El 20 de agosto es la fiesta nacional de Hungría. En la capital, en Budapest, se rinde homenaje a San Esteban, primer rey del país, evangelizador de la nación y santo patrón de la localidad.
Si bien Budapest ofrece al viajero curioso, aquel que va en busca de belleza y arte, impresionantes festivales culturales durante todo el año de forma serena y tranquila. Es decir, sin apenas ruido, como si estos eventos no estuvieran celebrándose y la ciudad asistiera, con calma, a un día más de diario. Ofrece una impresionante panoplia de ciclos de cine, conciertos (muchos y de todo tipo), exposiciones, competiciones deportivas y un largo etcétera. Y eso sin contar que también es perfecta para familia viajeras. Pues, este modo de divertirse sin algarabía se rompe un solo día al año: el 20 de agosto. Declinando casi el verano, toda Hungría se paraliza para rendir homenaje a San Esteban, santo patrono no solo de Budapest, sino también de todo el país.
¿Quién fue San Esteban?
San Esteban (Szent István en húngaro) vivió entre los años 975 y 1038 y fue el primer rey de Hungría. A sus dotes guerreras se unió sus virtudes cristianas. Fue santificado, a pesar de no haber muerto como mártir. Esto es, falleció siendo un anciano cómodamente en su cama. Por eso, cuando se le representa montado a caballo (esculturas que abundan por todos los rincones de Budapest), el animal tiene las cuatro patas reposadas en el suelo.
La simbología dicta que hay que colocar el caballo con las dos extremidades delanteras levantadas, si su dueño murió en el campo de batalla. Si el fallecimiento fue por heridas de guerra, una pata al aire y la otra en el suelo. Os doy el dato friqui, por si queréis comentarlo en la reunión del colegio de los niños.
¿Cómo se celebra la fiesta de San Esteban en Budapest?
Reconozco que a algunos lectores les puede parecer el asunto a continuación un poco gore, pero casi toda la fiesta de San Esteban en Budapest gira en torno a este detalle: el brazo del santo que se conserva en la basílica homónima y que cada 20 de agosto, una vez izada la bandera nacional, sale en procesión por las calles de la ciudad.
A la ceremonia religiosa se unen celebraciones más profanas, como pasacalles, bandas de música, un mercadillo de artesanía (dispuesto como cuatro días antes), competiciones deportivas y una curiosa actividad que consiste en hacer un pan comunitario en una plaza cercana a la Basílica de San Esteban.
Durante todo el día, Budapest es una fiesta y se aprovecha el buen tiempo para pasear, socializarse, divertirse, comer y beber hasta caer la noche. Es entonces cuando un festival de fuegos artificiales ilumina todo el cielo de la capital. Se pueden ver desde cualquier punto, ya que se lanzan desde el Castillo de Buda en el promontorio más alto de la localidad. De San Esteban también se conserva una rústica corona en oro de estilo románico, pero de influencia bizantina, su espada (no olvidemos que fue un militar unificador) y el orbe, símbolo de su poderío político y su calidad de rey. Todo ello se expone, junto con la reliquia, ese día en la basílica.
A la capital de Hungría se puede ir en cualquier época del año, pero luce especialmente hermosa durante el verano.
Por Candela Vizcaíno