Características del surrealismo literario

Características del surrealismo literario

Características del surrealismo literario

Candela Vizcaíno

 

El surrealismo literario nace oficialmente en 1924 con la publicación por parte de André Breton (1896-1966) del primer Manifiesto del surrealismo. Posteriormente llegarían otros dos (uno publicado en 1929 y otro del mismo autor que quedó inédito en su día). Era la intención de los artistas que secundaron este nuevo -ismo romper con la tradición cultural de forma radical, prácticamente como todos los movimientos de vanguardia de las primeras décadas del siglo XX. Sin embargo, en sus comienzos y primer desarrollo encontramos diversas fuentes estilísticas, filosóficas e, incluso, históricas que lo fundamentan. Comencemos con ellas. 

Fuentes del surrealismo literario  

1.- El espíritu contestatario, revolucionario e, incluso, provocador del movimiento bebe de las características del Romanticismo con su reivindicación de la libertad por encima de todas las cosas. De aquí también se toma el gusto por lo irreal y lo fantasmagórico. 

2.- Para cuando apareció el movimiento ya estaba sobre la mesa el concepto de inconsciente según Freud con todo lo que ello conlleva. Desde la publicación de La interpretación de los sueños, nada más comenzar el siglo, la raza humana ya no se concibe como un todo armónico sino que entran en escena, la sombra y el inconsciente movido por símbolos universales. Es este un lenguaje que se ha perdido debido al imperio de la razón. Por tanto, el mundo de los sueños pasa de considerarse un espacio residual sin importancia para el conocimiento de los anhelos humanos a ponderarse como fundamental. 

3.- No podemos olvidar que las características del surrealismo literario beben, en parte, del dadaísmo literario que ya había postulado, no ya la inutilidad del arte, sino la de misma existencia. El nihilismo de los dadaístas, con sus espectáculos chocantes, abre la puerta a una realidad alternativa distinta a la cosmovisión burguesa práctica y materialista que tanto se ataca. 

4.- Y, por último, no podemos olvidar la figura de Guillaume Apollinaire que, con sus caligramas, se adelanta a la poesía visual. Y, por tanto, dinamita la división de los géneros tradicionales abriendo la puerta a realidades alternativas y modelos artísticos radicalmente distintos a los tradicionales.  

Características del surrealismo literario 

1.- Es un movimiento revolucionario que busca la verdad fuera de la realidad tangible y aceptada. Por eso, sus creadores se sumergen en el mundo de los sueños de donde toman imágenes, en apariencia, sin sentido pero, sin embargo, siguen un simbolismo universal perdido a partir de la cultura del Neoclasicismo y su afán de razón. 

2.- Siguiendo esta línea, abogan por una obra de arte ajena a los dictados de la mente consciente. Se busca, por el contrario, la pulsión instintiva y directa desde los más oscuros rincones del alma. Cualquier moderación se considera contraria a los postulados mismos del surrealismo. Por eso, las temáticas extremas son favoritas. El amor se vuelve pasional. Hay un gusto por la muerte, por el suicidio e, incluso, por el sadismo. 

3.- Se busca incansablemente lo maravilloso ajeno a la vigilia. Como en el Romanticismo literario, hay un gusto por lo monstruoso, lo deforme, lo fantasmal e, incluso, se llega a los bordes de la paranoia

4.- Como el dadaísmo, es un movimiento insolente, contestatario que busca el escándalo y romper las estructuras sociales y de conocimiento establecidas. Diríamos, incluso, que se regodea en lo chocante. Así, no solo se eligen temáticas ajenas a la tradición sino que también las obras se desgajan y se presentan de manera fragmentada. 

5.- Aunque en un principio hay un gusto por la escritura automática con palabras (incluso inventadas) que llegan desde el fondo del inconsciente sin pasar por el filtro de la razón, muy pronto se vio que esto eran solo juegos que no llegaban a ninguna parte. 

6.- Con el surrealismo literario comienza el monólogo interior, ese diálogo del protagonista (o antagonista) consigo mismo que quiere ser un debate con aquello oculto tan querido para el grupo. 

7.- En un afán de generar sorpresa, se producen imágenes inquietantes que interrogan el fondo espiritual del receptor. Quizás por eso, el movimiento tuvo, en sus inicios, un fuerte rechazo por parte del público que lo ha aceptado únicamente tras décadas de su nacimiento y múltiples estudios de investigación sobre sus obras más importantes. 

8.- Fue un movimiento que comenzó en la poesía, en la literatura, y de aquí se extendió a todas las artes plásticas. Las pinturas surrealistas más importantes (como el universo de Dalí, del que podemos poner de ejemplo La persistencia de la memoria) nos presenta una realidad onírica, inquietante, interrogadora y transformada al máximo. La pintura metafísica de De Chirico, por poner otro ejemplo, nos sumerge en una representación en la que la figura humana se ha cosificado y ha perdido su alma para transformarse en maniquíes, máscaras o seres sin rostro. De alguna manera u otra, estos representantes del surrealismo querían plasmar un mundo que este momento se sabía y se aceptaba que pertenecía al alma humana. Sin embargo, había estado escamoteado a la mente consciente hasta los estudios psicológicos de Freud. 

9.- Todo esto genera diversos tipos de espacios literarios con la característica común de que todos ellos pueden calificarse como inquietantes. Se recurren a personajes marginados socialmente, a los que han perdido la cordura o los que se atreven a bucear en otros mundos posibles, aunque, para ello, se recurran a sustancias psicotrópicas de por medio. 

10.- Otra de las características del surrealismo literario (y también del plástico) es su convergencia con los postulados del marxismo. Al querer romper con la tradición y con la sociedad establecida, algunos autores se adhieren a un incipiente comunismo que aún no había mostrado su peor cara. Sin embargo, muy pronto, se vio que la inflexibilidad de esta ideología política era (y es) incompatible con la creación literaria que reclama, ante todo y sobre todo, libertad.  

Un intento de definir el surrealismo literario  

Nació en 1924 bajo el calificativo de superrealismo. Este aludía a un emplazamiento más allá del mundo natural y social conocido. Por tanto, este movimiento, que comenzó en literatura y de aquí se expandió a otras artes, busca una realidad más allá de la razón consciente y ordenada. Tras los descubrimientos de Freud, estos artistas se sumergen en el mundo de los sueños, el de los mundos alternativos, el de la fantasía extrema en busca de las fuerzas oscuras (inconscientes) que empujan a la raza humana a las pasiones y a las fronteras del espíritu. La narración de las obras del surrealismo literario pueden calificarse de cualquier manera menos de sosegada. Por el contrario, nos presentan un universo fragmentado y en contaste cambio.  

Fueron sus principales representantes Paul Eluard (1895-1952), Louis Aragon (1897-1982) y el ya mencionado André Breton. De este último son las palabras a continuación: 

[El surrealismo es] automatismo psíquico, mediante el cual se pretende expresar, sea verbalmente, por escrito o de otra manera, el funcionamiento real del pensamiento. Dictado del pensamiento con ausencia de toda vigilancia ejercida por la razón, fuera de toda preocupación estética o moral.

En definitiva, las características del surrealismo literario se expandieron muy pronto a otras artes plásticas. Aunque las obras más famosas pertenecen a la pintura, también hay que recordar el trabajo de Alberto Giacometti. Con los horrores de la Segunda Guerra Mundial el movimiento como tal (con sus artistas considerados como un grupo más o menos homogéneo) queda dispersado, aunque buena parte de sus postulados pervivieron en creadores de distinta índole durante todo el siglo XX. Puede decirse que, de todos los -ismos de las vanguardias, fue el triunfador.  

Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla

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