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Las meninas de Velázquez, ¿qué quiso expresar el pintor?

Las meninas de Velázquez

Las meninas de Velázquez

Candela Vizcaíno

 

De todas las pinturas barrocas realizadas por los pintores barrocos más importantes, sobresale con luz propia Las meninas de Diego Velázquez (1599-1660) realizada hacia 1656 o 1657. También conocida como La familia de Felipe IV, es un lienzo de grandes dimensiones (318 x 276 cms) hoy custodiado en el Museo del Prado de Madrid. Aquí pasó desde las colecciones reales donde era conocida solo para unos cuantos privilegiados. Desde inicios del siglo XVIII, cuando estuvo accesible al público entendido, primero, y al gran público sin más después, Las meninas de Velázquez ha recibido todo tipo de interpretación. Hoy, con justicia, es considerada una de las grandes obras no solo del estilo barroco sino de todos los tiempos, estilos y procedencia.  

¿Qué personajes aparecen en el cuadro Las meninas de Velázquez? 

Aunque la obra también ha sido titulada como La familia de Felipe IV, en verdad el único miembro de la misma que aparece retratado es la infanta Margarita Teresa de Austria, hija del citado rey y de Mariana de Austria, su segunda esposa. Está acompañada por el personal de su pequeña corte: damas de compañía, guardadamas, enanos bufones… El ambiente es el del estudio de Velázquez en el Alcázar de Madrid y la escena (en la que aparece un autorretrato del artista) más bien parece una visita de todos los implicados al taller del pintor.  Los reyes se nos presenta a través de un espejo situado al fondo de la sala, capturando el reflejo del trabajo que realiza Velázquez en ese momento. Adelanto que la estructura es tan novedosa que la impresión del espectador es de estar fisgoneando a través de una ventana. Vamos por partes, ¿qué personajes aparecen en el cuadro Las meninas de Velázquez? 

que personajes aparecen en el cuadro Las meninas de Velazquez

Siguiendo la numeración del esquema tenemos los siguientes protagonistas: 

1.- La infanta Margarita Teresa (1651-1673), retratada alrededor de los cinco años junto con su pequeña corte. Está ataviada con ricas ropas tal cual sus acompañantes. Anotamos, aunque insistiré en este extremo a continuación, que en este momento, la niña que, a decir de las crónicas tenía un jovial carácter saludable, era la única descendiente del segundo matrimonio del rey Felipe IV con Mariana de Austria. Anotar también que, de los diez hijos habidos con su primera esposa, Isabel de Borbón (1602-1644), solo sobrevivía la infanta María Teresa (1638-1683) ya comprometida con Luis XIV de Francia, apodado el Rey Sol. 

2.- Isabel de Velasco (¿?-1659), hija del conde de Fuensalida y casada posteriormente con el duque de Arcos. Esto es, la joven es una noble y su función es hacer de dama de compañía de la pequeña infanta. 

3.- María Agustina Sarmiento de Sotomayor (¿?-1709), noble como su compañera, pero ella es hija de un grande de España y se casa con otro grande de España. Es la menina que ofrece a la infanta un pequeño búcaro con agua. 

4.- Es la enana Maribárbola (María Bárbara Asquín de ascendencia alemana). Entró en palacio en 1651, cuando nació la infanta y sufría de acondroplasia. Es, por tanto, una mujer adulta con la estatura de una niña de corta edad. Poco más se sabe de ella más allá de que fue desterrada en 1700 por Felipe V y que regresó a su patria. 

5.- Un tanto de lo mismo podemos decir de Nicolasito Pertusato (1635-1710), un noble procedente de Milán aquejado de enanismo hipofisario que le hacía tener baja estatura, aunque de hechuras proporcionadas. Hizo carrera en la corte ya que llegó a ser ayuda de cámara del rey. Cuando fue inmortalizado en Las meninas era ya un adulto joven aunque su porte era el de un niño. 

6.- Marcela de Ulloa (¿?-1669). Está representada como viuda y era la encargada de cuidar de todas las damas que rodeaban a la infanta. 

7.- El guardadamas Diego Ruiz Azcona. 

8.- José Nieto Velázquez, aposentador de la reina. 

9.- El pintor Diego Velázquez con la Gran Cruz de Santiago añadida después.  

10.- Los reyes Felipe IV (1605-1665) y su segunda esposa Mariana de Austria (1634-1696) aparecen en un espejo detrás de la escena en el que se refleja la obra que supuestamente pinta Velázquez en ese momento. Hay que anotar que no se ha encontrado ninguna pintura que corresponda a tal representación.

11.- Un perro de raza mastín español, importante este último dato para el análisis posterior. 

Interpretaciones de Las meninas de Velázquez a lo largo de la historia 

La obra ha recibido todo tipo de análisis, estudios y comentarios desde que se exhibió por primera vez en el Museo del Prado en 1819. Además, ha sido interpretada por otros artistas de la talla de Pablo Picasso o Manolo Valdés. Las corrientes interpretativas de Las meninas pueden resumirse en tres: 

1.- La llamada realista que se centra en la belleza y la fidelidad del momento captado como si de una fotografía se tratara. 

2.- La que estudia los supuestos simbolismos de la obra a raíz de la publicación del catálogo de la biblioteca de Diego Velázquez. Esta estaba compuesta por más de quinientos libros, una cantidad importante para los parámetros de la época y había títulos de astrología. Siguiendo esta línea de investigación, se ha llegado a generar interpretaciones rebuscadas basadas en un supuesto simbolismo exotérico. Sin embargo, este extremo no se corresponde con el resto del opus artístico del pintor. 

3.- La generada a partir del postestructuralismo y especialmente con Michel Foucault quien estudia la pintura sin tener en cuenta el contexto y que ve una obra dentro de una obra, extremo este que no se puede negar. Esto es, el relato principal (el de la infanta con su pequeña corte) conlleva otros relatos secundarios: el pintor que crea una cuadro y este mismo reflejado en el espejo.

Las meninas de Velazquez 

Características básicas del cuadro

1.- Independientemente de estas teorías alrededor del relato representado en la obra, los espectadores de a pie, otros artistas y la crítica nos encontramos con una técnica prodigiosa que sobrepasa los claroscuros propios del arte barroco

2.- Los detalles han sido generados con pinceladas sueltas creando una pintura delicada que alcance el cenit en los ropajes de todas las damas y que anticipa las principales características del impresionismo

3.- Además, algunos rostros como el de guardadamas han sido desdibujados adelantando incluso los modelos del expresionismo. La obra, para terminar esta somera descripción, está narrada en el tercio inferior dejando los dos tercios superiores en tinieblas casi. 

4.- Con ello se fuerza la mirada hacia la figura de la infanta que aparece ataviada con un delicado traje de color dorado tal cual es su pelo. 

5.- En definitiva, si bien refuerza el sentido simbólico (el de la alegría y la ilusión tal como veremos un poco más adelante), también nos obliga a poner el foco en el mensaje que Diego Velázquez, con toda probabilidad, quiso ofrecer en Las meninas.  

Contexto histórico antes de adentrarnos en el significado de Las meninas de Velázquez

Porque la obra no se puede analizar sin conocer las circunstancias personales e históricas en las que se creó. Y decir circunstancias personales es referirnos a la delicada situación de la familia real y, por tanto, del país en su totalidad sumido en una profunda crisis a todos los niveles. Los últimos años del reinado de Felipe IV fueron un cúmulo de desastres militares que agravaron aún más la maltrecha hacienda real sumiendo al pueblo, a la par, en una pobreza severa. Esto, unido a la progresiva pérdida de visibilidad internacional, generó un estado de malestar de tal calado que al común de los mortales pocas o nulas opciones se les ofrecían. El pesimismo, la falta de oportunidades y la resignación más absoluta desencadenaban que la población no esperara ningún don terrenal y que se refugiara o en la religión (con una cuantiosa producción en mística literaria) o en la evasión. Y bajo este último punto tenemos que entender el avance del teatro barroco en España.   

Si esta era la situación general, la familia real no se encontraba en mejor posición. Cuando se pintó Las meninas, el Conde-Duque de Olivares ya había caído en desgracia (en 1643) y el rey, a duras penas, se hacía cargo de la administración y de los asuntos de estado. Para entender su abatimiento, doy algunos datos: 

1.- De los diez hijos nacidos de su primera esposa, Isabel de Borbón (1602-1644), solo sobrevivía la infanta María Teresa de Austria (1638-1683) y esta ya estaba comprometida con Luis XIV de Francia (1638-1715), el llamado Rey Sol en un intento por atraerse la amistad de un país que atacaba constantemente los dominios españoles. Además, por el testamento del rey, sabemos que la infanta María Teresa quedaba (en principio) apartada de la sucesión al trono ya que Felipe IV, a toda costa, quería que le sucediera un miembro de la casa de los Austria. Así que la posibilidad de que los nietos habidos con su hija mayor accedieran al trono embargaba al monarca más que lo alegraba.

2.- En la fecha de la ejecución de Las meninas el príncipe Baltasar Carlos (1629-1949) llevaba varios años muerto. La repentina pérdida del heredero al trono por una fulminante viruela no solo llenó de dolor a su padre sino que, de un plumazo, se esfumaron las posibilidades de un sucesor. Recordemos que todos los hermanos (a excepción de María Teresa comprometida con el enemigo formal) habían fallecido. 

3.- E igual suerte corrieron los hijos habidos con Mariana de Austria (1634-1696), sobrina del rey, a  excepción de Margarita, protagonista del cuadro. La niña nació sana y, además, hacía gala de un carácter alegre e inteligente que se muestra en sus ojos vivaces a pesar de su semblante serio. Aún el envejecido rey tendría tres hijos más: uno moriría al nacer, otro (Felipe Próspero) apenas alcanzó los tres años y el tercero sería Carlos II (1661-1700) que ha pasado a la historia por su esterilidad y sus graves problemas de salud. De todos modos, estos tres niños aún no existían cuando se pintó Las meninas. En ese momento, solo vivían María Teresa que (recordemos) quedaba fuera de la sucesión porque había servido como intercambio para mejorar relaciones internacionales y la vivaracha Margarita. En ella se depositaban todas las esperanzas. Y me atrevo a adelantar que es eso lo que narra la obra. 

Meninas Velazquez Detalle

Interpretación de la narración de Las meninas de Velázquez

No se puede negar la originalidad formal de la pintura, ya que nunca jamás se había representado un retrato grupal de una escena cortesana de tal manera. ¿Por qué? Porque en ella encontramos varios estratos significativos. El más básico es el grupo de meninas que rodean a la protagonista, a la infanta Margarita. El segundo es el pintor autorretrado enfrascado en una obra como una superposición temporal y espacial. Esto es, la obra, tal como aparece ante nuestros ojos, está diseñada con la mirada de otro (no la de Velázquez). Este extremo, además, se corrobora (si podemos utilizar este término) con la mirada de la niña, una de las damas, el pintor y la enana Maribárbola que miran hacia el espectador o hacia un lugar fuera de la narración de la obra. Y, por último, tenemos el reflejo del retrato de los reyes que está al fondo y que nos aparece como un espejo. La obra se nos abre como si fuera una ventana, como si fuéramos espectadores (invitados o no) de un momento capturado en el tiempo. Y, por último, está la magistral técnica que llega a captar hasta el aire de la escena.  

Al describir el cuadro Las meninas nos damos cuenta de una complejidad extrema que no tienen otras grandes obras de Velázquez: La rendición de Breda, Las hilanderas o Los borrachos por poner tres ejemplos que he tratado en este espacio. Si bien críticos hay que se quedan en este peldaño y que consideran la obra como una especie de regalo del pintor al rey para que se aliviara con la alegría de su hija pequeña, al estudiar el cuadro bajo el prisma de la pragmática, nos vamos a encontrar algo más. 

Comentario e interpretación a la luz de la pragmática 

Ya he anotado algunas fechas y datos que nos pueden dar una idea de la situación calamitosa que se encontraban el país, la corte y el rey. A las muertes dolorosas, crisis profundas que llevaban al hambre, derrotas militares en media Europa, bancarrotas, pérdida de influencia internacional y una corrupción generalizada se unían los movimientos y conspiraciones para hacerse con el liderazgo de un reino en decadencia. Nada tenía Felipe IV a lo que agarrarse, excepto… sus hijas. La mayor, tal como he indicado más arriba, ya estaba comprometida con Luis XIV en un intento por congraciarse con un país que se unía con bucaneros para atacar las flotas españolas en los territorios americanos. Esta línea, por tanto, quedaba paralizada. Al rey (y Velázquez como ayuda de cámara personal lo sabía) solo le quedaba su pequeña y alegre Margarita.

Por tanto, no es descabellado apuntar que Las meninas es el retrato de una ilusión (de la última), del único hierro al que agarrarse que se le ofrecía a Felipe IV para salvar su legado personal y como rey. Y de camino encaminar por otros rumbos a una nación sumida en la tristeza, pobreza y desesperación. Y el pintor lo hace de una forma magistral representando en la obra la pequeña corte de la niña. El relato nos mete de lleno en todas esas personas que cuidaban del, por entonces, único futuro posible para España y la monarquía. Hay que recordar que, aunque había preferencia (como ahora) del varón en el orden de sucesión, las mujeres no estaban excluidas del trono. Margarita, con su salud, su inteligencia, su espíritu vivaracho es representada como la única candidata posible a suceder a su padre.  

Y Velázquez lo hace de una forma magistral y con símbolos. Por un lado, tenemos los enanos (que son adultos que entretienen y juegan) procedentes de lugares estratégicos para la corte española. Milán pertenecía a la corona y Maribárbola era austríaca. Por otro lado, están presentes todos los adultos encargados de velar por la seguridad de la pequeña. Y no podemos olvidar las damas de compañía que, en ese momento, eran las guías en el complicado protocolo palaciego en un punto en el que la infanta podía empezar a formarse como futura heredera. Recordemos que tenía por entonces cinco años, la edad ideal para forjarse en la cultura general y en los entresijos de la administración del estado.  

El simbolismo del perro en Las meninas de Velázquez  

Esta escena principal está además respaldada (como si de centinelas o guardaespaldas se trataran) por el aposentador real y por el retrato de los reyes. Los monarcas, en su función de padres cuidadores, estarían vigilando que este proceso de aprendizaje se llevara a cabo. Y allí está también el pintor (que tiene un puesto privilegiado en la corte más allá de su faceta de pintor) para dar testimonio de ese acuerdo que aún no se ha explicitado. La infanta Margarita con su traje y pelo dorado se erige en la luz de un reino oscuro (como la habitación en la que se encuentra).  

Este sentido, además, se completa con la presencia del perro casi en primer plano. No es un perro cualquiera. Es un mastín, una raza típicamente española conocida por ser una buena compañía para los niños, por su nobleza, buen carácter. También ofrece lealtad para con sus dueños defendiendo las propiedades con eficacia. El mastín, que no se inmuta ante las patadas de Nicolasito, representa todo lo bueno que se quiere adjudicar al carácter español: sencillo, noble, tranquilo… Velázquez pintó otros perros, como el del retrato del malogrado Felipe Próspero, pero este es de una raza pequeña sin más atributos. El perro de Las meninas de Velázquez es, a todas luces, un hermoso mastín español, grande, tranquilo y noble. Inmune a las intrigas palaciegas, acompaña (como el resto del personal) a la infanta bajo la atenta mirada de sus padres que se encuentran detrás. Ella va por delante en todos los sentidos, incluso con su mirada, ya que eleva la vista fuera de la estancia retratada, hacia el futuro, hacia un mañana en el que otros miran como se construye una infanta que, en ese momento, estaría llamada a hacerse cargo de los destinos de un reino con muchos problemas.  

Otra cosa fue lo que sucedió después, ya que la pequeña fue casada con su tío y, a la vez, primo Leopoldo I. Murió a los 21 años después de parir cuatro hijos y su nieto fue apartado de la sucesión (contraviniendo el testamento de su padre) tras morir sin hijos su hermano Carlos II. El trono de España fue ocupado por la rama de los Borbón ahondando aún más la decadencia de lo que un día fue el mayor imperio occidental moderno. Esta, además, se abonó con luchas internas que desangraban aún más una nación herida por todos los lados. Aunque la figura de Carlos II está empezando a ser rehabilitada en los últimos años y cuando se pintó Las meninas de Velázquez él no había nacido, el cuadro hace referencia a otra posibilidad. Y esa posibilidad es la pizpereta Margarita que, en ese momento, podía haber empezado su formación para un día ser la reina de España. Velázquez apuntaba otra posibilidad: casar la niña con algún noble de las casas representadas en la obra (las dos meninas adultas) y así tener más probabilidad de engendrar niños sanos al reducir la elevada endogamia. Los reyes, los cortesanos y los adultos se encargarían de la formación elemental de la pequeña. Los enanos estarían en sus juegos y días de ocio. Y… el mastín español haría el resto porque, en definitiva, es la representación del carácter de un pueblo.  

La narración de Las meninas de Velázquez, por tanto, es la de un probable final feliz para un reinado desdichado. Desafortunadamente, la historia tomó otros derroteros, unos que desembocó en guerras civiles intermitentes durante siglos. 

Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla

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