Visitar el Central Park de Nueva York: guía básica para no perderse

Central Park de New York

Central Park de New York

 

Es una “herida” verde en el centro de Manhattan, una cicatriz perfecta que oxigena la gran ciudad y a la que acuden propios y foráneos en busca de solaz, aire puro (aunque parezca difícil) y un paraíso urbano más grande que algunos bosques europeos. A su alrededor se despliegan museos y sitios de interés. Por eso, lo mejor es buscar la ubicación de los hoteles de la zona para llegar sin problemas.

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Una mínima historia del Central Park de Nueva York

Si los parques urbanos europeos nacieron como donación aristocrática de cotos privados de caza (pongamos, por caso, solamente el Parque de María Luisa de Sevilla o El Retiro de Madrid), en la joven Estados Unidos, las cosas se hacían de otra manera. El Central Park se creó como una necesidad de la creciente población de la Ciudad de los Rascacielos y se proyectó ad hoc. Eso sí, el gusto por los parques públicos nació (a un lado y al otro del Atlántico) en la misma época: en la segunda mitad del siglo XIX. ¡Y no digamos ya los jardines japoneses que nada tienen que ver con este carácter! Ya que para los habitantes del País del Sol Naciente, los jardines son una simbolización del mundo.

El Central Park fue promovido por el Estado de Nueva York (no confundir con la ciudad) y se hizo conforme a un plan metódico denominado Greensward Plan, dirigido por un paisajista y un arquitecto. Se hizo necesario expropiaciones y una obra de envergadura en la que no faltaron movimientos de toneladas de tierra procedentes de Nueva Jersey, ya que el terreno limoso de Manhattan muy pronto se vio que no tenía la suficiente calidad para albergar las plantas previstas en el lugar.

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Los primeros años de vida del Central Park de Nueva York

En las últimas décadas del siglo XIX el Central Park era un híbrido de parque urbano y zona agraria y dejamos un dato que ilustra esto: las ovejas pastaban en el lugar hasta bien entrado el siglo XX. El abandono público, por tanto, no tardaría en llegar, ya que la zona de recreo, al no tener mantenimiento, comenzó a degradarse. Y así continuó hasta la llegada a la alcaldía en 1934 de Fiorello La Guardia, quien puso al frente de todos los parques de Nueva York a Robert Moisés.

La revolución de Moisés fue tal que en unos cuantos meses, de ser un lugar abandonado, se convirtió en el espacio de ocio que conocemos hoy. El proyecto original, basado en una bucólica visión de una Arcadia urbana, muy en línea con los postulados románticos, se transformó en un emplazamiento más práctico. Así, las inmensas sub zonas con recovecos, parterres con flores y jardines de inspiración neoclásica dieron paso a grandes áreas con césped y altos árboles mucho más fáciles de mantener y cuidar. También se habilitaron zonas deportivas, de recreo infantil y de restauración.

A partir de la década de los 60, el Central Park, además, se utilizó para conciertos y eventos culturales de todo tipo. Aunque la violencia se cebó con esta zona verde a partir de la década de los setenta, afortunadamente, se pudo recuperar una vez más. Como en tantas otras empresas, solo hay que poner voluntad y personas cualificadas al frente.

Hoy el lugar es imprescindible, magnífico y tan hermoso que una visita a Nueva York no está completa sin dar un paseo por el Central Park. Se puede hacer a pie, en calesa (para los más comodones), en bici e, incluso, una de las avenidas se puede recorrer en taxi.

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Flora y fauna características del Central Park de Nueva York

Si por algo se caracteriza este parque urbano es por sus árboles de gran porte de hoja caduca entre los que se encuentran varios tipos de arces (espectaculares en otoño), castaños de Indias, aralias, árboles del cielo (que pierden las hojas en primavera), abedules, cedros, gingkos bilobas, magnolios, robles y olmos. Y eso sin contar sus plantas bulbosas, flores y kilómetros de césped.

Del reino animal sobresalen las aves concentradas en El Ramble donde se apostan, incluso, ornitólogos aficionados para su observación. El gran número de lagos propician la vida de aves migratorias. Se pueden ver halcones de cola roja o estorninos que conviven con ardillas,  mapaches (¡cuidado que pueden morder!) o zarigüeyas.

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Entonces, ¿qué ver y visitar en el Central Park de New York?

En verano, la masa arbórea del Central Park permite mantener una temperatura unos cuantos grados por debajo del resto de  Nueva York. Por eso, es un lugar imprescindible para pasar una cuantas horas ¡Ojo! Es tan inmenso que si quieres recorrerlo de punta a punta vas a necesitar, al menos, unos cuantos días. Por eso, es mejor concentrarse en la zona comprendida entre las calles 59 y 79, porque es donde se amontonan los puntos de interés. Aunque te dejo el mapa a continuación, anota lo siguiente:

  • Antes de entrar, en la Avenida Central Park South se encuentra un particular edificio con tejados en punta, The Dairy, que actúa como centro de visitantes.
  • En invierno los patinadores tienen una cita en Wolfman Rink.
  • Las familias y los amantes de la naturaleza de cualquier edad, tienen que darse una vuelta por el Central Park Wildlife Conservation Center, un particular zoo justo enfrente de El Hotel Plaza.
  • Los mitómanos de la música no pueden perderse una foto en el Strawberry Fields, una rotonda con la palabra “Imagine” como protagonista en honor a John Lennon.
  • Los cinéfilos empedernidos tienen que grabar un vídeo en el Bethesda Fountain and Terrace, la fuente que domina el lago y sus orillas y que ha sido captada en innumerables películas, series y anuncios publicitarios.
  • Los pequeños que entiendan inglés querrán darse una vuelta los fines de semana por los alrededores de la estatua de Hans Christian Andersen. Está en la parte oeste y en verano se narran cuentos. También querrán corretear alrededor de la estatua en honor a los personajes de Alicia en el País de las Maravillas, situada en el norte.
  • De camino a una y otra escultura hay que pasar por El Ramble, un boulevard arbolado de más de 15.000 m2 con arroyos, senderos y refugio de más de 250 aves.
  • Los deportistas querrán acercarse al Conservatory Water, ya que aquí, en primavera, se celebran competiciones náuticas.
  • Y los amantes del arte y las cosas curiosas no pueden irse del Central Park sin pasar por el Belvedere Castle, con unas vistas para quitar el hipo.

Plano del central Park de Nueva York muy esquematizado

Aunque lo mejor es perderse (sin olvidar la orientación) por sus caminos sinuosos, puentes, lagos y rincones, aquí va el plano.

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El Central Park tiene más de 90 kilómetros de caminos, 30 puentes y más de 29 esculturas conmemorativas de todo tipo.

Si te has pasado por aquí, déjanos tu experiencia. Recuerda que la casilla comentarios está abierta para ti.

Por Candela Vizcaíno

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