Los titanes griegos

Los titanes griegos

Los titanes griegos

Candela Vizcaíno

 

En el principio de los tiempos paganos, cuando las cosas del mundo y de la civilización aún no estaban hechas, Urano (dios de los cielos) y Gea (diosa de la tierra) se unieron para crear la primera generación de titanes griegos. También engendraron hijas denominadas titánides. Además, por ellos mismos y sin intervención de terceros, crearon buena parte de la naturaleza poniendo, también, las bases para el desarrollo humano primitivo. Urano y Gea son la primera generación de dioses de la mitología griega. Los titanes griegos, enfrentados a sus padres, son la segunda generación, la llamada de la edad de oro. Habría una tercera, la encabezada por Zeus (hijo del titán Crono y de la titánide Rea) y los dioses del Olimpo. 

¿Quiénes eran los titanes griegos?  

Urano y Gea tuvieron a seis hijos, en principio, inmortales y gigantes. Estos eran:  

1.- Océano, las aguas que circundaban el mundo.

2.- Ceo, la inteligencia. 

3.- Crío, protector de la ganadería. 

4.- Hiperión, padre de las estrellas. 

5.- Jápeto, padre de Prometeo y el ancestro de todos los miembros de la raza humana. 

6.- Crono o Cronos, el menor y el más conocido ya que usurpó el trono a su padre y, además, se enfrascó en una guerra terrible con los habitantes del Olimpo. La perdió y dio entrada a la tercera generación de dioses con Zeus a la cabeza.

Las titánides también fueron seis:  

1.- Mnemósine, la memoria y madre, junto con Zeus, de las nueve musas griegas.

2.- Rea, esposa de Crono y reina, se asocia a la tierra y la fertilidad. 

3.- Temis, protectora de la ley. 

4.- Febe, esposa de Ceo. 

5.- Tetis, protectora del mar junto con Océano, su hermano. 

6.- Tea, titánide de la luz unida a Hiperión. 

La unión de estos hermanos engendraron los espíritus y otras divinidades del panteón griego: las ninfas, Deméter, diosa de la agricultura e, incluso a Zeus que es hijo de Crono y y Rea. También hay una segunda generación de titanes entre los que se encuentran Hécate, Selene (la luna), Prometeo, Circe o Atlas, condenado a sostener la tierra sobre sus hombros.  El ritmo de nacimientos de dioses griegos no acaba aquí, ya que, una vez que los habitantes del Olimpo ganan la guerra, estos se unen entre sí e, incluso, con mortales para engendrar héroes, princesas o nuevos dioses. También, en algún caso, como Atenea, la diosa de la sabiduría, los nacimientos tienen lugar sin intervención femenina. Así, la diosa, protectora de las artes de la civilización, nace directamente de la cabeza de Zeus, su padre, con la ayuda del hacha doble de Hefesto.  

En el aspecto anímico, los titanes muestran un espíritu rebelde, destructivo, irracional y brutal. Ellos dominan la fase primordial de la tierra cuando la civilización aún no había despegado. Tienen tendencia a dominar, a imponerse por la fuerza, a no negociar y al despotismo. Son crueles (incluso con los suyos). Ansían el poder sin más razón. 

La Teogonía de Hesíodo del siglo VIII a.C.

Los inicios de los tiempos paganos se narran en Teogonía de Hesíodo (s. VIII a.C). Allí se describen los combates y las sucesivas luchas de poder. En el principio eran Urano (el cielo) y Gea (la tierra). Ellos engendran las cosas del mundo y a sus doce hijos. En un momento dado, los titanes y titánides se se alían con los cíclopes (gigantes brutales de un solo ojo), con los gigantes y con los hecatonquiros (gigantes dotados de cien manos y cincuenta pies) para usurpar el trono de Urano y Gea. Crono o Cronos (el Saturno romano), el menor, castra a su padre para que no siga procreando con su semilla y usurpa el trono divino. Comienza así, la segunda era de los dioses.

Urano, cuando se ve castrado, predice que Crono o Cronos será destronado por sus hijos. Así que el titán, para que no se cumpliera la profecía, ni corto ni perezoso, decide comerse a todos los hijos que va naciendo de su matrimonio con Rea, su hermana y diosa de la tierra. Sin embargo, Rea, embarazada de Zeus, decide huir a Creta y allí da a luz a Zeus, dios del rayo, rey del Olimpo y el que representa un nuevo estado de conciencia. Este, ya de adulto, junto con otros dioses (Apolo, Plutón, Atenea y Hera), se enfrenta a su padre, el titán Crono o Cronos. La lucha entre titanes y dioses fue narrada en la Titanomaquia. Ganan los dioses condenando al exilio a los titanes. Y, además, representa una nueva era para la humanidad ya que, conviviendo con los dioses del Olimpo, se desarrolla la civilización clásica.  A partir de la victoria de Zeus comienza la tercera era y los dioses conviven con la raza humana procreando incluso con mortales, princesas o ninfas.

El simbolismo de los titanes griegos 

Estas luchas de los titanes contra los espíritus primordiales Urano y Gea, primero, y, posteriormente, contra los dioses del Olimpo han sido estudiadas a la luz del psicoanálisis de Freud. Desde el punto de vista de la narración de los mitos se han encontrado en estos enfrentamientos conductas que son auténticos arquetipos universales. Si bien la obra de Hesíodo nos habla de un drama, de una cruenta guerra entre dioses, cada una de las facciones se entienden como representación de distintos estados evolutivos de la conciencia. En la primera generación, la de Urano y Gea, se va creando lo básico de la naturaleza. En la segunda, la de los titanes abanderado por Crono, nos encontramos la fiereza de los instintos, el afán de perpetuarse a toda costa, la genética bruta sin más razón, el inconsciente oculto y la fuerza elemental para la vida. La tercera generación, la de los dioses de Olimpo, es la que permite la evolución de la civilización gracias al fuego de Prometeo robado a los dioses. Es también la que inculca en la raza humana todo tipo de virtudes y vicios al escaparse estos de la caja de Pandora. Sobre estos cimientos se construye la cultura clásica, la de los dioses paganos a los que se rinde culto, la que ya no se basa únicamente en el pastoreo o la agricultura y busca nuevos modelos de ciudad donde florece la filosofía. Para llegar a ello hay que vencer a los titanes, a los gigantes que devoran hijos y que son incapaces de generar artesanía, arte, arquitectura, caza o tácticas militares. 

Adversarios del espíritu consciente (representado por Zeus), los titanes no simbolizan exclusivamente las fuerzas salvajes de la naturaleza. Luchando contra el espíritu, figuran las fuerzas indómitas del alma, que se oponen a la espiritualización armonizadora. El combate de los titanes con los olímpicos, a las órdenes de Zeus, simboliza el esfuerzo evolutivo de la formación del ser consciente saliendo de la animalidad. 

Paul Diel: El simbolismo en la mitología griega

En el panteón pagano, por tanto, los titanes griegos representan un estado anterior al florecimiento de la cultura clásica, base de la occidental. Crono o Cronos pasa a denominarse Saturno en el Imperio Romano. Su figura devorando a sus hijos, a su progenie, a lo que sale de él y pervivirá cuando desaparezca, ha sido un portentoso símbolo para todo tipo de artistas (Goya sin ir más lejos). Con esta imagen se condena no solo la violencia gratuita o la brutalidad extrema sino también el inmovilismo, la incapacidad para el cambio, para el crecimiento espiritual, para buscar la abundancia en la evolución social y para conducirse bajo los parámetros de la razón consciente. Todo esto representan los titanes griegos. 

Por Candela Vizcaíno | Doctora por la Universidad de Sevilla 

 

 

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