Diferencias entre el mester de juglaría y el mester de clerecía

Diferencias entre el mester de juglaría y el mester de clerecía

Diferencias entre el mester de juglaría y el mester de clerecía

Candela Vizcaíno

 

Los últimos estudios de lingüística histórica datan alrededor del siglo VIII la aparición del castellano. En algún momento, en esas décadas, la nueva lengua que surgió por evolución del latín se diferenciaba tanto de esta que se convirtió en otro idioma distinto. Si a eso unimos que más del 90% de la población (incluso el porcentaje puede ser más elevado) era totalmente analfabeta y que toda la cultura estaba resguardada en los muros de los monasterios tenemos el abono perfecto para el nacimiento de una nueva literatura. Y así fue. Aunque los textos que nos han llegado son pocos, escasos e incompletos, podemos reconstruir  esta parte de la historia basada esencialmente en la dicotomía y las diferencias entre el mester de juglaría y el mester de clerecía. 

Si los libros medievales fueron escasos y custodiados en bibliotecas eclesiásticas probablemente no fue así la producción de los llamados cantares de gesta. Fueron estos poemas épicos el sustento y el alimento de los juglares callejeros que formaban el llamado mester de juglaría. De pueblo en pueblo, acompañados de instrumentos musicales básicos e insertos en un espectáculo más amplio, estos artistas llevaban la literatura allí donde el hambre, las guerras y las epidemias acosaban a la ciudadanía. El mester de clerecía se quedó recluido entre los muros de los monasterios, aunque no está claro que sus versos no se pusieran en boca de los juglares. Estos aspiraban a un entretenimiento sencillo, popular y con el único deseo de la subsistencia. Los otros eran consciente de lo que tenían entre manos: estaban creando literatura y, como tal, merecía legarse a las generaciones futuras. 

Concordancias entre el mester de juglaría y el mester de clerecía

A pesar de todas las diferencias y la ventaja con la que sale de partida los de clerecía (porque se han conservado buena parte de sus obras sencillamente) entre ellos había concordancias de importancia. 

1.- Tanto el mester de clerecía como el de juglaría se centran en la creación poética 

La misma que será determinante y preponderante hasta el siglo XIV a pesar de que nos han llegado colecciones de cuentos (El Conde Lucanor de Don Juan Manuel sin ir más lejos) o retazos de historia en posa. Sin embargo, la literatura medieval es eminentemente poética con estas dos escuelas predominantes, aunque dejan un hueco para la lírica provenzal de línea amorosa platónica o las jarchas mozárabes.  

2.- El latín queda relegado tanto en el mester de clerecía como el de juglaría  

Y la nueva lengua literaria será el castellano y también el resto de las romances que van surgiendo por la Península Ibérica y el resto de Europa. El latín solo se entendía entre la élite culta formada por clérigos, los mismos que sabían leer y escribir; los mismos que estaban encargados de la transmisión del conocimiento a través de la copia paciente de las obras clásicas. La nobleza o el pueblo llano solo conocían la lengua romance hablada. Incluso la escrita estaba vetada para la aristocracia que adolecía de una incultura tan atroz que reyes hubo que no sabían ni poner su nombre. La nueva literatura, por tanto, surgió al calor de una lengua viva en transformación constante. 

3.- Tanto los creadores del mester de juglaría como los de clerecía competían por el mismo público 

Otra cosa era la intencionalidad de las obras pero el público era esencialmente el mismo y este era uno que no tenía acceso a los libros. A la escasez de los mismos se unía el analfabetismo. Así que los nuevos poemas estaban diseñados para ser cantados o recitados. Aunque los clérigos tuvieran en mente realizar poemas cultos o edificantes, con toda probabilidad no olvidaban que su público era el que era. De aquí el lenguaje sencillo, fresco, limpio, con un ritmo trepidante de ambos menesteres.

7 diferencias entre el mester de juglaría y el mester de clerecía

A pesar de estas concomitancias, las dos fórmulas literarias preponderantes en la Edad Media estaban prácticamente situadas en compartimientos estancos.  

1.- Literatura oral (mester de juglaría) frente a literatura escrita (mester de clerecía)

Porque los juglares no aspiraban a poner sus romances por escrito. Lo de ellos era una cuestión de supervivencia literal. De pueblo en pueblo, de vida nómada (y a veces licenciosa o escandalosa para la época), sus cantares formaban parte de un espectáculo más amplio en el que se incluían malabares, danzas o números con animales. Estaban a merced del público que demandaba una u otra historia la cual tenían que aprenderse de memoria y recitaban durante varios días. Poco se sabe de los creadores que hay detrás de los poemas del máster de juglaría aunque hay quien afirma que en más de un texto pudiera haber un clérigo incluso que actuaba en sociedad con algunos juglares. Y es así porque  el único poema épico (mester de juglaría) que ha conseguido vencer a las nieblas del tiempo ha sido el Cantar del Mío Cid.  

Por el contrario, sí nos ha llegado buena parte de las mejores obras del mester de clerecía, algunas incluso en varios códices manuscritos como los Milagros de Nuestra Señora de Berceo o el Libro de Buen Amor. Con las limitaciones que tienen todos los libros medievales,  conocemos el autor, sus intenciones y hasta las fuentes literarias en las que se basan buena parte de las obras del mester de clerecía.  

2.- Otra de las diferencias entre el mester de juglaría y el mester de clerecía es la intencionalidad 

Mientras los juglares solo aspiraban a entretener al público con sus demandas y poder ganarse así algunas monedas, los de clerecía tenían claro que estaban haciendo literatura, que eran creadores. Estos se afanaban no solo por dejar escritas sus obras sino también por pulirlas en temática, metros y estilo.

3.- Las más palpables diferencias entre el mester de juglaría y el mester de clerecía se refiere a los tropos utilizados

Tanto es así que incluso entre ellos eran consciente (y así lo hacían valer) de esta diferencia. Los cantares de gesta están compuestos siguiendo la métrica del romance. Esto es, son largas composiciones con versos sin métrica fija y rima en asonante. El verso está divido en dos formando un hemistiquio que rara vez es simétrico. Por su parte, el mester de clerecía utiliza la cuaderna vía, una estrofa de cuatro versos de 14 sílabas (alejandrinos) divididos por un hemistiquio de 7 sílabas. La rima es consonante monorrima en cada estrofa. 

4.- Otra de las sustanciales diferencias entre el mester de juglaría y el mester de clerecía son los temas 

Los juglares se centraron en los cantares de gesta, largos poemas que narraban las hazañas de héroes contemporáneos reales con toda su crudeza física e, incluso, psicológica. En el otro lado, en el de los clérigos, nos encontramos poemas de corte histórico, religiosos y filosóficos con un claro fin didáctico, moralizante o ejemplarizante. Estos, además, con conocimientos de la cultura clásica, no dudan en echar mano de las historias de la literatura griega o romana.  

5.- Apenas quedan obras del mester de juglaría frente al mayor número de juglaría 

Los títulos de las obras de la literatura medieval son escasos. Al tiempo y a la mala conservación de los códices manuscritos se ha unido que, en la época, se discriminaba qué obra debía legarse y cuál no. Como el proceso de creación de un manuscrito era lento y costoso, casi nunca se optó por conservar los romances que eran considerados entretenimiento para el pueblo inculto más que literatura que mereciera ser legada. Los títulos que han llegado hasta nosotros, por tanto, pertenecen casi exclusivamente al mester de clerecía. 

6.- Anonimato (mester de juglaría) frente a autores conocidos (mester de clerecía)

Un tanto de lo mismo sucede con los autores de la Edad Media. Si no conocemos las obras difícilmente podremos saber la mano que estuvo detrás de un texto concreto. Los pocos nombres que nos han llegado, por tanto, pertenecen al de clerecía y de estos algunos no tenemos ni eso. Por el contrario, quienes eran los juglares se nos antoja hoy por hoy tarea imposible.  

7.- Y la última de las diferencias entre el mester de juglaría y el máster de clerecía es la intencionalidad 

Si los primeros solo aspiraban a entretener, los últimos sabían lo que estaban haciendo: literatura. Tenían a su favor bastante más condicionantes para que esas obras perduraran que los cantares de gesta orales que se repetían de pueblo en pueblo. Además, por sus prejuicios ideológicos, consideraban que los textos del mester de clerecía eran merecedores de la posteridad, extremo que no había que cuidar con los poemas juglarescos.

Las diferencias entre el mester de juglaría y el mester de clerecía se evidencian, por tanto, en lo formal, en la temática e, incluso en la intención. Si bien no se conoce ningún creador de los cantares de gesta más allá de ese Pere Abat del Cantar del Mío Cid, sí conocemos los autores de la literatura medieval que pertenecen al mester de clerecía. Eso no quita para que los mismos que escribían obras educativas siguiendo la cuaderna vía ayudaran (o directamente compusieran) los romances que luego se llevaban los juglares de pueblo en pueblo. Apenas quedan testimonio al respecto más allá de esa petición por compartir los placeres de un buen vino tras el aplauso del público. Y es de un clérigo que se suponía encerrado entre los muros de un monasterio.  

Por Candela Vizcaíno | Doctora por la Universidad de Sevilla 

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