La etimología no se pone de acuerdo en el origen de la palabra barroco. Del término portugués barroco (que es una perla irregular e impura) hasta el vocablo baroco con el que se designaba en la escolástica a lo impuro pasando por el concepto berrueco español (el nombre para una roca con aristas) el significado de imperfección está siempre presente. Porque una de las características principales del Barroco es, precisamente, eso: lo no moldeado, lo que es imperfecto, lo que no responde a los cánones ordenados. Barroco implica desequilibrio, torsión, rebuscamiento y a la vez espontaneidad. Es, según sostienen J.A. Maravall o Eugenio D’Ors una respuesta desordenada a una crisis importante. En España, en arte y literatura, produjo obras tan sobresalientes que el Barroco es, sencillamente, uno de los movimientos estéticos que define el carácter hispano. Vamos por partes y empezamos por lo que sucedía en la calle y en la corte en la época.
Contexto histórico del Barroco
Desde finales del siglo XVI y buena parte del XVII en toda Europa (especialmente Inglaterra y Alemania) se ve afectada por profundos cambios sociales que van de la mano de transformaciones políticas y económicas. Debido a las guerras, epidemias, pestes, hacinamientos y malas cosechas, la población llega a retroceder mermando drásticamente tanto la esperanza como la calidad de vida. La mortalidad es enorme en todos los estratos sociales debido al hacinamiento, epidemias y la más mínima falta de higiene. Paralelamente, se va abandonando la vida del campo y hay un movimiento hacia las primeras urbes que ni siquiera se pueden llamar ciudades.
La burguesía empieza a despuntar tímidamente poniendo en entredicho privilegios de nobleza y del alto clero. Esto conlleva unas ansias de cambio en todos los aspectos, desde el personal hasta el económico, aunque de manera individual este no se materializará hasta bien entrado el Romanticismo. Sin embargo, este avance no se produce por igual. Inglaterra y Holanda, por poner dos ejemplos, llevan la transformación con acierto. En otros, como Francia (que desembocará en la Revolución Francesa) o España hay una reacción. La nobleza se enroca en su poder y se persigue cualquier atisbo transformador desde todos los ámbitos. Esto da lugar a una crisis más profunda, con mayor desigualdad, pobreza y descontento si cabe. Además, a la insatisfacción se responde con un aumento del poder de la monarquía ahondando problemas gravísimos y de entidad. Por otro lado, en los países en los que la burguesía continúa en ascenso comienzan a ensayarse fórmulas parlamentarias.
1.- Una de las características del Barroco en España es que coincide con un país en descomposición
A las derrotas en las guerras internacionales (la de los Treinta Años) se le une una corrupción y una ineptitud de los gobernantes que inciden aún más en las penosas condiciones de vida de la población en general. Al perseguirse las ideas penetrantes de la burguesía, las tierras se concentran en pocas manos (las de la aristocracia) que no se preocupa por explotarlas debidamente y que se dedican en buena medida al ocio. Esto lleva a un proceso migratorio desde los pueblos a las ciudades donde se concentran una multitud de harapientos, hambrientos y pícaros en busca del sustento diario. Las malas condiciones higiénicas, el hacinamiento y el hambre hacen el resto.
2.- La crisis como esencia y una de las características del Barroco principales
El Barroco es la respuesta a este estado social, económico y político. Todo es imperfecto, en choque, en constante conflicto. Ni que decir tiene que en este orden de cosas las tensiones sociales están servidas, mayores cuanto menos poder se deje a la burguesía. En España, por ejemplo, la nobleza se alía para perseguir cualquier idea, proyecto o petición novedosa. Es una casta rancia y anquilosada en sus privilegios que no es capaz del mínimo empuje que cambie las condiciones de vida de los que dependen de ella. El dinero no se mueve en los canales de inversión, en empresas comerciales o en empredimientos industriales. Todo el superavit es para lo que se denomina “lujo”, lo que no sirve. Bien es verdad que ese afán de ostentación o de búsqueda de belleza propició un renacimiento del arte sobresaliente, pero no sirvió para el más mínimo progreso social.
3.- La desigualdad, la reacción y las luchas políticas son constantes
La población que se las apañaba como podía (recordemos la figura del pícaro) acaba reaccionando ante este malestar. Bien es verdad que esa posibilidad solo estaba al alcance de la burguesía culta y que el pueblo llano poco o nada podía hacer. Aunque hay intelectuales que ponen el énfasis en estos problemas buscando soluciones más o menos loables o ingeniosas, estas se aparcan enseguida. Todo ello da lugar a una confrontación abierta entre los sectores sociales tradicionalistas, apegados a privilegios, inmovilistas e ineptos y una burguesía con empuje. Cuanto menos importancia tuvo esta clase social, peor se desarrollaron las circunstancias socio-económicas. Esta es una de las características del Barroco que se da al 100% en España, ya que el periodo fue lamentable en todos los aspectos: sociales, económicos y políticos.
4.- Una de las características del Barroco es el nacimiento del relativismo y la ciencia
Aunque el periodo posterior, el del Siglo de las Luces, supondría la consolidación de la razón en todos los aspectos de la vida, es en el Siglo XVII, en pleno Barroco, cuando se plantean otros modos de conocer la realidad más allá de los postulados heredados de la Edad Media. Aunque el poder (por mano de la Inquisición) se encarga de rebatir las nuevas ideas (pongo el caso de Galileo en 1633), estas van calando entre la intelectualidad. Aquellos que vieron vetados la enseñanza en la universidad (por defender postulados considerados heterodoxos aunque luego se demostraran como válidos) se unieron en Academias y Sociedades de Sabios. Todo ello empujó una incipiente ciencia que se basaba en la experimentación y los hechos probados, cambiando, por tanto, la cosmovisión imperante.
5.- El Barroco español se caracteriza por el combate de la modernidad
Sin embargo, en España las cosas no sucedían con el acierto de algunas zonas europeas. Cualquier idea, aportación o mínimo experimento era cortado de raíz y su instigador castigado, a veces, severamente. Es la llamada Contrarreforma, la que perseguía cualquier actividad al margen de la fe, aunque esta proviniera de personas creyentes. De una manera u otra, se vuelve a la Edad Media en todos los sentidos, lastrando un crecimiento y una evolución que, aún al día de hoy, bien entrado el siglo XXI, sigue afectando aspectos vitales del país.
6.- Una de las características del Barroco es que tuvo un esplendor artístico allí donde no hubo desarrollo socio-económico
En España, por poner un caso, se levantaron magníficos edificios de corte palaciego o iglesias. Hubo un mecenazgo importante en las artes plásticas y se promocionaron obras teatrales incluso para el pueblo llano. El dinero “del lujo”, el que no servía para el sustento cotidiano de las élites económicas, en lugar de invertirlo en desarrollo, se gastó en estos bienes. Bien es verdad que, al día de hoy, constituyen un patrimonio de indudable e innegable valor. Pero también es cierto que esta actitud (hace varios siglos) ha conformado el carácter patrio.
7.- Una de las características del Barroco es el malestar
Y es comprensible debido a estas circunstancias aquí expuestas y eso sin tener en cuenta que el concepto de libertad individual era algo inadmisible en la época. Eso no llegaría hasta finales del siglo XIX y solo para las élites. Así, artistas y escritores (siempre intentado esquivar los embates de la censura) se concentran en la protesta a través de la sátira o bien se centran en la descripción de la angustia íntima. Tampoco podemos olvidar los géneros considerados de evasión a través de la filosofía o la religión. En este sentido tenemos que situar esos poemas en los que se ensalza la vida sencilla, apartada o retirada.
8.- A pesar del malestar hay un orden de cosas que lleva al conformismo
Aún tardarían las primeras revoluciones y una de las características del Barroco es esa idea de que nada puede hacerse ante ese orden de cosas. El poder fuerte (especialmente en los países en los que no se desarrolló la burguesía), la miseria, la inseguridad y la inquietud se traduce un conformismo. Este se desempeña por varias vías: desde la mística (el consuelo en otra vida y otro plano) o la crítica muy velada al orden de cosas dado. Recuerdo una vez más que los autores que se salían de aquello establecido eran duramente reprimidos y este estado de postración se va traduciendo en un pesimismo vital apabullante.
9.- El desengaño como otra de las características del Barroco
Es una época que no podía creer en los ideales en vistas de la situación cotidiana imperante. Las leyes se aplicaban severamente y aleatoriamente a quien se saliera de los cauces establecidos. La fe en el progreso no puede considerarse y más de un autor de la época describe esta vida como una cárcel de sufrimiento. Ante la situación, ante la imposibilidad de transformación, ante el pago con la propia vida por tener el atrevimiento de proponer cualquier modificación se instala el desengaño. Este es esencial, vital, endémico y busca “el culpable” en la propia naturaleza humana más que en el orden de cosas establecido.
10.- El caos como una de las características del Barroco
La inestabilidad, la indefensión o la imposibilidad de ver progreso hacen que los filósofos o escritores de la época apelen al caos (en contraposición al orden sereno) como uno de los motores vitales. Ese caos se va a transformar en arte en movimiento, en columnas que se retuercen, en la línea curva, en el amontonamiento de figuras, en la expresión verbal llevada al límite.
11.- La existencia en este plano se considera limitada e, incluso, sin valor
Ante este pesimismo, este desorden, estos valores que se van deshaciendo y las injusticias en el orden del día, la vida en la Tierra se considera inútil, sin valor, sin finalidad casi. Aquí entran los mejores versos de La vida es sueño. Una de las características del Barroco es considerar el paso en el mundo de los vivos como sin valor, como un viaje sin importancia en el que apenas podemos darnos cuenta de lo que sucede. Todo se vuelve en sombras y ese aspecto sombrío, triste y lúgubre se transparentará en todos los órdenes de la vida y en todos los géneros artísticos. La vida se asemeja a la arena que se nos escapa de los dedos y que no podemos retener. El pesimismo, afianzado por la situación económica, social y política, se hizo endémico y general. No era una característica de uno u otro autor. Sencillamente, flotaba en el aire.
12.- Una de las característica del Barroco es el ensalzamiento de la muerte
Desde la cuna a la sepultura todo era considerado un valle de lágrimas. El objetivo era el más allá, la muerte que llegaba pronto ayudada por un tiempo que corría muy rápido. Los cuadros de Valdés Leal, por poner un caso, en los que cráneos comparten protagonismo con cucarachas inciden en ese “sic transit gloria mundi” (así pasa la gloria del mundo) o ese “vivir es ir muriendo” de Santa Teresa de Ávila o “somos nosotros mismos nuestra muerte” de Quevedo. El pesimismo llevado al límite llegó a aceptar que nada en esta vida se puede hacer para engrandecer nuestro paso por el mundo y todas las miras estaban en el más allá. No podemos considerar esta característica del Barroco como un afán religioso o de trascendencia a nivel general sino como una reacción a lo que acontecía en la calle.
13.- El ascetismo en el Barroco
Se vuelven los ojos hacia la vida contemplativa, la del espíritu, la que se despoja de la materialidad de la carne en descomposición. La existencia es asemejada a un teatro, a una representación en la que nada ni nadie es real o verdadero. Como solo queda el asignarse un papel y ser actores de nuestra propia obra, con ello llega la resignación. Y este es el primer paso para soportar y tolerar injusticias de todo tipo, las mismas que se dieron en la época, mayores cuanto más reacio a las nuevas ideas se topara contra la sociedad pudiente.
14.- Una de las características del Barroco es la contradicción
Y no solo en el plano de las ideas, también a nivel físico y cotidiano. Mientras una población empobrecida y presa de las injusticias se negaba casi a luchar por una mejora, las clases acaudaladas se entretenían en fiestas, objetos de lujo y consumo desenfrenado. Nos han llegado grandes obras de arte con bellas damas ataviadas con sedas y bordados, los sofisticados palacios (Versalles, por poner un caso) donde todo era extremo, recargado y apabullante (a pesar de la falta de higiene), los retazos de fiestas, festines y días de ocio sin fin. Mientras tanto, las grandes masas de población se encontraban, literalmente, hundidas en la miseria física y moral sin acceso a los bienes básicos mínimos. Todo ello fue el caldo de cultivo para las revoluciones posteriores.
15.- El Barroco es también el periodo de la propaganda
Ante tales injusticias y diferencias, ante la imposibilidad de progreso y de crecimiento, se instala un arte pagado (como una impresionante operación de marketing) en el que se justifique el sistema establecido. En este sentido, debemos ver la proliferación de obras de teatro sufragadas bajo el mecenazgo de la aristocracia al que estaba invitado el público en general. Su función era la misma que la del circo de la Antigüedad: contentar a las masas y dejarlas quietas. Intelectuales contemporáneos afirman que es el fin último de las manifestaciones populares en torno al fútbol y los equipos locales actuales.
16.- Una de las características del Barroco es la estética de lo inestable
Las columnas no son rectas, sino que se retuercen, como en el estilo manuelino. Las normas clásicas estallan por los aires y todo se convierte en caos, en movimiento, en saturación, en retorcimiento. Esto se lleva no solo en el ámbito de la arquitectura o la plástica sino también a la literatura que se hace sofocante casi con su exceso de retórica, rimas y tropos. La contradicción, por tanto, está servida. Es ese “sí pero no” que se lleva a todos los extremos incluidos, como he señalado, a los de la vida en contraposición a la muerte. Y de aquí a la desmesura y a lo dramático hay un paso.
17.- La apariencia forma también parte del Barroco
Si la vida no es real y lo único válido es la muerte, si las sombras ha invadido la existencia, lo único que queda es la apariencia, el engaño casi, el “postureo” tal como lo entendemos en la sociedad contemporánea. Por eso, se levantan edificios que parecen más altos, se recurre al “trompe-l’oeil”, a la ornamentación excesiva en cualquier ámbito que no deja ver lo que hay debajo, a los vestidos recargados, a la estética casi sofocante de algunas pinturas murales que huyen del horror vacui.
18.- Otra de las características del Barroco es la oscuridad
Y la intensidad de estas son significativas. La lengua se vuelve retorcida, como las columnas, los ambientes se tornan sofocantes, como la misma vida. Todo se vuelve intenso, en sombras, con un artificio que no se ha vuelto a dar en la historia de la humanidad. Ello lleva al retorcimiento y no solo en el arte sino también en política e, incluso, en la vida cotidiana.
Estudiosos hay quienes afirman que la humanidad se debate entre el orden y el caos. Sería la contraposición entre lo apolíneo y lo dionisíaco que, con posterioridad, expondría Nietzsche. A una época clásica, ordenada, estructurada (en todos los órdenes) le seguiría otra en la que inestabilidad sería la nota principal. Por tanto, algunas de las características del Barroco europeo estarían presentes en otras épocas similares (en lo social, político o económico) de la historia de la humanidad. Si nos miramos bien, quizás, en estas primeras décadas del siglo XXI, con sus cambios estructurales y sus gobernantes ineptos o corruptos (también ambas características a la vez) sea una era dionisíaca, en desorden, en constante tensión barroca.
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Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla