Cuarentena por Covid-19 y sus efectos devastadores en los niños

Cuarentena por Covid-19 y sus efectos devastadores en los niños

 

Estamos en un lugar indeterminado de España a 18 de marzo de 2020. Todo el país se encuentra en estado de alarma y algunos sometidos a una cuarentena brutal. Y digo algunos porque están exentos de quedar recluidos en casa cualquiera que tenga un justificante para ir a trabajar, un perro o sea mayor de edad para ir a comprar tabaco o veinte veces al súper que nadie te obliga a hacer la compra de golpe. El principal “culpable” (hay muchos más) es un virus de origen animal de la familia de los coronavirus bautizado como Covid-19. Todos los niños de España y los estudiantes universitarios o de cualquier otra materia están recluidos en casa. Para los pequeños, además, la cuarentena es bestial, ya que no pueden salir al súper, al parque y (en algún sitio he leído) ni siquiera a las zonas comunes de su urbanización. ¡Por supuesto los colegios han quedado clausurados a cal y canto hasta nueva orden!  

 

Los menores de 16 años (y algunos mayores de esta edad) están actualmente recluidos en las cuatro paredes de casa sin poder asomar la nariz fuera so pena de infierno casi. Bien… ¿qué va a pasar con ellos? Aparte de quedarse más blancos que la pared (hasta los que son de piel oscura) y con déficit de vitaminas que ralentizan su desarrollo, voy a intentar poner palabras que esclarezcan un poco el infernal ruido mediático que se está creando alrededor. Advierto que todo este largo texto está levantado desde la experiencia de una mamá single con una única hija. Esto es, para que os hagáis una idea: mi niña, que va a cumplir (si Dios quiere) 11 años en junio, está condenada a interactuar físicamente solo conmigo hasta que esto se acabe. Y así o en muchas peores circunstancias habrá más de una y de dos familias en esta tierra llamada España.  

El más devastador de los efectos en la cuarentena por Covid 19 en los niños: el agravio comparativo 

Sí, familias, el agravio comparativo, la diferencia, el yo sí y el tú no. Porque, donde yo vivo y así llevo denunciándolo desde el primer momento, se está desarrollando una monumental obra de un centro comercial que no ha parado, como ninguna otra del país. Desde la ventana del cuarto de mi hija se escucha el trajín de los obreros, el pitido de las máquinas, las voces de los que están en el tajo, el ruido (¡cuánto ruido hay estos días!) del tráfico en la avenida como un día corriente. Y aunque esta tarde o mañana paren (que no parece) esto se ha quedado grabado en sus almas en desarrollo. Algunos niños encerrados en casa se están enterando de esto. Los más mayorcitos son conscientes de que los adultos podemos salir a comprar tabaco, al súper, a trabajar, a que nos dé el aire… ¡Y ellos no! No es cuestión de ser alarmistas pero este dolor se va a quedar grabado en su alma de por vida. Y no solo el encierro sino que los mayores hemos consentido esta barbaridad sin hacer nada por defenderlos. Desde aquí pido disculpas en nombre de los adultos que sí somos conscientes a todos los niños de España por esta situación de agravio comparativo.  

Para que las familias se hagan una idea lo digo claramente. Los niños ahora mismo tienen un régimen parecido al que son sometidos los presos más peligrosos en aislamiento (los que han cometido crímenes aberrantes y además no se adaptan a la vida carcelaria). ¿Y qué han hecho nuestros niños para castigarlos con saña y crueldad? Alguno me va a decir en los comentarios que son portadores y es su deber. Vale lo acepto. Son portadores como también los obreros y los operarios de las fábricas esparciendo el virus desde sus residencias al trabajo y también es su deber quedarse en casa. Anoto un dato más. Ahora mismo ni los psicólogos más expertos pueden vaticinar cómo van a responder los niños a este aislamiento brutal. Algunos lo harán con ira o rabia y otros con tristeza o depresión. Los más curtidos lo llevarán mejor y, en todo caso, la pelota, como siempre, se encuentra en el tejado de las familias.  

Una consecuencia de lo anterior en esta cuarentena por Covid-19: la culpa en los pequeños 

Los niños, cuando algo malo sucede a su alrededor, tienden a culpabilizarse. Su mundo es aún muy reducido y entienden que algo malo han hecho cuando un familiar muere o la desgracia se cierne sobre su familia. Es un mecanismo psicológico infantil normal y conocido que va desapareciendo conforme van cumpliendo años. Mi pregunta de madre normal y corriente es la que sigue: ¿si los primeros en quedarse en casa fueron los niños, no van a interiorizar que ellos tienen la culpa? ¿Si se repite una y otra vez que son portadores y no enferman, como si fueran los jinetes del Apocalipsis, no se van a sentir responsables? ¿Si no hay un desahogo para ellos no van a creer los más sensibles que ellos se lo merecen? ¿Si los estamos agobiando con toneladas de deberes (para colmo) y se ven saturados, no van a empezar a desarrollar indefensión aprendida? Aquí dejo estas preguntas para reflexión de padres inteligentes. Por mi parte #yoquierosaber y aquí dejo este hastag.  

Voy a más en los efectos devastadores de esta cuarentena por Covid-19 para los más pequeños. Se les ha machacado que no son vacaciones y que tienen que seguir trabajando. Me parece bien y lógico porque no quiero ni pensar cómo acabarían con un plan ocioso en esta situación. Lo que ya entiendo que es de juzgado de guardia (aunque estén cerrados) es que se les obligue a practicar la compasión y la resiliencia. Así sin más. Vamos a ver y hago más preguntas: ¿en todas las noticias que nos bombardean con datos a veces intrascendentes alguien se ha acordado un ratito nada más de los niños? ¿Ha salido algún no-dirigente a explicarles con valentía a los pequeños qué es lo que está pasando? ¿Alguien les va a pedir perdón cuando enfermen, extremo que va a suceder? No, ¿verdad? Esto no quiere decir que los envenenemos con odio y resentimiento sino, más bien, que respetemos y comprendamos los vaivenes propios de una situación de esta envergadura. 

Y esto solo contando a los niños sanos. ¡No me quiero poner en la piel de esas familias con pequeños con alguna discapacidad! A pesar de trabajar la empatía a diario, me parece tan duro que salgo de esa barro en cuanto asoma por mi mente. Aquí mucho #yomequedoencasa y consignas parecidas pero los niños, excepto excepciones, no son tenidos en cuenta y ellos son nuestro mayor tesoro, lo único que hace grande a una nación. Recordad que algunos están encerrados en pisos con un balcón mínimo o, aún peor, con ventanas a un patio interior. Vamos a ponernos por un rato en la piel de un niño que necesita (porque es su naturaleza) el esparcimiento y la vida social. 

 

Queremos arreglar la cuarentena por Covid-19 con el exceso de trabajo y de deberes en los pequeños 

Y vaya por delante que soy partidaria de que sigan con su horario, rutina online o lo que se pueda hacer. ¡Pero, por favor, vamos a controlar un poco la cantidad de trabajo que se les da y, en la medida de lo posible, intentamos una válvula de escape para ellos! 

En esta tesitura los niños van a grabar no solo que ellos son los responsables de toda esta situación con el agravio comparativo con el que he empezado sino que además tienen que pagar trabajando mucho. Desde aquí, desde la humildad de este texto, animo a las familias a que incentiven a los niños a cumplir con su obligación (¡que duda cabe!) pero también a que expresen sus preguntas, miedos, inseguridades e, incluso, ira o dolor por lo que están sufriendo. Esto no ha hecho más que empezar y los niños en esta larga cuarentena por Covid-19 van a ser los que más paguen por los destrozos de otros. Llegará un momento en el que se bloqueen y pierdan el sentido de la orientación en todos los aspectos. No sabrán si es primavera, Semana Santa, domingo o la hora de hacer cualquiera de sus actividades. Todo en ellos será trabajo y más trabajo. Por eso, es tan importante que no pierdan el contacto online con los que aman (amigos, familia extensa o compañeros) o que saquen la furia a través del arte.  

El mal humor de los que estamos alrededor, otro daño colateral en esta larga cuarentena por Covid-19  

Muchos padres estamos sobrepasados con la situación sin saber cómo vamos a llegar a final de mes y eso sin contar la situación de pequeños empresarios o autónomos. Hay que tener mucha paz interior y fortaleza anímica para no venirse abajo en estos momentos. En estos casos tenemos que tener más presente que nunca que nuestros niños están a nuestro lado y nos necesitan a tope. Si la familia está para acompañar a los pequeños en el fascinante viaje de descubrir el mundo, en estas semanas estamos obligados a hacer un ejercicio de autoconocimiento ímprobo y dejar atados nuestros demonios para soltarlos lejos de ellos.  

Llegado a este punto, no me quiero imaginar cómo puede resbalarse la vida de algunos pequeños que han tenido la desgracia de caer en una familia tóxica, con un padre indolente o una madre narcisista o con algún psicópata en el cuarto de al lado. Si en un hogar “normal” (con la limitación humana), los peques van a sufrir lo suyo, en este entorno puede ser demoledor y más allá de la película de miedo más sobrecogedora. Sin ser alarmista, dejo aquí, el teléfono de atención a la infancia que aún está operativo por si sabes de un caso. Es nuestra obligación defender a estos seres vulnerables siempre. 

900 851 818 

No obliguemos a los niños en esta cuarentena por Covid-19 a participar en actos que no entienden o no les gusta

Y me refiero, por poner un toque de humor, a la chorrada de obligarlos a cantar canciones que son del imaginario cultural de sus abuelos y, si me apuras, hasta de los bisabuelos de quienes tienen la suerte de tenerlos. Vamos… que el “Resistiré” del Dúo Dinámico ya no se escuchaba en mis tiempos y yo voy a cumplir mis buenos años. Interesaros por sus gustos musicales, por sus pelis, por sus héroes. Por la red circula una canción muy bonita que pertenece a un videojuego en el que unos androides reclaman su libertad y sentimientos. Vamos que esto es su mundo y no un tema de hace cuatro décadas. Intentemos ponernos en la piel de los pequeños y no torturarlos más con nuestros gustos o nuestras ocurrencias. 

Mi pregunta es si, alguien en esta cuarentena por Covid-19, ha pensado en los niños

 

 

Y termino ya que esto está quedando demasiado largo. Cuando se decretó el cierre de los colegios, parques, cines o zonas de ocio y se mandó a los niños a casa, ¿alguien pensó en las consecuencias de esa decisión sobre los niños? La respuesta corta, en vistas de cómo está evolucionando esta cuarentena por Covid-19, es que no.  Nadie ha pensado en ellos. Y no se trata de normalizar (como he oído a algún tonto con seguidores en las redes sociales) esta situación tan extremadamente anómala. Se trata más bien de comprender, de acompañar, de ponerse en su piel, de entender y hacerles ver que nadie en el no-gobierno ha pensado en ellos, que han dejado olvidadas a las familias en aras a intereses económicos y logísticos.  Y me duele en el alma hasta el infinito que van a pagar los platos rotos de la incompetencia de los adultos. ¡Ánimo pequeños si me estáis leyendo! Un mundo mejor es posible con vuestra ayuda. Si os sirve de algo, yo estoy incondicionalmente de vuestra parte. Y lo estaré siempre.  

Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla

  

 

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