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20 cosas que hacer y que ver en Milán y alrededores

Techo de la Galería Vittorio Enmanuel II

Techo de la Galería Vittorio Enmanuel II

© Candela Vizcaíno

Es la capital financiera de Italia y no tiene nada que ver con el esplendor ruinoso de Roma, la magia de Florencia o el encanto subyugante de Venecia. A monumentalidad no puede competir con estos nombres, pero Milán, es destino no solo para los amantes del arte (Brera con su pinacoteca y barrio bohemio), de las compras de  moda en el sector lujo (no hay otro lugar en el mundo igual) y también del buen vivir (no te puedes perder sus cafés, restaurantes y bares donde se da cita la gente guapa). Pero, vayamos por partes y no nos perdamos con estas 20 ideas agrupadas por conceptos:

¿Qué ver en Milán en 2 o 3 días más? Los cinco imprescindibles

Aún siendo una ciudad grande y amplia, caótica como todas las italianas, pero no tanto como Roma, puedes tomarle el pulso a la ciudad con estos cinco básicos que te dejo ahora. Están relativamente cerca uno de otro y puedes hacerlo a pie.

1.- El Doumo de Milán

Intenta llegar a primera hora de la mañana (muy a primera hora mejor) o al caer la tarde para así poder admirar esta maravilla en todo su esplendor. De lo contrario, no podrás hacer ni una foto tal es el gentío (visitantes, locales y vendedores ambulantes) que hay en sus alrededores.

La monumentalidad del Doumo no tiene nada que ver con otras catedrales (por ejemplo, las españolas) porque es toda ella una armonía en piedra, una apoteosis en mármol que te va a quitar la respiración a poco que seas un enamorado del arte. Se puede acceder gratuitamente (cuando pases la cola) y solo se cobra por subir a la terraza y por pasearte por el coro.

Aunque el Doumo se comenzó en 1386, tal como hoy la conocemos se remató con Napoleón.  Las vidrieras, por ejemplo, son del siglo XIX y la aguja (la Madonnina) se terminó a finales del siglo XVIII. De todos modos, lo más impresionante y único del Doumo son sus más de 3.500 estatuas de mármol que rodean sus fachadas y que son para entretenerse y deleitarse.

2.- La galería Vittorio Enmanuel II

En la misma plaza del Doumo se alza una de las puertas de lo que se conoce como el salón de Milán. Las galerías Vittorio Enmanuel II se construyeron a finales del siglo XIX con el fin de unir la plaza del Doumo (donde se iba a oír misa) con el más profano Teatro alla Scalla. Es uno de los primeros centros comerciales del mundo y, probablemente, uno de los más bellos. Aquí no hay low cost ni rebajas ni nada que se le parezca. Aunque es un sitio para hacer shooping, por su belleza y monumentalidad no te lo puedes perder. De todas maneras, si tienes la VISA gordita, lo mejor de Prada, Vuitton, Versace, Tod’s, complementos de Giorgio Armani, Gucci o la Librería Bocca se abren a su calle abovedada en cristal y solada con el mejor mármol italiano.

Es un gustazo también (tampoco sale barato, pero quizás merezca la pena) sentarse en algunos de sus cafés o bares como el mítico Campari, el más que pijo Savini (que tiene hasta mantas para el frío) o tomar una pizza en la Locanda del Gatto Rosso.

En la planta de arriba, con acceso por la Piazza della Scala hay un museo con los ingenios (se pueden tocar) de Leonardo da Vincci. Es una buena opción cuando se viaja con niños curiosos.

Aviso al lector que Milán es una de las ciudades más caras de Europa y que un café o una merienda en este sitio y/o alrededores es de lo más chic que puedes disfrutar en tu vida pero también se grabará en tu mente como lo más subido de precio.

3.- El teatro alla Scala de Milán

Si quieres disfrutar de una obra o de un concierto en alla Scala que sepas que deberías coger las entradas vía online con muchísima antelación. La demanda es altísima y te arriesgas a no disfrutar de esa obra con la que llevas soñando. Si bien los últimos tickets se venden en la parada del metro Doumo (no estoy desvariando que es allí), son muy pocas las butacas disponibles.

De todos modos, alla Scala se puede ir para echar un vistazo a sus palcos y a su patio con butacas forradas de rojo que casan a las mil maravillas con el estuco dorado. Si la araña no te parece espectacular, date una vuelta por el museo con obras de arte y atrezzo de operas famosas.  

4.- La última cena de Leonardo da Vinci en Santa María delle Grazie

Esta iglesia de fachada anodina de ladrillo rojo se encuentra en el mismo distrito que el Parco Sempione (el cual no merece la pena por estar tremendamente descuidado) y el Castello Sforzesco del que hablo a continuación.

La iglesia es de finales del siglo XV y no iríamos hasta ella si no estuviera aquí, en el refectorio que se salvó milagrosamente de los bombardeos de la II Guerra Mundial, La última cena de Leonardo da Vinci. Las entradas están contadas con los dedos de la mano, pero se consiguen con tiempo vía online. El mural pintado a temple y óleo tiene más de  cuatro metros y medio de largo por casi uno de alto. Aunque ha perdido parte del brillo de los colores originales, está sometido a seguimiento constante para que nos siga inspirando como en la época de Leonardo.

 

5.- Pinacoteca de Brera y El Beso

Más accesible es el museo por excelencia de la ciudad de Milán: la pinacoteca de Brera.  Aunque tiene pintura veneciana de los siglos XV al XVII (como el Cristo yacente de Andrea Montegna), o alguna obra de Caravaggio (como La Cena de Emaús), lo más interesante es la Colección Jesi y El Beso (1859), de Francesco Hayez, un pequeño cuadro situado al final del recorrido que simboliza la unión de las distintos estados en la Italia que conocemos hoy.

La Colección Jesi está compuesta por 72 obras modernas, de artistas italianos de la primera mitad del siglo XX. Destaca la pintura de los metafísicos (La musa metafísica de Carlo Carrá) y algunas obras  de pequeño formato de Modigliani.

Qué ver en Milán con más tiempo, otro cinco básicos

Pues hasta aquí lo que puedes ver en Milán en dos o tres días que todo depende de lo deprisa que quieras ir o de las veces que sucumbas al tentador shooping de moda que inunda toda la ciudad. Si tienes más tiempo y/o te cunden mucho las horas, tampoco te puedes perder estos otros cinco básicos y ya llevamos diez.

6.- Castello Sforzesco

De planta cuadrada y rodeado por un foso es una residencia de estilo renacentista que en la actualidad alberga unos cuantos museos.  Una única entrada sirve para los distintos espacios que tienes que buscar subiendo y bajando escaleras o recorriendo patios. No te puedes perder:

  • Los tapices de Trivulcio, con la representación del zodiaco y los meses del año.
  • La capilla ducal, donde se pueden apreciar algunos frescos.
  • La sala delle Asse, de Leonardo da Vinci con un trampantojo que nos invita a la ilusión del exterior.
  • Museo Cívico, con una interesante muestra de arte egipcio, momias incluidas.
  • Raccolte d’Arte Antica con La Pietà di Rondamini de Miguel Ángel.
  • Colección de muebles (primera planta)
  • Colección de artes aplicadas. Lo más interesante es el Museo de la Música con una buena muestra de instrumentos de todo tipo y de todas las épocas. Incluso puedes disfrutar de una emisora de radio antigua con todos sus elementos.

7.- San Lorenzo Maggiore

La iglesia data del siglo IV y es una de los mayores y más hermosos templos redondos de la cristiandad. Se encuentra en el suroeste de Milán donde no hubo un edificio profano hasta el siglo XIX. Lo más sorprendente y original es la entrada principal formada por 16 columnas corintias y la Capella di Sant’Aquilino realizada con mosaicos de estilo bizantino.

8.-Sant’Ambrogio

En la misma zona, emplazamiento religioso por excelencia de Milán recordemos, se encuentra la basílica de San Ambrosio del siglo IV. Está realizada sobre un primitivo cementerio cristiano. Así que a la belleza del lugar se une su halo misterioso.

9.- Abbazia di Chiaravelle

El recorrido por la mejor monumentalidad religiosa de Milán no está completo sin una visita a la Abbazia di Chiaravelle construida entre el siglo XII y XIII. Aunque de estilo románico, tiene un campanile muy alto que fue añadido en el siglo XVII.

10.- Villa Belgiojoso Bonaparte –Galleria d’Arte Moderna

Junto al Planetario, el Museo di Storia Naturale y los Jardines Públicos (visitas todas aptas para familias) se encuentra la Galería de Arte Moderno  con obras (esculturas y pinturas) de artistas de los siglos XIX y XX. Hay trabajos menores de Van Gogh, Modigliani, Morandi, Cézanne o Corot.

5 emplazamientos para hacer shooping  o tomar algo en Milán

Pero Milán no es solo la monumentalidad entre el Doumo y el Teatro alla Scala ni los monasterios del extrarradio inspiración para El nombre de la rosa. Es eso, por supuesto, pero la capital de Lombardía si por algo destaca es por la cantidad, calidad y lujo de sus tiendas de moda. Probablemente no haya otro sitio igual en el planeta: con mayor densidad de escaparates abiertos a la vía pública.

11.- Montenapoleone, la calle de los palacios de la moda

Antigua calle aristocrática y palaciega, hoy en ella están todas las firmas italianas de moda una tras otra sin descanso con las novedades recién salidas de los talleres y vigilantes de espaldas anchas en la puerta. No seas tímido y entra. Con educación todo es posible.

En Montenapoleone puedes encontrar:  Bvlgari ,Luis Vuitton, Prada, Fendi, Gucci, la pastelería Cova, la más antigua de Milán y con un buen surtido de tartas y dulces de fondant  a precios, estilo y ambiente de la capital. También tiene palacio abierto Versace, Cartier, Valentino, Ferragamo.  De Armani, puedes darte una vuelta por sus tiendas y su exclusivo hotel con su no menos exclusivo lobby donde pedir cualquier cosa donde reponer la vista de tanta moda.

12.- Barrio de Brera

Menos elitista (aunque hay también firmas de pasarela) y más centrado en moda boho chic es el Barrio de Brera, el que se encuentra alrededor de la pinacoteca. Aquí se sitúa el hotel Bvlgari y, entre rincón y rincón especial, se suceden también galerías de arte y tiendas de anticuarios.

13.- Galería Victorio Manuel II y Excelsior Milano

Aunque la Galería Vittorio Enmanuel merece una visita por su monumentalidad, aquí hay pocas tiendas y todas muy, muy, muy, my exclusivas. Las de los alrededores tampoco es que sean de low cost pero sí puedes quitar algún “muy” a la definición anterior. El mejor sitio es Excelsior Milano, un centro comercial contemporáneo donde tienen corners casi todas las marcas de moda o de los mejores zapatos, Manolo Blahnik, por poner un solo ejemplo.

14.- La Rinascente

Igual de cómoda es La Rinascente, también en la Piazza del Doumo. Lo mejor es su zona infantil con modelitos de la línea petit de los grandes italianos o las firmas de moda más exclusivas. Tienes que ir con cuidado porque las camisetas con brillantitos y los zapatos cucos no tienen nada que ver con los que puedes ver en las tiendas normales de España, por ejemplo.

15.- Corso Buenos Aires, moda internacional entre galerías de arte

Los bolsillos normales seguramente van a disfrutar más con las tiendas, establecimientos y ambiente de Corso Buenos Aires. Hay firmas de moda italiana, pero adaptadas a otros presupuestos y también a otros gustos más urbanos y “ponibles”.

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Y si Milán se queda corta entre café, compra y visita a alguna de sus iglesias (tampoco hay que perderse sus restaurantes de moda, pero eso para otro día), puedes hacer alguna excursión hacia el norte o el este. Hacia el norte están los lagos que hacen frontera con Suiza, una exclusiva zona donde veraneaban los aristocráticos milaneses del pasado. Hacia el Este llegas a Venecia en poco más de dos horas. Por el camino te encuentras Verona o Vicenza o Padua.

16.- Lago Mayor

Stresa, Isole Brorromee, Cannabio, Villa Taranto, Rocca di Angera, Santa Caterina del Sasso Ballaro… todos estos nombres dicen de bonitas villas con jardines de aúpa asomadas al lago.  A partir del siglo XVIII la familia Borromeo comenzó a veranear junto al Lago Mayor, patrocinaron iglesias y fueron mecenas de artistas y artesanos. Al poderoso clan le siguió vecinos que rivalizaban levantando villas a cual más bonita y espectacular. Hoy es posible tomar un barco por el lago y deleitarse con estas construcciones asomadas al agua.

17.- Lago de Como

Es el de más fácil acceso desde Milán porque existe transporte público. En Como, una bonita localidad con una iglesia cuyos techos están pintados en azul cobalto, se puede pasear, tomar un café y seguir haciendo compras. A orillas del lago se encuentran las mejores firmas de moda italiana. O, mejor aún, tomar un barco para disfrutar de las villas alrededor del lago.

Villa Carlota abre al público en algunos fechas y la más espectacular, Villa d’Este, es hoy un hotel con todas las estrellas posibles. Si alojarse no está al alcance de todos los bolsillos, sí puede ser una buena idea tomar un café rodeados de sus jardines escalonados.

18.- Lago de Garda

Es tan grande que incluso con viento se puede practicar windsurf, aunque es famoso por las regatas. En Gardone Riviera hay una bonito jardín botánico, pero lo mejor es dejar que el tiempo pase y pasear tranquilamente por sus pueblos que han recibido a personajes ilustres desde el siglo XVI. Sirmione, Garda, Bardolino o Malcesine son las mejores opciones para parar.

19.- Gardaland

Es el parque de ocio y de atracciones más cercano a Milán. Abre por temporadas, pero está considerado uno de los  mejores de Europa. Tiene parque acuático en verano y la mascota es un dragón verde. No tiene hoteles en su interior al estilo de Disneyland o PortAventura.

20.- Bérgamo

Se encuentra a unos 50 kilómetros al norte de Milán y de fácil acceso por carretera. Lo más significativo es la ciudad alta amurallada (completa) y su interior no ha variado durante siglos. Sus calles y plazas son un viaje en el tiempo y una delicia para ese viajero que le gusta ir despacio, sin prisas, parándose en cafés, y deleitándose en cada rincón.

¡Ah! Y por último, aunque puedes encontrar pasta y pizza (como en cualquier rincón del mundo), Milán es la capital de la mantequilla, el ossobuco y el risotto. También de los cafés con gente guapa y las discos hasta altas horas de la noche.

Fotos y textos por Candela Vizcaíno

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