Garcilaso de la Vega | biografía, obras y poemas

Garcilaso de la Vega

Garcilaso de la Vega

Candela Vizcaíno

Garcilaso de la Vega no solo es el mayor representante de la lírica renacentista sino uno de los grandes poetas de la literatura castellana de todos los tiempos. Es el prototipo de poeta soldado que se ensalzaba en la época.  A pesar de habernos dejado solo un puñado de versos, con él se completó la revolución iniciada por Juan Boscán aparcando para siempre los modos sencillos, populares y orales de los cantares de gesta medievales.   

La revolución de la poesía renacentista abanderada por Garcilaso de la Vega 

Aunque algunas de estas características se habían ensayado décadas antes (con Juan de Mena especialmente) es a partir de la primavera de 1526 cuando su amigo, compañero en la corte y también escritor Juan Boscán comienza a practicar con los modos italianizantes en poesía. Él mismo nos cuenta como se aventuró con las nuevas formas de versificación al responder a la invitación del embajador veneciano Andrea Navagero.  Esta nueva escritura poética sería el inicio de una transformación que, a la postre, supondría un antes y un después en la historia literaria en español. En este emplazamientos escribe Garcilaso de la Vega toda su obra siguiendo los parámetros de la poesía renacentista. Esta se condensa en las siguientes características: 

1.- A finales del siglo XV, pero especialmente en las primera décadas del XVI, la literatura abandona el carácter sencillo, popular, tradicional y elemental de los autores de la Edad Media y se transforma en una lírica culta, cultivada, plagada de metáforas y giros lingüísticos ingeniosos (sin llegar a la sobrecarga barroca). 

2.- A ello contribuye una lengua plenamente formada y desgajada del latín que incluso disponía de una gramática propia (la de Antonio de Nebrija) donde se indicaban las reglas del “buen decir”. 

3.- Se adopta el endecasílabo (con acento en la cuarta o sexta y octava sílabas) como el rey de los versos en español. Con él se crean nuevas estrofas, como el soneto que seguirá siendo protagonista incluso en el siglo XXI. El verso de arte menor favorito será el heptasílabo. 

4.- La temática amorosa galante, idealizada e, incluso, platónica entra de lleno en los poemas no solo de Garcilaso de la Vega sino del resto de creadores de la época. Este amor cortés y elegante se aúna con una naturaleza estilizada y bucolizada que se llega a convertir, incluso, en protagonista. 

5.- Paralelamente, hay una nueva lectura de los clásicos de la literatura griega y romana con su pléyade de dioses pasionales, personajes heroicos y metamorfosis. Con estos mitos e historias amorosas o épicas entran a forma parte de la cosmovisión de la época un mundo radicalmente distinto del medieval en el que el aquí y el ahora (el carpe diem) toma protagonismo. A la par, se busca una felicidad terrenal (la cual antes se negaba) mientras se acepta el disfrute sensual y de los sentidos como camino hacia la felicidad.  

El hombre en el Renacimiento dispone de otra perspectiva anímica propiciada por un aumento de la riqueza, un mayor número de libros (gracias a la imprenta), un cambio en las ideas (que llevarían al cisma de Lutero o al erasmismo que tanto caló en España), la apertura de nuevos mundos o descubrimientos científicos. Y es en este emplazamiento en el que crea Garcilaso de Vega un puñado de versos que son, por derecho propio, protagonistas de la historia de la literatura en español.  

Biografía de Garcilaso de la Vega 

No se conoce con exactitud la fecha de nacimiento del gran representante de la poesía renacentista. Juan Luis Alborg indica que nació en Toledo alrededor del año 1501, aunque hay otros autores que incluso se decantan por los últimos años del siglo XV. Perteneciente a una familia aristocrática, tuvo la posibilidad de recibir la más exquisita formación cortesana y críticos hay que incluso se atreven a afirmar que se educó junto a los mismos príncipes. Esta formación no solo consistía en el conocimiento de la filosofía, el latín, la historia u otra lengua viva sino también en el manejo de las artes guerreras. Por eso, desde muy joven combatió junto a Carlos I en cercos, asaltos y conquistas.  

Se sabe que estuvo en la defensa de Rodas, en Francia en 1522, en Bolonia… A pesar del favor real, también recibió una llamada de atención cuando el emperador lo desterró a una isla del Danubio por haber actuado como testigo en una boda no autorizada. Pero Garcilaso de la Vega tenía buenos e influyentes amigos y el mismísimo duque de Alba intermedió para que se le concediera un indulto aunque debía mostrar de nuevo su lealtad defendiendo Nápoles. Aquí sí es unánime la crítica en la importancia del lugar, ya que durante este tiempo se codeó con la intelectualidad de la época empapándose de los nuevos modos y de las nuevas características del Renacimiento literario. Tras pasar por Túnez, es herido de gravedad (por realizar una misión suicida) en el asalto a la Fortaleza De Muy y muere en Niza en 1536.  

La vida personal de Garcilaso de la Vega está marcada por el nombre de dos mujeres. Se casó siendo un veinteañero con Elena de Zúñiga con quien no llegó a congeniar. El otro nombre está grabado en la historia de la literatura española por ser la destinataria de hermosos versos y composiciones: Isabel de Freyre. De gran belleza, cultura y refinamiento era una de las damas de compañía que la reina se había hecho acompañar desde Portugal. Este amor (del que no se sabe hasta qué punto fue platónico o se llegó a consumar) condenó al poeta a un enorme sufrimiento. Primero fue el casamiento con uno de los capitanes de la corte y luego la muerte de la dama de manera prematura. 

Garcilaso de la Vega modelo cortesano del Renacimiento  

De sus dones intelectuales, hago mías las palabras de J.L. Alborg:  

“Garcilaso de la Vega es, en lo humano, la más perfecta encarnación del ideal del “cortesano” renacentista, tal como lo había definido Castiglione. Según las descripciones de sus contemporáneos debió ser un hombre de gran atractivo personal, tanto por sus prendas físicas como por su carácter, su inteligencia y sus condiciones de hombre de mundo. Fue cabal la fusión del hombre de armas y de letras; la fama de su arrojo pudo llegar hasta inspirar leyendas, y como escritor realizó la obra poética que mayor trascendencia ha tenido dentro de la lírica castellana. Poseía a la perfección el griego, el latín, el toscano y el francés. Hombre universal, abierto a todas las inquietudes espirituales de su tiempo, vivió en su corta vida toda una carrera de amores, de heroísmos, de creación intensa, de acción real y de platónicos idealismos”. 

Obras de Garcilaso de la Vega 

“Tomando ora la espada, ora la pluma” (según uno de sus versos) escribió una obra corta pero intensa en su grandeza. Esta se reduce a tres églogas, dos elegías, una epístola, cinco canciones y treinta ocho sonetos realizados siguiendo los postulados de la nueva poética italianizante. Además, compuso algunos temas de línea popular. Su obra al completo fue publicada tras su muerte por la viuda de Juan Boscán formando parte del libro IV de la edición de 1543 de Barcelona. 

Églogas de Garcilaso de la Vega

Las tres fueron escritas en Nápoles siguiendo el modelo de Petrarca. 

1.- La primera Égloga parece realizada en dos periodos distintos. Habría una primera redacción tras salir de Toledo rumbo a Nápoles y la segunda, con algunos versos añadidos, tras el fallecimiento de Isabel Freyre. En ella se cantan los amores desgraciados de Salicio despechado por Galatea y de Nemoroso que ha perdido a Elisa. Toda en ella es un puro sentimiento amoroso que, aunque desdichado, están expresados sin dramatismo sino con contenida elegancia. 

2.- La segunda Égloga tiene dos partes diferenciadas. En la primera, un pastor de nombre Albanio canta su amor por Camila. La segunda parte es una apología del duque de Alba en agradecimiento por haber mediado para que el rey le levantara el destierro.

3.- La tercera Égloga afronta otro de los temas de la poesía renacentista: la naturaleza bucolizada. Garcilaso de la Vega canta las maravillas del Tajo, el río de su ciudad natal, para terminar con el diálogo de dos parejas de pastores enamorados.  

Otras obras de Garcilaso de la Vega

Algunos de sus sonetos como el XIII y el XXIII que se reproduce a continuación forman parte del canon imprescindible de la literatura en español con su lengua delicada y el desarrollo de sus suaves metáforas. Una de las canciones, La flor del Gnido, sigue la temática amorosa de las églogas y la mayoría de los sonetos, mientras las elegías y las epístolas están dirigidas a sus amigos Juan Boscán y el Duque de Alba.  

Estilo de la obra de Garcilaso de la Vega 

Puede decirse que Garcilaso de la Vega supuso un antes y un después en la historia de la literatura española y prueba de ello es que algunos de sus versos (“Si de mi baja lira” o la “Voz a ti debida”) han sido recogidos para dar nombre a un tropo nuevo (lira) o posteriores acertados poemarios (el de Pedro Salinas). Fue por tanto inspiración y modelo para buena parte de los poetas que llegaron después. Resumiendo mucho su estilo se condensa en las siguientes líneas: 

1.- La temática amorosa, elegante, sutil y con un punto de melancolía es la preferente en todas sus obras. Toda ella está inspirada por la pasión que sentía hacia Isabel Freyre y el dolor por su pérdida. 

2.- Aunque había sido ensayado con anterioridad en Garcilaso de la Vega el endecasílabo se desliza bajo su pluma con todo su esplendor musical. 

3.- La herencia de la mitología clásica con sus dioses, héroes, ninfas o metamorfosis tiene una fuerte impronta (“A Dafne ya los brazos le crecían” es claro ejemplo de ello). 

4.- A pesar de su uso de metáforas y figuras retóricas, estas nunca asfixian al poema. Todo lo contrario: se deslizan como con naturalidad por el mismo para ofrecernos un mundo de melancolía, sensualidad y sentimientos apasionados dulcificados por un espíritu de extrema cortesía. 

5.- La retórica, por tanto, no alcanza el abigarramiento posterior y siempre está al servicio del sentido del texto. El poeta no se entretiene demostrando su pericia con la lengua sino que busca esas figuras porque “son necesarias”. Todo ello desemboca en una deliciosa claridad.

6.- Hay unanimidad en afirmar que cada una de las palabras expresadas en su obra rezuman sensibilidad, verismo y realidad íntima más que cualquier otro ejercicio artificioso o de juego. Por eso, sus versos han llegado de una forma tan honda a los lectores de varios siglos y han sobrepasado las brumas del tiempo casi intactos. 

Poemas de Garcilaso de la Vega más representativos 

Soneto XIII de Garcilaso de la Vega 

A Dafne ya los brazos le crecían, 

y en luengos ramos vueltos se mostraban; 

en verdes hojas vi que se tornaban 

los cabellos que'l oro escurecían. 

 

De áspera corteza se cubrían 

los tiernos miembros que aún bullendo estaban; 

los blancos pies en tierra se hincaban 

y en torcidas raíces se volvían. 

 

Aquel que fue la causa de tal daño, 

a fuerza de llorar, crecer hacía 

este árbol, que con lágrimas regaba. 

 

¡Oh miserable estado!, ¡oh mal tamaño! 

¡Que con llorarla crezca cada día 

la causa y la razón porque lloraba!

 

Soneto XXIII de Garcilaso de la Vega

   

En tanto que de rosa y de azucena 

se muestra la color en vuestro gesto, 

y que vuestro mirar ardiente, honesto, 

con clara luz la tempestad serena;

 

Y en tanto que el cabello, que en la vena 

del oro se escogió, con vuelo presto 

por el hermoso cuello blanco, enhiesto, 

el viento mueve, esparce y desordena:

 

Coged de vuestra alegre primavera 

el dulce fruto antes que el tiempo airado 

cubra de nieve la hermosa cumbre.

 

Marchitará la rosa el viento helado, 

todo lo mudará la edad ligera 

por no hacer mudanza en su costumbre.

 

En definitiva, Garcilaso de la Vega fue el gran poeta del Renacimiento cuando los modelos arcaicos quedaban relegados, convirtiéndose, a la par, en el espejo de líricos de distinta condición a lo largo de los siguientes siglos. 

 

Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla

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