Obras de Francisco de Quevedo

Obras De Francisco de Quevedo

Obras De Francisco de Quevedo

Candela Vizcaíno

 

Dotado de gran cultura y brillante inteligencia, las obras de Francisco de Quevedo son diversas, extensas, tanto en prosa como en verso. Además, su personalidad poliédrica iba tanto a los asuntos de sincera religiosidad o graves como a todos aquellos en los que se hacía mofa, burla y hasta escarnio de personajes públicos, tipos sociales o contrincantes literarios. 

Obras en prosa de Francisco de Quevedo 

Primer grupo 

1.- De nuestro autor es uno de los mejores ejemplos de novela picaresca (junto con Lazarillo de Tormes y Guzmán de Alfarache de Mateo Alemán), Historia de la vida del Buscón, llamado don Pablos

Publicada en Zaragoza en 1626, responde a buena parte de las características de la novela picaresca. Por las páginas de la obra se despliegan una retahíla de personajes miserables, venidos a menos, de espíritu apocado con solo fuerzas para el chanchullo de poca monta, el pequeño robo, la mentira como forma de vida y la apariencia en sustitución de algo bueno que ofrecer. A pesar de esta fecha de publicación, la crítica entiende que es una obra de juventud y que estuvo redactada antes de 1610. Las descripciones de sus protagonistas se hacen de manera certera, sin un ápice de compasión, de manera fría y, a la par, nos introduce en este mundo miserable en el que ninguno de los personajes poco o nada tiene que ofrecer a la sociedad ni a ellos mismos. Faltos de cualquier grandeza, todas las aventuras tratan de individuos cuyo único objetivo se centra en sobrevivir a duras penas mediante pequeños timos y siempre con el hambre de fondo. 

A pesar de clasificarse como obra de la picaresca en la que el realismo forma parte de la esencia estilística, en El Buscón este punto alcanza cotas de distorsión tal que se convierte en un adelanto del esperpento. Los personajes llegan a su contorsión máxima y el espíritu procaz e irónico de Quevedo acaba, por tanto, transparentándose en ellos. Por otro lado, la obra no se justifica, como se hace en  El Lazarillo y, además, no hay intención moralizante alguna. Esto es, no se presentan los protagonistas  como modelos a no seguir sino como un simple retrato social de una época decadente. En ella sobresale la burla más que el espíritu edificante. 

2.- El grupo de las denominadas obras festivas está compuesto por veintidós títulos. En ellas predominan los chistes, la ironía y la crítica humorística. Destacamos: 

  • Genealogía de los modorros.
  • Origen y definiciones de la necedad.
  • Premática y reformación de este año de 1620. 
  • Carta de un cornudo jubilado a otro cornicantano. 
  • Premática de las cotorreras. 
  • Vida de la corte y oficios entretenidos de ella. 
  • Capitulaciones matrimoniales. 

3.- Más allá del humor irónico o de los textos con ánimo gracioso, tenemos un grupo de obras de Francisco de Quevedo en las que se despliega la sátira en todo su esplendor. Destacamos: 

  • El sueño del juicio final. 
  • El sueño de la muerte. 
  • El aguacil endemoniado. 
  • El mundo por de dentro. 
  • El sueño del infierno.  

Es en este grupo donde se encuadran los denominados “Sueños”, publicados en 1627 pero escritos mucho antes. Estamos ante títulos que tuvieron que ser re-escritos porque no eran del agrado de los censores, bien por sus referencias heterodoxas a algunos pasajes bíblicos o bien por su particular visión (extremadamente crítica y sarcástica) de la realidad. En este sentido el autor nos dice: 

“Yo escribí con ingenio facineroso en los hervores de la niñez, más ha de veinte y cuatro años, los que llamaron Sueños míos, y precipitado, les puse nombres más escandalosos que propios. Admíteseme por disculpa que la sazón de mi vida era por entonces más propia del ímpetu que de la consideración”. 

4.- En esta línea se encuadran las fantasías morales que son dos, escritas entre 1627 y 1628: Discurso de todos los diablos o infierno enmendado y La hora de todos y la fortuna con seso

Segundo grupo de las obras en prosa de Francisco de Quevedo 

5.- Obras de contenido político que van parejas con sus andanzas como espía e intermediario manipulador, extremos estos que llenan tanto de luces como de sombras la biografía de Francisco de Quevedo. Escritor criado en los mentideros de palacio, estaba acostumbrado desde niño a los tejemanejes de la corte. De espíritu tremendamente pesimista, la situación social, económica y de desprestigio a la que se resbalaron tanto Felipe III como Felipe IV (y sus correspondientes validos) invitaba a intentar, al menos, algún cambio. Aunque se vio involucrado en la Conjura de Venecia a través del mismísimo Duque de Osuna, las ideas políticas del escritor eran más de orden moral que de poder. Son esos “muros de la patria mía”, ese desencanto por la pérdida de la gloria pasada y por la decadencia lo que se transparenta en buena parte de las obras de Francisco de Quevedo, más allá de las estrictamente políticas. Destacamos en este grupo. 

  • Política de Dios, gobierno de Cristo y tiranía de Satanás.
  • España defendida, y los tiempos de ahora, de las calumnias de los noveleros y sediciosos. 
  • Mundo caduco y desvaríos de la edad. 
  • Vida de Marco Bruto. 
  • El chitón de las tarabillas. 
  • Grandes anales de quince días. 
  • Memorial por el patronato de Santiago. 
  • Lince de Italia o zahorí español. 

6.- El choque entre los autores cultistas y los conceptistas llegó a su apogeo con la guerra abierta entre Luis de Góngora y Francisco de Quevedo. Tanto en prosa (a las que pertenecen estas obras) como en verso, uno y otro bando se atacaban sin piedad ridiculizando el estilo del contrario. Nuestro autor llevó al extremo personal sus ideas estilísticas mofándose con ironía, burla e, incluso, con crueldad. A este grupo de obras de carácter crítico literario pertenecen: 

  • Aguja de navegar cultos.
  • Con la receta para hacer “Soledades” en un día, cuyo hipotexto es una de las obras de Luis de Góngora más conocidas. Y que, por cierto, ha entrado en el canon literario. 
  • La culta latiniparla. 
  • Cuento de cuentos. 
  • Respuesta de don Francisco de Quevedo Villegas al padre Juan de Pineda de la Compañía de Jesús. 
  • Su espada por Santiago, solo y único Patrón de las Españas. 
  • Perinola al doctor Juan Pérez de Montalbán. 

7.- Obras filosóficas: 

  • De los remedios de cualquier fortuna. 
  • Nombre, origen, intento, recomendación y descendencia de la doctrina estoica. 
  • Sentencias.  

8.- Obras ascéticas que no llegan a la profundidad de los grandes nombres de la mística literaria. A este grupo pertenecen: 

  • Epítome a la historia de la vida ejemplar y gloriosa muerte del bienaventurado fray Tomás de Villanueva. 
  • La cuna y la sepultura. 
  • Virtud militante contra las cuatro pestes del mundo: envidia, ingratitud, soberbia, avaricia. 
  • La constancia y paciencia del santo Job.
  • Providencia de Dios.
  • Vida de San Pablo Apóstol. 

9.- Y por último hay que destacar las traducciones como las Epístolas de Séneca y la Introducción a la vida devota de San Francisco de Sales. 

Obras de Francisco de Quevedo en verso 

Es, sin duda, uno de los grandes poetas de la literatura española y el número de sus poemas es tan ingente que tienen que ser clasificados según la temática. Sus poemas circularon en distintas ediciones y no fueron recogidos en un volumen completo. Como ocurre con la producción en prosa, nos encontramos a un autor escindido, dividido, de distintas facetas anímicas. Por un lado, asistimos a una creación grave, serena, de profunda y sincera religiosidad que se duele por la desidia, el abandono y la decadencia. Por otro lado, nos encontramos al Quevedo burlón, procaz, desvergonzado y cruel con sus contrincantes literarios hasta alcanzar la enemistad más despiadada. 

 

Todos sus versos destacan por un lenguaje amplio, suelto, inteligente y libertario casi al que no le duelen prendas a la hora de poner por escrito aquello que le molesta sea cual sea el sentido. La obra poética de Quevedo se divide en los siguientes temas: 

  1. poemas amorosos (que no van en contradicción con su reconocida misoginia).
  2. versos satíricos.
  3. composiciones burlescas.
  4. poesías morales.
  5. jácaras.
  6. romances.
  7. creaciones de temática sagrada.
  8. versos fúnebres.
  9. y, por último, sus traducciones.  

Aparte de esta larga lista correspondiente a las principales obras de Francisco de Quevedo, se cree que escribió algunas comedias en línea con las características del teatro barroco. Sin embargo, no debieron cosechar éxito alguno ya que se han perdido (o no han llegado hasta nosotros) ningún título. 

Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla

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