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Lírica renacentista | autores, características, origen y desarrollo

Lírica renacentista

Lírica renacentista

Candela Vizcaíno

La lírica renacentista en España se caracteriza por un fuerte influjo de los modos poéticos italianos, sobre todo de Petrarca. A principios del siglo XVI y con el reinado de Carlos I especialmente, nos encontramos una serie de poetas cultos que abandonan los modos medievales para abrazar el endecasílabo y estrofas nuevas: sonetos, tercetos, octavas reales… Por otro lado, los poemas se alejan de las narraciones medievales para girar en torno a la temática amorosa (con un fuerte sustrato de los mitos, historias, dioses y héroes de la antigüedad clásica) en un entorno natural bucólico, estilizado y platonizado.  

Orígenes de la lírica renacentista 

Aunque se considera que fue Juan Boscán el que introdujo los modos, formas y modelos de la poesía petrarquista en España, podemos encontrar algunos ejemplos con anterioridad. Bien es verdad que algunos críticos se remontan a algunos autores de la Edad Media como pudiera ser el Marqués de Santillana, pero el único que compuso versos a “la nueva manera” anterior al siglo XVI fue Juan de Mena quien se hace eco de los amores y amoríos de la literatura griega o romana. Tanto fue así que su nombre estuvo en la lista de los libros prohibidos de la Inquisición por su fuerte paganismo. 

No obstante estos ejemplos que están en la bisagra con la literatura medieval, la lírica renacentista en España comienza con la introducción de los nuevos modos por parte de Juan Boscán, amplificados hasta llegar al nivel sublime de Garcilaso de la Vega, el más excelso representante de la poesía renacentista y uno de los grandes nombres de la historia literaria en español. Es el mismo Boscán el que cuenta cómo y por qué se introduce en “la nueva manera” azuzado intelectualmente por el embajador de Venecia, Nicolás Navaggiero. Eso sucedió en la primavera de 1526 cuando las características del Renacimiento literario en España comienzan a asentarse plenamente.  

Características de la lirica renacentista 

Esta nueva forma de crear poesía nada tenía que ver con los, a veces, rudos, sencillos y populares versos medievales. Tanto es así que son totalmente distintos a los cantares de gesta épicos o las coplillas tradicionales. Los poetas de esta nueva etapa viven en un mundo en transformación en el que el poder está concentrado en manos de los reyes y hay una mayor riqueza disponible. Paralelamente, se han abandonado los estudios en los monasterios con sus correspondientes talleres donde se copiaban a mano los libros medievales. Todo eso pasó a la historia y el nuevo mundo ofrece tierras desconocidas, inventos que facilitan la vida, mayor conocimiento en farmacopea o medicina, un número de libros disponibles hasta entonces inimaginable gracias a la imprenta, formación universitaria en modernos claustros que se abren no solo en España sino en todo el territorio europeo. 

Los creadores de esta nueva poesía lírica viven y disfruta ese nuevo tiempo, ya que la gran mayoría de ellos han recibido exquisita formación en lenguas muertas y vivas, ocupan altos cargos militares, cortesanos o de diplomacia. Las lenguas vernáculas ya están plenamente formadas incluso con sus gramáticas en circulación, como la de Antonio de Nebrija, y todo ello actúa en sinergia para crear versos cultos, con un lenguaje sofisticado, siguiendo un estilo elegante repleto de metáforas y unos ritmos suaves. El público ya no sería un pueblo en busca de ocio sencillo sino pares semejantes que tanto se deleitan con esta nueva poesía como la imitan y reproducen. Resumiendo mucho, las características de la literatura renacentista se engloba en las siguientes. 

1.- Los nuevos metros y tropos de la lírica renacentista 

Se abandona totalmente los versos medievales tanto del mester de juglaría como la cuaderna vía que había caracterizado el mester de clerecía. El nuevo rey de la poesía en español será el endecasílabo que tan bellos frutos dará en ese momento y en la historia posterior. El acento, al trasladarse a la 6ª o 4ª y 8ª sílabas, imprime un ritmo suave concordante con el español ya formado plenamente. Con el nuevo verso se crean estrofas distintas que serán la base poética de nuestro idioma: el soneto, los tercetos o la lira y la silva en arte menor donde predomina el heptasílabo. Por otro lado, se recurre a un lenguaje erudito, culto, elegante plagado de suaves metáforas.  

2.- Temas favoritos de la lírica renacentista

Lejos quedaron las batallas cruentas que nos han llegado a través de un puñado de ejemplos de cantares de gesta medievales. La nueva poesía ensalza el amor mundano en el que la mujer es el centro temático ya sea para alabar su belleza como sus dones espirituales. La felicidad (concepto central del Renacimiento literario) se alcanza a través de ese sentimiento profano que, si bien está platonizado, a veces se regodea (con suavidad y elegancia) en el más carnal y terrenal. Esa narración poética, además, gira en torno a una naturaleza que está tratada de forma bucólica, amena y estilizada al máximo. Y, por último, entra a formar parte de estos poemas un mundo pagano lleno de dioses que no dudan en emparejarse con mortales, en los que las pasiones e, incluso, los vicios, son el eje principal de las historias. Todo ello borra de un plumazo la literatura didáctica o moralizante medieval para centrarse en el aquí y el ahora y en vivir la felicidad en el mundo terrenal, ideas que caracterizaban, además, el hombre en el Renacimiento y su particular cosmovisión.  

Autores de la lirica renacentista

Todos ellos, como he anotado más arriba son creadores con una formación exquisita, cultivados, cosmopolitas y conocedores de los avances (culturales, artísticos y científicos) de su tiempo. Son, además, conscientes de que están creando una poesía nueva desconocida en castellano.  

1.- Juan Boscán, el introductor de la lírica renacentista 

Aunque algunos modos ya habían sido ensayados con anterioridad, fue Juan Boscán quien, de una manera reflexiva y consciente, adopta esos nuevos modos poéticos, extremo reconocido por él mismo. 

“Estando un día en Granada con el Navagero [embajador veneciano] tratando con él en cosas de ingenio y de letras y especialmente en las variedades de muchas lenguas, me dixo por qué no provava en lengua castellana sonetos y otras artes de trobas usadas por los buenos authores de Italia, y no solamente me lo dixo assí livianamente, más aún me rogó que lo hiziese”. 

Eso fue en 1526 y Juan Boscán no tenía más de 30 años. La semilla estaba puesta y luego se reproduciría bellamente de la mano de su gran amigo Garcilaso de la Vega a quien conocería en la corte de Carlos I.  Hasta allí llegó el poeta (nacido con toda probabilidad a finales del siglo XV en Barcelona) para formarse y llegar a ser preceptor del duque de Alba. Como otros poetas del Renacimiento, su faceta intelectual corría pareja a la vida militar o diplomática. Participó, junto al emperador, en expediciones y cercos. Sus versos se publicaron por su viuda, tras su muerte en 1542, agrupados en tres libros distintos. Fue, además, el traductor de El Cortesano de Nicolás de Castiglione, manual del perfecto caballero de la época. 

2.- Garcilaso de la Vega, el mejor representante de la lírica renacentista 

Nació en Toledo en una fecha indeterminada aunque la crítica anota el año de 1501. De familia aristocrática, se educó en la corte junto con los príncipes y los mejores preceptores. De resultas de esta exclusiva formación, hizo gala no solo de dotes humanísticas, diplomáticas o artísticas sino también militares. Se casa con Elena de Zúñiga siendo un veinteañero pero su gran amor fue Isabel Freyre, aristócrata portuguesa que acompañaba a la reina como dama de compañía. Es a ella a quien dedica sus mejores versos y los más sentidos cuando fallece dejando al poeta desolado. Garcilaso de la Vega acompañó al rey en innumerables batallas, campañas y cercos muriendo en uno de ellos, en el de la Fortaleza De Muy, en octubre de 1536 tras realizar una acción suicida. 

A pesar de su corta vida y de un corpus literario pequeño, sus poemas marcan un antes y un después no solo en la lírica renacentista sino en las letras españolas. Compuso tres églogas, una epístola, cinco canciones y 38 sonetos. También se han añadido un puñado de poemas a la manera popular. Todos ellos fueron publicados por la viuda de Boscán convirtiéndose en modo poético a imitar para las generaciones posteriores. A la sencillez de su lengua, se une un estilo elegante, culto y cultivado que no cae en el forzamiento estilístico. Sus poemas amorosos están repletos de todas esas características de la lírica del Renacimiento en el que son protagonistas pastores gentiles enamorados de la belleza humana y respetuosos con una naturaleza idealizada y estilizada en extremo.  

Otros autores de la lírica renacentista 

3.- Diego Hurtado de Mendoza (1503-1575)

Nacido en Granada de familia aristocrática, estudió en Salamanca e Italia. Políglota, culto y exquisito, recibió también formación militar. Todo este currículum trabajó a su favor para que fuera propuesto en delicadas misiones diplomáticas o de guerra. Con el éxito llegaron las riquezas materiales que invertía completamente en una biblioteca tan completa que, tras su muerte y legado al rey Felipe II, pasó a formar parte de los libros de El Escorial. Su obra es extensa y en ella se mezclan poemas característicos de la lírica renacentista al estilo italianizante con otros de líneas más populares, jocosas y satíricas.  

4.- Hernando de Acuña (1520-1580) 

Es otro prototipo de poeta soldado tan característico de la literatura renacentista. Sus mejores obras van en línea con los temas mitológicos tan al gusto de la época.  

5.- Gutiérrez de Cetina (1520-1557) 

Nacido en Sevilla, pasó a Las Indias donde creó el grueso de su obra donde destacó en la composición de madrigales que, posteriormente, han sido musicalizados.  

6.- Francisco de Sá Miranda (1485-1558)

De origen y lengua materna portuguesa, conocía el español tan bien que elaboró 75 composiciones en castellano. Fue, además, el introductor de los modos italianizantes en el país luso. 

Por lo demás, la lírica renacentista no solo tuvo el favor de los poetas españoles o portugueses sino que también encontró un hueco en la literatura alemana, francesa o inglesa aunque en periodos más tardíos y en ejemplos no tan sublimes como los castellanos.

Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla

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