Cómo sanar tras relaciones tóxicas

Relaciones tóxicas

Relaciones tóxicas

Candela Vizcaíno

 

Y especialmente cuando encadenas una tras otra. Las relaciones tóxicas son la cara más cruel de aquello que tú creías un cuento de hadas y se convirtió en un auténtico infierno. En ocasiones, detrás nos encontramos a un verdadero psicópata (hombre o mujer) que se las apaña para absorber toda la energía anímica del otro. Sea como fuere, en este tipo de vínculo el resultado siempre es el mismo.  Ninguno de los miembros puede crecer como persona convirtiendo la convivencia en una cárcel de tristeza y, a veces, en una espesura de violencia psíquica o, lo que es peor, física. Adelanto, que, en ocasiones, cuando el daño es muy profundo, no basta con “saber” de manera general qué ha sucedido informándote como estás haciendo ahora. Desafortunadamente, cuando la persona se encuentra en un estado de abatimiento que es imposible continuar con su vida o tropieza demasiadas veces en piedras parecidas o iguales, es imprescindible la terapia psicológica. Dicho esto, siempre te va a ayudar a salir adelante si tienes un pequeño manual de instrucciones que te recuerde, de alguna manera u otra, qué no debes hacer nunca y hacia donde sí debes encaminar tus pasos. 

 

Empecemos por el principio, definiendo las relaciones tóxicas 

En esencia, son aquellas en las que uno de su miembros o todos no pueden crecer como personas debido al ambiente que se ha creado. Estas no tienen por qué solo ser a nivel de pareja sino que también se pueden desarrollar en cualquier ámbito en el que concurran varios individuos. Hay familias tóxicas empeñadas en ningunear a uno, varios o a todos sus miembros donde la cooperación que se espera se convierte en una competición feroz cuando no en una batalla emocional diaria. Este tipo de situaciones son especialmente dañinas cuando en el vértice de la pirámide se encuentra una madre narcisista, progenitores descuidados o padres enganchados a cualquier sustancia, desde el alcohol hasta la ludopatía. Los pequeños que crecen en estos ambientes no logran hacer valer sus propias emociones y tienen muchas posibilidades, en el futuro, de adultos, de anteponer las necesidades de los demás a las suyas propias de manera patológica. A la larga, este tipo de personas van generando una creciente indefensión aprendida que son el caldo de cultivo para caer en relaciones tóxicas constantes. 

En el ámbito de pareja siempre se produce cuando uno (o los dos) se conduce de una manera tan egoísta (a veces narcisista) que no deja espacio de crecimiento al otro. En esta situación se abren las puertas para que entren los celos a raudales, los intentos de control al otro, la negación del mínimo apoyo, las peleas a diario y la infelicidad más grande. ¿Cómo puede alguien soportar este tipo de maltrato? La respuesta es complicada y, a la vez, sencilla. Quienes se han acostumbrado desde pequeño a vivir en ambientes infectados de falta de empatía llegan incluso a justificar este tipo de actitudes. ¡Y de ninguna manera pueden ser defendidas! Por eso tienes que tener en cuenta siempre que si el otro no logra congeniar con tus necesidades (emocionales, físicas o vitales) y la falta de respeto (con ironías, insultos velados o críticas constantes) se ha instalado en la convivencia, no queda más remedio que la separación. 

¿Por qué caigo una y otra vez en relaciones tóxicas y degradantes? 

Tal como he anotado un poco más arriba, se puede dar una combinación de factores que no ayudan a ver este tipo de relaciones hasta que ha pasado mucho tiempo. A veces, nos encontramos con hijos de por medio que son víctimas directas. Por eso es importante preguntarte si estás en estas circunstancias.  

1.- Si has vivido en un mal ambiente en tu infancia en el que nunca han tenido en cuenta tus necesidades emocionales, es muy fácil que se instale en ti un profundo sentimiento de culpa por exponer lo que sientes. Desafortunadamente, hay personas expertas en localizar a estos seres vulnerables que no saben decir no y poner límites sencillamente porque no han aprendido a ello. Este tipo de psicópatas se presentan, al inicio, como verdaderos príncipes o princesas azules para, más pronto que tarde, se las apañan para hacer un pozo de tristeza de la convivencia diaria. Este es el extremo más grave de las relaciones tóxicas ya que, a veces, acaban devastando a las víctimas. Ni que decir tiene que, nada más darte cuenta de que estás ante un depredador de este tipo, tienes que pedir ayuda externa. 

2.- La cultura imperante hasta ahora en la que el machismo era una constante no ayudaba a ciertos perfiles psicológicos femeninos a estar prevenidas sobre estas relaciones. Y todo ello sin contar la violencia de género más alarmante y descarada con víctimas casi a diario. Hasta hace nada se educaba a la mujer para que formara una familia sí o sí, eligiera un marido y se condujera según unos principios de sumisión. Esto ha ido calando hondo aunque estemos quitando capas en los últimos años. Según las familias y la personalidad de cada una, se puede generar un auténtico Complejo de Cenicienta. Esto es, se busca fuera (en el otro, en la pareja) lo que está en nuestro interior pervirtiendo la convivencia a tal extremo que se generan relaciones tóxicas si no se pone freno a esta actitud.  

3.- La falta de autoestima (por las razones que sean) tampoco ayuda. Si no nos consideramos merecedores de amor, con toda probabilidad nos vamos a conformar con migajas. Y aquí entran los expertos en generar relaciones tóxicas simplemente haciendo valer el egoísmo más brutal.   

4.- La cultura competitiva actual y el estrés enquistado tampoco ayuda a llevar una vida de pareja saludable. Uno dice una cosa, otro responde. El cansancio hace mella. Nos ponemos una coraza y empieza la pelea. En este punto hay que tener muy claro qué significa una relación que nunca puede estar basada en el “yo más” o en el “tú que haces”.   

5.- Otro factor es la inmadurez emocional de algunas personas que forman una pareja o, lo que es un peor, una familia sin estar preparado para ello. En este tipo de relaciones tóxicas se encuentran padres de familia con el Síndrome de Peter Pan, mujeres con miedo extremo a la soledad, personas superficiales que no son capaces de sentir la grandeza que hay en la ayuda al otro, egoístas con actitudes infantiles cuando no progenitores experimentando a diario de manera peligrosa con drogas legales o ilegales. Todo ello no permite una convivencia pacífica y enriquecedora en el que cada uno aporte lo mejor de sí. Es más, con toda probabilidad saldrá lo peor de cada uno.  

Dejando atrás ambientes tóxicos

Si esto fuera poco, hay más circunstancias que pueden hacer saltar por los aires cualquier convivencia.  Llegados a este punto, cuando se ha intentando la reconciliación y esta no es posible, la única salida posible son los caminos separados y divergentes. Es más, en casos extremos solo queda la opción de contacto cero para no volver a repetir circunstancias que nos pueden seguir haciendo daño. Ahora bien, cómo se hace para que cada uno cargue con su propia mochila. Ni que decir tiene que cada persona es un mundo y todo dependerá de las circunstancias y las fortalezas propias. Sin embargo, sí tenemos unas líneas comunes que nos van a ayudar a salir de esta situación. Anota estas ideas como norma general que siempre te van a hacer bien. 

1.- Cuídate. Es la primera máxima. No te dejes para el último o la última. Aquello que deseas no tiene por qué ser egoísta. 

2.- Dicho esto: pregúntate. Y hazlo siempre. Lo mismo eres tú el detonante de la relación tóxica. Interrógate qué ha pasado para que todo haya salido mal.

3.- No caigas en la culpa y practica el perdón contigo mismo y con el otro. Eso no implica que te dejes pisotear de nuevo o que te deslices por el camino de la venganza. Haz todo el esfuerzo posible por estar en tu sitio, por defender tu centro, por cuidar tu alma. Respeta los límites tanto los tuyos como el del otro.  

4.- Cultiva la soledad y no le tengas miedo. En esos momentos, en los que estés en comunicación con tu ser interior encontrarás muchas respuestas a tus preguntas. Aprende a disfrutar de tu sola compañía y entrénate para ser libre.

5.- Haz aquello que siempre has deseado y persigue tus sueños sin tener por qué contar con la bendición, permiso o muleta de los demás.  

6.- Si tienes hijos, no dejes que ellos entren en la espiral de las relaciones tóxicas. Háblales con madurez y muéstrate ante ellos como el ser de luz que eres.  

7.- Al principio, estarás atrapad@ en la tristeza. Haz cosas que te hagan bien, que te diviertan, que te serenen o que te den paz. Cuida tu cuerpo en todos los aspectos: aliméntate bien y haz deporte en la medida de tus posibilidades físicas, intenta descansar y no permitas que te envenenen con actitudes negativas.  

8.- Si has necesitado alguna ayuda con fármacos para salir de este bache, pídele a tu médico que te los vaya retirando en cuanto estés mejor. Hay algunas formulaciones que te hacen un desdoblamiento del espíritu del que es muy difícil salir. Cuanto menos tiempo estés aquí, mucho mejor.  

9.- Deja espacio para ti siempre. Parece una tontería que nada tiene que ver a la hora de salir de situaciones tan graves, pero este es el primer paso para poder dar los siguientes. Si andas siempre en un correquetecorre con estrés y sin un solo minuto para ti es muy difícil que puedas romper esta espiral. 

10.- Enamórate de la naturaleza y el mar. Aquí encontramos a veces la energía que nos falta para tomar medidas difíciles.  

Cómo sanar tras relaciones tóxicas 

La persona que logra salir de aquí, normalmente cuando se trata de una pareja, se encuentra al pronto entre devastada y agotada anímicamente. No encuentra ese mínimo de rayo vital que necesita para salir adelante con su vida. Las relaciones tóxicas actúan como los vampiros emocionales, chupando y extrayendo toda luz de tal manera que, al terminar con el proceso, solo ves oscuridad. Y cuando digo oscuridad digo pesimismo y derrota. Por eso, es importante que intentes agarrarte al mínimo rayo de esperanza que tengas y repítete que de esta vas a salir. Sin esa ilusión por un mañana mejor, a veces, es complicado afrontar el presente. Para tu información y siempre con miras en esa fortaleza que debes sacar en esta situación, ya te digo que hay muchas personas que al salir de relaciones tóxicas han echado mano de resilencia, saliendo, por tanto, fortalecidas de este trance. Como norma general, aunque tengas que buscar acompañamiento psicológico, ten en cuenta lo siguiente: 

1.- No te culpes por lo que pasó o dejara de pasar, si hiciste o dejaste de hacer. Céntrate en el presente siempre con miras en un mañana mucho mejor.  

2.- Aprende a perdonar y a perdonarte. Eso no significa olvido. Es más, no te hace bien olvidar lo que pasó porque esa es la puerta para repetir la misma situación. El perdonar es el primer paso para la sanación y está muy relacionado con el pasar página. Eso sí, es imprescindible que aprendas la lección que la vida ha querido darte (o no has tenido más remedio que aceptar). 

3.- Cambia de aires. Aunque hay personas que se aferran a los mismos lugares, relaciones, situaciones y rutinas, lo mejor es abrir (en la medida de tus posibilidades) el espectro de amistades. No tengas miedo a una mudanza o, incluso, a probar suerte con otro trabajo.  

4.-  Eso no significa que dejes de cultivar los amigos verdaderos que siempre estuvieron ahí. Es más, llegado a este punto seguro que te habrás dado cuenta de quienes son los válidos y quienes estaban por interés.  

5.- No tengas miedo a la soledad. Es más, búscala de vez en cuando. Así podrás re-encontrarte con tu esencia sin interferencias. Es el único camino posible para alcanzar la serenidad tras los malos momentos.  

6.- Bajo ningún concepto, te regodees en el pasado y en tu (posible) papel de víctima. Esto solo sirve para seguir con la espiral hasta el infinito. Mira siempre al futuro. Toma las riendas de tu vida e intenta salir adelante con esa herida. Ten como meta la libertad de espíritu.  

7.- Piensa, cree y convéncete firmemente que esa herida que te han dejado te va a hacer una persona más fuerte y que, a partir de ahora, podrás ver la realidad desde otra perspectiva, una más acorde a tu salud emocional.  

8.- Cuídate y mímate siempre. No tengas miedo a hacer cosas nuevas que tampoco tienen que ser muy difíciles o imposibles. Simplemente vale con enfrentarte a todo aquello que te da miedo. 

9.- Pide ayuda si sientes que la tristeza se apodera de ti. Esto vale para hacer frente a la hora de salir de relaciones tóxicas o de cualquier otro tipo de etapa complicada.  

10.- No tengas prisa por iniciar otra nueva relación. Eso puede empeorar la situación, si se hace demasiado pronto. Y, ni mucho menos, hagas cosas por darle envidia o chinchar a tu ex. Céntrate en ti y olvídate de lo que piensa, siente o está diciendo. Convéncete que ya no forma parte de tu vida y, por tanto, ni tienes que justificarte ni exhibirte. Este un aviso a los navegantes empedernidos de las redes sociales que se lanzan a colocar fotos a diestro y siniestro para que vean lo bien que les va. Eso solo consumirá un tiempo valioso que puedes utilizar para algo útil.  

¿Qué hago para no caer de nuevo en esta situación? 

Lo más importante es tomar conciencia de lo que te ha pasado. Intentar ver y entender cómo has llegado hasta aquí, qué situaciones propiciaron estas relaciones tóxicas. Una vez has aceptado lo que ha sucedido, lo mejor es pasar página pero no a tontas y a locas. Es importante que te comprendas y que te conozcas, que reconozcas cuáles son tus puntos débiles y por dónde pueden deslizarse gente tóxica o mal intencionada para volver otra vez a esta situación. Como norma general es importante la distancia, tanto física como en el tiempo. Es fundamental que te distancies lo más posible de esa persona que te ha hecho daño o que ha convertido un infierno una etapa de tu vida. De este emplazamiento es más fácil ver y reconocer cuáles son las acciones que ha utilizado para que todo se haya desarrollado de la peor manera. Para ello vas a necesitar una buena dosis de soledad, de mirar en tu interior, de meses o años antes de volver a encontrar a esa persona con la que puedas crecer espiritualmente sin sobresaltos abruptos. 

Ante la duda, si te llegas a preguntar si estás en una relación tóxica de nuevo, para, lee, estudia, mírate y ve despacio. Las personas que son dadas a la manipulación siempre quieren que vaya todo muy rápido y antes de que te des cuenta estás atrapad@ en una montaña rusa de sentimientos contradictorios. La tranquilidad (en todos los aspectos) va a ser tu aliada. Búscala y, a la par, refúgiate en tu centro.  

Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla

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