La gran obra de Fernando de Rojas aparecida justo cuando el siglo XV daba sus últimos coletazos ha hecho correr ríos de tinta por críticos y eruditos de todas las épocas. Si la magistral puesta en escena de los personajes de La Celestina no fuera suficiente (dando para la posteridad uno de los tipos más conocidos, el de su protagonista), mención aparte merece el lenguaje y el estilo en La Celestina. Anoto algunas de sus características principales.
1.- El lenguaje de La Celestina se caracteriza por la erudición que no es más que convención literaria
Aunque la crítica decimonónica se empeñó en crear una frontera entre la lengua de los personajes de estrato social alto (Calisto, Melibea y los padres de esta) con los del pueblo llano o del hampa (todos los demás con Celestina a la cabeza), esta distinción no está tan clara al día de hoy cuando se han publicado investigaciones y tesis a raudales sobre la obra. Así se ha encontrado que todos los protagonistas participan de un lenguaje elaborado, plagado de artificios estilísticos y de claras resonancias cultas. Todo ello se ha visto, simple y sencillamente, como una convención estilística, a igual que se usa el verso en el teatro del Siglo de Oro posterior.
Dicho esto, es Calisto quien más hace uso y abuso de ciertas figuras retóricas tomadas o prestadas de la tradición petrarquista que tan buenos frutos dio en la lírica renacentista española que llegaría un poco después. Se ha reconocido en ciertos diálogos un gusto por los latinismos y por realizar la frase siguiendo la estructura de esta lengua clásica. Así, se colocan los verbos al final de la oración, se realizan incluso rimas y consonancias que nos confunden con respecto al género de la obra. A pesar de la retórica exagerada, a veces esta forma parte del dramático estilo de La Celestina.
2.- Todos los personajes hacen uso de las citas independientemente de su estrato social
Aunque el argumento de La Celestina nos presenta unos tipos y personajes arrastrados por todo tipo de vicios y pasiones que pagan, inexorablemente, con su propia vida, todos ellos quieren hacer gala de sabiduría. Y esta se presenta a través de citas eruditas, referencias a mitos clásicos o alusiones históricas. La genialidad de su autor hace que todo ese caudal cultural sea manipulado por ciertos personajes, especialmente por Celestina, no para servir como modelo para el bien, sino para excusar el mal egoísta que realizan.
3.- El estilo de La Celestina está plagado de refranes
Se han contabilizado hasta doscientos cincuenta que se encuentran en boca de todos los personajes de la obra. Tanto es así que buena parte de ellos se recogen por primera vez en la tradición escrita castellana. Esta sabiduría popular, a igual que sucede con el caso de las citas o referencias históricas, son utilizadas como excusas para justificar actitudes infames en la mayoría de los casos. En este orden de cosas, tenemos que reconocer que gran parte de la genialidad de La Celestina reside en su diálogo. Es a través del mismo por el que adivinamos una psicología tan abyecta a veces que se congracia en el regodeo de sus propios vicios. En palabras de Marcel Bataillon, uno de los críticos que mejor han estudiado el estilo de La Celestina nos encontramos que:
“El uso cínico y sofístico que los personajes de La Celestina [se sirve] frecuentemente de las máximas y proverbios […] Esta utilización exige agudo discernimiento por parte del lector, pues con frecuencia dichas máximas están arrancadas de su recto sentido o se aplican como lecciones de sabiduría y virtud para justificar una causa inmoral, como cuando Celestina, con el fin de separar a Pármeno de la lealtad a su amo, aduce máximas de elogio de la amistad y del respeto que se debe a los padres."
4.- El lenguaje de La Celestina se caracteriza por su dramatismo
Y todo en él gira en torno a este concepto. Por eso, cuando Calisto se expresa de manera amanerada para declarar su amor por Melibea, en sus palabras se transparentan las bajas pasiones que lo guían. Un tanto de lo mismo sucede con Celestina cuyas máximas y citas tienen como único fin la manipulación psicológica a la que somete a todos y cada uno de los protagonistas de la obra.
Aunque buena parte de la crítica ha puesto de relieve que el lenguaje y el estilo en La Celestina se surte de toda la tradición culta anterior, la obra hace alarde de un realismo espiritual tan atroz que no hace falta caer en las expresiones del hampa para que nos conmueva. Y eso incluso hoy en día cuando buena parte de ese estilismo nos parece tan ajenos que, en ocasiones, no lo reconocemos como perteneciente a nuestra lengua.
Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla