De todos los libros que salieron de las prensas del gran Aldo Manuzio, el más enigmático, y a la par el más bello, es, sin lugar a dudas, la Hypnerotomachia Poliphili o Sueños de Polífilo, según la traducción española, publicado en Venecia en 1499.
Hypnerotomachia, el libro más raro y más bello salido de una imprenta
La Hypnerotomachia Poliphili entronca con la tradición del libro como objeto sagrado, al ser comunicador de mensajes esotéricos y ocultos. La obra se editó en formato gran folio, está plagada de erratas, escrita en una lengua inventada mitad latín mitad italiano y se presenta adornada con magníficas xilografías de fuerte impronta pagana y tan explícitamente eróticas que llega a alcanzar, en algún que otro caso, lo pornográfico.
Del autor apenas se sabe el nombre –Francisco Colonna- y poco más. Quien quiera que fuera el creador de tan extraña obra puso mucho cuidado en ocultar su identidad y tenía motivos para ello, ya que, bajo el lenguaje cifrado y las ilustraciones que exaltan un universo pagano, mitológico y tremendamente simbólico, se esconde un supuesto mensaje subversivo de cariz político dirigido a la élite intelectual de la época.
La Hypnerotomachia Poliphili ha hecho las delicias de los bibliófilos prácticamente desde la misma fecha de su publicación. Hoy en día es bastante difícil que un ejemplar original completo (el publicado en 1499 en la imprenta de Venecia de Aldo Manuzio) salga siquiera a la venta o a subasta pública. Y esto es así porque, más allá de su relación con la fiesta, el carnaval, lo grotesco, la alegría, la existencia de otro mundo posible, la crítica es unánime al considerar que la obra esconde un mensaje oculto.
El escritor del libro, por otra parte, de algún modo u otro, estaba vinculado a la llamada Neoaccademia de Venecia, una especie de reuniones de eruditos en las que se hablaba de todo (de lo divino y de lo mundano) y frecuentadas por toda la intelectualidad de la época: Erasmo de Rótterdam, Pico della Mirandolla, Pietro Bembo, etc.
Los especialistas contemporáneos (tomando los postulados de los postestructuralistas, sobre todo, los de Michel Foucault y sus estudios sobre el poder) han visto en las páginas del libro contenidos críticos a la Iglesia, a los modos de actuación de los poderosos (de todos los tiempos), deseos de vivir otro mundo posible y un afán por romper las barreras que coartan la libertad de expresión... Esta obra enigmática, tiene un desarrollo alineal y fragmentario que parece hecho a posta en un intento por poner de manifiesto otra forma de entender la realidad más allá de las convecciones dadas.
Los múltiples símbolos de las xilografías remiten a un civilización pagana que estaba empezando a redescubrirse en las décadas en la que se publica la obra (finales del siglo XV, pleno Renacimiento) y más que recordar un mundo perdido, el autor nos presenta una cosmovisión de la realidad diferente no solo a la de hoy en día, sino también a la que debió rodear a quien quiera que fuera el autor y sus primeros lectores.
Y en esa descripción de otros mundos posibles a través de potentes símbolos es donde radica la fuerza y la atracción de la obra.
Ese otro mundo, no presente en la existencia cotidiana, simboliza la utopía, el no-lugar donde se dan todos los lugares. Es el lugar radicalmente otro que pone de manifiesto la posibilidad, y de ahí deviene su significado político, ya que, al proponer otra forma de mirar la realidad, se está implícitamente poniendo de manifiesto los fallos de la existente.
División, argumento y tema de la Hypnerotomachia Poliphili o Sueños de Polifilo
La Hypnerotomachia Poliphili está dividida en dos partes diferenciadas; en la primera, distribuida en veinticuatro capítulos, Polifilo, el protagonista, cuenta un extraño periplo onírico en el que es acompañado, a partir del capítulo doce por su amada Polia. La segunda parte se extiende desde el capítulo veinticinco hasta el treinta y ocho y ahora es la amada de Polífilo la que cuenta su historia.
En teoría, la trama es la misma: el encuentro de los dos amantes; pero mientras que la primera parte está narrada desde el punto de vista del amado, la segunda se hace desde la perspectiva de la amada. Y aquí ya nos encontramos con la primera lectura post-estructuralista: un mismo hecho plasmado desde dos visiones diferentes. La crítica ha llegado a definir los primeros veinticuatro capítulos, la primera parte, como una novela alegórica, a modo de las “visiones” medievales, que puede tener una lectura exenta, mientras que el resto casi parece un añadido al núcleo principal, no sólo por la diferencia temática sino también por el estilo literario en sí.
En la obra no sólo vislumbramos lecturas de los textos mitológicos de la Antigüedad clásica y de la literatura griega –Ovidio, Apuleyo o Plinio- sino que, además, está plagado de descripciones eruditas sobre arquitectura -en las que, por otra parte, no es difícil leer las palabras de Alberti y Vitrubio-. Eso sí, en la obra, los edificios y las estructuras son de un diseño y una representación tan fantástica que, con mucha dificultad, podría llevarse a cabo y materializarse como construcción. La estructura de la Hypnerotomachia Poliphili está levantada sobre tres claros precedentes: la Divina Comedia, el Roman de la Rose y la Amorosa Visiones.
¿Quién es el autor de la Hypnerotomahia Poliphili? ¿Es Francisco Colonna?
En la primera edición de la Hypnerotomachia Poliphili no se hacía mención al nombre del autor o autores del libro. Pero, a pesar de este supuesto anonimato de la obra, siguiendo un juego bastante frecuente en la época, que consiste en la formación de una frase uniendo la primera letra de los distintos capítulos del libro, treinta y ocho en total, podemos leer:
“Poliam frater Franciscus Columna peramavit” –“El hermano Francisco Colonna adoró a Polia”-
Frase que ha encaminado a todos los estudiosos a adjudicar la autoría del libro a alguien con ese nombre, Francisco Colonna.
Una introducción a la vida de diferentes Francesco Colonna
Ahora bien, ¿quién era ese “hermano Francisco Colonna”? Sin meternos en esta disputa entre estudiosos –puesto que no da lugar a ello- la crítica se divide entre la tesis “veneciana” y la “romana”. La primera considera que, efectivamente, existió un fraile con ese nombre que, antes de ordenarse, había estado enamorado de una sobrina del Obispo Lelli -cuya diócesis se encontraba en Treviso- fallecida a causa de la peste en 1466, Hipólita Lelli, de donde habría tomado el nombre de Polia y a cuyo amor no consumado habría estado dedicado la obra.
Este Francesco Colonna habría vivido entre 1433 y 1527 y tendría una importante formación aristotélica, tal como se trasluce en el libro. Un estudioso de la obra, Apostolo Zeno, en 1723, dijo haber encontrado una edición original de la Hypnerotomachia Poliphili, uno de los ejemplares impresos por Manuzio en 1499, en el que había manuscrita una nota redactada en latín, fechada en el año 1521, y cuya traducción venía a decir que
“El nombre del verdadero autor es Franciscus Colonna veneciano, que fue de la orden de predicadores y que por el amor ardentísimo que tenía hacia una tal Hipólita de Treviso, la llama, cambiándole el nombre, Polia, a la cual dedicó la obra, como indican las letras capitulares de los libros, ya que uniendo la primera letra de los capítulos de cada libro, dicen juntas así: Poliam frater Franciscus Columna peramavit. Aún vive en Venecia en SS. Giovanni e Paolo.”
El caso es que estudiosos posteriores han buscado y rebuscado en las posibles bibliotecas donde pudiera encontrarse el volumen en cuestión y, hasta la fecha, no han dado con él.
A pesar de esta nota en los márgenes de un “libro fantasma”, la tesis venecianista cobra fuerza entre los estudiosos en detrimento de la romana. Ésta ha sido expuesta por Mauricio Calvesi e identificaría a Francesco Colonna con un miembro de la ilustre familia de la nobleza romana que ostenta este mismo apellido, nacido en 1453 y muerto alrededor de 1503, un poco después de dar a conocer la obra, casado con Lucrecia Orsini y señor de Palestrina. La razón por la que habría querido ocultar su nombre, como en el caso anterior, por cierto, habría que buscarla en los contenidos paganos de la Hypnerotomachia Poliphili, que podría buscarle al autor más de un disgusto con la Iglesia.
Pero las razones para tanto silencio hay que buscarlas, no sólo en el contenido “políticamente incorrecto” del libro, sino también en esos círculos y circuitos de los eruditos de entonces, donde todos sabían de todos, leían los escritos de los colegas y mantenían entre sí una nutrida correspondencia; cónclaves donde cada uno de sus miembros, seguramente, no necesitaba de más datos sobre el autor, porque, sencillamente, fuera de todos de sobra conocido y no procedía, por la circunstancia que fuera, hacer más publicidad para que una obra de esta envergadura circulara y se leyera entre el reducido número de entendidos contemporáneos al libro. Y aquí tenemos que recordar, de nuevo, las palabras del prólogo, que suponemos en boca del autor, quien quiera que fuese, mencionadas anteriormente, a ese “no es para el vulgo” de la dedicatoria, que explicaría, en parte, no sólo el hermetismo de la obra sino el buscado anonimato.
La Hypnerotomachia Poliphili o Los sueños de Polifilo es una obra original, en el que la descripción de las distintas visiones se hace de una manera tan minuciosa y exhaustiva, haciendo hincapié en cada uno de los detalles, presentados de manera suntuosa y rica, que su lectura llega a hacerse tan lenta que se vuelve casi insoportable.
A esto se une que el autor ha utilizado una lengua prácticamente inventada, mezcla de latín arcaizante –un latín que se hablaba en los circuitos eruditos de la época- y vernáculo véneto; amén de una profusión de neologismos creados a partir de la unión de una palabra ya preexistente con alguna terminación totalmente inventada por el autor.
La lengua inventada y los símbolos de la Hypnerotomachia Poliphili
El hermetismo de su lenguaje, unido a la dificultad en el desciframiento de sus mensajes, repletos de un simbolismo extremo, y la extravagancia de las imágenes que conforman el texto, ha hecho que de esta obra se haya dicho prácticamente de todo. Sobre este parecer se descubre el autor ya en el prólogo, en la dedicatoria que su mentor, el mecenas que corre con los gastos del libro, Grassi, hace al duque de Urbino:
“Hay en él una cosa admirable, y es que, aunque habla en nuestra lengua, para entenderle hace falta conocer la vernácula. Pues pensó aquel hombre sapientísimo que hablar así era un camino y razón para que ningún ignorante pudiera alegar negligencia, y se cuidó de que, aunque no pudiera penetrar en el santuario de su doctrina quien no fuera doctísimo, no desesperara del todo el que no lo fuese”.
Tenemos, pues, que en la elección de este lenguaje críptico ha habido no sólo una actitud consciente por parte del autor sino además que se sustenta en una actitud deliberada con premeditación puesto que, más adelante, redunda en esta idea y nos dice que
“Estas no son cosas hechas para el vulgo ni para ser recitadas por las callejas, sino sacadas de la despensa de la Filosofía y de las fuentes de las Musas, adornadas por la novedad del lenguaje y dignas de la admiración de todos los ingenios”.
Estamos ante un texto que pretende ser fuente de verdad revelada, pero no para todos, sino sólo para aquellos que estén preparados para recibir y entender la enseñanza; una enseñanza que suponemos no puede estar a la mano de cualquiera y que se pretende sea protegida de cualquier interpretación errónea, que, por otra parte, pueda poner en peligro la circulación del libro, cuando no la integridad física del autor.
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Bibliografía mínima:
Pedraza, Pilar: Traducción, edición y comentario a los Sueños de Polifilo. Barcelona, Acantilado, 1999, ISBN 978-84-95359-05
Vizcaíno Macero, Candela: “El mensaje oculto de la HypnerotomachiaPoliphili” en Hibris, revista de bibliofilia, nº 28, 2005, páginas 20-31, ISSN 1577-3787
Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla