. Y todo sucedió porque este último publica al año siguiente sus fábulas y se arroga ser el primero en tratar en idioma español este particular género literario. Aunque no llegó a mayores, al parecer, Félix María de Samaniego se irritó bastante. Irritación que fue a más cuando recibió algunas críticas negativas a su obra. Todo ello no le impidió seguir publicando. Así, la segunda colección apareció en Madrid en 1784. En total, Félix María de Samaniego publicó 157 fábulas.  

Análisis de las fábulas de Félix María de Samaniego

1.- El modelo literario no es original ni mucho menos de la literatura española del siglo XVIII. Las primeras de la historia pertenecen al autor de la literatura griega Esopo que vivió probablemente en el siglo VI a.C. De la antigüedad clásica también hay que recordar al fabulista romano Fedro (que vivió en el siglo I a.C.) Y, con anterioridad, Jean de la Fontaine (1621-1695) puso las bases para el tratamiento del género con los parámetros de la literatura moderna. 

2.- A pesar de que las fábulas también se dieron en la literatura medieval española con su afán (como la neoclásica) de didactismo, Félix María de Samaniego desconocía esta tradición. Y sí había leído (en la lengua original) a los autores franceses. 

3.- Las fábulas de Félix María de Samaniego inciden en la moraleja y deja apartada, a veces, la narración o la descripción. 

4.- Huye de cualquier rebuscamiento y busca a conciencia un lenguaje llano y, a veces, plano. 

5.- A pesar del espíritu didáctico, no encontramos dramatismo en ellas y la crítica literaria del Romanticismo las tachó de prosaicas y cerebrales. 

6.- Están escritas en verso tanto de arte mayor como menor con una preferencia por el endecasílabo y los heptasílabos. En cuanto a las estrofas, son mayoría los romances, redondillas, seguidillas o décimas.

7.- Algunos títulos de las más conocidas son: 

  • El león vencido por el hombre.
  • La zorra y el busto.  
  • El ratón de la corte y el del campo. 
  • Los dos amigos y el oso. 
  • La lechera. 
  • El gato y las aves. 
  • El asno y el cochino. 
  • El charlatán. 
  • El camello y la pulga. 

Y, para terminar, a pesar de que el género no convencía a los autores que llegaron después, la sencillez de estos poemas con un tratamiento cándido a veces ha resistido los embates del tiempo. De las fábulas de Félix María de Samaniego se han realizado innumerables ediciones desde el siglo XIX hasta mediados del siglo XX cuando se impusieron otros gustos en las letras y los libros. 

Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla

 

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