Que pases la Navidad de 2018 realmente en paz

Navidad 2016

Navidad 2016

Candela Vizcaíno

 

Con estos fáciles y sencillos consejos que te dicta mi corazón salvaje

Que no te agobien, que no te estresen, que no te coman ni la cabeza ni la moral, que no te hagan gastar mucho (al día de hoy parece una tarea de titanes casi y que no te obliguen a hacer lo que no quieras hacer. Porque sí, mi amada lectora, mi querido lector, en esto hemos convertido una fiesta religiosa que celebra la vida nueva y la esperanza. ¿Acaso nos hemos olvidado que estamos ante una festividad sagrada y no ante actos sociales profanos? Para muchos los últimos días del mes de Diciembre se convierten en un calvario casi por las obligaciones de todo tipo y por el amontonamiento de recuerdos que nos asaltan (de aquellos que ya no están o por situaciones desagradables vividas en otras navidades). Y, honestamente, creo que los que no gustan de estas fechas tienen muchas y buenas razones. Los preparativos son tantos y se hacen desde tan temprano (finales de Noviembre casi) que no me extraña que sean legión los que se apunten a otro tipo de festividades más sencillas (Halloween por poner un caso). Pero aún estamos a tiempo para amar la Navidad y vivirla realmente. Eso sí, lo mismo tiene que ser a tu manera o de una manera diferente. ¿Te apuntas?

La Navidad en Occidente se ha convertido, sencillamente, en una orgía de consumo y de actos sociales obligados. ¿Te digo de las comidas de empresa con compañeros o clientes peñazos, de las cenas con la familia política y sonrisa impostada, del agobio de los disfraces de los niños para el cole, de los regalos carísimos, de la obligación de consumir…? No, ¿verdad? ¿Para qué? Si ya sabes de esto. Así que, si eres de los que buscan una Navidad realmente en paz, empieza este 2018 a cambiar el chip con estas 5 ideas que, a poco que la lleves a la práctica, verás que son fáciles y te permitirán tener unas fiestas más que dichosas. Serán tanto que vas a empezar a soñar con las Navidades de 2019. Ya me contarás…

1.- No quieras estar en todos sitios y agradar a todos, especialmente si tienes muchos compromisos

La Navidad debe servirnos para estar con los que realmente amamos (de verdad y no porque lo diga un papel o venga impuesto socialmente). No te de apuro decir que no (ya sabes que es el primer paso para la felicidad) a cualquier invitación que realmente no se te apetezca o sencillamente te resulte muy difícil atender. Las horas son las que son y los días son los que son. No podemos estirar más las semanas. Pon en una lista si es necesario hacer esa merienda de última hora o lo que verdaderamente se te apetece es estar en casa remoloneando en el sofá, por poner un caso. Deja espacio para ti y los tuyos. Así podrás vivir esos momentos en plenitud. No tengas la agenda ocupada todos los días.

2.- Intenta no volverte loc@ con las compras

Aprovecha. Recicla. Utiliza cosas de otros años. No todo tiene que ser nuevo y de última moda. En mi caso, que pongo la salita atestada de muñecos típicos, tengo decoración navideña que ha cumplido sus buenos 20 o 30 años. ¿Qué es eso de empezar de cero cada Navidad? Limita los regalos, el importe y la cantidad de juguetes que se dejan a los niños. Las familias deben ponerse de acuerdo y convencer a los pequeños que la carta a Papá Noel no debe ser la lista de la compra del mes. Un tanto de lo mismo debes hacer con las cenas, comidas, meriendas, desayunos, horas del té y brunchs. Si los días de diario, cenas un filete de pollo con ensalada, imagínate cómo debe sentirse tu hígado la madrugada del 25 con medio pavo relleno, un cuarto de besugo con guarnición, turrones, bombones, mantecados, patés  y cinco o seis copas. Hay que disfrutar pero sin exagerar. No lo vamos a pasar mejor por poner la mesa con una tonelada de comida. Debería ser más bien una excusa para charlar, compartir y estar con los seres queridos. No compres al tuntún. Pregúntate si hace falta y regala siempre cosas útiles que hagan ilusión. Venga sí, con los niños esto es muy difícil, pero hay que hacer un esfuerzo también con los más pequeños. Y vale que alguno ha pedido el Iphone 7…

3.- Haz tus propósitos de Año Nuevo con convicción y de manera asumible

Que sí, que ya lo sé que todos queremos empezar estudiando inglés, acudiendo al gimnasio o cambiando radicalmente de forma de vida, pero ¿es lo que realmente queremos? ¿Es lo que vamos a hacer de verdad? ¿Podemos afrontarlo? La Navidad simboliza la nueva vida, el nacimiento de la luz, la esperanza en un mundo mejor. Pregúntate qué es lo que quieres hacer con la mayoría de tus días del próximo 2019 (todos podemos mejorar siempre, que no somos tan perfectos) para hacerlos más felices y más plenos. Y afánate por conseguirlo. Es verdad que luego llegan los problemas y se quedan muchos meses (a veces hasta años) apoltronados en el sofá, pero tenemos que marcarnos unos objetivos que no nos den estrés, que los podamos asumir y que nos llenen de alegría. El mío te lo puedo decir ya: dejar más escritos aquí para que tú los leas. Esa es mi ilusión. Esa es mi meta. Con eso (y la salud de mi familia) ya sería plenamente feliz.

4.- Y sigo con algo importante: mantén un espíritu positivo siempre

Y en Navidad mucho más. Que no te agobien los compromisos (volvemos al punto uno: no tengas empacho en decir que no con educación y cariño). Si no quieres estar con la familia política, con ese cuñado peñazo o con esa prima que le va de las mil maravillas y tú tienes que hacer un millón de malabares para llegar a final de mes siempre, pues no estés. No hace falta que te enfades con nadie. Simplemente limita el contacto. En España ya hay muchas parejas, incluso, que “se separan” por Navidad. ¿Quieres más ideas? No hay ningún problema si todo es convenido y está acordado de antemano. Y si lo hay, es mejor que no ocupes una silla en esa mesa que te va a echar en cara que no te comiste las uvas el año pasado. Piensa dónde va a estar feliz tu corazón y quédate allí. Si no es así, es mejor que no vayas o pases para saludar y poco más. Ten claro hasta donde llega la cortesía y donde está el cariño auténtico.

5.- Si te lo puedes permitir, quítate de en medio y viaja

Cada vez somos más (reconozco que estoy en el grupo) los que aprovechamos las semanas de vacaciones de los niños para viajar o para pasar algunas  noches, al menos, fuera de casa. La oferta y los destinos son múltiples y adaptados a todos los bolsillos. Vale que salir de casa siempre cuesta dinero, pero, a veces, merece la pena. Así tienes solo media Navidad y no tienes más remedio que ser selectivo con todo: con los actos sociales y con el desprendimiento económico a la hora de afrontar los regalos.  

En mi caso tengo muchas esperanzas en esta Navidad 2018. Me asalta la intuición y la ilusión de que va a ser diferente y que va a suponer un antes y un después en mi manera de ver, no solo los eventos de estas fechas, sino también la vida. ¡Que me he aplicado estos consejos a rajatabla! Recuerdo los actos sociales de hace quince años (por ponerte un caso) y hoy, me parecen sencillamente una locura, una forma de encarar estas fechas que mi corazón salvaje ya no me permite. Cada uno tiene su forma, su manera, su modo de disponerse a recibir la luz y la alegría de la nueva vida. Busca la tuya y ve a por la felicidad. Te la mereces y puedes alcanzarla.

Por mi parte, esta es mi mejor manera de desearte una feliz Navidad.

Por Candela Vizcaíno

 

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