Escultura neoclásica

Escultura neoclásica

Escultura neoclásica

Candela Vizcaíno

 

La escultura neoclásica alcanza su esplendor en Europa (Francia, Italia e Inglaterra) en el último tercio del siglo XVIII. Se siguen realizando obras en este estilo incluso en las primeras décadas del siglo XIX. Lo primero que tenemos que tener en cuenta para comprender esta manifestación artística es que estamos en una época de cambios profundos a nivel político, social, económico y cultural. Todo ello acaba influyendo en la producción artística. Resumiendo (y reduciendo mucho) en todos los órdenes se busca la sencillez, la estabilidad de la razón y se apela a nuevos modelos.  

Bases culturales para entender la escultura neoclásica

1.- El Grand Tour, el viaje iniciático de la élite europea  

Si bien este viaje que marcaba el paso hacia la edad adulta una vez terminados los estudios reglados influyó en todas las artes, es especialmente elocuente el bagaje que dejó en la escultura. Pero, ¿qué era y en qué consistía? Estamos a mediados del siglo XVIII. Comienzan las excavaciones en Pompeya y Herculano sacando a la luz la rica sociedad clásica con sus esculturas en piedra o metal, sus mosaicos y sus frescos casi intactos. Allí aparece un mundo pagano de dioses que aman como los humanos. Y, a la par, se presenta un orden social diferente basado, por épocas, en un imperfecto (a nuestros ojos) sistema democrático. Una vez acabados los estudios reglados, la élite aristocrática europea masculina (y alguna que otra dama) se embarca en un viaje de conocimiento hacia Roma, Grecia y, en ocasiones, Estambul o Egipto. La travesía era incómoda, necesitada de logística y de personal de apoyo. Sin embargo, la experiencia es del todo satisfactoria para sus protagonistas. En la Ciudad Eterna, entre ruinas, se accede a un mundo perdido que se antoja elegante, libre y sereno. Y aparecen hermosas esculturas que servirán de modelo para los parámetros neoclásicos. Este viaje, el Grand Tour, será favorito de la clase alta durante todo el siglo XIX cuando, el avance del ferrocarril, impone otros modelos.  

Escultura neoclasica

2.- Rechazo al arte barroco y a sus valores 

Paralelamente, en Europa la monarquía absoluta con todos sus excesos iba a enfrentarse a duras pruebas que culminarían con la Revolución Francesa. El alambicado estilo barroco se había convertido en la apoteosis de la complicación hasta desembocar en el rococó. La vida de fiestas sin límites de la aristocracia, alejada de las mínimas necesidades del pueblo y, a la par, aliada con la Iglesia, llevó a ciertos pensadores a proponer cambios en todos los órdenes. Y estos tenían que darse también en el arte. Se convierte, así, en el medio preferido de formación o de educación para las masas, nada nuevo bajo el sol, por otra parte. 

3.- Pensamiento ilustrado y Siglo de las Luces 

El positivismo surge en Inglaterra y pronto prende mecha por todo Europa e, incluso, hace mella en el Neoclasicismo español, en pugna constante entre la tradición y la modernidad. Se busca el conocimiento a través de la observación, de la comprobación y de la razón. A la par, se insta a abandonar los modelos obsoletos de enseñanza que, en algún caso, se heredaron de la Edad Media. En sustitución de estos, se aboga por la instrucción práctica y adaptada a las necesidades que demanda la sociedad.  El Siglo de las Luces, así llamada la época, se empeña en abandonar lo que a su juicio eran las tinieblas de una sociedad abatida por la superstición y la falta de libertad. Con este panorama, artistas y pensadores se vuelven hacia es antigüedad clásica reflejada primero en la literatura griega y romana (recogida en primera instancia por la literatura renacentista) y, después, por los restos físicos de los que dan cuenta las distintas excavaciones arqueológicas. 

Características de la escultura neoclásica  

Con este bagaje cultural, las artes se centran especialmente en la construcción, en el ensayo como medio para expresar las ideas y en la escultura como forma de representar un mundo ajeno al arte barroco de excesos y dramatismo. Resumiendo mucho, podemos anotar los siguientes caracteres: 

1.- La escultura neoclásica apela al mundo pagano de ninfas, dioses y seres mitológicos. Estos se revisten de un fuerte simbolismo y fuerza expresiva a dotarlos de sentidos complejos y contemporáneos a sus creadores. Los modelos a imitar pertenecen a ejemplares de la escultura romana que habían pervivido en Italia, muchos de ellos copias literales del arte griego

2.- Aunque también se utiliza el metal, hay una preferencia por el mármol. El trabajo de este material necesita de un taller, de ayudantes y de materia prima. Por eso, los mejores artistas, de alguna manera u otra, solo ejecutaban encargos institucionales o para grandes patronos. No podemos olvidar que estas obras tenían siempre una intencionalidad didáctica y/o propagandística centrada en los valores emergentes, los del Nuevo Régimen. Por eso también se utilizan en los edificios que responden a la arquitectura del Neoclasicismo

3.- Aunque hay algunas muestras de arte religioso, se abandona prácticamente la producción de tallas sagradas tan frecuentes en el arte barroco y se mira hacia el mundo civil, laico y heroico. Es la época de la pérdida de poder de las monarquías europeas, de la independencia y la creación de los distintos países de América, del parlamentarismo… Todo ello se transparenta en la escultura neoclásica, que a través de esos modelos mitológicos, nos presenta una nueva cosmovisión alejada de los preceptos del Antiguo Régimen. 

4.- El dramatismo barroco queda definitivamente aparcado. Se abandona la torsión y los movimientos imposibles y se sustituye por una serena suavidad, por una elegancia desprovista de cualquier distensión. Los modelos aparecen en semi reposo o con movimientos muy suaves. Apenas podemos adivinar el desgarro detrás de ellos, aunque sí la emoción contenida. 

5.- La escultura neoclásica parece obviar la muerte, la crisis o el dolor. Todo aparece inmutable y el momento captado siempre es de paz

6.- A pesar de estas características de la escultura neoclásica, también se apela a los movimientos de la revolución con una llamada a la fraternidad y a la igualdad. En este sentido, ni reyes ni santos ni altos aristócratas pueden servir de modelo. El regreso del paganismo y de los valores de compromiso cívico se reflejan en estas obras que quieren ser un vehículo de educación del pueblo. Por tanto, se apela a cerrar la puerta del pasado inmediato. 

Antonio Canova, el mayor representante de la escultura neoclásica 

El italiano Antonio Canova (1757-1822) es el mayor representante de la escultura neoclásica y su obra Psique reanimada por el beso de amor de Eros la más conocida y señera del movimiento. Favorito de Napoleón a quien representó como el mismísimo dios Apolo (obra que se guarda en la Pinacoteca de Brera), vamos a estudiar esta escultura, ya que condensa todas las características de la escultura neoclásica. 

El mito de Eros y Psique 

Aunque la historia es más larga, Psique es una princesa (la menor de tres hermanas) de tanta belleza que es envidiada por la mismísima Afrodita. Esta intenta vengarse de ella manipulando el Oráculo de Delfos. Allí insta a los padres de la desgraciada muchacha a abandonarla a su suerte en una alta montaña para evitar que la destrucción recaiga sobre su pueblo. Así lo hace la familia al completo con tal desconsuelo de la joven que es capaz de incitar a compasión al viento Céfiro. Este, movido por el llanto amargo de la muchacha, la transporta dejándola en un hermoso palacio lleno de lujo, bellas flores y fuentes cantarinas. 

No acaba aquí la historia de Psique ya que Eros, enamorado de la joven, desobedece a su madre y una noche la convence de que él es el esposo elegido por los dioses. Solo impone una condición para la convivencia: no ser visto. Psique disfruta del amor de Eros hasta la visita de sus hermanas quienes, muertas de envidia, recuerdan el oráculo y la necesidad de matar a quien se dice compañero de vida. La curiosidad de Psique hace el resto ya que, una noche, ilumina la alcoba y encuentra ante ella, en su lecho, durmiendo, al apuesto, bello y maravilloso dios. Cae una gota de cera de la lámpara y se despierta dolido porque considera que su amada esposa ha roto su promesa.  Y, sin pararse a pensar abandona a la desconsolada muchacha que, ahora más que nunca, se da cuenta de todo lo que ha perdido y del ardid envidioso de sus hermanas. 

Por si no fuera suficiente, Afrodita, para penar la osadía de la mortal, la condena a dormir un sueño eterno (sí como la Bella Durmiente). Lo que no contaba la aireada diosa es que su amado hijo, loco de amor, iría a implorar perdón y la inmortalidad para la joven ante los dioses del Olimpo. El deseo es concedido y Canova en su obra Psique reanimada por el beso de amor de Eros deja inmortalizado ese momento. 

Escultura neoclasica 2

Aproximación a la obra “Psique reanimada por el beso de amor de Eros” de Antonio Canova 

En una mínima lectura de la obra, nos topamos con los sentidos simbólicos de los distintos protagonistas. Psique representa la curiosidad (y esta, a su vez, es la base de la inteligencia y el conocimiento).  Es una viajera (eso sí con ayuda divina) y, además, ha sido bendecida con una belleza sobrehumana. Eros es el amor pasional, el de los esposos o de pareja. Este desobedece a su madre (la tradición y el poder) para crear un orden nuevo en el que una mortal pueda vivir para siempre con un dios. A esta nueva realidad se accede mediante un beso que despierta a la muchacha (lee curiosidad, inteligencia…) Y aquí nos sitúa la escultura invitándonos, como los protagonistas paganos, a recorrer un camino distinto al marcado por la tradición.  

La obra ha sido ejecutada con todas las características de la escultura neoclásica. No hay drama y sí espíritu didáctico. Se ha recurrido a un mundo pagano, elegante y suave en el que el conocimiento es la base para una vida nueva. Realizada en mármol blanco, se ha abandonado cualquier torsión exagerada para centrarse en un acto de gran fuerza expresiva. Psique, en el suelo, abraza a Eros, su esposo, con las alas alzadas en un intento por elevarla hacia el nuevo mundo permitido para ambos.  

Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla

 

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