Beneficios de los balnearios

Beneficios de los balnearios

Beneficios de los balnearios

Mohamed Hassan @Pixabay

  

Aunque, con frecuencia, se confunden los conceptos de spa, balnearios, hammams y thalassos, únicamente los balnearios utilizan aguas mineromedicinales procedentes, en un porcentaje muy elevado, de manantiales que brotan a distinta temperatura. Si bien los thalassos se valen de una proporción de aguas de mar, tanto los orientales hammams con los famosos spas se sirven del líquido elemento corriente y moliente que sale del grifo. Por tanto, todos estos lugares de salud, de ocio y de disfrute tienen propiedades discretas que se multiplican (a veces exponencialmente) en el caso de los beneficios de los balnearios

¿De dónde proviene la tradición de los balnearios?  

Hay que remontarse a las termas romanas, tanto públicas como privadas, que aprovechaban las aguas beneficiosas tanto de lagos y manantiales como las de lluvia para crear espacios de higiene y de ocio. Allí se iba a debatir de política, a cotillear y a socializar a la par que se cuidaba el cuerpo y la mente. La decadente Edad Media olvidó estos espacios y en Europa únicamente pervivieron los hammams de Al-Andalus (lo que hoy es Toledo, Córdoba, Sevilla, Jaén o Granada), construidos según la tradición oriental y todos ellos abandonados a partir del Renacimiento.  

Habría que esperar al siglo XIX para que volviera el gusto por los balnearios, cuando la élite europea con mayor posibilidad económica comienza a buscar lugares de ocio enfocados a la salud. Fue la época propicia para estos espacios ya que los ferrocarriles empiezan a acercar lugares hasta entonces lejanos e incómodos de recorrer a caballo o en carruaje. Además, la estricta moral victoriana (y no solo en el Reino Unido) era el caldo de cultivo para depresiones, histerias y melancolías que se resolvían con largos periodos en el campo, la montaña o al borde del mar aprovechando las conocidas y reconocidas propiedades de los manantiales. Nacen, así, por toda Europa los modernos balnearios. En torno a ellos, como el de Baden-Baden, uno de los más lujosos y famosos de aquellas décadas, surgen emprendimientos para entretener a esta élite ociosa: competiciones deportivas, modernas cafeterías, paseos, casinos… Y allí se daban cita aventureros de todo pelaje, aristócratas de todo bolsillo y artistas más o menos malditos. Por poner un solo ejemplo, la conocida novela de uno de los más importantes autores del realismo literario, Dostoyevski, El Jugador, de carácter autobiográfico, tiene como telón de fondo este balneario. 

Siguieron siendo lugares de destino favoritos para este élite viajera hasta la Segunda Guerra Mundial alcanzado su momento de gloria con la Belle Epoque. Precisamente de estos años es uno de los más importantes y lujosos de los españoles, el de La Toja, en Pontevedra, inaugurado en 1907 y aún activo. Sin embargo, a partir de la década de los cincuenta del siglo XX, con la irrupción de otros modelos de ocio, este público potencial se olvidó de los beneficios de los balnearios y buena parte de ellos entraron en una espiral de decadencia. Se salvaron los más exquisitos y con una clientela internacional que supieron adaptarse a los nuevos gustos. Los pequeños y en sitios apartados fueron acumulando una irremediable pátina rancia que espantaba al público interesado en ellos. 

Sin embargo, todo esto está cambiando en los últimos años con un creciente público de clase media interesado en cuidar la salud de una forma holística y con todos los medios a su alcance. Por eso, se están rehabilitando cada vez más espacios para aprovechar los beneficios de los balnearios y sus aguas medicinales. Como, además, cada uno de ellos es distinto, las opciones, a poco que se haga bien el trabajo de gestión, son infinitas.  

Beneficios de los balnearios  

Aunque cada uno de ellos está indicado para una dolencia o problemática diferente, sí hay una lista más o menos general o que se repite con mayor proporción.  

1.- Los lodos, barros y aguas mineromedicinales ayudan a relajar músculos y contracturas. Así que son beneficiosos incluso para deportistas o personas agotadas por cualquier motivo. 

2.- Buena parte de los que se encuentran en España tienen propiedades contra el reuma, el dolor crónico, el de las articulaciones y ayudan a mejorar la movilidad. 

3.- Apoyados en las propiedades de la fitoterapia, contribuyen a paliar enfermedades respiratorias y asmáticas.  

4.- Menos frecuentes son los beneficios de los balnearios para el sistema digestivo, la depuración del hígado y el páncreas. 

5.- Los que utilizan lodos y barros suelen centrarse en reparar lesiones cutáneas y problemas dermatológicos. 

6.- Si se combinan con movimientos, ejercicios, chorros y aguas de distintas temperaturas, tienen un efecto cardiosaludable y beneficioso para el corazón independientemente de la composición de los manantiales. 

7.- Y, por último, aunque son pocos los que ofrecen estos servicios (por lo complejo de las dolencias), los beneficios de los balnearios se notan en el ánimo ayudando a descansar y a conciliar el sueño. También son la mejor manera (por lo que supone de parar y cuidarse) de combatir el estrés y la ansiedad. Este efecto (es obvio) se potencia si se completa con actividades deportivas (aunque sean de baja intensidad) como yoga, pilates, mindfulness y el contacto con la naturaleza en los que estos espacios se encuentran. 

Los beneficios de los balnearios no se acaban aquí, ya que el simple hecho de conectar con nuestro cuerpo y ralentizar la mente en un entorno sin ruidos ni contaminación ejerce un efecto saludable y antioxidante. Y,  además, es algo que puede hacerse de vez en cuando. No necesita la constancia de otras fórmulas de vida (dietas, ejercicio…) ampliamente aceptadas como positivas para el cuerpo y el alma. 

Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla

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