Biografía de Pedro Calderón de la Barca

Biografía de Pedro Calderón de la Barca

Biografía de Pedro Calderón de la Barca

Candela Vizcaíno

 

Si la vida de Lope de Vega está llena de lances, pleitos y desencuentros desafortunados y la de Miguel de Cervantes está salpicada de cárcel, prisión y ruina, la biografía de Pedro Calderón de la Barca es más serena, reposada y dada a los goces del intelecto. Los autores del Barroco nos dejaron historias y anécdotas de todo tipo (incluso tramas de espías en las que estuvo involucrado Francisco de Quevedo, por poner un nombre más que famoso), sin embargo nuestro protagonista y también Góngora fueron espíritus intelectuales que todo lo dejaron para las letras (aunque el cordobés no hacía precisamente gala de ánimo reposado ni de templanza). Quizás, en este carácter de ambos influya la condición sacerdotal. Dicho esto, no significa que la biografía de Pedro Calderón de la Barca sea tan insulsa que no merezca un artículo. Simplemente anoto que tuvo un carácter esencialmente reposado que no tuvieron otros autores de su mismo siglo.  

Los primeros años en la biografía de Pedro Calderón de la Barca 

Nació en Madrid el 17 de enero de 1600 en el seno de una familia acomodada, culta y con apellidos que le posibilitaban abrirse algunas puertas. Su padre era funcionario de hacienda con un cargo heredado del abuelo del escritor. Pedro Calderón de la Barca fue el tercero de una familia numerosa de seis hermanos. Recibió las primeras letras en casa como era frecuente en la época y con nueve años comenzó sus estudios en el Colegio Imperial de los Jesuitas que ya llevaba el sello educativo de la orden. Con tan solo diez años pierde a su madre. Y cinco años más tarde fallece el padre, a quien le da tiempo a casarse de nuevo. Esta boda supone para los hermanos la pérdida de parte de la herencia. Tanto fue así que tuvieron que vender el cargo de secretario que de tantos apuros económicos pudieran sacarles en el futuro.  

A pesar de toda esta desgracia anímica y económica en el ámbito familiar, estudió en la Universidad de Alcalá de Henares y luego en la de Salamanca. Estuvo formándose en Cánones y Derecho desde 1614 hasta 1620. Tras su vida universitaria, parece que anduvo con malas compañías tanto él como sus hermanos. Se sabe que estuvo implicado en un lance en el que resultó muerto una persona cercana al duque de Frías. Parece que la condena económica hizo recapacitar al joven escritor y desde ese momento se centró en sus obras. En una fecha tan temprana como 1623 compone Amor, honor y poder, la primera comedia conocida de una larga lista de obras.  

La importancia del duque de Frías en la biografía de Pedro Calderón de la Barca 

Aunque los datos no son exactos, parece que viajó por Italia y Flandes y en 1925 ya estaba plenamente asentado como ayudante del duque de Frías en Madrid. Su posición, su sueldo y su carácter le permiten entrar en Palacio donde da a conocer sus obras. Esto último tiene bastante importancia, ya que desde esa atalaya de privilegio puede componer comedias con la certeza de que van a ser representadas no solo sin escatimar recursos sino con lujo y boato. Y, además, que las va a cobrar, extremo este muy importante a la hora de ponerse a crear. A pesar de su situación acomodada no se conformó con reproducir lo que se esperaba de un autor cortesano e innovó hasta convertirse en uno de los más importantes literatos del canon. A pesar de que su espíritu fogoso se vio envuelto en otra anécdota trágica (con espada de por medio) que no llegó a mayores, una de sus obras (Los encantos de Circe) fue elegida para inaugurar los jardines y el palacio del Buen Retiro. La fiesta fue mayúscula con magos y cómicos llegados del extranjero y una de las obras de nuestro artista como plato fuerte. 

La Orden de Santiago y el hijo secreto  

Fue investido en 1637 y allí tuvo que demostrar que era de procedencia noble, aunque este tipo de documentos eran también objeto de falsificaciones. Con ese honor tenía la responsabilidad de participar en el ejército. Lo hizo primero bajo las órdenes del duque del Infantado y luego con Olivares. Estuvo en el sitio de Lérida, en 1642, donde fue herido y perdió a uno de sus hermanos. Por las secuelas de la batalla recibió una pensión y, además, el duque de Alba lo tomó bajo su servicio.  

Aunque poco se sabe, sí parece que tuvo un hijo de nombre Pedro José, nacido en 1647 y fallecido siendo niño. Fue reconocido por su padre, extremo infrecuente en la época. El carácter retraído y poco dado a hablar de su vida privada ha contribuido a conocer pocos detalles sobre el vástago. En palabras de Juan Luis Alborg, la personalidad de Pedro Calderón de la Barca fue haciéndose negativa conforme iban pasando los años:  

“El carácter de aquella guerra fratricida [la de Cataluña], el estado de la corte, los repetidos fracasos de la nación, la muerte de su hermano, debieron influir profundamente en el carácter desengañado y pesimista de Calderón.”  

El sacerdocio en la biografía de Pedro Calderón de la Barca 

La ordenación fue en 1651 e inmediatamente pasó a ser capellán de los Reyes Nuevos de Toledo donde mudó residencia. Eso no le impidió seguir componiendo obras para las grandes y reiteradas fiestas de palacio. De Toledo pasó a Madrid de nuevo en 1663 para ocupar el mismo cargo pero ahora para el rey. Y desde la corte llega a la Congregación de los Sacerdotes Naturales de Madrid. Como vemos, todo en la biografía de Pedro Calderón de la Barca (a excepción de algún encontronazo con la espada) le fue favorable. Tanto es así que es uno de los pocos literatos españoles que gozó de fama, reconocimiento y fortuna en vida. Logró coleccionar obras de arte y levantar una importante biblioteca y no se le conoce, como al resto de los autores del Barroco, enemigos declarados que le insultaran (o él hiciera lo mismo) con sus correspondientes pleitos.  

Esta vida concentrada en el quehacer literario sin cargas económicas ni familiares le permitió escribir un opus de extrema calidad (hasta el estremecimiento) y de gran cantidad. Murió tranquilamente el 25 de mayo de 1681, a una edad bastante avanzada para la época. En su testamento dice:  

“Hallándome sin más cercano peligro de la vida que la misma vida, y en mi entero y cabal juicio”.  

Solo hay que anotar, por último, en la biografía de Pedro Calderón de la Barca que, a pesar de producir obras teatrales para todos los festejos de la corte, su vida transcurrió con tranquilidad, en soledad y resaltando la inutilidad de todo tipo de vanidades que en la época eran muchas, extremas y públicas.  Gustaba de disfrutar de sus obras de arte, de sus libros, del estudio y de los placeres que ofrece el intelecto.  

Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla

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