A inicios del siglo XVII, surgen en España una serie de escritores que construyen obras sobre la base de las aventuras de la novela picaresca. Estas, a pesar de que comparten algunas características con las andanzas del pícaro, se levantan desde otros parámetros bien distintos y en ellas se intercalan narraciones amorosas o digresiones filosóficas. Si bien suele haber una base moralizante o didáctica, la novela costumbrista se caracteriza por presentar una ácida sátira social con tintes políticos. Esto es, no se queda únicamente en la descripción de una forma de vida sino que va más allá en busca de la lección y, a través de esta, del cambio personal o colectivo. Todas ellas discurren a través del formato diálogo en el que intervienen personajes de distintos estratos sociales. Los protagonistas, normalmente con la excusa de un viaje, verbalizan su cosmovisión personal así como aventuras o anécdotas que defienden, en todo momento, como verdaderas. Si el viaje no se produce, la novela costumbrista del Barroco español se articula a través de una colección de cuentos cortos. Por último, aunque recurre a la imaginación y la fantasía, se jacta de su realismo.
Viaje entretenido de Agustín de Rojas Villandrando, uno de los mejores ejemplos de novela costumbrista
La azarosa biografía de Agustín de Rojas Villandrando
No se sabe la fecha exacta de su nacimiento que fue en Madrid alrededor de 1577. Con tan solo catorce años abandona el domicilio familiar y se enrola en la milicia poniendo la semilla para una vida de aventuras digna de una de sus novelas. Combatió en Francia. Fue capturado y liberado. Se hizo pirata contra los ingleses. Viajó por Italia. Y todo ello antes de cumplir veintidós años. De regreso a España tuvo algún que otro percance con la justicia con un desarrollo rocambolesco. En Málaga, donde trabajaba como escribano, tras pasar por Granada, dio muerte a un hombre y no se le ocurrió otra cosa que acogerse a sagrado en una Iglesia. Allí se atrincheró hasta que una bella y desconocida dama logró reunir los 300 ducados (todo lo que tenía) para comprar su libertad. De resultas de esta aventura tuvo que hacerse cargo de la buena señora ingeniándoselas con miles de tretas para no sucumbir ambos al hambre.
Tras este lance se enroló en una compañía de cómicos y, al parecer, de esta etapa es la obra por la que ha pasado al canon: Viaje entretenido, publicada en 1603. Tras la prohibición real de representar comedias, la compañía fue disuelta y nuestro protagonista ensayó con sus dotes de emprendedor montando una mercería que, según las propias palabras del autor, le fue bastante provechosa. Tras toda esta vida de aventuras, andanzas y correrías se retiró como ermitaño y no sabemos muy bien la fecha y el lugar de su muerte.
Características de la novela costumbrista en Viaje entretenido
Como todas las de su género, está construida de manera dialogada con cuatro personajes, tres compañeros cómicos y el autor. Durante esta conversación se despliegan las anécdotas, aventuras, hechos, sucesos, reflexiones y también se intercalan cuarenta loas. De hecho, la crítica parece estar de acuerdo que esta novela costumbrista fue una excusa para intercalar estas composiciones. Con el fin de que quedaran impresas, de alguna manera u otra, el autor podía impedir que se apropiaran gratuitamente de ellas cantándose y representándose sin su consentimiento (y sin cobrar). En los episodios de la obra destacan narraciones sobre la vida del soldado, datos biográficos del autor y descripciones de ciudades al detalle, extremo posible ya que su vida viajera y aventurera le había llevado por múltiples rincones de Europa.
Además de esta obra, Agustín de Rojas Villandrando publicó en 1611 El gran repúblico sobre la que cayó el poder de la Inquisición, al parecer por su defensa sincera y continuada del poder de la astrología. También se conoce un trabajo de juventud, El natural desdichado, una comedia siguiendo el estilo y los modos del teatro barroco.
Cristóbal Suárez de Figueroa y su El passagero
La biografía de este segundo representante de la novela costumbrista española es totalmente distinta al aventurero que ha ocupado nuestros primeros párrafos. Nacido en Valladolid en 1571, recibió una exquisita educación completada en Italia donde obtuvo el título de Doctor en Derecho por la Universidad de Bolonia. Sin embargo, parece que nuestros autores gustan de tener problemas con la justicia y, debido a que liberó a un preso de la Inquisición por su cuenta y riesgo abonado con la desobediencia de unos mandatos de Roma, fue excomulgado. Ha entrado en la historia de la literatura no solo por sus obras sino también por la gran inquina (lee envidia) que tenía tanto a Cervantes como a Lope de Vega. Aparte de esta novela costumbrista nos ha llegado una novela pastoril (La constante Amarilis) y algunos poemas.
El passagero se publicó en Madrid en 1617 y también está levantada con la técnica del diálogo entre un Doctor (el escritor), un maestro, un militar y un artesano. El diálogo da pie para hablar de todo (desde el amor hasta las armas) y para criticar con especial crueldad las particulares características del teatro de Lope de Vega por considerarlo baladí y solo apto para el entretenimiento.
Novela costumbrista y feminismo en María de Zayas y Sotomayor
De distinto tenor es la obra de una de las primeras feministas españolas, María de Zayas y Sotomayor, de ascendencia noble y nacida en Madrid en 1590. Siendo joven viajó a Italia y, aunque no se conocen muchos datos sobre su biografía, vivió en distintos puntos de la geografía española y, con toda probabilidad, estuvo casada. En sus obras se vislumbra una amplia cultura y una sagaz visión del papel subalterno femenino impuesto por la sociedad. Contra este se rebela en múltiples ocasiones con una prosa ligera y unos temas tan pasionales que algún crítico pacato ha tachado, incluso, la escritura de nuestra protagonista de obscena. Y esto ha sido así porque sus protagonistas quieren vivir con absoluta libertad llevando su existencia con una fuerte pasión erótica que desencadena, la mayoría de los casos, en un final trágico. En este sentido, también se ha apuntado que la novela costumbrista de María de Zayas y Sotomayor adelanta los modos y formas del Romanticismo literario.
Utilizando el formato de pequeños relatos en el que se narran distintas vicisitudes de los protagonistas al tiempo que se describen detalladamente pormenores de su tiempo publicó en 1637 sus Novelas ejemplares. El título ya nos dice del carácter moralizante y didáctico de estas obras. Estas tuvieron bastante éxito en su época y siguieron siendo favoritas del público décadas después. Espoleada por el éxito, diez años más tarde, publicó Desengaños amorosos. Segunda parte del Sarao y entretenimiento honesto.
La autora, entre líneas y en el prólogo, reitera que todas sus aventuras están tomadas de la realidad y que no hay inventiva en lo que pone por escrito. Como sí nos encontramos elementos fantasiosos e irreales, la crítica achaca estas constantes justificaciones a su fuerte carácter feminista. Con esa aseveración quiere poner ejemplos que terminan mal para prevenir a las mujeres de la manipulación masculina. En este sentido, Emilia Pardo Bazán calificaba estas obras como pertenecientes a la “picaresca de la aristocracia”. Y no tiene desperdicio las palabras del censor Pío Vives en 1648 que da el visto bueno a la publicación con el siguiente veredicto:
“Antes en él veo un asilo donde puede acogerse la femenil flaqueza más acosada de importunidades lisonjeras, y un espejo de lo que más necesita el hombre para la buena dirección de sus acciones. Y, así, le juzgo muy provechoso y digno de comunicarse al mundo por la estampa”.
Otros autores que cultivaron, no con tanto acierto, la novela costumbrista durante el siglo XVII en España fueron Cristóbal Lozano (1609-1667) y Gonzalo de Céspedes y Meneses (1585-1638) cuya vida de aventuras compite con nuestro primer autor, Agustín de Rojas Villandrando.
Por Candela Vizcaíno, Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla