El teatro de la crueldad de Artaud

El teatro de la crueldad de Artaud

El teatro de la crueldad de Artaud

Candela Vizcaíno

 

El francés Antonin Artaud (1896-1948) está considerado como una de las más importantes figuras artísticas del siglo XX. Creador del denominado teatro de la crueldad, su trabajo está repleto de poesía y de una fuerza expresiva de difícil disección, análisis e, incluso, comprensión.  

Antonin Artaud  

Fue un visionario que trasladó sus dramas personales (rozando todas las fronteras de la locura y la enfermedad) a su obra. Abogaba por exponer sobre las tablas todo el sentir de la raza humana, al desnudo, en crudo y sin las pátinas de la cultura de la cual abominaba. Llega a París (por entonces centro del mundo) en 1920 desde Marsella con el objetivo de ser actor. En sus inicios, se adhiere al surrealismo, movimiento que abandona en 1926 para fundar su propio proyecto: Théatre Alfred Jarry. Allí, de forma pasional, rebelde e, incluso, anárquica pone en cartel obras contra el espíritu burgués imperante, chocantes, difíciles de entender para una público no entendido y/o comprometido. 

En su teatro puso en escena en 1926 la polémica Ubu Rey causando el mismo escándalo que durante su estreno en 1896. Considerada uno de los antecedentes del surrealismo, recibió críticas desde todos los ámbitos. En 1927 se atrevió con Los misterios del amor de Roger Vitriac. Y, en los cuatro años siguientes, sentó las bases para su teatro de la crueldad. Este inspiró a Beckett o Grotowski.  

Sin embargo, todo se volvía en su contra con importantes problemas económicos, críticas desde todas partes (incluidos los representantes del surrealismo). Se arruinó con la puesta en escena de Los Cenci de Standhal donde Artaud representaba al sanguinario Cenci. En 1936 abandona su proyecto artístico en París y viaja a México. Allí experimenta con las drogas alucinógenas y rituales chamánicos que agravaron su inestable estado de salud mental. Desde 1937 a 1947 estuvo entrando y saliendo de sanatorios psiquiátricos sin mejoría alguna. En 1938 publica su libro El teatro y su doble donde Artaud expone todas sus ideas y hoy es referencia imprescindible.  Murió un año después víctima de un cáncer de colon, aunque también se especula con el suicidio utilizando drogas para el dolor. 

Características del teatro de la crueldad de Artaud 

1.- Reacciona tanto al drama psicológico del expresionismo y simbolismo como al naturalismo en teatro inmediatamente anterior. Sus obras son inclasificables. Eso no quita para reconocer la poderosa influencia posterior. 

2.- Predica un teatro elemental, básico, instintivo basado en los mitos primigenios sin la construcción cultural a la que han sido sometidos en los últimos siglos. 

3.- Busca la magia y la emoción pura a través del salvajismo propio de la raza humana. 

4.- Esto implica “crueldad” pero no en el sentido sádico o de herida sangrienta o psicológica. En Artaud la crueldad es lo básico, lo sencillo y lo primario que no está cubierto por las distintas capas de la razón. 

5.- Se inspira en los ritos primitivos, aquellos que son capaces de expresar lo más profundo del sentir del ser humano. 

6.- El teatro de la crueldad de Artaud aboga por la destrucción de la cultura. Esta siempre es mentira, elaborada, artificiosa… Y el artista buscaba la vida, la naturaleza, lo primigenio… 

En sus palabras, esta calificación debe entenderse de la siguiente manera: 

[Es un] ir hasta el límite extremo de todo lo que puede el director de escena sobre la sensibilidad del actor y el espectador […] Cabe muy bien imaginar una crueldad pura, sin desgarramiento carnal […] Desde el punto de vista del espíritu, crueldad significa rigor, aplicación y decisión implacables, determinación irreversible, absoluta.  

7.- La única forma de llegar a esa semilla, a esa esencia de la naturaleza humana es con las caídas de las máscaras, de las sucesivas caretas impostadas de la cultura y de los mandatos sociales. Cuando esto se produce se asiste a una auténtica epifanía que deja al descubierto 

[…] la mentira, la debilidad, la bajeza, la hipocresía del mundo; sacude la inercia asfixiante de la materia, que invade hasta los testimonios más claros de los sentidos, y revelando a las comunidades un oscuro poder, su fuerza oculta, las invita a tomar, frente al destino, una actitud heroica y superior, que nunca hubieran alcanzado de otra manera.  

9.- El teatro de la crueldad de Artaud niega el poder de la palabra, el diálogo y la comunicación social. La obra debe toda su grandeza a la puesta en escena en la que es preciso utilizar todos los recursos posibles. El texto es secundario. 

10.- Quizás por eso reniega de los clásicos que deberían reinterpretarse o leerse sin las sucesivas capas de cultura, de análisis sesudos, de comentarios de expertos… El objetivo no era construir obras maestras o hacer crecer el canon sino llegar a la esencia de las entrañas de la raza humana. 

11.- En el teatro hay que buscar otro lenguaje distinto al de la comunicación poética y/o literaria (no digamos ya la de otros formatos mundanos). Hay que dirigirse hacia el lenguaje del espacio basado en el símbolo donde se haya eliminado la racionalidad. Por eso, se recurre al gesto, al grito, a la mueca, a la mímica, al juego de luces, a las danzas. La realidad desaparece así como todo aquello del espíritu que tenga algún tipo de elaboración ya sea racional como irracional. 

12.- Llega asemejar el teatro con la peste, con la enfermedad que genera la revelación y, en último extremo, la catarsis. 

13.- De alguna manera u otra, necesita de la colaboración activa del público, de un espectador entregado dispuesto a una conversión emocional desde el patio de butacas. 

14.- Apela, por último, a la rebeldía extrema, a lo hipnótico, a lo sagrado animista y ritual, a lo instintivo en busca de una purificación casi religiosa. 

En definitiva, el teatro de la crueldad de Artaud es considerado al día de hoy de una tremenda lucidez, profundo en su afán de buscar lo instintivo, rebelde contra la cultura establecida, liberador por lo que plantea e, incluso, de tintes místicos. A pesar de su negación del canon, acabó entrando en él debido a la importante influencia que ejerció en los dramaturgos que llegaron después.  

Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla

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