La colección de libros del editor italiano Franco María Ricci, FMR, rotulada como Los Signos del Hombre, es una de las más bellas de las realizadas durante el Siglo XX.
Hubo un tiempo en el que los libros bellos tenían cabida en nuestra vida. Hubo un tiempo (no muy lejano) que un editor milanés se empeñó en sacar los ejemplares más hermosos con la temática más estrambótica o estrafalaria que te puedas imaginar para deleite de los amantes del arte. Porque esos libros, los que hoy tocamos o recordamos, solo pueden ser calificados como tal. Responden al nombre de Los Signos del Hombre.
FMR, la editorial de Franco María Ricci
Este editor italiano de nombre Franco María Ricci, nacido en Parma en 1932, se pone primero a hacer una revista de arte (de la que hablaré otro día con más detenimiento) con todo el lujo que un editor con gustos aristocráticos puede hacer. Eso fue en los gloriosos años ochenta, cuando todo parecía que iba ir siempre a mejor. Aquella primera publicación se realizó con el negro como protagonista, el cual servía de fondo a las imágenes de una calidad extrema. Ni corto ni perezoso, nuestro hombre movió todas las fichas que había que mover para que aquí escribieran las mejores plumas del momento (Umberto Eco fue uno de los primeros) mano con mano y codo con codo con los más reputados especialistas sobre las distintas temáticas tratadas en la publicación.
Gusto demostraba este editor cada dos meses (la periocidad de la revista), ya que lo mismo se paraba a darnos detalles sobre un Beato, que sobre los zapatos de Ferragamo, que de las más hermosas iglesias o palacios que hay sobre la faz de la Tierra. Ropajes, atrezzo, decorados, artistas plásticos, esculturas, marfiles, jardines o libros… todo ello era atendido de una manera casi reverencial en esta publicación que llegó viva, intacta y con nulos cambios estilísticos casi a los albores del siglo XXI.
Los Signos del Hombre de Franco María Ricci
Pero esto no era suficiente para este editor enamorado de las cosas bellas y a principios de los años ochenta se pone a sacar unos libros que tenían por seña la elegancia extrema. Hasta el año 2002 sacó a la calle 27 títulos en 31 volúmenes porque algunos eran dobles o triples. Las obras no solo se publicaron en italiano sino que fueron traducidas al inglés, francés o español. Los hispanohablantes podemos disfrutar de ellas sin ningún problema. El negro, el oro, la elegante letra de tipos Bodoni o la seda eran característicos de estos libros. Se sacaban todos iguales, aunque la temática era de lo más heterogénea y, a veces, estrambótica a más no poder. Pero aquí reside el encanto de estas obras.
En los Signos del Hombre te puedes encontrar la reproducción de un Beato, un estudio sobre un libro de farmacopea antiguo. Aquí ha publicado Borges (El libro de las ruinas) y abundan las temáticas extrañas como el Codex Serafinianus o las historias prodigiosas del Medievo. Como he comentado anteriormente, las firmas de los estudios o los relatos no tienen pega porque, sencillamente, están entre lo más granado de la literatura o de la investigación científica. Ahora bien, estos libros tenían en su momento (y lo siguen teniendo aún más en la era de Instagram) un encanto muy especial por la calidad formal con la que estaban ejecutados. Anota que es para quedarse con la boca abierta:
- Nada de pequeño formato. Todos son de la misma medida en gran folio.
- Franco María Ricci era un enamorado de la fuente Bodoni, creada por el impresor homónimo fallecido en Parma (lugar de nacimiento de nuestro editor) a principios del siglo XIX. En busca de un tipo más suave y de fácil lectura que los del barroco, creó una letra que, más tarde, ha dado lugar a otras tan conocidas como la Garamond. Franco María Ricci fue fiel a este tipo en todos sus libros.
- Detalles aparte, los Signos del Hombre hacen gala de un papel precioso en un color extrañísimo, gris azulado, realizado en Fabriano de forma casi artesana. Es de una textura verjurada, una rareza casi en estas primeras décadas del siglo XXI.
- Los libros se cosían al hilo de tal manera que es casi imposible romperlos si alguien quisiera hacer tal cosa con ellos.
- Pero lo que más llama la atención es su portada en una seda en color negro profundo sobre la que no se tenía empacho en colocar oros por doquier: el título, el autor y la editorial en una fuente enorme. Se remataba esta bella portada con una lámina pegada.
- Eran las mismas láminas que iluminan estos bellos libros, porque si la colección los Signos del Hombre se caracteriza por algo es por su fuerte impacto visual. Los textos siempre se acompañan con fascinantes láminas brillantes que se pegan sobre las hojas. No están impresas sobre el papel sino que están realizadas aparte. Esto aporta una calidez preciosa y precisa.
- Ediciones numeradas y firmadas (aunque bastante amplias a nivel internacional)
- Y todo resguardado en un estuche en color negro para que ningún agente externo dañe tanta belleza.
- Es una colección, en definitiva, que invita al deleite de los sentidos físicos como espirituales. Da gusto tener un ejemplar en las manos por lo que de apoteosis de la belleza bibliófila supone.
Los títulos de los Signos del Hombre
En 2002 la colección llegó a su fin. Hasta ese momento se pusieron en las mejores bibliotecas del mundo 27 títulos, algunos en varios volúmenes. No me voy a detener en todos, pero sí en los más curiosos. Anota:
Codex Serafinianus
Quizás haya sido el mayor acierto editorial de Franco María Ricci. Este libro escrito por un arquitecto y diseñador en la década de los setenta, con un fuerte carácter surrealista, se ha convertido en uno de los más enigmáticos jamás publicados. Aunque si se lee como si fuera la expresión del subconsciente (con un toque de humor), la obra quiere ser la representación de nuestro mundo como si de un espejo se tratara.
Tamara de Lempicka con los diarios de la gobernanta de Gabriele D’ anuncio
Solo por las bellas imágenes de las obras de esta aristocrática pintora fiel exponente del más puro Art Decó ya merece la pena este libro. No es un estudio de arte cualquiera. Es una de las ediciones más bellas que se han realizado a lo largo de la historia de un artista.
Historias prodigiosas
Reproduce el Manuscrito 136 de la Wellcome Library realizado íntegramente (tanto las iluminaciones como el texto) por Pierre Boaistuau como regalo para la reina Isabel I de Inglaterra. En él se narran aventuras de todo tipo desde martirios de cristianos hasta apariciones de fantasmas pasando por un buen puñado de casos curiosos de la naturaleza (monstruos, siameses… )
Ciudades del Amor
Las láminas (no pueden ser de otra manera) son reproducciones del clásico Kamasutra indio mientras que los textos no tienen desperdicio tanto por su originalidad, sentido del humor como por ser chocante, al día de hoy, a nuestra cosmovisión. Es un libro para regalar o regalarse y también para compartir.
Napoleón apócrifo
Una historia que no es historia, que es invención como si de literatura se tratara y que narra, con Napoleón como protagonista, los avatares de la conquista del mundo para instaurar una monarquía universal. Este reino homogéneo sin estados con una sola cabeza coronada comenzaría en Moscú para terminar en Madrid. De aquí seguiría de Londres a Berlín. Después de Europa le tocaría el turno a Asia, Oceanía, África y América. Obra adornada con los retratos de la familia Bonaparte. Edición de 3500 ejemplares. El nuestro es el 903. Tiene 181 páginas más guardas.
Larkin
En la corte de la Reina Isabel I un pintor de cámara de nombre William Larkin se dedica a retratar no solo a su Majestad sino a todos los cortesanos más ilustres del reino. Lo hace con todo lujo detalles reproduciendo hasta la extenuación el último detalle del bordado más fino de los suntuosos vestidos isabelinos. Larkin es un retratista. No hay nada simbólico en las obras y ni mucho menos algo de carácter mítico. Todos los protagonistas posan, en el 80% de los casos, de igual manera: mano izquierda sobre el respaldo de silla o sillón, mano derecha con abanico o bolso. Como fondo, una cortina de seda y pisando tan aristocráticos pies siempre una alfombra colorida. Edición de 3000 ejemplares.
¿Por qué nos atraen los finales en lugar de los principios? ¿Por qué son seductores los Apocalipsis? ¿Por qué es grandioso un paisaje volcánico? En este volumen, nada más y nada menos, que Jorge Luis Borges nos introduce en la belleza de las ruinas e, incluso, la destrucción. Las imágenes románticas nos ayudan con más fuerza. Ejemplar de 3.500 ejemplares. Una de las obras de Borges en una edición más allá del lujo de Franco María Ricci.
Zötl
Un texto de Cortázar nos lleva hasta el bestiario del dibujante naturalista Aloys Zötl. Este título de Los Signos del Hombre de Franco Maria Ricci es uno de los más discretos en cuanto a temática se refiere de los pertenecientes a una colección que se caracteriza, en alguna que otra ocasión, por la extravagancia. Edición de 5000 ejemplares. El nuestro es el número 2094.
El Fayum
Es una sugerente recopilación de las tablas mortuorias más hermosas del Antiguo Egipto. Estos retratos con todo lujo de detalles se hacían en vida, en el mejor momento individual, y se guardaban para cuando llegaran "la hora". Su finalidad era ser colocadas sobre las momias que eran custodiadas por las familias en armarios realizados ad hoc. Es una de mis obras favoritas. El viajero ávido de cosas bellas no puede perderse la buena colección de estas peculiares obras que se custodia en el Museo de El Louvre de París.
Los Signos del Hombre son un lujo para cualquier biblioteca, para cualquier amante de las cosas bellas. Son un capricho que sacia, como tal, el alma en busca de la excelencia artística.
Texto y foto por Candela Vizcaíno