Reseña de algunas obras de Lucian Freud, el pintor que realizó el retrato más controvertido de Isabel II.
Aunque en vida, como cualquier artista de talla, ocupó las portadas de noticias culturales por algún que otro escándalo, Lucian Freud (Berlín, 1922- Londres, 2011), ha sido uno de los pintores más reconocidos dentro del panorama del arte contemporáneo. Sus obras, además, han alcanzado récord en las subastas internacionales y ya cuelgan en prestigiosos museos. El artista, aunque bebe del surrealismo y del hiperrealismo es de difícil encuadre en un estilo artístico concreto. Por lo demás, este es tan personal que es claramente reconocible e identificable para los amantes del arte. Se inició en los procesos de las pinturas surrealistas y en las posibilidades de expresión del inconsciente según Freud. Hay que anotar que el concepto fue descubierto precisamente por su abuelo paterno y, con toda probabilidad, la fama (ligada a la trascendencia de los trabajos del psicoanalista) influyó en la personalidad del artista.
Mínima biografía Lucian Freud
Nacido en Berlín en 1922, en el seno de una familia judía de prestigio intelectual, ya que su padre era un reconocido arquitecto, nieto del creador del psicoanálisis, Sigmund Freud, como ya se ha apuntado. El padre del creador del psicoanálisis ya llevaba la semilla del arte en su interior y, en vida, barajó la posibilidad de iniciarse como pintor, siguiendo la estela de Otto Dix. Esta semilla la hizo germinar (con un éxito sobresaliente) uno de sus hijos: Lucien Freud. Con el avance del nazismo en Alemania y en previsión de los terribles acontecimientos que sucedieron posteriormente, la familia al completo emigra a Reino Unido en 1932. A los Freud se les concede la nacionalidad en 1939. Por tanto, aunque sus orígenes son germánicos, y así se plasma, a veces, en su obra, Lucian Freud es considerado y catalogado como un pintor británico.
Educado en las instituciones inglesas de Bryanston School y Dartington Hall School, completó sus estudios en la Central School of Art de Londres. Como todos los artistas, tuvo su periodo aventurero (en este caso, como marino mercante). Además, estuvo un tiempo viviendo en París y recorrió Italia al completo estudiando los clásicos. Allí se empapó tanto de las características de la pintura renacentista como del arte barroco. Parece que se sentía a gusto en Inglaterra, ya que, a finales de la década de los cuarenta fijó su estudio en Londres para, prácticamente, no abandonarlo durante toda su vida. Del estilo barroco tomó una subyugante fuerza a la hora de plasmar en las líneas de su pintura todo tipo de claroscuros, tanto los del alma como los físicos. Y de los clásicos antiguos encontramos el gusto por la figura humana, el retrato, el desnudo… No podemos perder de vista que, si por algo se caracteriza la obra de Lucian Freud, es por que refleja todos los choques espirituales internos a través del semblante del rostro. Este siempre aparece reconcentrado, ensimismado y ajeno tanto al espectador como a la realidad circundante.
Características y estilo de las obras de Lucian Freud
1.- Aunque sus primeros cuadros, realizados en la década de los cuarenta, acusa un fuerte contenido heredado de los principales representantes del surrealismo, Lucien Freud pronto generó un estilo propio. Así, casi desde de sus inicios se decantó por los retratos y por unos inquietantes desnudos de estudio en el que se presentaban los modelos dotados de una fuerte carnalidad. A este respecto, el pintor reconocería lo siguiente:
Quiero que mi pintura funcione como carne. Para mí, la pintura es la persona. Que ejerce sobre mí mismo un idéntico efecto que la carne.
2.- Quizás por esto (y no solo por sus declaraciones) , era considerado como el mejor representante del movimiento hiperrealista inglés. Aún así, tampoco se puede encuadrar en el movimiento ya que su obra está tan impregnada de choques espirituales tan brutales que, en ningún momento, puede encasillarse en esta corriente artística que, en ocasiones, deja de lado los paisajes espirituales internos.
3.- Comparte con otros pintores británicos contemporáneos, como Frank Auerbach y Francis Bacon un sustrato del expresionismo y su búsqueda del fondo anímico a través de lo físico. Aún así, sus cuadros no pueden circunscribirse a corriente alguna.
4.- Una pincela gruesa sirve para presentar los modelos bajo una fuerte luz. Los retratos y los desnudos describen unos personajes ajenos al hecho de ser pintados, inmersos en su propio interior, en sus cuitas y problemas. Y esto subyuga al espectador en un movimiento de ida y vuelta que se inicia con un acercamiento y, a la vez, fija una frontera emocional entre la obra y el receptor.
5.- Junto a los retratos es frecuente que aparezcan las mascotas de los protagonistas de las obras que cumplen esa función de completar la personalidad reflejada.
Obras de Lucian Freud
1.- Retrato del barón Thyssen-Bronemisza resguardado en su museo madrileño y es el que se utiliza cuando se habla de la labor como mecenas del aristócrata.
2.- Muchacho y Speck (1980-81).
3.- Eli y David (2005-2006).
4.- Grey Gelding (2003).
5.- La yegua Skewbald (2004).
6.- Retrato de Kate Moss (2002) embarazada de siete meses. Sobre esta obra hay que anotar que el mismo artista ha confesado que no le satisface del todo. Es una de las pinturas controvertidas de Lucian Freud
7.- Mujer con perro blanco (1952) que abre este artículo.
8.- Yegua comiendo heno (2006).
9.- Múltiples autorretratos (solo de rostro) a lo largo de su vida.
10.- Retrato de la Reina Isabel II realizado en 2001 que, por su importancia, merece trato aparte.
El retrato de Isabel II por Lucian Freud, más allá de la crítica
La obra es un pequeño retrato de apenas 15,2 x 23,5 cms en el que aparece la actual monarca británica retratada solo con la zona del rostro. Ni siquiera se refleja parte de los hombros o el cuello. Todo el acento se deja al semblante. Sin embargo, la reina lleva joyas y una de sus coronas que, en la pintura, se nos antoja demasiado grande para su cabeza e, incluso, ajenas a la composición. Comienzo anotando que nada más darse a conocer esta obra de Lucian Freud en 2001 comenzó la polémica. Esta vino de sectores que poco o nada tienen que ver con la crítica artística y llegó por el tratamiento poco ortodoxo realizado a la reina, venerada en Reino Unido.
Para la obra, Lucian Freud abandonó su estudio y cumplió las exigencias de palacio. Con la reina como modelo, realizó esta pequeña pintura en la que Isabel II aparece ensimismada en sus pensamientos, ajena a la labor del artista y representada con un aspecto envejecido. Las joyas de gran tamaño, pompa y ceremoniales en extremo contrastan con el rostro de la monarca. El aspecto de la corona parece aplastar a una anciana a la que, a duras penas, parece mantener el equilibrio hacia tanto poder. Hay que anotar que, a pesar de las críticas vertidas por el público en general, a Isabel II no le disgustó el retrato y le dio su visto bueno. Parece que su sentir fue más allá de la cortesía debida y que, en verdad, percibió la belleza de la pintura.
Sea como fuere la obra de Lucian Freud no ha estado (ni lo está) ajena a la polémica (la mayoría de las veces fuera del circuito de los entendidos del arte) por cualquier razón. Ya sea porque hace un retrato poco favorecedor de una monarca o porque sus desnudos (en la era de la pornografía obscena) parecen inquietantes. Sin embargo, hay que concederle a todos ellos un hilo en común: el afán por sacar lo interior hacia lo exterior siempre en una pose ensimismada y concentrada ajena, en ocasiones, al espectador.
Por Candela Vizcaíno| Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla