El juez no fue implacable con Salva y se avino a rebajarle la condena por asesinato en casi cinco años. Así de veintidós que debería pasar en la cárcel se quedaría en diecisiete. En el juicio quedó probado que asesinó sin piedad a Antonio clavándole varias veces un cuchillo de grandes dimensiones y hoja afilada. ¿Y por qué esa reducción de condena ante un crimen tan atroz? Simplemente, porque actuó (y seguramente lo es) como lo que se conoce en psicología (y en la vida cotidiana) como un pagafantas. Esto es, fue tan manipulado por una auténtica narcisista perversa que llegó a cometer un crimen atroz siendo una persona tranquila y totalmente inserta en la sociedad. Entonces, ¿qué llevó a un hombre legal quien jamás se le hubiera pasado por la cabeza tal cosa a liquidar la vida de un inocente? Con toda probabilidad, la combinación de amor pasional, manipulación, ensoñación y un poso de indefensión aprendida a lo grande le llevaron a cometer tal abyecto acto. Sin llegar a esos extremos, este tipo de perfiles psicológicos (que arrastran esencialmente un trauma de apego), si caen en manos de personas perversas o psicópatas, pueden llegar a echar por tierra una vida entera. Vamos a poner las características a estos seres, quienes se pasan sufriendo toda su existencia sin saber muy bien poner esos límites sanos que son el alimento del amor propio.
Características psicológicas del pagafantas o guy nice
El Doctor Iñaki Piñuel, un experto en todo tipo de abusos y maltratos en cualquier orden vital, en su obra Familia Zero y Amor Zero describe perfectamente los mecanismos psicológicos por los que un hombre o una mujer (en este caso la denominación es de alma mater) llegan a tal arrastre de su autoestima, amor propio y principios morales por el afán de conseguir (como sea) un amor impostado. ¿Qué sucede en su interior para llegar a los extremos de Salva que llegó a destrozar su vida, la de un inocente y la de dos familias?
1.- En el principio, como he anotado un poco más arriba, hay un profundo trauma de apego. Esto es, ese adulto a merced de los caprichos de cualquier desalmado fue un niño no querido ni protegido por el clan familiar. Así de sencillo y de duro. Detrás de estas personalidades hay una familia tóxica (con toda la amplitud del término), disfuncional, una madre narcisista o directamente psicópata, un padre abandónico, problemas de adiciones… Tampoco hacen faltan grandes abusos (psicológicos, emocionales, físicos o sexuales) para que ese niño desvalido se convierta en un pagafantas en el futuro. Normalmente detrás de esa persona vulnerable hay una educación basada en la confrontación, la culpa o la vergüenza.
2.- Ese niño que no ha encontrado el refugio, cariño y comprensión en el hogar va creciendo buscando el amor parental sin encontrarlo jamás. Como no entiende las razones por la que es rechazado y apartado del más mínimo cuidado emocional se empeña en halagar, mimar, cuidar y ofrecer todo lo que está a su alcance a sus progenitores. Y es especialmente cumplidor con una madre indisponible con quien está unido mediante un vínculo biológico imposible de suplir.
3.- Estos niños abandonados a su suerte van creciendo en la creencia de que hay que dar y dar sin fin y sin fondo. Es la única manera que tienen de arreglar este desapego. Tanto es así que, a la postre, se convierten en seres que no saben poner límites, llegando a interiorizar que no tienen derecho a absolutamente nada. Se niegan (porque se lo han negado previamente) palabras de consuelo, actos de apoyo y comprensión de su interior. En parte esta es la razón por la que se convierten, andando el tiempo, en las víctimas propiciatorias para acabar encadenando unas tras otras relaciones tóxicas.
4.- El pagafantas (y su correlato femenino el alma mater) no tienen un modelo psicológico saludable en el que mirarse porque, en definitiva, se han criado en ambientes tóxicos en los que nunca se ha tenido en cuenta sus necesidades emocionales. Además, las neuronas espejo (que se encargan de repetir los modelos aprendidos en la primera infancia), le devuelven una realidad imposible de aceptar: que han sido abandonados a su suerte en los primeros años de sus vida. A partir de aquí, de manera inconsciente, inician una búsqueda desesperada de amor a cualquier precio, adobada con la terrible convicción de no merecimiento. Dicho esto, estos seres se convierten en las presas más fáciles para cualquier tipo de manipulación en todos los ambientes posibles, ya sea en las relaciones personales, laborales e, incluso, de amistad.
¿Qué hace el pagafantas para verse inmerso en una relación tóxica tras otra?
1.- Una vez sale al mundo de los adultos, este niño herido que nunca encontró el amor maternal (aunque, en la gran mayoría de los casos, ni siquiera es consciente de ello) llega a aceptar que, sencillamente, la vida es así. Esto es, no llega a racionalizar que ese hogar en el que se crió no lo nutrió anímicamente y le dio herramientas básicas con las que defenderse utilizando un mínimo de asertividad. No sabe decir no. No sabe parar los pies. Ha interiorizado que no merece el amor (ya que su madre no se lo dio). Y la única vía que se le ofrece para resolver tal conflicto es dar y dar y dar sin límites, sin pedir nada a cambio, tal cual se le enseñó en casa.
2.- Es normal que el pagafantas se enamore de la persona menos adecuada, de una narcisista perversa que le recuerda a la madre, de una psicópata o de una manipuladora emocional. Así le sucedió a Salva que cayó rendido a los encantos emocionales de Maje y a su belleza arrolladora y exhuberante. En el fondo de su corazón desean ese amor imposible y al mínimo movimiento de la otra parte van como un perrito faldero a satisfacer caprichos, peticiones y trabajos que rozan la humillación. Nada piden a cambio. En principio, es tal la felicidad por haber sido elegidos que están en una nube. Lo que no sabe el pagafantas (o el alma mater femenino) que han sido escogidos para ser depredados emocionalmente.
3.- Ante una llamada, una petición, una solicitud, el pagafantas acudirá raudo y veloz, alegre por ser el escogido para tal fin. Se cree que ha conquistado el corazón de tan preciado bien como, de pequeño, anhelaba el de su madre. Sin embargo, tal cual le sucedió a Salva, aquí no hay aprecio ni cariño ni tan siquiera respeto. Es un juguete en manos del otro que recurre a él para realizar cualquier tipo de trabajo, desde una mudanza, un arreglo de fontanería o… un asesinato.
4.- Porque el pagafantas a toda costa quiere hacer feliz al otro como el niño herido de un hogar tóxico anhela el amor de mamá. Busca sacudirse de ese no merecimiento (del que se siente culpable) dando a paletadas hasta llegar a cometer un acto atroz si el otro (al que se ha apegado de manera patológica) se lo pide.
¿Qué recibe a cambio el pagafantas por tanto servicio?
1.- En primer lugar desprecio porque ese ser al que él ama lo utiliza como una cosa, como un objeto de usar y tirar sin tener la más mínima consideración por sus sentimientos. Siempre estará en la “zona de amigos”. Nunca llegará a una relación amorosa con la otra parte. Será utilizado conforme al beneficio del otro y, a veces, como Salva, de manera totalmente cruel. Le pedirán que espere una llamada mientras está de fiesta o que sea su taxi gratuito en una cita con un tercero. Será el que se quede con las mascotas o guarde la casa mientras ese ser al que el pagafantas ama de manera patológica se va de finde con un nuevo ligue.
2.- En segundo lugar, un gran sufrimiento puesto que repetirá una y otra vez esa conquista fallida de amor que lleva desde que era un niño pequeño sin entender por qué le suceden este tipo de cosas reiteradamente.
3.- En tercer lugar, tiene muchas papeletas para que el pagafantas sea depredado emocionalmente por todo tipo de gente tóxica. Puede quedarse sin casa, sin trabajo, sin libertad, como Salva. Y resbalarse, como nuestro protagonista, por la abyección más absoluta hasta llegar a robar la vida de un inocente.
En definitiva y con palabras del Doctor Iñaki Piñuel:
“El creciente agotamiento físico y emocional de un servicio sin fin les conduce a un burn-out existencial temprano.
Abrumados y rodeados de una toxicidad relacional por doquier con amigos aprovechateguis, parejas abusivas y familiares demandadores con infinitas necesidades de atención y cuidado, obtienen a cambio como respuesta actitudes cada vez más despiadadas, crueles o indiferentes.
No es infrecuente que incurran en todo tipo de adicciones secundarias para compensar y aguantar todo ese abuso y maltrato. El ciclo se cierra repitiéndose en la siguiente generación el trauma intrafamiliar original, que se convierte así en intergeneracional.
Encerrados por el trauma original en una estrategia relacional errónea, llegan a creer que doblegarán la insensibilidad de esas amistades, parejas o relaciones familiares abusivas y que finalmente su extensa hoja de servicios prestados “a fondo perdido” obtendrá un resultado positivo.
En su falsa promesa de redención, imaginan al otro finalmente seducido y subyugado por su capacidad de entrega y autosacrificio.
Sin embargo, la experiencia muestra que esa vana pretensión y ese final feliz imaginado jamás llegan a producirse”.
El pagafantas (como el correlato femenino de alma mater) llega a la edad madura totalmente exhausto, aniquilado en su voluntad, con las fuerzas al límite de tanto dar sin recibir nada a cambio. Solo con ayuda profesional adecuada logra salir del círculo vicioso de la manipulación emocional. Y con un entrenamiento largo en su autoestima aprenderá a decir no, a poner límites, a olvidar a aquellos que tiene idealizados, pero que no corresponden con amor.
Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla