El vizconde demediado (1952) de Italo Calvino (1923-1985) es una de las obras de la colección Nuestros Antepasados. En ella se aborda, en clave de humor, a pesar de los hechos trágicos que se narran, las luces y las sombras inherentes a la naturaleza humana. El protagonista es Medardo de Torralba, un joven noble italiano enfrentado a una brutal prueba. La acción tiene lugar en un momento histórico indeterminado que, por las características del relato, podría estar situado en Italia entre el siglo XV y el XVII.
Personajes de El vizconde demediado
1.- El narrador, sobrino del protagonista, del que no conocemos su nombre. Actúa como una voz omnisciente. De él sabemos que es un individuo fronterizo, ya que es el único hijo de la hermana mayor de Medardo. Esta es calificada como una descarriada, como una mujer que quiso saltarse las normas. Al quedarse huérfano, fue acogido por la familia de una manera un poco desordenada y negligente, ya que nadie se ocupó de su educación. No pertenece a lugar alguno. Por eso, se mueve con libertad en todos los emplazamientos de la obra e interactuando con todos los personajes sean estos de la condición social que sean. Es, de alguna manera, aceptado por todos sin pertenecer a ninguna de las familias.
2.- Medardo de Torralba, el vizconde demediado y debido a una acción de guerra, convertido en dos personas. Contamos su aventura en el resumen posterior. Es el protagonista de la obra de Calvino.
3- Doctor Trelawney, médico entrado en años, de origen inglés (esto es, un forastero) de ánimo cobarde que demuestra talento científico, el mismo que, al final de la obra, salva al protagonista o a los protagonistas. Y eso a pesar del poco arrojo del personaje.
4.- Pamela, una rústica pastora objeto de los amores de los “dos vizcondes”. A pesar de presentarse como una joven sencilla y simple, hace gala de buenas dosis de inteligencia emocional a lo largo de la obra.
5.- Sebastiana, la nodriza y, como el narrador, un personaje independiente y transfronterizo. Es independiente y de criterio propio, el cual no abandona bajo ninguna circunstancia.
6.- El maestro Pietrochiodo, artesano creador y simbolización de los trabajadores del castillo.
7.- Ezequiel, jefe de los hugonotes, apartados del resto de los habitantes del pueblo. Se rigen por una estricta religiosidad sin base en los preceptos de La Biblia, libro que ni siquiera poseen ni leen.
8.- Galateo, el leproso intermediario entre las gentes del pueblo y la leprosería, comunidad al margen de las leyes sociales.
Resumen de El vizconde demediado de Italo Calvino
Medardo de Torralba es un joven noble italiano que parte a la guerra. Nada más llegar, debido a la inexperiencia y a su espíritu imprudente, es herido de gravedad. Es recogido por los médicos militares quienes solo pueden salvar del muchacho una sola mitad. El resto ha desaparecido entre los despojos de la batalla. De esta guisa regresa a su pueblo natal donde todos le esperan. Entre ellos su padre ansía su regreso, aunque muere de pena inmediatamente al percatarse (antes que nadie) de la naturaleza maligna que la guerra ha dejado en su hijo.
Muy pronto, Medardo da muestras de una crueldad extrema ajusticiando a diestro y a siniestro sin miramientos. Encarga al maestro Pietrochiodo la creación de nuevos inventos de tortura y muerte. El artesano, a pesar de que está orgulloso de sus obras, se duele por el fin de las mismas confesándole al sobrino de Medardo, el muchacho narrador de la trama, sus contradicciones emocionales. Medardo va causando dolor gratuito allí por donde pasa y, además, deja una firma característica: plantas, flores y animales aparecen, como él, partidos por la mitad.
El único lugar que está a salvo de la violencia del vizconde es la leprosería, donde envía a la nodriza Sebastiana por haberse atrevido a recriminarle su actitud. La mujer, inteligente y libre, gracias a sus conocimientos sobre las plantas medicinales, logra salir indemne de la enfermedad. Calvino, con ironía y maestría nos retrata, el ambiente libertino entre los miembros de la leprosería que viven ajenos a las normas sociales y de la caridad de las gentes del pueblo. También, con sorna, nos introduce en la asfixiante comunidad de hugonotes que se rigen por estrictos preceptos bíblicos sin base alguna, ya que no poseen ni leen un solo libro, ni siquiera la Biblia a la que dicen obedecer.
Este estado de cosas se ve alterado cuando Medardo se queda prendado de Pamela, una rústica pastora, que hace gala de una natural inteligencia emocional. Paralelamente, parece que un nuevo Medardo se muestra ante su gente. Es este bondad extrema, sencillo, humilde y se conduce como un pordiosero. Es Pamela la que se da cuenta que este nuevo Medardo es la otra mitad del vizconde demediado que se quedó olvidada en el campo de batalla. Si el primero que llegó a Torralba solo tenía la parte mala, este (cuidado por unos monjes) lleva en sí todo lo bueno. Sin embargo, las cosas no son tan fáciles, ya que este nuevo Medardo, queriendo impartir justicia, se inmiscuye en el status quo de todas las comunidades, alterándolas y generando malestar entre sus habitantes.
Este nuevo Medardo también se enamora de Pamela e intenta casarse con ella. El rifirrafe con su otro yo está servido y, además, en la misma iglesia. Llega un punto que ambos acuerdan que la única manera que tienen de desenredar el entuerto es batirse en duelo. Y aquí entra el borrachuzo y cobarde Doctor Trelawney. Era, según nuestro narrador, un médico aprensivo que aborrecía la sangre. Sin embargo, disfrutaba con el estudio y la innovación científica. Desde que llegó el segundo Medardo, la otra parte del vizconde demediado, estuvo en secreto investigando. Así, el día del duelo se presenta con todo el instrumental a su disposición y muchas gasas. Heridos ambos Medardo por la cicatriz que los mantenía separados, el buen doctor se la ingenia para coserlos y unirlos de nuevo. Así, al cabo de los días, la sangre buena se mezcla con la mala dando como resultado un ser único, sin partir, y con las luces y sombras inherentes a todos los miembros de la raza humana.
Sobre el bien y el mal en la naturaleza humana según la obra
El vizconde demediado de Italo Calvino nos adentra en la temática de la dualidad espiritual, en la oscuridad y la luz que habita en el interior del ser humano. Aunque la narración nos previene, incluso, de los precipicios peligrosos a los que pueden llevar las, a priori, buenas acciones, este corto relato tiene un final feliz. Y este no es otro que la unión de las dos partes: la luminosa y la oscura, el bien (que había caído en la mendicidad y que se entrometía en la vida cotidiana de todos los habitantes de la aldea causando malestar) y el mal que, desde el principio, acusaba crueldad extrema. La única manera de vivir en un término de recta justicia es unir esas dos partes que, en la obra, aparecen como dos personajes distintos, aunque no lo sean. Es Pamela la que se da cuenta de que hay dos vizcondes con naturalezas antagónicas cuando todos habían caído en la confusión.
- Me encanta que estés alegre, muchacha -dijo el vizconde- pero, ¿por qué te ríes?, si se me permite la pregunta.
- Río porque he comprendido lo que trae locos a todos mis paisanos.
- ¿Qué?
- Que sois un poco bueno y un poco malo. Ahora todo es natural.
- ¿Y por qué?
- Porque me he dado cuenta de que sois la otra mitad. El vizconde que vive en el castillo, el malo, es una mitad. Y vos sois la otra mitad, que se creía perdida en la guerra y que ahora ha regresado. Es una mitad buena.
Y el otro tema (paralelo) de la obra se adentra en la unicidad de la persona. Todos somos únicos e irrepetibles. Si es así: ¿quiénes somos cuando se nos extirpa una parte importante de nuestro espíritu? Durante la refriega en la iglesia, las dos partes del desdichado vizconde demediado se arrogan ser el auténtico Medardo. Sin embargo, no hay ninguno que sea el que partió (entero) a la guerra. Ambos son esa persona y ninguno de ellos (partidos y divididos) pueden ser el auténtico señor de Torralba. La disputa solo podía arreglarla un médico extranjero que llegó al pueblo por casualidad y, como alguien que toma distancia, entendió la problemática y puso la solución.
Y en estas, por el fondo de la nave, sosteniéndose en su muleta, entró el vizconde, con el traje nuevo de terciopelo con bullones empapado en agua y roto, y dijo:
-Medardo de Torralba soy yo y Pamela es mi mujer.
El Bueno renqueó hacia él.
-No, el Medardo que se ha casado con Pamela soy yo.
El Doliente tiró la muleta y echó mano a la espada. Al Bueno no le quedaba más remedio que hacer otro tanto.
El vizconde demediado de Italo Calvino es una obra clásica que nos dice, con un estilo directo, sencillo, irónico y, a veces, hasta cínico de los límites de la naturaleza humana. Para que exista luz en nuestro espíritu tenemos que reconocer y aceptar la sombra. De lo contrario, deviene el caos y la violencia que ambos Medardo derramaban por su pueblo.
Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla