Qué ver en Bruselas en dos días entre bombones y cerveza

Grand Place de Bruselas al atardecer

Grand Place de Bruselas al atardecer

Candela Vizcaíno

 

Es la capital de Bélgica, de Europa, de los bombones (todos deliciosos e imposible resistirse), de los mejillones, de la cerveza… Aquí aterrizan vuelos desde casi todos los pueblos de Europa. Desde su Estación Central (cinco minutos caminando desde el epicentro que es la Grand Place) puedes pillar trenes no solo hacia cualquier punto de Bélgica sino también a Ámsterdam y Luxemburgo. Salen cada cinco, diez, quince minutos, los tickets se compran sobre la marcha y son baratísimos… Bruselas parece que quiere ser el ombligo de Europa como, en otra época fue París o Roma. No esperes encontrar artistas bohemios (ni siquiera callejeros) o una apoteosis artística que quita el sentido (como Venecia o, incluso, como Sevilla). Es norteña, sobria, comercial, política y… llena de chocolate. ¡Son impresionantes las confiterías ofreciendo deliciosos bombones y otras delicias dulces! Todo lo que hay que ver en Bruselas (y también que hacer) se puede patear en dos días.

Elige si los quieres de diario o  en fin de semana, pero, si puedes, apúntate estas dos fechas: Navidad y segunda semana de Agosto. En verano, durante unos cuantos días, la Grand Place se engalana con millones de flores. Las autoridades invitan a un artista (a veces es internacional) a crear una espectacular alfombra realizada con plantas naturales. Es todo un espectáculo. En Navidad, Bruselas exhibe su mejor cara.  Todo el centro de la ciudad se viste con millones de luces de color, con una decoración elegante y, además, junto al Ayuntamiento se levanta un árbol que rivaliza con la alta torre de aguja de la Grand Place. En estas fechas, quizás, sepan mejor los gofres y los bombones. De todos modos, sea cual sea tu fecha, apunta estos siete imprescindibles que ver en Bruselas en dos días ya sea verano o invierno.

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1.- Grand Place y el Ayuntamiento, Patrimonio de la Humanidad, lo primero que tienes que ver en Bruselas

Es el epicentro de la ciudad. Aquí arriban todos los que aterrizan en la capital Belga. Nadie se pierde una foto delante de sus edificios Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y que lucen como el primer día. No solo es un sitio de postal, también es un lugar vivo. Es lo primero que tienes que ver en Bruselas nada más llegar. A su alrededor se despliegan edificios oficiales, museos y también cafeterías elegantes, restaurantes con las delicias locales decorados el estilo vintage, confiterías, tiendas que ofrecen el típico encaje de Bruselas adaptados a objetos del gusto contemporáneo. No son baratos. Son difíciles de colocar en la decoración y atrezzo actuales pero nadie les puede negar su belleza. 

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2.- Comprar chocolates en las Galerías Reales, algo que ver en Bruselas mientras haces shopping

Muy cerca de la fotogénica e impresionante Grand Place se extienden las Galerías Reales (del Rey, de la Reina y de la Princesa). Son también conocidas como Galerías Saint Hubert, inauguradas en 1847. Fueron las primeras en su género en el mundo, aunque apenas 18 años más tarde fueron desbancadas en belleza y lujo por las Galerías Victorio Enmanuel de Milán, junto al Duomo. Si las italianas, al día de hoy, están repletas de tiendas de súper lujo y de cafés con precios por las nubes, las belgas están atestadas de confiterías (algunas de la época) que ofrecen deliciosos bombones, dulces, gofres… También puedes encontrar una bonita librería pero con ejemplares solo en francés. No han sabido aprovechar el tirón de viajeros para ofrecer volúmenes en otras lenguas. Aunque no te guste el dulce, va a ser muy difícil resistirte a comprar. Las tiendas están decoradas en estilo vintage, con elementos retro y con una  composición tan cuidada que las hacen un destino por sí mismas. En la foto te sonríe Dora después del subidón de azúcar. 

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3.- Comer mejillones y beber cerveza en la Rue des Bouchers

Entre la Galería del Rey y la de la Reina atraviesa la Rue des Bouchers, antaño lugar de carnicerías y charcuterías y hoy repleta de restaurantes. Los hay de todo tipo, de cualquier precio y más o menos acertados, pero, en un alto porcentaje, ofrecen los afamados mejillones belgas. Los precios de la ración (del verano de 2018) rara vez superan los 20 euros. Es el plato típico aunque también se esmeran con el lenguado, el salmón o el pato. Imprescindible, aunque no te guste la cerveza (que esto es como los bombones) acompañar el menú con una buena pinta. Vas a tener que preguntar porque, a la infinidad de nombres, se unen las variedades: rubia, tostada, negra, de alta graduación, de abadía…

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4.- Merendar con gofres aunque sea en la calle

Y si un must que ver en Bruselas son los escaparates con bombones, no se quedan atrás las tiendas de gofres. No te preocupes que las vas a encontrar a cada paso. Aunque algunas cafeterías ofrecen estas delicias como parte de su menú, es fácil comprar para degustar en plena calle. Como los chocolates y las cervezas, vas a caer en la tentación casi fijo.

5.- Un paseo por el Quartier Royal, es lo siguiente que tienes que ver en Bruselas con un poco de tiempo

Bruselas se divide en una zona baja (donde se encuentran la Grand Place o las Galerías Reales) y otra alta. Antaño esta era la popular y hoy en día es el emplazamiento favorito para las compras (tanto de mercado como de productos típicos) de propios y extraños. La zona alta (se nota a poco que camines) es la aristocrática, donde se sitúa el Palacio Real, el Palacio de las Academias, el de la Nación y el Parque de Bruselas. Todo el barrio fue construido durante el Siglo XVIII y XIX y tanto el trazado como la arquitectura o la jardinería siguen el racionalismo francés. Sin entrar en los edificios, se necesita un par de horas. Es otro de esos puntos imprescindibles que ver en Bruselas. 

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6.- Museo Magritte y Musée  Art Moderne, imprescindibles que ver en Bruselas para los amantes del arte

A corta distancia del Quartier Royal te encuentras la Isla de los Museos con emplazamientos dedicados al arte antiguo, al moderno y a ese gran artista del surrealismo que fue René Magritte (1898-1967), hijo predilecto de Bélgica. De todos los museos el más interesante es el dedicado al gran maestrom aunque los amantes del arte también disfrutarán con las obras antiguas de los maestros flamencos que se encuentran en el Musée d’Art Ancien. En Bélgica hay otro museo dedicado a uno de sus personajes favoritos: Tintín. Le veo un gran problema: los contenidos están en francés y, además, es poco lúdico por no decir aburrido. Quizás esté en el carácter de esta parte de mundo. Lo dicho. Si quieres arte en tu recorrido por lo imprescindible que ver en Bruselas, dirígite a la zona alta y busca el Museo Magritte

7.- Hacerse una foto en el Atomium

Y puestos a hacer cosas que siempre se espera del viajero (o turista) no hay que perderse una foto o un selfie (aunque es bastante difícil) delante del Atomium. Esta particular escultura está fuera del centro, pero las comunicaciones, tanto en el resto de Bélgica como en Bruselas, son bastante buenas. Así que es fácil llegar hasta allí incluso con los niños para disfrutar del parque Mini-Europe que está al lado. El Atomium, como la Grand Place, es otro must que ver en Bruselas en dos días. 

8.- Buscar el niño, la niña y el perro que hace pis, callejeando para ver las escultura que ver en Bruselas

La parte más simpática de Bélgica, que dejamos para el final, pueda estar en esa particular búsqueda del tesoro que es encontrar los niños, perritos o animales que hacen pis. No solo el Manneken Pis (el más conocido y símbolo de la ciudad) es la única fuente de esta guisa. Hay (casi) de todo repartido por el centro y los alrededores. Alguien me tendrá que explicar a qué se debe tal furor escatológico, pero seguro que es divertido para jóvenes y peques.

Y si esta lista de imprescindibles que ver en Bruselas en dos días se queda pequeña, desde la Estación Central de Bruselas es fácil llegar a otras ciudades de Bélgica. Imprescindible (por su cercanía) es Gante, (por su belleza) Brujas y (por el interés de la estación misma) Amberes. Con más tiempo también puedes acercarte hasta la universitaria Lovaina e incluso hacer parada en la menos conocida Malinas. Los servicios de tren son baratos y frecuentes (cada diez minutos) y te acercan a cualquier punto con facilidad. Lo que hay que ver en Bruselas no es nada en comparación con otras ciudades cercanas. Tú puedes hacer lo que quieras pero el viaje a Bélgica tiene que ser un poco más largo para poder disfrutar de otros emplazamientos fantásticos de Flandes. 

Otro día más y recuerda que, si has ido o piensas acercarte, que la casilla comentarios está abierta a tus impresiones.

Fotos y texto Candela Vizcaíno

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