Antes de entrar en todas las características del arte griego es fundamental tener en mente no solo las fechas de su producción (desde el siglo XI hasta el I a.C aproximadamente) sino también el carácter de la civilización que lo alumbró. Así, la escultura griega nos habla de una sociedad rica, culta, sibarita y bendecida por el comercio y un emplazamiento paradisiaco. Si bien los grandes poemas de la literatura griega (con Homero a la cabeza) nos muestran guerras, batallas, traiciones y conquistas, este pueblo también generó la base de nuestra civilización occidental. Los innumerables dioses del panteón pagano no tenían ningún empacho en mezclarse con los humanos en todo tipo de situaciones. Esta amalgama entre lo profano y lo sagrado también se produce en las polis, ciudades-estados de la antigua Grecia. Aunque se delimitaron las distintas zonas, con los templos en la cumbre, separados de la zona civil y el teatro como protagonista, nos encontramos un espacio particular: el foro. Eje del centro de convivencia, en este emplazamiento se comerciaba, se enseñaba (recordemos el legado de los grandes filósofos antiguos: Sócrates, Platón Aristóteles…), se hacía vida social e, incluso, se defendían ideas políticas. La escultura griega de todos estos siglos responde a esos ideales culturales.
1.- La escultura griega arcaica
Las mejores conservadas que han llegado hasta nosotros pertenecen al siglo IV a.C. Sus características principales son las que siguen:
1.- El ideal de belleza de la cultura griega se basa en el cuerpo humano esbelto y joven. Por eso, la gran mayoría de los ejemplares de escultura griega que se conservan pertenecen a desnudos masculinos en actitud atlética o heroica.
2.- No obstante, las de este periodo son rígidas en extremo y se ha querido ver en ellas una influencia del arte egipcio.
3.- La representación masculina se denomina kuros y siempre corresponde a jóvenes atléticos, desnudos, con el pelo largo recogido en trenzas. La actitud es hierática con los brazos cayendo sobre el torso y un pie adelantado.
4.- Aunque se utilizarían algunos modelos, no podemos hablar de retratos sino más bien de formas simbólicas que expresan un ideal de belleza eterno e inamovible.
5.- La escultura griega de la época arcaica representaba a sus dioses (especialmente a Apolo) y a algunos de los héroes guerreros. Normalmente estas piezas se colocaban en espacios públicos.
6.- Están realizadas en piedra tallada y también estaban ligadas a los campeones de las competiciones deportivas que eran asimilados (cuando vencían) a los dioses.
7.- La versión femenina de la escultura griega de este periodo se denomina kores. Al contrario que el prototipo masculino, aparecen vestidas, con una mano recogiendo el manto y en la otra un elemento simbólico que nos dice del lugar en el que estaban situadas y su función comunicativa.
8.- También están realizadas con el rostro de forma estilizada, de manera serena y elegante, con el pelo rizado, largo y primorosamente peinado.
9.- Estas obras, aunque nos han llegado en piedra rasa, estaban, con toda probabilidad, pintadas en vivos colores, policromía que se ha perdido en estos largos siglos.
10.- Las kores de la escultura griega clásica, con toda probabilidad, tenían una función comunicativa compleja, ya que eran la simbolización de la juventud, de la gracia, de la serenidad y de los atributos divinos.
2.- La escultura griega de la época clásica
Con posterioridad a estas estilizadas e hieráticas obras fueron apareciendo ejemplos en los que se hacía hincapié en el movimiento. Entramos así en el denominado periodo clásico.
1.- Desafortunadamente, la mayoría de las obras de este periodo fueron destruidas y han llegado hasta nosotros por copias procedentes de la época romana, cuya sociedad se basó culturalmente en todos los avances del pueblo griego.
2.- Las de esta época tienen por modelo al hombre entendido en su concepto atlético, heroico o divino. Son mayoría las que remiten a los juegos olímpicos, a las campañas militares o a las glorias históricas.
3.- Aunque también encontramos escultura griega en este periodo esculpidas en piedra o mármol, alrededor del siglo V floreció una escuela que supo darle forma al bronce utilizando la cera perdida. Gracias a esta técnica, nos encontramos obras con múltiples detalles.
4.- Del hieratismo se evoluciona al movimiento buscando siempre un difícil equilibrio cuyo más famoso ejemplo es El discóbolo de Mirón, el cual conocemos por una copia.
5.- Casi todas las obras buscan un equilibrio que se representa, a la par, de manera inestable. Esto es, las obras se alzan con un movimiento, a veces, en contorsión pero nunca pierden el aspecto armónico.
6.- Fue Policleto a mediados del siglo V a.C. el que presentó la proporción canónica para las esculturas con forma humana. Buscaban la fuerza, el empuje y la vitalidad del atleta, pero mostrados de una forma reposada, elegante y serena. Esto supone centrar la obra sobre un eje vertical alrededor del cual se va desarrollando el movimiento del cuerpo.
7.- También encontramos en la escultura griega representación de dioses en la que también prima la estilización de la figura masculina y la belleza concebida de forma simbólica. Reconocemos estas obras por los atributos que le son específicos a cada deidad. Así nos encontramos la cítara y el arco con flechas para Apolo, uno de los más venerados; las uvas y la copa para Dionisios, dios del vino, los excesos y la fiesta; el tridente para Poseidón y el casco con la lanza para la sabia Atenea, protectora de Atenas.
8.- En la segunda mitad del siglo V a.C. sobresale la figura del escultor Fidias al que fue encomendado las obras que adornaban una de las grandes maravillas de la arquitectura griega: el Partenón. A él se debe la colosal figura de Zeus Olímpico de más de doce metros de altura y que conocemos porque llegó a ser tan famosa que fue acuñada en monedas.
9.- Paralelamente, también nos encontramos en la escultura griega el canto a los héroes de la Guerra de Troya especialmente adornando frisos o frontones de los templos que se desperdigaban por las polis o colonias. En estas obras se pone de manifiesto la fuerza, el arrojo, la valentía y la dignidad de unos personajes sobre los que se miraban toda una civilización.
10.- Aunque encontramos algunas representaciones de lo monstruoso (centauros por ejemplo), la escultura griega gira en torno a la humanidad, a la elegancia y a la sobriedad.
3.- La escultura griega catalogada como helenística
Esta surge a partir del año 338 a.C., tras la derrota de Querenoa. Las antiguas polis (como Atenas) pierden su importancia y el espíritu de esta civilización pervive en otros territorios, como en Rodas, Antioquía o Alejandría (en Egipto), la cual tomaría el relevo cultural con una nunca vista empresa por su importancia y envergadura: la Biblioteca de Alejandría. Alejandro el Grande había tenido como preceptor a Aristóteles y todo su código filosófico se traslada al arte. Cobra especial interés la percepción de la realidad a través de los sentidos. Las obras de este periodo abandonan su carácter sosegado y reposado y buscan la contorsión o la expresión extrema de las pasiones. Prueba de ello es el Laocoonte del siglo I a.C. ejecutado en mármol y con un movimiento casi imposible para una obra en piedra.
Es en esta época cuando los artistas gustan de los temas dramáticos en los que se da rienda suelta a la representación del dolor, la angustia y las acciones extremas. Además, los rostros pierden su carácter simbólico y se muestran con líneas personales, incluso con aspectos étnicos aportando no solo originalidad sino también individualidad a los personajes retratados.
El mito, en esta época, da paso a la historia y en esta se atiene a los aspectos individuales. Sin embargo, la fuerza expresiva de la escultura griega logra trascender la bruma de los tiempos para decirnos de todo aquello que importa a la humanidad sea cual su tiempo o espacio.
Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla