Juan Meléndez Valdés | biografía, obras y poemas

Juan Meléndez Valdés

Juan Meléndez Valdés

Candela Vizcaíno

Aproximación a la obra y vida de Juan Meléndez Valdés, uno de los poetas más importantes del Neoclasicismo español. 

 

La cultura del Neoclasicismo se sustentó, en parte, en el culto a la razón y en la búsqueda de la sobriedad y sencillez más absolutas. Paralelamente, no ocultaron su rechazo al estilo barroco (especialmente al gongorismo) con sus excesos estilísticos de todo tipo. Aunque el asunto es más complejo, todo ello propició que la literatura no diera grandes nombres y cuando los hubo se desarrollaron en el campo del ensayo (este es el caso, por poner dos ejemplos españoles, del Padre Feijoo y de Sarmiento). Resumiendo y reduciendo mucho, las normativas literarias impuestas (procedentes de las estrictas reglas de la Poética de Luzán) no suponían el caldo de cultivo necesario para el florecimiento de la poesía. Sin embargo, un poeta de la bautizada como escuela salmantina brilla con luz propia. Es Juan Meléndez Valdés.  

Mínima biografía de Juan Meléndez Valdés 

Cuando analizamos los avatares vitales de este poeta y juez del Neoclasicismo español entendemos que dentro de sí habitaba un auténtico espíritu ilustrado. El Siglo de las Luces proponía un cambio radical de los regímenes políticos. Hasta el momento (y décadas después) estaban sustentados en monarquías absolutas cuya única función era el derroche extremo de los recursos disponibles. Todo ello en alianza con la iglesia. La ilustración pretende acabar con todo esto.  Se inspira en los periodos republicanos de la antigüedad clásica para proponer un orden social que, de alguna manera u otra, mitigara la terrible desigualdad de la época. Solo con estas premisas podemos entender parte de la biografía de Juan Meléndez Valdés, juez y poeta. 

Nace en 1754 en Ribera del Fresno (Extremadura) perteneciente a una familia de terratenientes. Tras aprender las primeras letras en casa, estudia latín, filosofía y griego en Madrid. En 1770 lo encontramos en Segovia acogido por uno de sus hermanos mayores que era a la sazón secretario del obispo. Este, dándose cuenta del potencial del muchacho, sufraga sus estudios en la Universidad de Salamanca. Fue una magnífica inversión, ya que Juan Meléndez Valdés, llevado por su afán de conocimiento, no solo estudia leyes sino también filosofía, historia y literatura con excelente aprovechamiento. Además, en las aulas de la universidad salmantina, hace amistad con Cadalso, uno de los máximos representantes de la literatura neoclásica en español. Su carácter afable y sencillo, unido a sus amplios conocimientos, propició también su amistad (por carta primero) con Jovellanos, por entonces un ilustrado reconocido. 

En 1781 ocupa la Cátedra de Gramática de la Universidad de Salamanca y además es invitado a casa de Jovellanos. Allí es presentado a toda la intelectualidad nacional. Tanto es así que sus poemas son premiados en diversas ocasiones y su afán de conocimiento lo lleva a doctorarse en leyes en 1785. Dos años antes había contraído matrimonio y la crítica no trata muy bien a la dama, bastante mayor que nuestro protagonista.  

La importancia del sentir ilustrado en la biografía de Juan Meléndez Valdés 

A pesar de sus éxitos literarios y como docente al más alto nivel, en 1789 da un giro a su vida dedicándose a la magistratura, primero en Zaragoza para pasar por Valladolid hasta recalar en Madrid. Sus biógrafos explican este vuelco vital movido por el espíritu ilustrado, el que requería actos y hechos para mejorar la vida de la población en general. Para ello había que arrimar todas las ascuas posibles con el objetivo de acabar con los desmanes de las monarquías absolutistas, las injusticias y la terrible desigualdad social. Todo ello lo llevó a defender, en un primer momento, la invasión francesa (como tantos intelectuales de la época). Sentía en lo más hondo que era la única manera de acabar con siglos de atraso en todos los campos posibles, el primero en el educativo. Aunque llegó a aceptar el cargo de Ministro de Instrucción Pública bajo el mandato de las tropas de Napoleón, algo dentro de sí parecía no encajar y este desbarajuste interno estallaría más tarde. 

Y ese desgarro emocional le lleva (años después) a suplicar a los poetas patrios que nunca olviden los temas nacionales. Eso fue en 1815 cuando la barbarie francesa ya era una realidad en tierras españolas.  Sus últimos años fue un auténtico peregrinar y un exilio constante por ciudades galas. Murió en Montpellier en 1817 y desde 1900 sus restos reposan en el Panteón de Hombres Ilustres.  

Obras de Juan Meléndez Valdés

Sus poemas pueden clasificarse en cuatro apartados temáticos distintos: 

1.- Poesía a imitación del clásico Anacreonte  

Son versos con un alto contenido sensual agrupados en Odas anacreónticas publicadas en 1776. En ellos también se adivina la influencia de Ovidio, Catulo u Horacio con sus cantos a la vida sencilla. Algunos títulos son: El amor mariposa, El consejo de amor, Del vino y el amor o La paloma de Filis que he reproducido en la selección de los mejores poemas del Neoclasicismo.

2.- Poemas bucólicos centrados en el canto a la naturaleza 

La poesía del Neoclasicismo olvida los temas pasionales que eran del gusto de la literatura barroca en España para centrarse en una narración sobria, elegante y serena. En este sentido, encuentran en la idealización procedente de la novela pastoril un filón temático y de inspiración importante. Algunos títulos de esta temática son: La lluvia, La tarde, El árbol caído… Hay que anotar que en estos últimos no se encuentran todas las características del Neoclasicismo y nos topamos con notas que adelantan el romanticismo literario

3.- La vena sentimental en los poemas de Juan Meléndez Valdés 

Aunque la afectividad no era del agrado de los intelectuales de la época que fiaban todo el conocimiento a la razón, la particular personalidad de nuestro protagonista hace que esta temática esté presente en algunos de sus versos. Destacamos las Epístolas, dirigidas a sus amigos o los romances. El más famoso de estos últimos lleva por título El niño dormido.  

4.- La vertiente filosófico-moral, la más importante en la obra de Juan Meléndez Valdés

Su espíritu ilustrado le empuja a “hacer algo”, a contribuir a la mejora de la sociedad por distintas vías. Y, por supuesto, encuentra en la escritura un camino abonado para ello. A esta temática responden sus Discursos como La despedida del anciano. Algunas Epístolas, como A un ministro sobre la beneficencia o El filósofo en el campo

Todo esto con respecto a la temática de sus versos, en cuanto al formato utilizado se vale de la rica tradición hispana y clásica. Cultivó odas (Que es locura engolfarse en proyectos y empresas desmedidas), letrillas (A unos lindos ojos), sonetos (Sobre mi amor), idilios (A la amistad) y églogas (como El zagal del Tormes o En alabanza de la vida del campo) al más puro estilo de Garcilaso de la Vega, poeta modelo de los escritores neoclásicos. 

Poemas de Juan Meléndez Valdés 

Reproduzco aquí uno de los elegidos para formar parte de la selección de los mejores poemas del Neoclasicismo, La paloma de Filis y cuyo análisis literario tienes en dicho artículo. 

     Teniendo su paloma

Mi Fili sobre el halda, 

Miré a ver si sus pechos

En el candor la igualan;

     Y como están las rosas

Con su nieve mezcladas, 

El lampo de las plumas

Al del seno aventaja. 

     Empero yo, con todo, 

Cuantas palomas vagan

Por los vientos sutiles,

Por sus pomas dejara. 

 

Fue Juan Meléndez Valdés un poeta comprometido al máximo con el espíritu ilustrado de la época, el mismo que quería cambiar la situación socio-política establecida desde la perspectiva de la razón, la sencillez, la elegancia y el buen gusto. Su vida, tal como he anotado de una forma superficial, también estuvo dominada por dicho espíritu. De aquí sus errores de cálculo cuando creía acertar y sus cambios profesionales que pudieran parecer radicales vistos desde fuera. Si lo leemos con mentalidad global y comprensiva, vemos en todas estas anécdotas a una persona que creía (casi de manera utópica) en la instrucción y en la utilidad de la palabra. 

Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla

 

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