Mesonero Romanos y sus Escenas matritenses

Mesonero Romanos

Mesonero Romanos

Candela Vizcaíno

 

Aunque contemporáneo con los parámetros del Romanticismo en España, Ramón de Mesonero Romanos (1803-1882) no puedo adscribirse a este movimiento. Es, sin duda, uno de los máximos representantes del costumbrismo junto a Estébanez Calderón y, en vida, contribuyó al desarrolló cultural de la capital de una forma, como veremos, bastante eficaz y alejado de cualquier histrionismo. Su contribución a la literatura, aunque escribió algunas obras más, se condensan en Escenas matritenses.  

Biografía de Mesonero Romanos 

Nace en Madrid en julio de 1803 en el seno de una familia enriquecida con el comercio. No recibió educación universitaria y las enseñanzas de las primeras letras estuvieron condicionadas por los sucesos de la Guerra de la Independencia (1808-1814). Su padre le tenía reservado la dirección de los negocios familiares y a ellos se dedicó tras la muerte del patriarca. Sin embargo, parece que no le satisfacía del todo. Los vendió y con desahogo se dedicó a vivir de las rentas dedicándose con pasión a las letras. Su primera obra se publicó en 1831 bajo el título de Manual de Madrid. Era este libro una especie de guía de viaje con la historia de los monumentos y datos curiosos de la capital. Fue un éxito que lo espoleó a seguir publicando constantemente sus cuadros de costumbres en revistas periódicas.  

Los viajes al extranjero 

En el año 1833 y 1834 viaja a Francia e Inglaterra regresando justo cuando cae el antiguo régimen tras la muerte de Fernando VII. De la experiencia de este periplo por tierras europeas escribe y publica Proyecto de mejoras generales de Madrid. En esta obra propone una serie de actuaciones para la modernización de la capital y tuvo tan buena fortuna que el alcalde de la villa Joaquín Vizcaíno (1790-1840) las llevó a cabo siguiendo sus ideas reformistas e ilustradas.  

En 1836, tras colaborar con la fundación del Ateneo y El Liceo de Madrid, crea la revista Semanario Pintoresco Español. En su ideario aleja cualquier controversia política de cualquier bando y se centra especialmente en dar a conocer la cultura española. Es la primera revista ilustrada de esta parte de mundo.Esta publicación fue otro gran éxito con más de 5.000 subscriptores que se abonaban con gusto a los cuadros costumbristas que se publicaban entre sus páginas tanto salidos de la pluma de Mesonero Romanos como de otros escritores. 

[Es objetivo] generalizar la afición a la lectura y el conocimiento de las cosas del país, así en su belleza natural como en sus monumentos artísticos, ya en la vida y hechos de sus hijos ilustres como en la historia y tradiciones de sus localidades, usos y costumbres del pueblo. 

En 1840 viaja de nuevo a Francia y Bélgica y de resultas levanta otro libro: Recuerdos de viaje por Francia y Bélgica. En 1846 es nombrado concejal del Ayuntamiento de Madrid. En su mandato se realiza una fuerte intervención urbanística. Era el objetivo modernizar y sanear la capital aunque bajo la picota cayó más de un inmueble barroco de importancia. Sus críticos también le achacan que se valió del cargo y de su fortuna para hacerse con solares a precio de saldo procedentes de la desamortización. Aún le quedará algún honor más ya que es nombrado cronista de la ciudad en 1864. Muere el 30 de abril de 1882.  

Obras de Mesonero Romanos 

  • Manual de Madrid (1831) 
  • Proyecto de mejoras generales de Madrid (1834)
  • Recuerdos de viaje por Francia y Bélgica (1841)
  • Antiguo Madrid (1854)
  • Memorias de un setentón (1880)  

Escenas matritenses o Panorama matritense de Mesonero Romanos

Estos cuadros de costumbres fueron publicados desde enero de 1832 en distintas revistas como Cartas españolas o el Seminario Pintoresco Español. En ellos se da cuenta de los vicios de la pequeña burguesía y de la incipiente clase media española. Se critica especialmente el afán por un empleo remunerado sin tener en cuenta ni las actitudes ni la vocación, el esnobismo, el afán por aparentar, el vivir más allá de las posibilidades y la falta de ambición.  

En todos los escritos de Mesonero Romanos hay una ironía constante contra el conformismo, germen de la pereza, que impide cualquier avance tanto en lo personal como en lo social. Se despacha contra los servicios públicos y las viviendas sin cuidado alguno y aboga por sanear tanto los espacios comunes como los privados. Todo ello lo hace con una prosa sencilla, sólida, centrada en el aquí y el ahora sin ninguna concesión a la imaginativa escritura del Romanticismo literario del que, de alguna manera u otra, abjuraba. 

Algunos títulos de Escenas matritenses son los que siguen y nos dicen bastante de los temas que interesaban a su autor:  

  • A prima noche
  • La vuelta de París
  • La empleomanía
  • 1802 y 1832
  • El día 30 del mes
  • La niñas del día
  • El extranjero en su patria
  • Grandeza y miseria
  • Pretender por alto 
  • La politicomanía 
  • La procesión del Corpus
  • La filarmonía 
  • La calle de Toledo
  • La comedia casera
  • El aguinaldo
  • El dominó
  • La capa vieja y el baile del candil
  • La calle de Toledo
  • La comedia casera
  • Los cómicos en cuaresma
  • El Prado
  • Las tiendas
  • El barbero de Madrid
  • La romería de San Isidro
  • La casa de baños
  • Un viaje al Sitio
  • Las casas por dentro
  • Los aires del lugar
  • La compra de la casa
  • Policía urbana 

El estilo literario de Ramón de Mesonero Romanos 

Para tal menester vamos a dejar hablar al mismo autor y a Mariano José de Larra, joya de las letras españolas quien se detuvo a ponderar estos escritos. Bajo estas palabras entendemos que estamos ante una prosa sencilla, mesurada, que no gusta de florituras y que busca la aceptación del gran público, el mismo que leía las Escenas matritenses y los cuadros costumbristas con devoción. 

Es uno de nuestros pocos prosistas modernos; culto, decoroso, elegante, florido a veces, y casi siempre fluido en su estilo; castizo y puro en su lenguaje, y muy a menudo picante y jovial […] En general tiene cierta tinta pálida, hija acaso de la sobra de meditación, o del temor de ofender, que hace su elogio, pero que priva a sus cuadros a veces de una animación también necesaria. Esta es la única tacha que podemos encontrarle; retrata más que pinta, defecto en verdad muy disculpable cuando se trata de retratar. 

Mariano José de Larra 

Y el autor se auto describe con las siguientes palabras: 

Mi pluma renunciando al estilo metafórico y campanudo, que a su pesar ha tomado la libertad de mi pensamiento, que consiste en escribir para todos, en estilo común, sin afectación ni desaliño; pintar las más veces; razonar sin envidia, y aspirar, en fin, no a la gloria de grande ingenio, sino a la reputación de verídico observador. 

En las obras de Mesonero Romano y, especialmente, en Escenas matritenses encontramos estos puntos y un costumbrismo llevado con afán social, un objetivo no oculto nunca por su autor. Sin llegar al dolor por la situación de España que alcanzaría su cenit con la Generación del 68, sí se preocupa por la situación cultural, social (basada en la apariencia y en el empleo sin más ambición), económica y sanitaria (que solo mejoraría a mediados del siglo XX). Y a estos afanes responden sus escritos, los mismos que alcanzaron éxito de público en vida del autor.  

Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla

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