Las novelas de caballería llegaron a tener tal éxito durante el siglo XV y posteriores que no hay escritor de la época que no las conociera o estuviera imbuido de sus principios, valores y aventuras. Así eran y así nos han llegado.
Definición de las novelas de caballería
Pertenecen al género narrativo en prosa y surgen en el siglo XV superando todas las características de la literatura medieval pero aún sin entrar en la literatura renacentista. En ellas se narran (en lengua romance) las aventuras de un caballero solitario, dechado de virtudes, nobleza y arrojo en busca de aventuras (sin ton ni son y esperando que le salgan al paso) con el objetivo indiscriminado de hacer justicia. Este caballero ofrece todas sus victorias y hazañas a una dama objeto fiel de su amor.
En contraposición a los cantares de gesta medievales, las aventuras épicas que se narran en las novelas de caballería no son reales y el periplo al completo de estos héroes, adornados con valores sobrehumanos casi, acaecen en escenarios de fantasía. Tanto es así que apenas se puede reconocer la toponimia descrita mientras dragones, magos, hechiceras y castillos encantados salen al paso del héroe.
Origen de las novelas de caballería en castellano
Aunque los pocos ejemplos de cantares de gesta en verso de los que tenemos conocimiento pudieran ser el sustrato de las novelas de caballería, la crítica ha señalado un origen francés de las mismas. En la épica medieval gala los héroes no están presentados de una manera realista ni tan humanizados como en la castellana. En ella aparecen todos los elementos y características de estas obras y, con todo probabilidad, de Francia se importaron a todo el territorio español y gran parte del europeo.
De hecho algunas tramas en castellano están calcadas de homólogas francesas y los héroes se repiten en distintas literaturas romances. Esto supuso (justo cuando se abandonaban los libros medievales manuscritos y comenzaba la imprenta con el aumento exponencial de lectores) que se convirtieran en tremendamente populares en la época. Tanto fue así que autores muy alejados del género, como pudiera ser Santa Teresa de Jesús cuya obra pertenece a la mística literaria, no tuvieron empacho en reconocer su afición a las novelas de caballería. Y sin ir más lejos, Don Quijote, la gran obra narrativa de la humanidad casi, es una burla de las increíbles e imaginarias hazañas de estos héroes que sobrepasan todos los parámetros de las virtudes humanas.
Por otro lado, las novelas de caballería en castellano surgen cuando se da una situación sociocultural propicia. El siglo XV supuso un cambio de cosmovisión entre la nobleza, enfrascada como en toda la Edad Media, en guerras fratricidas pero haciendo gala de una forma de estar alejada de la rudeza de los siglos posteriores. La monarquía va perdiendo poder y se van abandonando las grandes empresas militares hasta que son retomadas por los Reyes Católicos (la toma de Granada o la búsqueda de nuevos mundos). En esta situación, una aristocracia cultivada que conocía las letras, la historia y la filosofía (recordemos al marqués de Santillana o a don Juan Manuel por poner solo dos casos) se entretiene con el refinamiento palaciego. En este sentido, en los castillos y en las residencias nobiliarias se preparan justas poéticas, lecturas de obras antiguas, torneos deportivos o miles de juegos de ingenio. En este relajamiento de las costumbres (comparado con la dura Edad Media) nacen las novelas de caballería en castellano.
Características de la novela de caballería principales
Dicho esto, podemos inferir algunas de las características de las novelas caballería simplemente por la descripción y formulación de las mismas. Aún así recordemos los puntos que las hacen única.
1.- Las novelas de caballería están escritas en prosa y en lengua romance
Si bien los pocos ejemplos de cantares de gesta que nos han llegado pudieran hacernos creer que están en el origen del género, estos son tan distintos entre sí que muy poco tienen en común. Nacen en prosa en las distintas lenguas romances que se iban afianzando en toda Europa tras arrinconar el latín a las altas esferas de intelectuales. Y, además, son libros para ser leídos, abandonando, por tanto, el carácter oral de la literatura popular medieval.
2.- Están conformadas por ciclos larguísimos
Las novelas de caballería la forman páginas y páginas de aventuras sobrenaturales de héroes todopoderosos que ni envejecen ni se cansan ni viven nada parecido a las penas y alegrías humanas. Estas historias se iban completando, además, con tramas intercaladas de personajes secundarios. Y por si fuera poco, las aventuras iban colmando el afán lector de la época con nuevos argumentos de personajes asociados. Estos pudieran ser compañeros de batallas, amigos de la infancia, hijos o nietos de los héroes principales.
3.- Una de las características principales de las novelas de caballería es la fantasía y las tramas imaginadas
Si por algo se caracteriza la literatura española de todos los tiempos es por su realismo, tanto que en castellano apenas hay historias en las que predominen magos de gran sabiduría, hechiceros con encantamientos, animales fantásticos imposibles de encontrar en la naturaleza, dragones destructores o lugares ocupados por ánimas o espíritus. Tanto los cantares de gesta como la producción del mester de clerecía baja a la realidad de la cotidianidad (y los milagros para la población medieval estaban en ese plano, según su cosmovisión). Para encontrar una de las más importantes características de las novelas de caballería (la imaginación y la fantasía) en la literatura posterior habría que esperar al romanticismo literario con su gusto por las historias de brujas, aparecidos, ruinas, tormentas y seres del otro lado de las cosas.
4.- Paralelamente los héroes son presentados de una manera idealizada en extremo
Esta falta de realismo no solo aparece en las tramas o en los emplazamientos (que son imposibles de ubicar) sino también en la personalidad de sus protagonistas. No son ya campeones de la guerra (como el Rodrigo Díaz de Vivar del Cantar del Mío Cid) que muestran sus pesares humanos a la par que se hacen con la victoria debido a arrojo, inteligencia o astucia. Por el contrario, los héroes de las novelas de caballería son un dechado de virtudes tal que a ellos no les afecta ni el frío de las nieves ni el calor del sol. Cualquier sentimiento o querencia que no esté en un nivel muy alto de espiritualidad le son ajenas y desconocidas. Tanto es así que (no sin una buena dosis de ironía) en el escrutinio de la biblioteca de Don Quijote el Tirant lo Blanc se salva porque:
“Aquí comen los caballeros y duermen, y mueren en sus camas, y hacen testamento antes de su muerte, con otras cosas de que todos los demás libros deste género carecen”.
5.- Otra de las características de las novelas de caballería principales es el canto al amor
Y es un amor concreto a una dama a la cual se homenajea constantemente y se entrega como tributo de fidelidad y entrega las victorias de todas las batallas. A igual que el caballero, estas damas aparecen idealizadas en extremo inasequibles al desgaste de la soledad o a la espera eterna de un héroe enfrascado en hacer un mundo mejor fuera de su castillo. Hasta la aparición del género, el amor en la literatura castellana era presentado de una forma más general (a la patria, a la religión, a la familia, al rey…) o de un modo más sensual o heterodoxo cuyo ejemplo más sublime es el Libro de Buen Amor del Arcipreste de Hita. Sin embargo, en las novelas de caballería no hay lugar para la traición, la burla, el engaño o el deseo carnal. Todo en estas obras es de un platonismo nivel sublime.
6.- Son las primeras obras en lengua romance concebidas para el puro entretenimiento
Porque si bien las obras del mester de juglaría estaban también diseñadas para el ocio, los cantares que nos han llegado manifiestan una realidad y verosimilitud que se asemeja (con sus salvedades) a la prensa contemporánea. Los oyentes de estos poemas querían saber de las aventuras reales de los guerreros de la época. Un dragón, un mago hechicero o un encantamiento que hace volar ejércitos por los aires no sería aceptado de ninguna manera. Sin embargo, el siglo XV ya demandaba esta fantasía y el lector suscribía el pacto de ficción con naturalidad y gusto.
7.- Nacen paralelamente a la imprenta y para ser leídas
Gran parte de su auge se puede deber a las circunstancias alrededor. La población más pudiente abandona, no ya el analfabetismo, sino que se instruye de distintas formas, incluso estudiando en las incipientes universidades. Va avanzando la burguesía imponiendo una cosmovisión vital más centrada en el aquí y el ahora a la par que los goces de la vida comienzan a ser aceptados desde distintos puntos de vista.
Además, la aparición de la imprenta supuso un cambio drástico en la propagación no solo de cualquier conocimiento sino también de todos y cada uno de los géneros literarios. Si los libros medievales de difícil ejecución se quedaban atrapados entre los muros de los monasterios, con la imprenta, las obras se producían a una velocidad nunca antes vista saciando la curiosidad de un número cada vez mayor de lectores. Esto supuso también que la literatura fuera abandonando paulatinamente su carácter oral para ser escuchada de forma colectiva y fuera adentrándose progresivamente en la lectura individual en solitario.
8.- Tuvieron una gran influencia en la cultura de la época
Todo ello supuso un cambio en la cosmovisión de la época a todos los niveles, ya que las novelas de caballería llegaron a todos los estratos de población. Se abandonan así los rigores de los héroes épicos de la primera Edad Media para resbalarse en un mundo ajeno, ameno y perfecto casi. La evasión estaba servida por tanto.
9.- Otra de las características de las novelas de caballería es el ensalzamiento del ideal cortesano
Porque críticos hay que defienden que estas obras influyeron con más fuerza en los modos y costumbres de la aristocracia de la época que los libros de comportamiento que nacieron paralelamente. Los ideales de virtud, arrojo, valentía, buenas maneras, modales exquisitos y un gusto por un corazón desprendido se expusieron en estos libros de caballería. El resultado fue que, de alguna manera u otra, esa gentileza (aunque fuera impostada) caló en la nobleza y en la alta sociedad de la época primero para ir llegando a todas las capas de la sociedad en última instancia.
10.- El héroe de las novelas de caballería lucha por la gloria individual
No es ya un capitán que dirige su ejército con un objetivo común ya fuera conquista de tierras o liberación de una religión ajena. El caballero de estos libros sale en solitario (con un escudero o un pequeño séquito) a deshacer esos entuertos que tanto gustaban a Don Quijote sin un rumbo fijo o estrategia marcada. Es un héroe que busca la gloria individual, ponerse a prueba constantemente y demostrar a la amada que es el más digno de ese admiración. Al paso le salen todo tipo de animales fantásticos, figuras fantasmagóricas, brujas o magos que unas veces le ayudan y otras veces se enfrentan.
Ejemplos de novelas de caballerías más famosas
Se publicaron cientos de títulos en castellano y miles en toda Europa. A las aventuras de los héroes principales se les iba sumando las correrías del clan familiar, de los amigos o compañeros de alguna aventura creando sagas que se hacían casi infinitas. Por su calidad, señalo solo dos que, además, fueron las mismas que se salvaron de la quema de los libros de la biblioteca quijotesca. Con ese perdón, Cervantes reconoce la calidad de las mismas.
1.- Amadís de Gaula, la mejor novela de caballería en castellano
Aunque ni se saben los orígenes y también se duda de su autor, la crítica coloca el año 1492, el mismo de los descubrimientos, como el de su redacción. Sin embargo, la primera edición que nos ha llegado está impresa en Zaragoza en 1508 y el autor que aparece es Garci Rodríguez de Montalvo. En la obra se narra las aventuras de Amadís, fruto de los amores prohibidos del rey Perión de Gaula con la princesa Elisena de Inglaterra. El joven presenta en sí todas las virtudes que adorna el ser humano en grado superlativo mientras que no le afecta ninguno de nuestros vicios. Sale en busca de justicia de una forma indefinida y su amor leal es para Oriana con quien logra casarse e, incluso, tener descendencia. Cervantes lo salva de la quema con el siguiente juicio:
“Es el mejor de todos los libros que es género se han compuesto”.
2.- Tirant Lo Blanc escrita en catalán y favorita de escritores y críticos
Y eso que no contó demasiado con el favor del público general, precisamente porque las aventuras del Tirant lo Blanc están narradas en un tono realista ajena al género. En esta obra, que fue traducida al francés y al italiano, se cuentan los avatares del capitán homónimo en su lucha contra los turcos. El idealismo (aún estando presente) está pergeñado con notas de la vida cotidiana y el héroe presentado de una manera humana (con sus pocos vicios y sus grandes virtudes).
En definitiva, las novelas de caballería pueden considerarse el primer género en prosa de ficción de la literatura castellana. Su ambiente de fantasía y las virtudes sobrenaturales de sus protagonistas encandilaron a varias generaciones de lectores que se abrían a los descubrimientos y a la cosmovisión del Renacimiento.
Por Candela Vizcaíno | Doctora por la Universidad de Sevilla