El homenaje al poeta cordobés Luis de Gongora, con motivo de la celebración del tercer aniversario de su muerte, reunió a buena parte de los poetas de la Generación del 27. Eso fue el 17 de diciembre de 1927 en el Ateneo de Sevilla. Allí estaban Federico García Lorca, Pedro Salinas y Dámaso Alonso. Allí, en concordancia con los manifiestos de las vanguardias imperantes, realizaron su particular declaración de intenciones. En un primer momento, todos y cada uno de estos creadores (unidos por lazos de amistad y de una gran formación académica) se adhieren a los fundamentos de la poesía pura. Y toman como maestro a Juan Ramón Jiménez. Crean y publican unos versos depurados en extremo, siguiendo la tradición literaria española (desde los cancioneros hasta Garcilaso de la Vega) que tan bien conocían. A la par, defienden, el atrincheramiento en la delicada torre de marfil.
Sin embargo, conforme va avanzando la década de los treinta, los hechos históricos (el fracaso de la república, revoluciones, represiones, asesinatos, la guerra civil, el exilio, los conflictos mundiales…) van haciendo mella en el ánimo de todos ellos. Así, las características de la Generación del 27 dan un vuelco para abrazar el realismo e, incluso, el compromiso social. En este orden de cosas, de considerar a Juan Ramón Jiménez como maestro indiscutible se pasa a admirar la poesía sencilla de Antonio Machado, que fallece al terminar la Guerra Civil Española intentando alcanzar la paz en tierras francesas. Lo que llegó después fue una auténtica diáspora, cuando no la muerte (recordemos nada más el asesinato de Federico García Lorca por ser el más conocido). Con estos mimbres tan terribles, desde el punto de vista histórico y personal, cada uno de los autores de la Generación del 27 evolucionó de diferente manera. Sin embargo, en todos ellos se trasparenta el dolor por la pérdida, la separación o el exilio (en este aspecto es trágico casi el caso de Luis Cernuda). A la par, se abrazan los moldes clásicos de la mejor literatura española.
Los cinco poetas de la Generación del 27 más importantes
1.- Federico García Lorca, el más conocido escritor de la Generación del 27
Es el más conocido y el de mayor trascendencia en la cultura popular. Nace en Fuente Vaqueros en 1898. En la Universidad de Granada estudia Derecho y Filosofía y Letras. En 1919 se traslada a Madrid, a la Institución Libre de Enseñanza compartiendo alojamiento en la Residencia de Estudiantes con Salvador Dalí y Luis Buñuel con quienes traba amistad y se empapa de las características del surrealismo. Sus primeros éxitos llegan por obras teatrales en las que recoge todo el dramatismo de la vida andaluza, no sin antes dejar de manifiesto un punto de crítica social a las costumbres cerradas de su tiempo. De 1927 es Mariana Pineda basada en la vida y ajusticiamiento de la heroína liberal granadina. Posteriormente, llegarían Bodas de sangre (1933), basada en un hecho real y Yerma (1934). Su conocida e inmortal La casa de Bernarda Alba se estrenó tras su muerte. Su gran cultura y brillantez intelectual se acrecentó con viajes por Estados Unidos (de esta experiencia surge Poeta en Nueva York publicado tras su asesinato), Cuba, Uruguay y Argentina donde llevó a escena (en Buenos Aires) algunos de sus títulos. Fue asesinado en agosto de 1936 en el Barranco de Viznar entrando no solo en el canon sino también en la leyenda de la literatura española.
Algunos poemas de Federico García Lorca forman parte del acervo popular y han servido como hipotexto para artistas de todo tipo, especialmente para los vinculados al flamenco que tan bien conocía el escritor. Títulos imprescindibles son Romancero gitano de 1935, Llanto por Ignacio Sánchez Mejías (1935), Diván de Tamarit (1940) y Sonetos de amor oscuro de corte erótico y publicados en 1983, cuando la sociedad española era radicalmente distinta a la de su tiempo.
2.- Luis Cernuda, el poeta de la Generación del 27 que cantó la soledad y el exilio
Nace en Sevilla en 1902 en el seno de una familia militar, tradicional e inflexible. Muy pronto el ánimo quebradizo del poeta comienza a chocar con todas sus circunstancias personales y sociales. Estudia en la Universidad de Sevilla y tras la Guerra Civil mantiene una auténtica vida nómada enseñando en distintas instituciones y universidades de Inglaterra, Estados Unidos o México donde muere en 1963. La poesía de Luis Cernuda es la del desarraigo, la de la soledad la del exilio interior e, incluso, la de la acritud. Sin embargo, también es la del amor y la esperanza en la posibilidad de redención a través de la belleza. Imprescindibles son Los placeres prohibidos (1931), Donde habite el olvido (1934) y, especialmente, los últimos poemas de Desolación de la Quimera (1962). Es uno de los poetas de la Generación del 27 que mayor influencia ha ejercido en los creadores que llegaron después convirtiéndose en un auténtico referente y cumpliendo el deseo expresado en “A un poeta futuro”.
[…]
Cuando en días venideros, libre el hombre
Del mundo primitivo a que hemos vuelto
De tiniebla y de horror, lleve el destino
Tu mano hacia el volumen donde yazcan
Olvidados mis versos, y lo abras,
Yo sé que sentirás mi voz llegarte,
No de la letra vieja, mas del fondo
Vivo en tu entraña, con un afán sin nombre
Que tú dominarás. Escúchame y comprende.
En sus limbos mi alma quizá recuerde algo.
Y entonces en ti mismo mis sueños y deseos
Tendrán razón al fin, y habré vivido.
3.- Pedro Salinas, el veterano
De todos los poetas de la Generación del 27 es el mayor, el que ya había publicado cuando se realizó la reunión inaugural y el que había comenzado su carrera como profesor de literatura al más alto nivel. Nace en Madrid en 1891. Estudió Derecho y Filosofía y Letras. Desarrolló una impresionante carrera como investigador y enseñante tanto en España como en Estados Unidos donde se exilió tras la Guerra Civil. Murió en Boston en 1851. Imprescindibles son sus obras Seguro Azar (publicada en 1929), La voz a ti debida (1933) y Razón de amor (1936).
4.- Dámaso Alonso, el académico de la generación del 27
Ha entrado en el canon literario por su obra Hijos de la ira (1944) y por sus acertados estudios sobre lo mejor de la literatura española que da gusto leer siquiera sea por recorrer líneas brillantemente escritas. Nace y muere en Madrid (1898-1990). Se doctoró en Filosofía y Letras y está en la nómina de los más lúcidos miembros de la Academia de la Lengua y de la Historia. Recibió el premio Cervantes, el más alto galardón de las letras castellanas y tras la Guerra Civil pudo continuar su labor docente, académica y de investigación con altos honores, como estamos viendo.
5.- Vicente Aleixandre, el Premio Nobel
Pertenece a la mítica estirpe de los mejores poetas andaluces (Gustavo Adolfo Bécquer, Juan Ramón Jiménez, Federico García Lorca, Luis Cernuda, Antonio Machado…) Nace en Sevilla en 1898 y tras residir en Málaga recala en Madrid donde estudia, trabaja y fallece en 1984. Recibe el Nobel de Literatura en 1977 por sus obras y por su labor en la Academia de la Lengua Española. La lista de sus publicaciones es amplísima e imprescindibles son Espadas como labios (1932), Presencias (1965) y Poemas de la consumación (1968).
Otros cinco poetas de la Generación del 27 a tener en cuenta
6.- Rafael Alberti
Vinculado al partido comunista durante toda su vida, llegó incluso a ocupar sillón en el primer parlamento democrático español tras la legalización del partido. Nace en el Puerto de Santa María (Cádiz) en 1902 donde también muere en 1999 tras una vida errante y de exilio. Se inicia en las artes con la pintura y el dibujo, actividad que no abandonó jamás. Su primer libro, Marinero en Tierra, ya estaba publicado (1924) cuando tuvo lugar la reunión inaugural de la Generación del 27. Sus ideas republicanas y comunistas están presentes en las revistas que fundó o participó como Octubre o El Mono Azul. Tras la Guerra Civil, recala primero en Buenos Aires, luego en la Unión Soviética y continúa su periplo por los países comunistas incluida China. Desde 1965 hasta 1977 vivió en Roma donde compuso Roma, peligro para caminantes (1968). Con la restauración de la democracia, regresó a España como parlamentario. De su vasta obra (acorde con su vida) destaco los siguientes títulos: Retorno de lo vivo lejano (1952), Copla de Juan Panadero (1949) y Entre el clavel y la espada (1941).
7.- Gerardo Diego
Como la gran mayoría de los poetas de la Generación del 27, también estudió Filosofía y Letras, carrera que terminó con el grado de doctor. Nace en Santander en 1896 y con tan solo 24 años ocupa la cátedra de Lengua y Literatura en el Instituto de Soria. En 1927, coincidiendo con la creación del grupo, funda la revista Carmen. Fue uno de los que se quedaron tras la Guerra Civil recibiendo honores y cargos: académico de la lengua desde 1947 y Premio Cervantes en 1979. Muere en Madrid en 1987 con una larga lista de obras publicadas. Reseñamos Sonetos a Violante (1961), Versos humanos (1925) y Versos divinos (1971).
8.- Jorge Guillén
Otro de los doctores del grupo (desde 1924), nace en 1893 y es uno de los exiliados, aunque, al parecer, no fue perseguido. Recala en distintas universidades de Estados Unidos llegando, incluso, a ser lector en Harvard. Con la restauración de la democracia, volvió a España y es el primer escritor en recibir el Premio Cervantes en su primera edición (1977). Muere en Málaga en 1984. Imprescindibles son Cántico (1928) y Clamor en tres volúmenes (1957, 1960 y 1963).
9.- Manuel Altolaguirre
Nació en Málaga en 1905 y desde muy joven estuvo vinculado a la edición y a la impresión. Ambos, Litoral y la mítica Caballo Verde para la poesía llevan su sello. Tuvo una formación cosmopolita, ya que viajó a Francia, a Londres, a Cuba y a México (tras la guerra) sin abandonar nunca su tarea de impresor y de editor. También se interesó por el cine. Regresa a España en 1959 donde muere en un accidente de tráfico. De su obra propia hay que destacar Soledades juntas (1931) y Fin de un amor (1949).
10.- Emilio Prados
También malagueño, nace en 1899 y también muere en el exilio mexicano en 1962, como tantos otros poetas de la Generación del 27. Vinculado a la Residencia de Estudiantes y a la revista Litoral, estudió en Friburgo y durante toda su vida arrastró las secuelas de la tuberculosis. Con una obra extensa, hay que destacar La piedra escrita (1961), Jardín cerrado (1946) y Cancionero menor para los combatientes (1938).
Poetas de la Generación del 27 secundarios
Con una obra menos extensa y no tan brillante como la lista reseñada tenemos a José María Hinojosa (1904-1936) y Fernando Villalón (1881-1930), ambos también incluidos dentro de la nómina de los poetas de la Generación del 27. Termino anotando que las denominadas Sinsombreros, la mujeres artistas contemporáneas a estos escritores y vinculadas (en parte) a la la Residencia de Señoritas dirigida por María de Maeztu no pertenecen a esta nómina. Si bien Rosa Chacel sí tuvo contactos con el grupo y su escritura puede, en parte, asimilarse, estas creadoras fueron por otros derroteros. No hace falta decir que, en todo caso, sufrieron un extra de dificultad a los horribles condicionantes históricos que he anotado a lo largo de estas líneas. Eso será tema para otro día.
Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla