Sainete en el teatro español

Sainetes en el teatro español

Sainetes en el teatro español

Candela Vizcaíno

 

La palabra sainete proviene del latín y significa «pienso para engordar animales». De esta semántica, el término fue evolucionando para definir «una pieza teatral corta realizada con el único fin de entretener a un público no entendido y servir de acompañamiento a la representación principal». El sainete, por tanto, es una obra teatral corta que busca la hilaridad fácil presentando tipos simples, populares y zafios. 

Características de los sainetes

1.- Son piezas teatrales cortas en un solo acto que no se representan de manera independiente sino en el programa de una obra teatral; normalmente en el segundo entreacto. 

2.- La temática es jocosa, vulgar, burlesca… Busca la hilaridad fácil describiendo tipos sociales estereotipados y marginales. Al contrario que los entremeses, en ningún momento hay crítica social sino simplemente presentación de costumbres populares y marginales, a veces distorsionado con un profundo sesgo ideológico.

3.- Fueron frecuentes los sainetes protagonizados por chulapos o majos madrileños y por estereotipos andaluces: pícaros, ladronzuelos, vividores… 

4.- El lenguaje es llevado al extremo retorciendo las peculiaridades de las distintas hablas. 

5.- La representación no dura más de 25 minutos. 

6.- No presenta tensión dramática ni división en actos. La narración (más que la acción) se desarrolla en un solo acto en el que hay una descripción de tipos y costumbres más que de acción dramática propiamente dicha. 

7.- Los protagonistas y personajes son tipos estereotipados. No hay caracteres cómicos sino repetición de seres reconocidos y reconocibles por el público con unas mismas características, en la mayor parte tratados con prejuicios: los catetos de los pueblos, majos, habitantes de los barrios bajos, mujeres chabacanas, castañeras…

8.- El único fin es provocar la hilaridad exponiendo, por un lado, un lenguaje vulgar que se ha retorcido al máximo y, por el otro, la falta de valores espirituales de estos protagonistas simples y con mínimos proyectos vitales. 

9.- Fueron concebidos como teatro de consumo sin más pretensión literaria que la de entretener momentáneamente. Por eso, la gran mayoría de las piezas que nos han llegado son anónimas. 

10.- A veces, se combinaban con algún tipo de baile o canto breve. 

11.- En los sainetes es importante tanto el vestuario como la caracterización para que el público no tenga dudas del personaje que se está representando. 

12.- Ofrecen una visión optimista y distendida de la realidad, sin crítica social ni pretensión de cambio.  

Si el conjunto de esta producción menor supone, de una parte, una especie de cura del lenguaje teatral y una desintoxicación de mala retórica, por la otra significa un achabacanamiento de la escena y una vulgar limitación de la realidad y de los medios expresivos dramáticos.  

Francisco Ruiz Ramón: Historia del Teatro Español 

Breve historia del sainete en el teatro español  

En el siglo XVII, el término sainete prácticamente era sinónimo de entremés. Sin embargo, este último vocablo se va imponiendo a la par que el primer modelo literario. Así, el sainete queda aparcado mientras que el entremés evoluciona hacia piezas de crítica social, llegando a su apoteosis artística con la obra de Miguel de Cervantes «El retablo de las maravillas». El gran genio de las letras españolas se aleja de los tipos cómicos preestablecidos para creer auténticos caracteres personalizados. Jamás llega el sainete a este nivel literario, de profundidad semántica y de crítica de las convenciones sociales. Siempre se queda en un género menor, de poca consistencia, repetitivo y marginal.  

En el siglo XVIII, con la cultura del Neoclasicismo y su gusto por la razón y los textos educativos, los entremeses quedan aparcados y los sainetes duermen un sueño latente. Y se despiertan al calor de los modelos románticos que ensalzan los tipos nacionales, locales y castizos como representantes de la originalidad y la libertad. Los sainetes, sin embargo, no llegan a esa profundidad filosófica. Simplemente, se apuntan a una ola de cambio en los gustos del público. En esta línea destaca el madrileño Ramón de la Cruz (1731-1794) adscrito a la estética del «arte nuevo de hacer comedias». Sus obras son sainetes basados en los paletos de los pueblos, en los castizos madrileños, en los golfillos, en los entresijos del teatro con su ristra de actores o tramoyistas, etc. Sus obras están escritas en versos octosílabos con un lenguaje desenfadado y caracterizado por la caricatura. Tuvieron tal éxito en la escena española que su autor llegó a escribir 542 piezas que le dieron fama y poder en el mundillo teatral madrileño. 

La historia del sainete da un salto de un siglo con la figura de Carlos Arniches (1866-1943), perteneciente por edad, aunque no por tema ni adscripción literaria, a la generación del 98. Retoma la tradición iniciada por Ramón de la Cruz. Sin embargo, Arniches ya no se centra únicamente en los estereotipos y crea auténticos caracteres cómicos, aunque sus obras son de una importante reducción semántica. Con una obra extensa, tuvieron bastante éxito sus sainetes que retratan, utilizando un lenguaje distorsionado, un Madrid barriobajero con personajes envueltos en un triángulo amoroso. Creó un género nuevo denominado tragedia grotesca impulsado por los principios regeneracionista sociales de inicios del siglo XX.  

En Andalucía, destacan los hermanos Serafín Álvarez Quintero (1871-1938) y Joaquín Álvarez Quintero (1873-1944) con una obra más amplia y heterogénea, ya que escribieron poesía, comedia, zarzuela e, incluso dramas. Sus sainetes destacan por ser piezas costumbristas en las que se representan la alegría, la luz y la fiesta de Andalucía. En ningún momento, recogen las difíciles condiciones de la población de esa época en esta parte de mundo. De hecho, sus obras se caracterizan por presentar situaciones casi imaginadas, de evasión, de lugares pintorescos que poco o nada tenían que ver con la dura y cruda realidad. Disfrutaron de éxito y reconocimiento en vida a pesar de que aportaron bien poco al desarrollo de la literatura del siglo XX.  

Forman parte de nuestros valores más decadentes e inmovilizados, justamente por su capacidad de destrucción o degradación de expresiones de actitudes racionales, críticas y creadoras. 

José Monteleón: José Martín Recuerda. Teatro

Tipos de sainetes  

Emilio Palacios Fernández, en su Historia del teatro en España, distingue tres tipos de sainetes: 

1.- De costumbres, los más comunes y cuyos protagonistas son tipos populares de Madrid y Andalucía. 

2.- Teatrales, cuya temática son los entresijos del mundillo teatral con todos sus tipos característicos. 

3.- Líricos, que se combinaban con bailes y música. A veces, a partir de estos sainetes se componían auténticas zarzuelas.  

Pocos de estos sainetes presentan una pequeña intriga. Son, simplemente, una excusa literaria para describir tipos cómicos con el único fin de desencadenar la risa fácil sin más trascendencia filosófica o semántica. Tras la Guerra Civil Española y los cambios históricos del siglo XX, la literatura tomó otros derroteros más dramáticos con obras en las que se profundizaba en el desamparo emocional o en la feroz crítica social. Y, con este nuevo entorno histórico, los sainetes desaparecieron por completo de la escena teatral española.  

Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla 

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