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Amadeo Modigliani: biografía mínima y los retratos de Jeanne Hébuterne

Amadeo Modigliani: biografía mínima y los retratos de Jeanne Hébuterne

 

Conocido por sus inquietantes desnudos femeninos de cuello largo, al final de su vida, Modigliani realizó a la que fuera madre de su única hija más de 25 retratos.

Amadeo Modigliani (1884-1920) pertenece a esa extirpe de artistas malditos que tanto gustan en los circuitos académicos del arte. Paralelismos vitales aparte, toda su obra, por la fuerza expresiva de sus modelos, la originalidad en la composición, el primitivismo en la ejecución y una peculiar manera de encarar el color, se ha puesta en correlación con la de otro pintor desafortunado y perteneciente a una generación anterior, con la del holandés Vincent Van Gogh.

Biografía mínima de Amadeo Modigliani

Pintor de vida mundana, abocado irremediablemente a la bohemia por sus desórdenes psicológicos (producidos, en parte, por su adicción a las drogas y al alcohol), vivió el loco París de las primeras décadas del siglo XX. Acosado constantemente por los acreedores y obligado a saldar deudas en los cafés que frecuentaba haciendo retratos ligeros de la clientela, vivió siempre de prestado y situaba su estudio allí donde le dejaban, entre Montparnasse y Montmartre.

Muchos críticos han querido ver las razones del cierre y prohibición –por impúdica y amoral- de la primera y única exposición individual en vida del pintor como una consecuencia inevitable de la fama de mujeriego que le perseguía (por otro lado, y según los testimonios de la época, bastante merecida), más que en la forma de presentar sus obras. Hay que tener en cuenta que, en la época, era bastante inusual y, por tanto, objeto de escándalo, que las modelos de los desnudos miraran al espectador con toda franqueza exhibiendo sin pudor todos y cada uno de sus atributos.

 

Modigiliani 2

Durante los primeros años del siglo XX y antes del estallido de la primera Guerra Mundial, Modigliani se enfrascó en la ejecución de una obra totalmente personal ajena a cualquier moda o movimiento artístico. Aunque, prácticamente, convivió con los cubistas (abanderados por Picasso y Braque), no participó de círculo artístico alguno, creando sus retratos y composiciones totalmente al margen de la vanguardia de entonces. Ni que decir tiene que un creador de tal talla artística no podía acercarse a los pintores de movimientos ya consagrados como podría ser el impresionismo que, por aquellos años, comenzaba a ser aceptado académica y culturalmente.

Las obras de Modigliani realizadas en La Costa Azul

A comienzos de 1918 la Primera Guerra Mundial se había recrudecido considerablemente. Comenzaron a producirse los primeros ataques sobre la población y, cuando las tropas alemanas avanzaron sobre París, fueron muchos los que decidieron poner rumbo hacia el sur, hacia La Provenza o La Costa Azul.

Entre aquellos que abandonaron la capital se encontraba Amadeo Modigliani quien iba acompañado por una joven estudiante de apenas diecisiete años: Jean Hébuterne. Una chica tímida, recatada, callada, con tendencias depresivas que le daría a Modigliani su única hija: Jean Modigliani. Nacida en Niza en 1919, se convertiría, más tarde, en la mejor biógrafa de su padre.

 

Modigiliani 1

En Niza, Modigliani pinta sus cuadros más conocidos, aquellos que han alcanzado en las subastas importes astronómicos. Son retratos muy cercanos a los prototipos psicológicos (el muchacho, la madre, el campesino, el soldado…) para los que posaron jóvenes locales y personas anónimas. Los personajes se muestran con serenidad, con las manos en el regazo y con la mirada perdida. Admirador de Cezánne, el pintor realiza en estas obras un uso extremo del color y del contraste de los tonos puros en un mismo lienzo. El amarillo, el rojo, el verde y al azul se presentan en una paleta contrapuesta, plana y sin matices. 

Modigliani y Jeanne Hébuterne

Siguiendo este estilo, aborda Modigliani los más de veinticinco retratos que realizó en menos de dos años a su compañera. En ellos la joven aparece ensimismada, perdida en su interior, como si el tiempo se hubiera detenido y nada más que tuviera que esperar el hecho de ser retratada. El pintor se recrea en la mata de pelo pelirrojo, en la actitud plácida, quieta y expectante. Son retratos de frente y de perfil que, a pesar de la fuerza expresiva que emanan, ni siquiera se molestan en interrogarnos.

La frágil personalidad de Jean Hébuterne no pudo hacer frente a la muerte de Modigliani, quien sucumbía a la tuberculosis un frío día de enero del año 1920 en el Hospital de la Caridad de París. Al día siguiente, decide poner fin a su vida y a la del bebé que gestaba arrojándose por una ventana. De ella quedan más de veinticinco retratos disputados por coleccionistas privados y los mejores museos del mundo. 


Por Candela Vizcaíno

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