A finales del siglo XV se da en España un cambio radical en todos los órdenes vitales desde el plano político o social hasta el cultural. La lengua estaba plenamente formada, como se recogió en la Gramática de Antonio de Nebrija, los intercambios con otros países europeos eran constantes a la par que se incentiva el papel de la diplomacia junto con la concentración del poder real. La imprenta está plenamente asentada y hay libros disponibles para satisfacer curiosidad, ocio o estudios. En este panorama se desarrolla la poesía renacentista que ya nada tenía que ver con los sencillos poemas (como los cantares de gesta medievales) compuestos para el entretenimiento popular y recitados de manera oral que habían copado el panorama lírico (épico más bien) de siglos atrás.
Los cambios que propiciaron la poesía renacentista
Un progreso económico y mayores periodos de paz fue la base para el nacimiento de una élite culta vinculada a las nuevas universidades, a las cortes reales, a la alta diplomacia e, incluso, codeándose con la burguesía enriquecida con emprendimientos novedosos. La mayoría de los poetas de la época tenían una exquisita formación académica con conocimientos tanto de lenguas muertas como de otras romances, estudios de historia, música o teología. Eran, en su inmensa mayoría hombres de mundo (pocos nombres de mujeres nos han llegado), vinculados al ejército o a las más altas instancias diplomáticas, cuando no a ambos menesteres a la vez.
En este contexto llegan a España las obras de Petrarca o de Dante que se traducen, incluso, al castellano, relegando con su ejemplo los modos poéticos anteriores. Si bien Juan de Mena ya se atrevió a hacer versos siguiendo los temas mitológicos en boga y guiados por nuevos ritmos o el Marqués de Santillana, décadas antes, se había aventurado a reformular la poesía, fue Juan Boscán el que introdujo la poesía renacentista en España.
La importancia de Boscán en la renovación de la poesía renacentista
Y dejamos hablar al poeta que así escribe tras aceptar la invitación del embajador de Venecia, Andrea Navagero en la primavera de 1526.
“Estando un día en Granada con el Navagero… tratando con él en cosas de ingenio y de letras y especialmente en las variedades de muchas lenguas, me dixo por qué provava en lengua castellana sonetos y otras artes de trovas usadas por los buenos authores de Italia, y no solamente me lo dixo assí livianamente, más aún me rogó que lo hiciese.”
Una de las características del Renacimiento literario es su búscada de nuevas formas, temas, ideas y modelos en los que expresar los cambios radicales en la cosmovisión de la época. El hombre en el Renacimiento se sacudía de las imposiciones medievales y buscaba una libertad que le acercara a la felicidad, concepto novedoso casi en la historia de la humanidad. Para ello, no dudaron no solo en bucear en la literatura griega o romana que había llegado hasta nosotros sino en los nuevos poetas que hacían un arte nuevo en Italia.
Diferencias entre la poesía renacentista y la medieval
Entendemos mejor este desarrollo cuando lo comparamos con la anterior, con los fragmentos desperdigados que nos han llegado de los autores de la Edad Media.
1.- Los nuevos metros y tropos de la poesía renacentista
Con la introducción de los modelos italianos se adopta el endecasílabo que tantos buenos frutos va a dar a la poesía española de todos los tiempos. Este nuevo ritmo, con acentos en las 6ª o en la 4ª o 8ª sílaba, imprime una nueva musicalidad a los versos castellanos que abandonan el octosílabo medieval, el dodecasílabo e, incluso, arrincona los metros más largos (como la cuaderna vía del mester de juglaría).
Con el endecasílabo como rey indiscutible de la poesía aparecen los sonetos, los tercetos, las octavas reales que van dando un ritmo y cadencia a los poemas largos antes desconocidos en castellano. Si por algo se caracteriza, además, la poesía renacentista es por abandonar tanto los temas como el destinatario popular que tanto peso había tenido en la literatura anterior. Y asistimos, por primera vez en castellano, a una poesía culta realizada por personas letradas que encuentran en sus pares lectores, seguidores e imitadores. Los versos se llenan, así, de metáforas, con un lenguaje artificioso a veces, de elegancia y de una visión vital que poco o nada tiene que ver con las guerras cruentas o batallas fratricidas que se han recogido en los pocos ejemplos de cantares de gesta que han llegado hasta nosotros.
2.- Nuevas formas supone nuevos temas en la poesía renacentista
Se abandona tanto la religiosidad fervorosa de la Edad Media (que se recoge, por poner un caso, en los Milagros de Nuestra Señora) y afloran otros intereses. Estos giran alrededor de tres ejes entrelazados:
- El amor platónico hacia una dama cultivada, hermosa y digna de pelear por ella todas las batallas. De estas señoras se exalta no solo su belleza física sino sus virtudes espirituales que la hacen merecedora no solo de servir de musa sino también de alcanzar la visión divina.
- Este amor idealizado se produce siempre en una naturaleza bucólica donde todo se presta a agasajar a los enamorados. Este espacio no solo es el decorado necesario para la narración poética sino que también, en ocasiones, se convierte en auténtico protagonista.
- En la poesía renacentista hay un gusto por los mitos, historias u obras de la antigüedad clásica. Se releen los autores griegos y latinos a la par que sus obras son sometidas a exquisitas y exhaustivas ediciones críticas desde el punto de vista filológico. Todo ello despliega ante la intelectualidad artística de la época un mundo de dioses, amores carnales, pasiones desbordadas y hedonismo del que es ajeno todas y cada una de las características de la literatura medieval. De entre todos los autores clásicos que encuentran el favor de los nuevos poetas sobresale Ovidio y, especialmente, su obra Las Metamorfosis.
Autores de la poesía renacentista
1.- Juan Boscán, el introductor de la poesía renacentista en España
Nacido en Barcelona en una fecha aún por determinar a finales del siglo XV (entre 1487 y 1492), pertenecía a una familia de la nueva burguesía acomodada. Gracias a hazañas militares de sus antepasados, se le admitió en la corte de los Reyes Católicos tras estudiar con Lucio Marineo Sículo. Al subir al trono Carlos I, se le encomendó el cuidado y educación del Duque de Alba. Y allí conoció a Garcilaso de la Vega con el que le unió una sincera amistad. Tal como se ha anotado anteriormente, fue el introductor en castellano de los modelos poéticos italianizantes que dejó plasmado en tres libros publicados por su viuda tras su muerte, acaecida en 1542. Además de su producción literaria tradujo El Cortesano de Castiglione, por entonces considerado el manual del perfecto caballero introduciendo también en España una forma de estar y vivir en el mundo ajena a la rudeza medieval.
2.- Garcilaso de la Vega, uno de los mejores poetas de la historia literaria en español
Y no solo es el más importante de la poesía renacentista en español a pesar de lo poco que escribió. Nació en Toledo, probablemente en 1501 de familia aristocrática. Por eso, tuvo una esmerada educación en la corte donde recibió una formación no solo humanística sino también militar. Seguramente todo ello influyera para que se granjeara el favor del rey que solicitó su servicio en distintas batallas (en Rodas contra los turcos, en Francia, en Italia…) Garcilaso de la Vega se casó en 1525 con Elena de Zúñiga pero su gran amor fue Isabel Freyre, dama portuguesa que acompañaba a la reina. Es a ella a la que dedica sus mejores versos y los más sentidos poemas cuando fallece. El corpus literario de Garcilaso de la Vega se condensa en 3 églogas, 2 elegías, una epístola, cinco canciones y 38 sonetos donde se despliega con maestría todos los modos y temas de la poesía renacentista en español. Murió en 1536 por las graves heridas recibidas en el asalto a la Fortaleza de Le Muy.
3.- Diego Hurtado de Mendoza (1503-1575)
Nació en Granada y desde temprana edad se apasionó por el saber, los libros y el estudio. Todo ello no le coartó para pasar a la acción tanto en el campo diplomático como en el militar. Políglota, conocía el árabe y el hebreo. Fue llamado por el rey para realizar misiones comerciales, militares o políticas en Venecia, Roma, Inglaterra… Todo ello le permitió amasar riquezas que invirtió en una sublime biblioteca que, a su muerte, donó a Felipe II para que formara parte de los libros de El Escorial. Esta tarea en las cosas de palacio no le impidió generar una obra amplia en el que se adivina el hombre humanista con un claro propósito didáctico.
4.- Hernando de Acuña (1520-1580)
También fue un poeta-soldado junto a Carlos I y su hijo Felipe II. Escribió madrigales, canciones y sonetos en los que los protagonistas y la temática estaba muy influida por la literatura clásica con sus héroes, dioses y cosmovisión alrededor del disfrute del mundo y sus criaturas.
5.- Gutiérrez de Cetina (1520-1557)
Tras seguir a la corte desde su Sevilla natal por Italia y Alemania, hizo la carrera de Las Indias donde escribió algunos de sus mejores poemas, aunque de calidad menor de los representantes de la poesía renacentista reseñados más arriba.
6.- Francisco de Sá Miranda (1485-1558)
A pesar de ser portugués de nacimiento y de lengua materna, conocía tan perfectamente el castellano que se atrevió a realizar algunas composiciones poéticas en español. Además, introdujo en Portugal los versos de Garcilaso de la Vega y del resto de los representantes de la poesía renacentista para que allí sirvieran de modelo para un nuevo cambio literario.
La poesía renacentista también se desarrolló en otros países de Europa (Alemania, Inglaterra, Francia…) aunque en España no solo llegó antes sino que dio ejemplos de mayor belleza, calidad e importancia.
Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla