Regeneracionismo en España

El regeneracionismo en España

El regeneracionismo en España

Candela Vizcaíno

 

El regeneracionismo en España fue un movimiento histórico, posteriormente trasladado a la literatura, surgido a mediados del siglo XIX como reacción a la decadencia social, económica, cultural y política del país. Este se explica por el imparable deterioro de las condiciones de vida generales, por el atraso en la ciencia o en la investigación (prácticamente nula) y por la creciente brecha con Europa. El regeneracionismo se encuadra en lo que se ha venido en llamar “el problema de España” o el “dolor por España” que es una de las características de la Generación del 98, uno de las más influyentes de la época, junto con el realismo literario

Bases históricas que explican el movimiento 

El siglo XIX comienza en España con la invasión por parte del ejército de Napoleón y la posterior Guerra de la Independencia (1808-1814). Durante el conflicto se pone en evidencia la fractura entre el pueblo y la élite afrancesada defensora a ultranza de los principios de la cultura del Neoclasicismo. Es el amor por la razón, por la ciencia empírica y por la educación lo que lleva a estos ilustrados a defender el modelo social y político del invasor. Sin embargo, el pueblo (y algunos miembros de la clase alta que todo hay que decirlo) tenían otras ideas. No tardaron en levantarse en armas azuzados anímicamente por el patriotismo, base del nacionalismo. Resumiendo mucho, los horrores de esos días están perfectamente simbolizados en la obra maestra de Francisco de Goya Los fusilamientos del 3 de mayo

El resultado del conflicto, recordemos, fue la expulsión del invasor pero, a la vez, supuso la vuelta del nefasto Fernando VII (1784-1833). El fracaso de las Cortes de Cádiz (1812) y el regreso al absolutismo empeoraron aún más el clima socio económico general. Todo se agravó tras la muerte del rey, las sucesivas y posteriores guerras carlistas y el intento desesperado en el reinado de Isabel II (1830-1868) de aplacar la confrontación (casi a muerte) entre los conservadores y liberales. La sucesión de distintos gobiernos en alternancia entre liberales y conservadores, como un carrusel, supuso un agravamiento de las condiciones de vida, de la política, de la cultura y del prestigio internacional. Para remate, este saltó por los aires en 1898 con la pérdida de Cuba, la última de las colonias de lo que fue uno de los mayores imperios sobre la tierra. 

Antecedentes del regeneracionismo en España 

Con este panorama de pérdida de influencia internacional, abandono de la moderación política, profunda crisis económica, revueltas sociales, hambre y deterioro cultural no es de extrañar que el ambiente fuera de absoluto pesimismo. El abatimiento era tal que se llegó, incluso, a un sentimiento de inferioridad que no desapareció hasta las últimas décadas del siglo XX. Con estos mimbres nace el regeneracionismo en España, aunque el asunto se venía tratando desde mucho antes: desde Mariano José de Larra (1809-1837). Recordemos que el autor romántico se duele por la situación de una nación sumida en el atraso, sin gusto por la instrucción práctica y que delega la responsabilidad individual en “poderes superiores” sean estos terrenales o celestiales. Todos estos principios lo recogen los regeneracionistas. Aún así, investigadores hay que remiten la temática a Cervantes o Baltasar Gracián, en pleno siglo XVII, justo cuando comienza la decadencia de la nación.

En todos ellos hay un nexo reivindicativo en común: la importancia de la educación como única vía para el progreso tanto material como espiritual. Se suceden las críticas a la endogamia en los estudios superiores, a la ineficacia de las asignaturas poco prácticas y a la baja formación de un pueblo que no lograba aumentar los porcentajes de alfabetización. El ala liberal sumaría a las críticas, además, la excesiva dependencia de la Iglesia y la injerencia de los dogmas en la vida civil. Este estado de cosas coartaba la autocrítica, primera piedra para el progreso, tanto en el plano individual como en el social.  

Autores regeneracionistas 

Como veremos a continuación, la corriente fue asumida por algunos autores del realismo literario, tal es el caso de Benito Pérez Galdós (1843-1920) y, especialmente, por la Generación del 98. Sin embargo, en un primer momento, se desarrolló en el campo de la historia y de las ideas. Anotamos los siguientes nombres:  

1.- Joaquín Costa (1844-1914) viaja a la Exposición Universal de París de 1867. Allí, por comparación, se da cuenta de la decadencia, en todos los órdenes, de España. A su vuelta, asume los principios del krausismo con su defensa de los derechos humanos, amor por la naturaleza y el pensamiento simbólico. Fue lo que se conoce como un europeísta cuya obra instaba a profundas reformas y a la reconstrucción desde los cimientos mismos de la sociedad. Para ello, volvemos una y otra vez más, era necesario un cambio radical en el modelo educativo y en los porcentajes de instrucción, que debía hacerse general. Su obra más importante, Reconstrucción y europeización de España (1900), aborda temática diversa, desde política hasta economía pasando por derecho. Su pensamiento se resume en esta frase: 

La escuela y la despensa, la despensa y la escuela; no hay otras llaves capaces de abrir camino a la regeneración española. 

2.- Ricardo Macías Picavea (1846-1899) también trata los problemas educativos en su obra El problema nacional (1891). Está considerado uno de los precursores de la Generación del 98.  

3.- Ángel Ganivet (1865-1898), aunque es considerado uno de los autores de la Generación del 98, es también uno de los más importantes representantes regeneracionistas. En su obra Idearium español (1897) aborda la esencia de un pueblo caracterizado como abúlico, demasiado estoico (y por tanto derrotista) y sin amor por la acción que es el motor del cambio. Califica el espíritu español de religioso, artístico y dado a empresas utópicas que desgastan inútilmente. Para él, España es quijotesca, con tendencia a la imaginación más que a acciones prácticas. 

Regeneracionismo y Generación del 98  

Los más brillantes frutos del movimiento se dieron en la primera etapa de la Generación del 98. A raíz de la pérdida de Cuba se forma el llamado Grupo de los Tres: Pío Baroja (1872-1956), Ramiro de Maeztu (1874-1936) y José Martínez Ruíz (Azorín) (1873-1967). Estos piden ayuda al que ya era un auténtico maestro: Miguel de Unamuno (1864-1936). En 1901 (en línea con los movimientos de vanguardia europeos que comienzan a proliferar) redactan el Manifiesto Regeneracionista. En sus páginas se duelen por la decadencia de España y manifiestan un particular desasosiego que continuará durante buena parte del siglo XX. Este escrito tiene un profundo espíritu reivindicativo. Esto es, aciertan a reseñar los males del país y proponen soluciones. Una vez más, fían cualquier solución a la educación.

En una segunda etapa, tanto estos autores, como los que se van sumando, como es el caso de Antonio Machado (1875-1939), van desarrollando en sus escritos un tono completamente literario llegando, incluso, al lirismo. De la reivindicación se pasa al dolor por una tierra yerma (simbolizada en Castilla), solitaria, vacía, anclada en la tradición e, incluso, en la sumisión. Y de aquí se llega al lirismo, a la subjetividad individual, a la canción íntima que ha dado poemas de altura universal como son A Jose María Palacios o Al olmo viejo, ambos de Antonio Machado.  

El regeneracionismo en España, para terminar, continúa durante las primeras décadas del siglo XX y se ve sobrepasado por los acontecimientos históricos de la de los treinta. Ese reguero de revueltas, revoluciones, represiones y sangre que desemboca en la Guerra Civil Española resbala al país (y posteriormente al resto de Europa) en otros derroteros de los que no se saldrá hasta las últimas décadas del siglo. 

Por Candela Vizcaíno | Doctora por la Universidad de Sevilla

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