Escribo en diciembre de 2020. Y, a no ser que este texto perdure en la inmaterialidad de la red más de 30 o 40 años, a nadie se le va olvidar la fecha y lo que supone. Las circunstancias nos han obligado a darnos cuenta del valor de la naturaleza, de la felicidad que da la libertad, del lujo del aire puro y nos ha abierto un mundo de posibilidades más allá de los viajes tradicionales de avión más hotel (que también están bien). Y uno de estos novedosos derroteros tiene el nombre de glamping que aún no se sabe qué es entre los viajeros más urbanitas. ¿Nos apuntamos a acampar con todas las comodidades del siglo XXI?
Glamping, qué es y una definición
El término surge de la unión de camping (esa forma de viajar incómoda a pesar de sus ventajas económicas) y glamour. Esto es, se trata de vivir la naturaleza sin despeinarnos y, por supuesto, sin cargar con un solo bártulo. El glamping, a pesar de que se impone a inicios del siglo XXI, no es nada nuevo. Nos podemos remontar a los safaris del siglo XIX, cuando los aristócratas centroeuropeos se embarcaban en aventuras exquisitamente controladas hacia el interior de África o de los recovecos de La India. Para tales periplos no dudaban en llevarse todo lo necesario para vivir con la mayor comodidad posible y eso incluía bañeras, utensilios de porcelana para preparar el té, gramófonos y sábanas de lino. Con esa filosofía nace el glamping contemporáneo que nos invita a vivir la naturaleza de una manera salvaje sin renunciar a la comodidad que tenemos en casa.
Aunque bajo el nombre se amparan ofertas heterogéneas, los que son para quitar el sentido ofrecen más lujo que los grandes hoteles de cinco estrellas urbanos con alojamientos en los que no les falta un detalle, restauración para sibaritas, propuestas de aventuras controladas con naturaleza salvaje alrededor. ¿Tentador, verdad? ¡Por supuesto! Pero para que podamos definir un glamping en lo que es realmente tiene que tener algunas características inamovibles. Te adelanto que una tienda con cuatro cojines coquetos en medio de una finca a veces no se ajusta a la definición.
Características de un glamping, lo que es y debe ser
1.- Aunque en algunas páginas temáticas ofertan lodges o alojamientos construidos con materiales arquitectónicos, debe parecerse lo más posible a un campamento. Por eso, los mejores glamping del mundo están diseñados en torno al concepto de tienda con todas sus variantes (tipis, safaris, yurtas…), cabañas (en los árboles o a ras del suelo), caravanas modernas, de gitanos o vintage… En cualquiera de sus posibilidades, reitero, nos debe remitir a la acampada, a la aventura, a lo provisional y al nomadismo…
2.- Ni que decir tiene que tú no vas a arrastrar con nada (a no ser tu maleta con algo de ropa y alguna cosa de higiene personal). Tu estancia será semejante a un hotel y te vas a encontrar con todos los muebles, enseres, decoración o posibilidades de estos alojamientos.
3.- Aunque de entre los mejores glamping de Europa podemos encontrar algunos en entornos más cercanos a lo urbano que a lo natural (como el Glamping Canonici di San Marco, un primor a dos pasos de Venecia), la esencia nos remite a la naturaleza y, no precisamente a una cualquiera, sino a la más radical y atrayente. De hecho, los mejores se encuentran en Australia frente al Monte Urulu, en la sabana africana, en la radicalidad de la Patagonia (tanto argentina como chilena), mirando al Gran Cañón del Colorado, en la impoluta costa canadiense… Un glamping nos tiene que sumergir en la naturaleza y más naturaleza.
4.- Glamour sin baño no es posible. Y este, además, debe ser privado. Dejamos a la imaginación de sus promotores como hacerlo, pero la no disponibilidad de una ducha o de un inodoro en tu tienda, cabaña o caravana rebaja el glampling a la categoría de camping. Y de eso no estamos hablando.
5.- Un tanto de lo mismo sucede con la temperatura ambiente, que una cosa es buscar unas vacaciones de aventura y otra muy distinta hacer una exploración en toda regla. Una chimenea en invierno, un ventilador en verano o directamente un aire acondicionado es imprescindible.
6.- Si vas a pasar unas vacaciones a 1000 kilómetros del último pueblo habitado, es necesario que te ofrezcan el servicio de comidas (con un buen chef) o, en su defecto, la posibilidad de cocinar y de aportar tus alimentos. Bien es verdad que los más lujosos (por la logística de los emplazamientos en los que se encuentran) directamente van al todo incluido. Recuerda que estamos en la naturaleza más radical y que lo mismo el pueblo más cercano se encuentra a cientos de kilómetros y, además, ni siquiera hay una carretera para llegar a él.
7.- Aunque tu idea sea ir en plan romántico o descansar, en un glamping que se precie de serlo tienen que ofrecerte alguna alternativa de ocio. Los más sofisticados se abonan a los deportes (desde el esquí hasta el remo o incluso el senderismo), la pesca, el avistamiento de aves, grandes mamíferos, cetáceos… Eso sin contar posibilidades de spa, clases de cocina, de pintura, de curiosidades y, por supuesto, entretenimiento saludable para los más jóvenes.
8.- Y, por último, un glamping tiene que ser consecuente. ¿Qué significa esto? Pues que si estamos en el desierto de Mongolia que nos ofrezcan sus yurtas tradicionales y no las tiendas de los bereberes. Un tanto de los mismo podemos aplicar para cabañas o caravanas.
Una lista de mis glamping favoritos totalmente subjetiva y susceptible de modificación
Entiendo que los nombres a continuación son totalmente personales, pero no por ello puedo dejar de recomendarlos.
1.- En la costa oeste canadiense encontramos Clayoquot Wilderness Resort, la creme de la creme de la exquisitez con la vivencia enfocada hacia los deportes de agua y los osos que pueblan estos maravillosos bosques. Pertenece a la prestigiosa red hotelera Relais & Châteaux y el alojamiento ha sido diseñado sin perder el mínimo detalle del saber vivir.
2.- Combinando el concepto de hotel tradicional con el de glamping nos encontramos el Carmo’s Boutique Hotel, a tan solo 40 kilómetros de la artística Oporto y en la ruta de los vinos del Duero. La elegancia y el buen gusto portugués se aúnan con la oferta enológica y culinaria para los más sibaritas. Además tiene spa y piscina.
3.- Rodeados de rinocerontes, jirafas y leones se encuentra el Zarafa Camp, un glamping respetuoso con el entorno, suntuosamente decorado al que no le falta ni un solo detalle (incluso piscina privada y ducha en la naturaleza). En el precio (no apto para todos los bolsillos) está todo incluido, incluso los safaris y excursiones.
4.- Los amantes de la nieve con posibilidades económicas van a gustar del Whitepod Eco-Luxury Hotel, en Suiza, levantado siguiendo el modo de iglús pero con materiales de alta tecnología. Una opción más asequible es el Natura Glamping de la Serra da Estrela de Portugal. Ambos se reconvierten en primavera transformándose desde el blanco de la nieve al verde camuflaje. Una experiencia más extrema apelando al concepto iglú, la encontramos en la mismísima Antártida y la ofrece el Natura Word Safaris.
5.- El Longitude 131 se encuentra frente al Monte Uluru, lugar sagrado de los aborígenes australianos. Aquí no solo vas a disfrutar con las maravillosas instalaciones camufladas en el paisaje sino también con las rutas y tours exclusivos para los huéspedes.
6.- Y, para terminar, recalamos en Mongolia, en el Desierto de Gobi, donde el cielo estrellado es el límite. En el Three Camel Lodge podrás vivir una auténtica experiencia nómada con yurtas tradicionales exquisitamente decoradas con los materiales tradicionales y con piezas realizadas por artistas locales. Yoga, música popular, cetrería, equitación… están a disposición del huésped.
Ni que decir tiene que, si buscamos más glamping, lo que es y supone, podemos encontrar de todo. Aunque estos que he dejado seguramente se escapan a los bolsillos del común de los mortales, sí puedes encontrar magníficas opciones en cualquier parte del mundo. Las tiendas, las cabañas en los árboles, las caravanas se confabulan para ofrecer una experiencia de naturaleza sin renunciar a los lujos conseguidos por la civilización.
Por Candela Vizcaíno