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Arte barroco | 10 características generales

Arte barroco

Arte barroco

Candela Vizcaíno

Durante todo el siglo XVII toda Europa (y también las grandes urbes coloniales de Hispanoamérica) sufrió un cambio social y económico importante. El Antiguo Régimen comenzaba a desaparecer sustituido por una pujante burguesía que imponía sus criterios en todos los órdenes de la vida. Esto que se dice así tan pronto no pudo realizarse ni linealmente ni sin conflictos. Es más, el Barroco es la expresión de una crisis sistémica que se manifiesta tanto en los valores espirituales como en la formas de relacionarse, así como en la economía. Cada país realizó la transición desde un estatus quo dominado por el clero más rancio y la aristocracia excluyente hacia una sociedad pre-industrial (artesana más bien) en la que se impone unas nuevas clases más cultas y más pujantes. En este sentido, tengo que indicar en primer lugar que el arte barroco alcanzó sus máximas cotas expresivas allí donde la crisis (en todos los órdenes) fue más profunda y demoledora para la sociedad.  

Es por esto por lo que el movimiento artístico como tal apenas tuvo relevancia en países que no se resistieron demasiado a los cambios (Alemania, Holanda, Inglaterra…) mientras tuvo su apogeo en aquellos que se aferraban a los viejos valores. El Barroco español, apunto ya, tuvo un auge casi único en la historia de la humanidad. La nación comenzaba un declive imparable gobernada por reyes indolentes, cuando no incapaces, y aferrada a las imposiciones de una nobleza negada para poner las bases de un mínimo progreso. Esto desembocó en una crisis generalizada en la que la pobreza y la incultura se enquistaron por siglos incluso. 

El arte barroco frente a la estética clásica

En este sentido, hay autores que sostienen que el Barroco es casi un sentimiento o, más bien,  la expresión de un estado de cosas a todos los niveles (político, social, económico…) que se repite cada cierto tiempo en la historia. Vendría a asentarse en sociedades en cambio que no saben, no pueden o no quieren adaptarse a los nuevos rumbos. La estética se vuelve excesiva, recargada, oscura, retorcida (e incluso escatológica) en un intento por sacudir conciencias o espíritus. El arte barroco como tal, tanto el desarrollado cronológicamente en el siglo XVII, como el que pudiera generarse en otras épocas, se opone, en esencia, al gusto sobrio de la estética clásica.  

Esta, por el contrario, gusta del minimalismo, del despego de los adornos superfluos, de la claridad en todos los aspectos (tanto de palabra como en la pincelada del cuadro). Es serena (en contraposición al dramatismo del arte barroco) y busca siempre la fluidez tanto en los conceptos abstractos como en las formas físicas. 

Características del arte barroco principales

Ahora bien, ¿cómo podemos reconocer la estética barroca? Casi a simple vista ya sea un poema, una obra teatral, una pintura o uno de los sublimes edificios que dejó la época. Presente, incluso en las calles, en ciudades que vivieron la época de una forma especialmente trágica (nombro, únicamente, la Sevilla puerto de Indias repleta de mendigos o la Roma decadente y corrupta), el arte barroco es, en esencia, la expresión del exceso.  

1.- El arte barroco tiende al exceso y al movimiento

En contraposición a la sobriedad clásica, el arte barroco se caracteriza por ser excesivo, torsionado, siempre en movimiento. Es una estética que huye de la sobriedad para instalarse en el extremo contrario. Si se trata de realizar un edificio, las columnas nunca será rectas. Estas tomarán las formas de una espiral (como las de San Pedro en el Vaticano o las del arte manuelino). En una pintura, el exceso se mostrará en el horror vacui, en no dejar ni un solo centímetro sin una pincelada. La literatura se llenará de tropos, de torsiones y de un lenguaje recargado y/o complicado al máximo.  

2.- Por tanto, es una estética en la que prima lo inestable

El arte barroco representa la expresión de crisis de todo tipo (vitales, espirituales, sociales, económicas, políticas). Por tanto, se recubrirá de una pátina de inestabilidad. Y esto se refleja tanto en la forma como en el contenido. La vida se tambaleaba bajo los pies de una población desesperanzada y olvidada. De ello se hacían eco artistas de todos los géneros (que sufrían, si sacaban los pies del tiesto, el exilio o la persecución). Las formas parecen no sostenerse (volvemos a esas columnas en espiral) tanto en arquitectura como en las artes plásticas como en la artesanía de objetos cotidianos. Los temas vuelven una y otra vez a la fugacidad de la vida, a la inestabilidad de la existencia, a la posibilidad de morir en cualquier momento sin haber completado la misión de cada uno en este mundo. Y esto se transparenta tanto en la forma como en el contenido de todas y cada una de las obras de arte barroco. 

3.-  El arte barroco se caracteriza por la contradicción 

En un poema puede aparecer el tema del carpe diem con las referencias más atroces a la muerte y a la destrucción. La vida se hace nada y se pasa de la cuna a la sepultura en un suspiro. Aunque se buscan la belleza, la felicidad o el pragmatismo todo está envuelto en un halo triste, oscuro, dramático. Por otro lado, las actitudes satíricas o burlescas (que se transparentan en pintura o en literatura) tienen siempre un poso místico o de filosofía negativa. El arte barroco es la expresión en toda su grandeza de la contradicción de la condición humana y de nuestro paso por este mundo con más pena que gloria. Ni siquiera el amor profundo parece redimir a una humanidad que se encuentra sola, perdida y sin referentes éticos de calado.  

4.- El drama en toda su amplitud forma parte del arte barroco

Por tanto, hay una hueco bastante grande para todo lo que supone drama (y no me refiero a teatro). El tema de la vida como un valle de lágrimas es recurrente en todas las artes y todos los géneros. La existencia en este plano es fugaz, chocante e, incluso, dada a la burla más feroz. El espíritu de la época es, esencialmente, negativo, negro, oscuro y absorbente, por tanto.   

5.- La apariencia y la forma (continente) cobra más importancia que el contenido

Como todo se hace para encontrar acomodo en una existencia futura, en este plano todo lo que se queda es formal, contenido vacío o regodeo en la fealdad. Por eso, la expresión tanto artística, literaria o filosófica se vuelve rebuscada, como buscando un juego que no puede encontrarse en ningún aspecto vital. 

6.- El arte barroco es esencialmente recargado 

Y es una de las características del barroco principales. La pintura es recargada. Los edificios se adornan hasta el exceso y la extenuación. Las paredes se completan con murales hasta el último centímetro. Las artes decorativas buscan llevar la artesanía a su quintaesencia llevando siempre la línea curva, el dorado, el brillo, el exceso y el recargamiento extremo. En literatura se lleva la frase a la torsión más absoluta. Siempre hay que leerla como mínimo dos veces para poder entender el contenido. Se abusan de tropos, metáforas o retruécanos. 

7.- Se caracteriza por ser una estética de la intensidad 

En el arte barroco, por tanto, no hay cabida para la sobriedad o para la concisión tanto en lo formal como en el contenido. Todo es extremo, muy extremo.  

8.- El arte barroco es pesimista por esencia

El siglo XVII fue el de las hambrunas, las pestes, las persecuciones y la pérdida de población en toda Europa. En aquellos países, como en el caso de España, en los que no fue posible una mínima apertura o cambio, la atmósfera en general (psicológica, social, religiosa, política…) se volvió asfixiante. Eso llevó a una tristeza generaliza, a un despegue de las cosas físicas, cotidianas o diarias (“así pasan las glorias del mundo” fue un tema recurrente). La única felicidad, por tanto, se encuentra en el más allá y la muerte se ve casi como una liberación de tantas penurias. El barroco como ideología, como estética que se repite cada cierto tiempo, siempre coincide con tiempos de crisis, de oscuridad, de persecución o de falta de libertad.  

9.- Otra de las características del arte barroco es la huida y la búsqueda del bienestar en el más allá 

Tal como he indicado antes, solo se ve salida en la vida futura, en la que hay más allá de la muerte. La pintura, a la par que oscura, se vuelve hacia los protagonistas bíblicos que pasaron duras penas antes de alcanzar la salvación. La literatura se concentra en la mística. Aquellos que no sentían tanto celo religioso se vuelcan en una sátira que a veces se hace feroz contra el sistema establecido que, además, daba todos los días argumentos para sustentar esta actitud.  

10.- Nada en el arte barroco se presenta natural o en mímesis con la realidad 

Todo es exagerado, distorsionado, complicado y difícil de encontrar en la naturaleza. Se recurre a la línea curva en demasía, a la palabra sacada de todo contexto lógico, a la arquitectura que parece sostenerse casi en equilibrio.   

11.- Hay una búsqueda por exprimir las posibilidades formales y/o de lenguaje

En este sentido, el arte barroco parece regodearse en las posibilidades de la palabra, en las torsiones y en el más difícil todavía. Algunas obras de arquitectura (los grandes palacios a imitación de Versalles o los grandes templos religiosos como San Pedro en Roma) se levantaron en un espíritu de competición casi.  

12.- El creador del arte barroco se regodea en la audacia 

En este orden de cosas, en el que el exceso es la norma, se tiene que recurrir a la creación llevada al extremo. No hablo de originalidad sino que retomo ese concepto del más difícil todavía. Los mármoles (como los de Bernini que embellecen Roma) se trabajan como si fueran de plastilina, con un movimiento poco frecuente en escultura y con una atención al detalle apabullante a la par que sobrecogedora.  

13.- El desasosiego es característico de esta estética y de la época 

Ante este panorama político (el de crisis de valores y de recursos económicos) y creativo (con ese gusto por el no va más en la ejecución de la obra) es normal que se caiga en la ansiedad, en el desasosiego, en la intranquilidad, en el sentimiento de inestabilidad más absoluta. 

14.- Al no haber libertad siempre se recurre a lo artificioso y rebuscado

El arte barroco, a pesar de su torsión y su exceso, no se caracteriza precisamente por la libertad. Esta no existía en tanto en cuanto que cualquier idea novedosa era, incluso, perseguida y, a veces, se pagaba a un precio muy alto. Todo ello hace que el creador y el artista apague esa indefensión (impuesta desde fuera) con un exceso formal. Lo rebuscado en cualquier tipo de obra también pretendía ocultar críticas o sátiras veladas. Era la única manera de hacerse comprender por un público muy entendido (mínimo, escogido y selecto) sin correr riesgos. 

15.- El arte barroco es la expresión del miedo y la ansiedad

En definitiva, esta estética no es más que la lengua de una época y de una forma de entender el mundo. Y si por algo se caracteriza un tiempo de crisis en el que los gobernantes son tan indolentes que ni llegan a lo mínimo es por generar pavor ante el pueblo llano. Ante tanta inestabilidad solo cabe la expresión de la angustia y la ansiedad por un futuro del que no se tenía garantizado ni lo más mínimo.  

En Italia (Caravaggio o Bernini), Francia (con sus grandes palacios cuya epítome fue Versalles) y, especialmente, en España (sumergida en una Contrarreforma absurda) el arte barroco floreció como en ninguna otra parte del mundo. Fue la estética de una época de crisis en la que la falta de libertad, las hambrunas, las plagas y la desesperanza se apoderó de toda una sociedad. Ante esta perspectiva vital la mayoría de los autores se volcaron en un misticismo más o menos profundo o en la sátira más feroz hacia los poderes fácticos de la época.  

En España, aparte de los edificios religiosos legados (la Iglesia del Salvador en Sevilla por poner un caso), se desarrolló hasta cotas de excelencia el teatro. La nobleza, que no empleaba los beneficios obtenidos con la acaparación de riquezas en productividad económica, patrocinó estas obras hasta el empacho incluso. El resultado fueron títulos y títulos y más títulos (algunos memorables) salidos de plumas que se lucraban (y evolucionaban a la par) con estos mecenazgos. El teatro, en España en el siglo  XVII, tuvo la misma función que el circo en la Roma antigua. Con estas maravillosas obras de arte barroco se pretendía calmar a una población empobrecida, embrutecida (por la falta de instrucción) y, a veces, desesperanzada (porque se les cortaba cualquier oportunidad). 

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Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla

 

 

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