Qué ver en Gante en un día: 10 lugares de interés que no debes perderte

Panorámica de la ciudad de Gante, un imprescindible en tu viaje a Bélgica

Panorámica de la ciudad de Gante, un imprescindible en tu viaje a Bélgica

Candela Vizcaíno

 

De ella se dice que era la ciudad medieval más grande de Europa después de París. Eso sí tenemos que imaginarnos esas urbes de antaño muy distintas a las actuales.  Su poderío económico procedía del mercado de la lana como actividad principal. Y alrededor de esta industria textil se fueron creando poderosos gremios de todo tipo. Son los mismos que nos han legado hermosas casas de tejados en punta con un original recorte escalonado. Y hoy son señas de identidad de una ciudad renovada y volcada al turismo o al ocio.

 

Aquí nació Carlos I de España y V de Alemania y parece que el Emperador aún está presente. Aunque sus gentes son cordiales y educadas al máximo, perdura un recuerdo de dominación ya pasado que se transparenta en cada explicación que te encuentras en cada esquina. Nada del otro mundo para los que llevamos pasaporte español pero sí es un poco chocante al menos para el viajero despreocupado y nada precavido.

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Gante fue aumentando su poderío económico durante el Renacimiento y se sumó a la Revolución Industrial con fervor. Como resultado de la actividad, la ciudad se oscureció al completo debido al humo y a los desechos de las fábricas que se encontraban en pleno casco antiguo incluso. Ni que decir tiene que esto quitó todo el atractivo para el turismo y, si me apuran, hasta para el residente. En un afán por recuperar el brillo (literal) de antaño, la administración acometió un ambicioso programa de limpieza y de rehabilitación a partir de la década de los ochenta. Siguiendo ese programa, se eliminó todo el hollín de las fachadas y se limpiaron los canales. Las fábricas abandonadas (algunas con un estilo industrial tan de moda) se reconvirtieron en estudios para artistas, viviendas o lugares de ocio incorporándose al nuevo paisaje sin ningún problema.

Hoy Gante es una ciudad amigable, muy fácil de recorrer caminando en un solo día y a la que se llega a poco más de media hora en tren desde la Estación Central de Bruselas. Lo mejor es perderse y admirar sus bellas fachadas de piedra con los típicos tejados escalonados, pero si quieres encaminar tus pasos con un poquito de orden, aquí te dejo estos diez imprescindibles.

1.- Korenmarkt o Plaza del Mercado de Maíz de Gante, lo primero que tienes que ver en Gante nada más llegar

En la actualidad es el punto neurálgico donde paran los tranvías y a pocos pasos de los lugares de interés más recomendables. La plaza está animada a todas horas y sus cafés, tiendas y restaurantes (donde se sirve la deliciosa cerveza belga) están siempre a rebosar. Eso sí es ruidosa a más no poder ya que la calle la comparten, sin orden ni concierto, el tranvía, taxis, bicicletas y peatones.

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2.- Paseo en barco por el Lys y el Escalda, los ríos de Gante

A 10 minutos (o menos) caminando desde la Plaza del Mercado del Maíz y cruzando el puente Klein Vismarkt sobre el río Lys se apostan numerosas empresas que ofrecen un recorrido en barca por Gante. Utilizo la palabra barca porque no puede llamarse de otra manera. Están provistas de unos bancos rústicos, sin techo y un motor fuera borda. Y de pocas más comodidades disponen.  Si el tiempo lo permite (y si no hay que recurrir a los paraguas), puedes disfrutar de todo el casco viejo desde los ríos Lys y Escalda, que ambos cruzan Gante. Es muy difícil que encuentres algún guía que hable español pero sí están los folletos en la lengua de Cervantes. Así que toca aprenderse las explicaciones antes de que comience el tour. En la foto Dora y Rosi disfrutan de las maravillosas vistas sobre uno de los puentes de Gante. 

 

3.- Het Gravensteen, el castillo de los Condes de Flandes que tienes que ver en Gante sí o sí

Los barcos llegan hasta Het Gravensteen, el castillo de la ciudad, una mole imponente de altos muros de color gris que, en la actualidad, guarda un museo con instrumentos de tortura (para visitarlo en Halloween si te atreves). Cuando cruzas el recodo donde se alza el castillo hay que tener preparados los móviles porque la visión (aunque no luce en la foto) es de efecto guau. Un poco más hacia el norte se alcanzan las puertas que cerraban la muralla.  Hoy están totalmente tapiadas e incluso hay una exclusa que regula el caudal del río.

4.- El Klein Benjinhof de Gante, uno de los lugares de interés para los que buscan joyas ocultas

De los tres que hay en la ciudad es el más pequeño. Y su extensión nada tiene que ver con el de Brujas (para otro día). Los beguinajes de Bélgica eran lugares apartados de las ciudades donde se retiraban a llevar una vida de oración con voto de pobreza las señoras viudas o solteras de la aristocracia. Eran comunidades bastante flexibles que se podían abandonar sin ningún problema incluso para casarse. Todos ellos tienen una arquitectura muy especial y son lugares recogidos, incluso para el bullicio turístico de hoy en día. Algunos como el de Brujas están protegidos por la Unesco en la categoría de Patrimonio de la Humanidad.

5.- Patershol, uno de los barrios que ver en Gante con más tiempo

Era, en sus inicios, allá por el siglo XVIII, un pequeño barrio obrero con casas humildes y bajas. Hoy es una zona cotizada con cafés bohemios, restaurantes chics y boutiques exclusivas. Merece la pena acercarse hasta allí y huir un poco del bullicio desordenado de la Plaza del Mercado del Maíz.

6.- El Museo del Diseño 

Es uno de los más importantes de Bélgica. Está dedicado a las artes decorativas y en él se exponen o se reproducen (como si fuera un showroom) habitaciones con todo lujo de detalle del siglo XVIII hasta el XX. Hay un espacio dedicado a las innovaciones art nouveau con Víctor Horta a la cabeza.

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7.- St Baafskathedraal o Catedral uno de los lugares imprescindibles que ver en Gante, cofre de la Adoración  del  Cordero Místico

Es armónica, hermosa, contundente y pequeña. Su interior está decorado con toneladas de mármol blanco y el diseño está muy estructurado. Responde al estilo gótico. En uno de los laterales se ha colocado un esqueleto de ballena y unos paneles informativos nos recuerdan la historia de Jonás engullido por este animal marino. Pero, sin duda, lo mejor de la catedral de Gante  son los paneles de uno de los mejores flamencos de todos los tiempos, Jan Van Eyck. Me refiero a la Adoración del Cordero Místico, enclaustrado (literal) en un cuarto minúsculo al que se accede previo pago. El emplazamiento, como te puedes imaginar, está hasta la bandera de público y, además, la obra, para evitar daños, se ha cubierto con un cristal. Ni que decir tiene que esto merma el placer de su contemplación por decirlo con palabras amables.

 

 8.- El ayuntamiento o Stadhuis, tampoco te puedes perder este sitio que ver en Gante

Abre al público aunque lo más interesante de su interior es el suelo del Salón de la Pacificación. Sí hay que disfrutar de la fachada más antigua en gótico flamígero.

 

9.- Entre la catedral y las oficinas del alcalde se alza el Belfort de Gante, en la lista de Patrimonio de la Humanidad

Y da igual si vas para la izquierda, para la derecha o para el centro, los campanarios de Flandes se elevan tanto al cielo que se ven desde lejos. Los de la región, como algunos del norte de Francia, de forma conjunta, forman parte del Patrimonio de la Humanidad. Vas a escuchar las campanas con toda seguridad porque tocan cada 15 minutos. Así que solo hay que estar allí para disfrutar de esta maravilla.

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10.- Comer algo en la calle Graslei que da al río Lys

Es una de las avenidas más bonitas de Gante. A un lado se sitúan las casas gremiales con sus característicos tejados en punta y escalonados y al otro el río. Aunque en Gante no hace, lo que digamos, buen tiempo, al menos, en verano, las terrazas están a rebosar con locales y turistas. Puedes pedir las especialidades belgas como los mejillones, el salmón o el lenguado. Eso sí, es importante acompañarse con una buena cerveza. Te van a encantar aunque tú seas fan de otras bebidas.  

Gante, en definitiva, es uno de los lugares imprescindibles en un viaje a Bélgica. Se llega muy fácilmente en tren desde Bruselas y apenas se tarde media hora. A pesar de que parte de la ciudad (como la zona del Mercado del Maíz) comparte calzada con tranvías, taxis, peatones y ciclistas, es muy fácil recorrerla. Lo mejor es no complicarse la vida e ir a pie excepto para regresar a la Estación de Tren que pilla un poco lejos.

Fotos y texto por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla y viajera incansable

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